Cristo en la Eucaristía: Hijo de Dios, pero también Hijo de María
La Fiesta del Inmaculado Corazón de María, celebrada al día siguiente de la fiesta movible del Sagrado Corazón de Jesús (primer viernes después del Corpus Christi), indica lo unidos que están esos dos corazones. No sólo le llevó la Virgen María a Cristo en su seno antes de su nacimiento, sino que está siempre unida al Señor espiritualmente por ser Inmaculada desde su Concepción. Por todo eso tiene una especial relación con Cristo en la Eucaristía.
Según el Evangelio del Domingo del Corpus Christi, Jesús dijo al instituir la Eucaristía en la Última Cena: “Ésta es mi sangre” (Mc. 14, 24). Lo mismo dicen durante la Consagración en la Santa Misa los sacerdotes, actuando en persona de Cristo. Explica S. Ambrosio: “Este cuerpo que consagramos procede y es de la Virgen […]; verdadera carne de Cristo era la que fue crucificada, la que fue sepultada: por consiguiente, verdaderamente es el sacramento de aquella carne.” (Sobre los misterios. 53).