Réquiem por Nagasaki
La Ssma. Virgen María dice en el Evangelio de la Solemnidad de la Asunción de María: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador” (Lc. 1, 46-47). Llevaba al Señor en su seno y se encontraba con su prima Isabel, que estaba seis meses embarazada con S. Juan Bautista a pesar de su avanzada edad. ¿Cómo no alegrarse?
Pero, la Inmaculada Virgen María proclama la grandeza del Señor hasta en el Calvario, y a esta Madre Dolorosa se dirigió el Dr. Takashi Nagai tras detonar la bomba atómica sobre Nagasaki (a unos 500m de la Catedral de Urakami), al encontrar los restos de su mujer Midori Moriyama, descendiente de los primeros católicos del Japón y persona instrumental en su conversión (dos meses antes de su boda). Le consoló encontrar restos de un rosario en las cenizas de la mano derecha de Midori.