InfoCatólica / María Lourdes Quinn / Categoría: .... 2) S. Marcos

5.07.09

Cómo saber si somos tibios y qué hacer si lo somos

Joven rico

“Conozco tus palabras y que no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o calinete!; mas porque eres tibio, y no eres caliente ni frío, estoy para vomitarte de mi boca.” (Ap. 3, 15-16)

S. Antonio María Zaccaria (1502-1539), en sus casi 37 años de vida, demostró todo lo contrario a la tibieza. Huérfano de padre a los 2 años y bajo el cuidado de su madre (que desde que se enviudó a los 18 años se dedicó a la formación de su hijo), obtuvo un doctorado y la licencia médica a los 22 años para ofrecer su servicio a los pobres. Cuatro años después, en 1528, fue ordenado sacerdote.

Como el Señor en el Evangelio del XIV Domingo de Tiempo Ordinario: “empezó a enseñar” (Mc. 6, 12) en el mejor momento dentro de los planes de Dios. En sus 11 años de sacerdocio, en tiempos de Lutero, fundó la “Sociedad de Clérigos de San Pablo” (aprobada en 1533) y su rama femenina (las Angélicas de S. Pablo) y laical (hoy los Laicos de S. Pablo).

Propagaba la devoción a las 40 Horas de Adoración al Santísimo, a la Pasión del Señor y a las Cartas de San Pablo. Los viernes a las tres de la tarde hacía sonar las campanas para recordar la muerte del Señor. Fatigado por una labor tan productiva, murió en brazos de su madre, conservándose incorrupto su cuerpo.

Sus pensamientos (recogidos por los Padres Barnabitas de España en “Sentencias espirituales”) ayudan a identificar la tibieza y a superarla.

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Cómo identificar y combatir la tibieza

“Porque dices: Yo soy rico, me he enriquecido, y de nada tengo necesidad, y no sabes que eres un desdichado, un miserable, un indigente, un ciego y un desnudo; te aconsejo que compres de mí oro acrisolado por el fuego, para que te enriquezcas, y vestiduras blancas, para que te vistas y no aparezca la vergüenza de tu desnudez, y corilio para ungir tus ojos, a fin de que veas. Yo reprendo y corrijo a cuantos amo; ten, pues, celo y arrepiéntete.” (Ap. 3, 17-19)

Pensamientos de S. Antonio María Zaccaria

A) “La tibieza ‘odia’ el fervor” (3.17.03)

  1. “Guárdate de decir: ‘no quiero hacer tanto bien’, porque si actúas así, estás en peligro” (2.06.22)
  2. “Huye de pensar que tengas bastante con lo que has empezado.” (3.18.21)
  3. “Debéis no sólo conservar, sino aumentar vuestro fervor, porque no progresar es retroceder.” (3.12.37)

B) “La irresolución es efecto y causa de la tibieza” (1.02.07)

  1. 1) “El hombre ha de pensar y volver a pensar, rumiar y volver a rumiar cuando tenga que hacer algo importante; pero cuando lo ha pensado o se ha dejado aconsejar, no debe retardar la ejecución porque, en el camino hacia Dios, lo primero que se busca es la prontitud y la solicitud.” (1.02.10)
  2. “Pobres de nosotros, porque la inestabilidad que deberíamos emplear para huir del mal, la utilizamos para hacer el bien.” (1.02.03)
  3. “El hombre indeciso está siempre inquieto y nunca se siente contento aunque todo vaya bien; se entristece fácilmente y se enoja, tratando de buscar fácilmente sus consuelos.” (102.05)

C) “Necesariamente permanecerá tibio quien se sustraiga a los oprobios y las penas” (3.12.18)

  1. “Pablo predica a un Cristo crucificado por todas partes; no sólo al crucificado en sí mismo, sino al crucificado en nosotros mismos; y esta sola palabra debemos mascarla bien.” (1.09.14)
  2. “El verdadero espíritu y fervor se puede aumentar renovando a menudo y gallardamente los propios propósitos y además de con violentos esfuerzos corporales.” (3.12.43)
  3. “¿Eres discípulo de Cristo? Lleva la cruz, mortifica tu cuerpo con hambre y fatigas, cuida la oración, gasta tu tiempo en ayudar al prójimo.” (2.01.35)

D) “El tibio aparta de él lo gordo y retiene lo menudo; deja las cosas ilícitas, pero quiere todas las lícitas” (1.11.03)

  1. “Ninguna de tus acciones y oraciones te valen… si haces tu voluntad.” (2.01.33)
  2. “El demonio acostumbra a vencer a los distraídos.” (3.07.02)
  3. “Aparta de ti todo, para que así tengas a Dios que lo es todo. Vete libremente a Dios y no te ates a cosa alguna.” (2.06.14)

E) “Vosotros que queréis ser espirituales, ¿tenéis algo que no esté en común con los tibios?” (3.17.12)

  1. “En la oración y meditación esforzaos por conocer vuestros principales defectos y sobre todo el defecto y el vicio capital en vosotros.” (1.03.13)
  2. “Podéis comprender que vuestra oración es sólo apariencia de la verdadera oración si, cuando dejáis de orar, sois los mismos de antes: frívolos en el conversar, negligentes en el obrar e imperfectos en todas las cosas.” (3.10.02)
  3. “Dios, de forma saludable, suele disminuir el furor y la devoción exterior para que el hombre aprenda a comprender si en tiempos de aridez obra menos que en tiempos de fervor exterior; o si mas bien, aunque sin tal fervor, mayor y más verdaderamente se llena del divino fervor y de provecho espiritual; y además para que aprenda a compadecerse de los que quizá exteriormente no parecen devotos.” (3.12.38)

 

[La referencia a los escritos del santo: “El primer número pertenece respectivamente a: (1) las Cartas (2), los Sermones y (3) las Constituciones; el segundo número se refiere a una de las 11 Cartas o bien a los siete Sermones o a los diecinueve capítulos de las Constituciones; y el tercer número indica la progresión interna de los párrafos. Pongamos un ejemplo: la cita (1. 11. 09) el 1 quiere decir que se refiere a las Cartas, el número siguiente indica la carta 11, y la última cifra está relacionada con el párrafo correspondiente de dicha Carta.”]

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La recompensa para los que dejan la tibieza

“Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno escucha mi voz y abre la puerta, yo entraré a él y cenaré con él y él conmigo. Al que venciere le haré sentarse conmigo en mi trono, así como yo también vencí y me senté con mi Padre en su trono. El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” (Ap. 3, 20-22)


Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]
: ¿Cómo definiría la tibieza? ¿Cómo saber si uno es tibio y cómo combatir la tibieza?

Mañana – Sta. María Goretti – “¿no viven con nosotros aquí?” (Mc. 6, 3)

4.07.09

Cuando un padre y un hijo se odian a muerte: cartas de una madre

En el Evangelio del XIII Domingo de Tiempo Ordinario Jesús fue a ver a la hija de Jairo: “Con el padre y la madre de la niña” (Mc. 5, 40), además de otros testigos. No sólo toma precauciones para no estar a solas con la niña, sino que respetaba la autoridad natural que Dios mismo había dado a los padres cuando la puso bajo el cuidado de ambos.

Los padres tenemos la responsabilidad de proveer para nuestros hijos sus necesidades materiales y espirituales. Idealmente, los dos padres han de trabajar juntos para ese fin. S. Pablo exhorta a todos los cristianos: “…trabajemos por la paz y por nuestra mutua edificación” (Rom. 14, 19) y en cada una de sus epístolas deseaba al comienzo a los que las recibían la gracia y la paz de Dios, dos cosas que van mano a mano.

En la práctica, no es tan sencillo trabajar por la paz cuando un padre y un hijo se odian a muerte.

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3.07.09

Qué hacer cuando uno tiene dudas de fe

En el Evangelio del XIII Domingo de Tiempo Ordinario, las personas en la casa de Jairo fomentan las dudas de éste cuando le dicen que murió su hija: “¿Para qué molestar más al maestro?” (Mc. 5, 35) Pero el Señor le dijo que no temiera, que le bastaba tener fe.

Tras la Pasión del Señor, Sto. Tomás dudó de la Resurrección del Señor, pero tras verle confesó su fe de tal forma que se mereció ser llamado un Patrono de los teólogos: “Señor mío y Dios mío”. Jesucristo le dijo que dichosos son los que creen sin ver, como nosotros si tenemos fe.

El Catecismo de la Iglesia Católica explica así nuestros deberes respecto a la fe:

“Nuestra vida moral tiene su fuente en la fe en Dios que nos revela su amor. San Pablo habla de la ‘obediencia de la fe’ (Rm 1, 5; 16, 26) como de la primera obligación. Hace ver en el ‘desconocimiento de Dios’ el principio y la explicación de todas las desviaciones morales (cf Rm 1, 18-32). Nuestro deber para con Dios es creer en El y dar testimonio de El. El primer mandamiento nos pide que alimentemos y guardemos con prudencia y vigilancia nuestra fe y que rechacemos todo lo que se opone a ella.(CIC 2087, 2088)

Por lo tanto, la fe es activa y no pasiva. Por eso, cuando uno tiene dudas de fe, hay cosas que uno puede y debe hacer según la clase de duda que uno tiene.

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2.07.09

Examen de Primera Comunión (para los padres)


Se suele requerir de los padres que asistan a alguna sesión preparatoria para el bautismo de los niños y probablemente también a alguna sesión informativa sobre la Primera Confesión sacramental y la Primera Comunión, aunque estas sesiones, según mi limitada experiencia, suelen tener que ver con dónde se van a sentar los niños, qué ropa pueden llevar los niños, si se permite sacar fotos y vídeo, etc. y no tanto con la doctrina católica sobre los Sacramentos.

¿Y si se les examinara un poco a los padres de los que van a recibir la Primera Comunión para ver si ellos mismos están preparados para esa importante fecha en la vida espiritual de sus hijos? ¿Podrían responder a las siguientes preguntas? (Solución al final)

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1.07.09

La edad de la Primera Comunión: ¿Por qué tanta prisa?

Al comienzo de “Alicia en el País de las Maravillas", un conejo blanco con mucha prisa canta:

“¡Llego tarde! ¡ Llego tarde! ¡A una cita muy importante! ¡No hay tiempo para decir: ‘Hola’, adiós! ¡Llego tarde! ¡Llego tarde! ¡Llego tarde! […] ¡No, no, no, no, no, no, no! ¡Llego muy tarde! ¡De verdad que estoy en un caldo de conejo [en un apuro]! ¡No hay tiempo para decir: ‘Adiós’, hola! ¡Llego tarde! ¡Llego tarde! ¡Llego tarde!”

En cambio, Ntro. Señor Jesucristo, creador del tiempo y dueño del Sábado, mostraba una valoración diferente del tiempo y pacientemente permitía interrupciones a su predicación verbal para enseñar la caridad por obra. Cuando el padre de Jairo acudió a Él mientras enseñaba a la multitud para pedirle la cura de su hija de 12 años, el Evangelio del XIII Domingo de Tiempo Ordinario nos dice que: “Jesús se fue con él” (Mc. 5, 24). Por el camino, se detuvo para hablar con la mujer a la que había curado de su hemorragia de 12 años.

Si el Señor no parecía mostrar prisa, ¿por qué tanta prisa para que los niños reciban al Señor en su Primera Comunión?

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