No nos engañemos: 7 casos de intenciones impuras
Sta. Juana Francisca de Chantal (1572-1641) se quedó huérfana de madre a los pocos meses de nacer. Dedicaba tiempo a la oración sin que eso quitara de sus deberes como esposa y madre. Sufrió la muerte de 3 hijos poco después de nacer ellos y también las muertes de su esposo, su director espiritual S. Francisco de Sales, y su hijo, nuera y yerno, en diferentes períodos de sequedad espiritual. Su experiencia en el mundo y la dirección de S. Francisco de Sales le ayudarían a dar buenos consejos a otros en su vida religiosa.
Esta co-fundadora de la Orden de la Visitación comprendió muy bien la necesidad del Señor de decir en el Evangelio del XIX Domingo de Tiempo Ordinario: “No critiquéis” (Jn. 6, 43). Ella prefería la auto-crítica humilde y sincera a la crítica de otros, pero no desperdiciaba ocasiones como las conferencias y charlas a sus hijas espirituales para darles consejos que les ayudaban a ver detalles que podían mejorar para avanzar más deprisa hacia el Señor.
“La reforma del alma comienza: por el conocimiento de sí misma y la confianza en Dios; el propio conocimiento nos hará ver que hay en nosotras muchas cosas que corregir y reformar, y que, sin embargo, no podremos llevarlo a cabo por nosotras mismas; la confianza en Dios nos hará esperar que todo lo podemos en Él y que, con su gracia, todas las cosas nos serán posibles y fáciles.”