Las indulgencias de la Iglesia Católica: Usos y abusos
Se podría decir que S. Pedro Damián o Damiano (1007-1072) apreciaba mucho la posición del leproso en el Evangelio del 6o. domingo de tiempo ordinario ante el Señor: “de rodillas” (Mc. 1, 40). Este cardenal y obispo benedictino, doctor de la Iglesia, se impuso penitencias muy severas que le dañaron la salud e imponía penitencias duras a los que se lo merecían para convertirles, a pesar de ser muy bondadoso con todos. Escribió muchas cartas exigiendo que los sacaerdotes y religiosos fueran más disciplinados, se mantuvieran puros y no practicaran la simonía.
Bien entendía lo que Sta. Catalina de Génova diría mucho después en su Tratado sobre el Purgatorio:
“Dejen de abrazarse, diciendo: ‘Yo confesaré mis pecados y entonces recibiré la indulgencia plenaria, y en ese momento me purgaré de todos mis pecados y así me salvaré’. Piensen en la confesión y la contrición necesarias para esa indulgencia plenaria, que vienen aparejadas. Si ustedes supieran, temblaría de gran miedo, más seguros de que nunca la ganaron que de que alguna vez lo hicieron“.
¿Desea saber más sobre las Indulgencias de la Iglesia Católica? Estos enlaces podrían ser de gran ayuda para aprender más sobre lo que son, cómo obtenerlas y los abusos que existían siglos antes de la Reforma y lo que hizo la Iglesia en esas situaciones. Ayudan también para aclarar errores comunes sobre las Indulgencias: