El secreto de una adolescencia feliz
Una madre de siete hijos compartió que responde a los que la dicen que tiene demasiados hijos: “Me encantan los bebés. ¿A usted no le gustan los bebés?” ¿Y quién le va a decir que no? Otra madre, al oírlo, dijo: “Sí, pero los bebés se convierten en adolescentes, y ¿a quién le gustan los adolescentes?”
En las películas y en las noticias se suele perpetuar el estereotipo del adolescente rebelde, insolente, y hasta violento que hace notar a todos a su alrededor la turbulencia de este período de crecimiento. Reconozco que me he temido de vez en cuando que la adolescencia de mis hijos sea una gran lucha. Después de todo, no fui una adolescente ideal para mis padres. Pero, ¿es que son tan terribles los adolescentes?
No, si son como Sto. Domingo Savio (1842-1857), patrón de los estudiantes que llegó al Cielo antes de cumplir quince años y cuya fiesta se celebra hoy. Él se tomó muy en serio lo que el Señor nos dice en el Evangelio del VI domingo de Pascua [05.05.13]: “El que me ama, guardará mis palabras” (Jn. 14, 23). Al recibir su Primera Comunión, tomó la resolución de “morir antes que pecar”. Hasta tal punto lo hizo, que su confesor, S. Juan Bosco (patrón de la juventud), dice sobre él en su biografía [descargable como “Biografías juveniles” en este enlace de escritos de S. Juan Bosco]: “su comportamiento era irreprensible” (Cap. XIV) y añade que era de destacar en el joven santo: “aquella alegría y aquel gozo celestial que se transparentaban en todas sus acciones” (Cap. XIV).
¿De dónde provenía ese alegre espíritu que le impulsaba a no tomar ofensa cuando respondían mal sus compañeros a las correcciones que les hacía por amor de Dios? ¿Cuál era el secreto de la calma y dominio propio que muestra en su adolescencia? Esto es lo que revela a su confesor:
“-Si tengo en mi corazón alguna pena-comentaba-, voy a mi confesor, y él me aconseja según la voluntad de Dios, puesto que Jesucristo mismo dijo que la voz del confesor es para nosotros la voz de Dios. Y si deseo algo especial, voy y recibo la comunión, en que se nos da el cuerpo que fue entregado por nosotros; es decir, aquel cuerpo mismo, aquella sangre, aquella alma, aquella divinidad que Jesucristo ofreció por nosotros en la cruz al Eterno Padre. ¿Qué me falta, pues, para ser feliz? Nada de este mundo. Sólo me resta gozar sin velos en el cielo de aquel mismo Dios que ahora, con los ojos de la fe, contemplo y adoro en el sacramento.” (S. Juan Bosco, “Biografía de Sto. Domingo Savio")
Afirma S. Juan Bosco teniendo en cuenta a su amado discípulo:
Está probado por la experiencia que el mejor apoyo de la juventud lo constituyen los sacramentos de la confesión y la comunión. Dadme un chico que se acerque con frecuencia a estos sacramentos y lo veréis crecer en su juventud, llegar a la edad madura y alcanzar, si Dios quiere, la más avanzada ancianidad con una conducta que servirá de ejemplo a cuantos le conozcan.
“Persuádanse los jóvenes de esto para ponerlo en práctica; compréndanlo cuantos trabajan en la educación de la juventud, para que lo puedan aconsejar.”
También sería buena práctica tanto para los adolescentes como para sus padres acudir a la Ssma. Virgen María como hacía Sto. Domingo Savio, que fundó la Compañía de la Inmaculada en su colegio para honrar a tan buena Madre. Ella comprende muy bien el dolor que podrían experimentar los padres al ver a sus hijos adolescentes emprender su propia vida por el mundo con mayor independencia. Acordémonos de los tres días que se pasó buscando a su Hijo de doce años, mientras Él cumplía la Voluntad de Su Padre en el templo. El Bto. Cardenal Newman comenta que ella tuvo muy en cuenta que su Hijo tenía Su propia misión en el mundo:
“Rescatar a esclavos del poder del Enemigo implica un conflicto. Nuestro Señor, porque Él era un Salvador, era un guerrero. Él no podía salvar a los cautivos sin una lucha, ni sin sufrimiento personal. Ahora bien, ¿quiénes son los que especialmente odian las guerras? Un poeta pagano contesta. “Las guerras”, dice él, “son odiadas por las Madres.” Las madres son justamente aquellas que especialmente sufren en una guerra. Podrían gloriarse en el honor ganado por sus hijos; pero de todas formas tal gloriarse no borra ni una partícula del largo dolor, la ansiedad, el suspense, la desolación y la anguestia que siente la madre de un soldado. Así fue con María. Durante treinta años fue bendecida por la presencia continua de su Hijo – no, Le tuvo en sumisión. Pero vino el momento en que la guerra por la cual había venido a la tierra Le llamó. Ciertamente vino Él, no solo para ser el Hijo de María, sino para ser el Salvador del Hombre y por lo tanto por fin Él partió de ella. Ella supo entonces lo que era ser la madre de un soldado.” [“Meditaciones sobre la Letanía de Loreto para el mes de mayo” (enlace en inglés, traducción mía)]
“Mater Salvatoris”, Madre del Salvador, ruega por nosotros para que podamos apoyar lo mejor posible la misión que Dios encomienda a cada adolescente en nuestras vidas.
[Fotos del post de Wikimedia Commons: la tempestad, Sto. Domingo Savio, Despedida del Señor a su Madre ]
Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Qué le parece el período de la adolescencia? ¿Cómo animar a los jóvenes a seguir los consejos de S. Juan Bosco como hizo Sto. Domingo Savio?
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11 comentarios
Veo en la adolescencia mucha honestidad, franqueza. Por lo demás, me declaro incompetente. Durante la adolescencia de mis hijos (2), viví absorbido por el trabajo y los desatendí. Las consecuencias muy negativas: Mi hijo se fue-desapareció, hace 13 años; y mi hija aunque triunfadora y muy cercana a mi, tiene muy erróneas ideas de la Religión. Mi nieta cumplirá 10 años próximamente y junto con su hermano (6 años), apenas han tenido catequesis. Aun no hacen su Primera Comunión, ni han recibido La Confirmación.
Soy-fui un fracaso en la educación de mis hijos.
Anteriormente era más libre pasar a las Lecturas los domingos. y sí me siento orgulloso de que después de verme ellos pasar a éstas, ellos empezaron a pasar espontáneamente, hace más de 20 años, cuando los llevaba yo a misa. Muy poco de que sentirme satisfecho.
Me será muy incómodo dar cuenta de mis omisiones, cuando El me lleve a su presencia.
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Alf_3, me conmueve mucho lo que dice. Pero, si algo he aprendido leyendo las vidas de los santos es que mientras todavía vivamos sobre esta tierra nunca es demasiado tarde para nadie llegar a ser santo y nunca es demasiado tarde para rogar a Dios por otros. Por eso me alegro que se preocupe por el bien espiritual de su familia, ya que también hay quienes no lo harían.
Mis hijos no son adolescentes todavía y ya me preocupo de que mantengan su fe. Procuro no presionarles demasiado pero tampoco dejar que se olviden de Dios y de la Ssma. Virgen María, aunque me doy cuenta de que muchas cosas podría hacer mejor. Recemos, entonces, para nuestras familias, ya que sobre todo somos hijos de Dios y Él tiene mayor interés que nadie en la salvación de todos.
Además no se tienen muchas oportunidades de tener como confesor a un Juan Bosco ... o similar; sin embargo, el destapar lo sacro que todo ser humano lleva dentro es el primer paso, Dios hará el resto.
Comentaba, hace un mes, la parábola de la vid y los sarmientos a un grupo de jóvenes, y tuve que explicar, primero, como es una vid porque ninguno la había visto, viviendo en tierra de viñedos.
A los padres de los niños de 1ª Comunión que tengo a mi cargo les recomiendo de vez en cuando:"Menos pantallas y más paisajes", la Creación es el primer punto de apoyo para hablar de Dios al joven.
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Norberto, S. Juan Bosco le dió el buen consejo al joven Domingo que no fuera a nadar con otros jóvenes que le daban mal ejemplo con malas conversaciones cuando se iba con ellos. Recalcó S. Juan Bosco que si Domingo hubiera continuado a juntarse con esos jóvenes no hubiera llegado a ser santo. Creo que como padres debemos velar por la compañía que guardan nuestros hijos (incluyendo la "compañía" de la pantalla que menciona).
Aunque no tengamos a S. Juan Bosco como confesor, sigue siendo una buena idea el confesarse regularmente porque es el mismo Señor el que actúa por medio del confesor (sea quien sea) para dirigirnos por la vida.
Hace un par de días estuve intentando describir una vid y los sarmientos a mis hijos, que nunca han visto una. :) Cuando era pequeña solía visitar a unas monjas que tenían parras a la entrada de su convento. Creo que la presencia visible de religiosos y religiosas en las comunidades también es importante para inculcar valores de fe a los jóvenes. Gracias por haber compartido sus consejos.
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Guillermo, me parece interesante lo que comenta sobre la adolescencia. Sí, se necesita comprender la necesidad de espacio, sin consentirlo todo. Gracias a Dios, los valores adquiridos en la infancia no se pierden y creo haber leído que la mayoría de las personas, cuando son mayores, recobran la fe de su infancia.
Como dice mi madre: lo poco asusta, lo mucho amansa. Ella se acogió a la oración y confianza total en la Virge María. Unos padres de oración frecuente, mis padres siempre han trabajado y nosotros sabíamos que el tiempo que nos dedicaban era muy importante para todos, las sobremesas, el estar todos ante UN televisor, el ayudar a los mas pequeños en las tareas de la casa y del colegio, nos unieron como un puño, somos una familia muy unida, solidaria, donde no abundó los recursos económicos, mas bien fuimos criados en estreches, heredando y compartiendo.
Fuimos y somos muy felices, amo a mis hermanos y mis sobrinos son como mis hijos.
Las reuniones en misa de los domingos, familias completas con los abuelos, la tomada de helado luego.
Gracias Dios mio por haberme bendecido con un montón de hermanos y unos padres maravillosos que dijeron si a la vida y a Ti mi Dios amado.
Una vez mas los padres deben rezar constantemente por su prole, llevarles a misa simpre los domingos. Con el ejemplo se evangeliza. Animo que si se puede.
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María Sáenz, ¡qué gran bendición de Dios ser de una familia tan numerosa y que todos estén tan unidos!
En mi parroquia hay muchísimas familias con más de 7 hijos y una señora con diez hijos me dijo que ella tiene más de 100 nietos. La madre que menciono en el post compartía su experiencia con nuestra Confraternidad de Madres Cristianas, y la respuesta era de otra madre de familia numerosa que cuestionaba que la sociedad crea en general que los bebés son tan lindos pero no los adolescentes.
Estoy esperando mi cuarto bebé y espero que mis hijos se lleven bien y se mantengan unidos a lo largo de sus vidas. Me anima mucho su testimonio. Muchas gracias por haber compartido su experiencia.
Cuanto bien haría recordar esta frase. Demasiadas veces nos contentamos con que sigan yendo a misa y la confesión la tenemos olvidada para jóvenes y adultos. Pero especialmente para los jóvenes, porque se piensa que causará rechazo.
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Natanael, mi esposo y yo procuramos que nuestros hijos nos vean confesándonos porque así esperamos que tomen costumbre ellos también cuando sean mayores. Por medio de la confesión sacramental el Señor nos concede aumento de gracia para vivir mejor nuestra fe. ¡Alabado sea el Señor por esos maravillosos Sacramentos de la Confesión y la Eucaristía!
Yo le diría al hermano Alf_3(perdón por mi atrevimiento)que Dios llama a cada uno de sus viñadores a una hora distinta,puede que sus nietos cuando sean más mayores pidan ellos mismos recibir estos Sacramentos,(yo misma me confirmé con cuarentaytantos)piense en Margarita Occhiena,madre de Don Bosco,no lo tuvo fácil con su hijastro,el cual se negaba a que Juan Bosco fuera sacerdote,y santa Monica
igual con un esposo pagano y su hijo Agustín en una secta arriana hasta que se convirtió,pero la oración todo lo puede.Perdón María por extenderme,saludos.
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Odet, me alegro que se extendió con esa información.
Respecto a lo de que ya llegará el momento, le diré que llevo bastante tiempo rezando parte del Rosario con mis hijos que todavía son pequeñitos (una decena/década o dos de vez en cuando), y esta Cuaresma fue la primera vez que los dos mayores tomaron interés en rezar cinco a la vez en familia y ya rezamos el Rosario con mayor frecuencia, llevando ellos la oración. ¡Qué alegría! Sé que es poco comparado con lo que rezan juntos otras familias que conozco, pero es un gran paso para nosotros. Un saludo.
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Gregory, leí en alguna parte que hay lugares en los EE.UU. donde por ley los padres pueden abandonar a sus hijos para que otros los adopten, y que donde aceptan hasta a adolescentes, éstos forman la mayoría de los hijos abandonados.
Me parece un ajuste difícil el pasar de serlo todo para los hijos a ser un apoyo secundario en la vida. Pero, ante todo se debe recordar que fueron puestos bajo el cuidado de los padres por Dios no para ser posesiones suyos, sino para educarles en la fe para que conozcan y amen a Dios Padre.
Lo de equivocarse como padres lo experimento a diario... pero con cada nuevo día, un nuevo intento con la ayuda de Dios. :)
Sembrad desde que son niños que una vez que se retiren las aguas torrenciales de la juventud quedará el limo fertilizante, como sucede tras las inundaciones anuales del Nilo, y si hay semillas puestas en su infancia, brotarán.
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JL, gracias por recordar esa visión del santo [los sueños de S. Juan Bosco se pueden descargar en el enlace de los escritos del santo en el post] y por esas bellas palabras de esperanza en su comentario.
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Gregory, espero que por la gracia de Dios nunca lo haga. Sta. Mónica echó a la calle a su hijo el futuro Agustín cuando éste volvía a su casa intentando convencerle a ella de herejías. Pero, ella nunca le abandonó y le siguió con sus oraciones y lágrimas hasta que fue bautizado.
Me convencí que debía preocuparme antes por la salvación de mi alma que por la salvación de la de ellos. Caso particular: quería que el mayor fuera a Misa. Él no quería. Luché por meses por tratar de convencerlo y no quería. Hasta que un domingo en la noche dije "bueno, si tu no vas, yo sí", me fui y lo dejé solo. Santo remedio. Después de unos domingos de ese "tratamiento", le picó la curiosidad y pidió ir conmigo. Ahora no falta nunca. Con el segundo, lo mismo. Nunca lo obligué, hasta que un día -hace muy poco- lo descubrió por sí mismo. Ahora, desde el miércoles está esperando a que llegue el domingo, para poder ir a Misa.
Con lo demás, igual. Si quiero que coman sano, debo comer sano yo (ahora hasta me regañan si me ven comiendo chatarra). Si quiero que ayuden con las tareas domésticas, debo hacerlo yo -mismo resultado-. Si quiero saber dónde andan y con quién, debo decírselos yo. Para mí no es cuestión de técnicas y procedimientos, sino de SER uno lo que quiere que ellos sean.
*Aclaro que en todo esto no estoy solo. Además de la compañía infaltable de la Virgen y todos los santos, los muchachos tienen la madre más inteligente, cariñosa y maravillosa del mundo. Sin ella -y quiero creer que ella sin mí- hace rato habríamos claudicado.*
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DavidQ, gracias por compartir su experiencia con sus hijos y por su testimonio de la importancia del apoyo mutuo entre padres.
Admiro que haya conseguido que sus hijos vayan a Misa con gusto. Conozco una señora que recibió el consejo de no forzarles a ir a Misa a sus hijos adolescentes. A pesar de ir ella con su esposo todos los domingos, los cuatro hijos acabaron no yendo nunca y alejándose de la Iglesia. Solo uno, como adulto, decidió volver cuando quiso casarse por la Iglesia. ¡Qué precioso es el don de la fe!
Me llamo isabel y vivo en España. Tengo dos hijos por la garcia de Dios;de 16 años la niña y 13 el niño.
Mi experiencia es parecida a la de DavidQ. Mis hijos me han hecho ser mejor persona, pues te copian en lo bueno y en lo malo.. entonces no te queda más remedio que actuar bien y razonarlo casi todo.
Mi receta desde que eran bien pequeños: hablar con ellos, dar ejemplo coherente, hablar,escuchar, razonar, hablar, rezar, hablar,formarme más, hablar, y actuar (y volver a hablarles).
Hablar para explicar lo que haces, en lo que crees,por qué lo crees, para fomentar su sentido crítico ante las trampas mundanas desde pequeños.
Actuar: No les he pegado nunca, y he intentado no hacerles chantaje emocional (del tipo "es que no me quieres...cómo me pagas así haciendo ésto..). Y siempre les he repetido que les quería, incluso cuando estaban a punto de sacarme de quicio, e incluso cuando yo me alteraba,les he pedido perdón porque para eso soy un adulto, y les he dicho que lo tenía que confesar..
Si uno se alteraba en exceso -típica rabieta en espiral- (y eso lo recuerdo desde los 3 añitos de la niña), les llevaba a pensar a la escalera, o a su cuarto sin encerrarles -y jamás osaron salir-, pudiendo incorporarse de nuevo a la vida familiar cuando se les pasara la rabieta: "tú carácter es cómo un caballito", les decía, "lo tienes que manejar TÚ. Las riendas de TU VIDA las tienes que llevar tú, no tu padre, ni yo, porque cuando no estemos cerca será otro el que te maneje..."
Pero actúo: si decía algo, lo cumplía (si se portaban mal, por ejemplo, en la playa y decía que a la siguiente nos íbamos, y seguían en sus trece, pues nos íbamos, por mucho que me fastidiara a mí privarme de la diversión. Sin gritos, escenas ni más reproches: es lo que hay).
Y les doy mi confianza, pero sobre todo les exijo lealtad y valentía para responder con sinceridad, para afrontar lo que no hayan hecho bien. Y cuando no ha sido así, les digo que no es un castigo como tal lo que les impongo, sino un "tutor como al arbolito" para que se enderecen, restringiendo algunos "privilegios", porque si no lo hago estaría fallando yo en mi labor de madre.
Y mi casa ni ha estado nunca vacía cuando ellos llegaban del cole, y he propiciado que vinieran sus amigos muy a menudo, pero intentando muy bien ver de qué pié cojeaba cada uno,y desde luego buscando alternativas "guays" para contrarrestar las de los "amigos no muy deseables"
Y hoy sigo hablando, y formándome, y desmontando los clichés imperantes en la juventud (sexo, alcohol..) y reconociendo mis errores, y pidiendo perdón por ellos a mis hijos y a Dios, e intentando dar ejemplo de confesión y comunión, y recordándoles la devoción a la Virgen y....uff me estoy extendiendo demasiado...
El caso es que la temida adolescencia no tiene qué ser cómo una peli de adolescentes cutres, y si de vez en cuando las "hormonas" y los cambios de ánimo se disparan, les recuerdo el "caballito trotón de los tres años que puede ser su carácter" .
Y no es que sean perfectos, y quiera Dios que no me tenga que comer estas palabras, y sigan siendo así.
un codial saludo,
Isabel
pd:En fin, que el mito de la adolescencia es sobre todo un invento de márketing usa
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Isabel, gracias por los buenos consejos que ha dejado.
Por cierto, me ha llamado la atención que use la imagen del arbolito con sus hijos. Mi madre me solía decir de pequeña que si no se enderezaba con un poco de ayuda el arbolito, que de mayor ya sería demasiado tarde y se podría caer si crecía demasiado torcido. A mi hijo se lo conté y le empecé a llamar mi "arbolito", al que tenía que cuidar, lo cual le gustó cierta temporada hasta que prefirió otro apodo. Ciertas ideas transcienden fronteras y culturas. :)
También me ha gustado la imagen del caballito, que mencionaré a mis hijos en algún momento apropiado. Muchas gracias de nuevo por haber compartido su experiencia como madre.
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