¿Aguafiestas o santo de la alegría? (Jn 1, 7)
Si repasamos la vida de San Juan de la Cruz (1542-1591), podríamos preguntarnos: “¿Qué tiene que ver con la alegría de este Domingo “Gaudete” ("alegrémonos")?” Huérfano de padre y acostumbrado a mortificaciones corporales desde muy jóven, vivió en pobreza toda su vida. Se hizo carmelita a los 21 años y quiso observar la regla estrictamente, sin excepciones. En 1567, al ser ordenado sacerdote, pidió a Dios poder estar siempre en gracia y sin pecado y la paciencia para sufrir toda clase de penas. Su vida de penitencia chocaba con la vida más cómoda de muchos otros carmelitas de aquella época.
Ayudó a Sta. Teresa de Jesús con su reforma y añadió “de la Cruz” a su propio nombre. Sus penas crecían con su santidad, desde sequedades y abandonos espirituales de Dios hasta dolencias de cuerpo que padeció hasta la muerte. Sufrió calumnias y persecuciones que resultaron en su encarcelación en condiciones pésimas por nueve meses y más tarde en la destituición de sus cargos. En la prisión escribió muchos poemas y obras espirituales como Subida al Monte Carmelo y La noche oscura del alma (que dió nombre al estado de desolación espiritual). También escogió estar en un carmelo con un superior que le tenía antipatía y le hacía la vida difícil. ¿Qué alegría hay en todo ese sufrir?