Cómo comencé a "perdonar" a mis padres
El Señor nos dice bien claro en la parábola del Evangelio del XXIV Domingo de Tiempo Ordinario [11.09.2011] que la Justicia de Dios nos castigará: “si cada cual no perdona de corazón a su hermano” (Mt. 18, 35). Al decir “hermano” quiere decir a nuestro prójimo, incluyendo a nuestros propios padres, a pesar de las diferencias entre generaciones, o quizá a causa de esa misma diferencia.
No es ningún secreto que no fui una adolescente ideal, sino más bien una bastante rebelde y que podía volver loca a mis padres con mi comportamiento en casa (ya que en el colegio lograba comportarme muy bien). Pues con mi punto de vista adolescente, no me parecía que tenían ellos que perdonarme, sino que me hacía la víctima…
No comprendía por qué me castigaban tanto cuando otros padres no hacían lo mismo con sus hijos, por qué mi madre no se pasaba tanto tiempo conmigo como con mis hermanos, por qué mi padre no volvió del extranjero enseguida cuando le dije que mi madre estaba gravemente enferma y a punto de morir, por qué mi padre no quería que me casara con mi esposo [con quien se lleva de maravilla hoy en día]…
S. Juan Crisóstomo, cuya fiesta se celebra hoy, explica en su “Homilías sobre S. Mateo” [de donde son el resto de las citas del santo en el post si no se indica otra fuente] que cuando S. Pedro le preguntó al Señor las veces que debía perdonar: “No encerró el Señor el perdón en un número determinado, sino que dio a entender que hay que perdonar con prontitud y siempre.” (6). Añade además: “Dos cosas quiere el Señor de nosotros: que consideremos nuestros propios pecados y que perdonemos los de nuestro prójimo […], pues aquel que considera sus propios pecados estará más pronto al perdón de su compañero. Y no sólo de boca, sino de corazón […]” (61).
Si hubiera meditado eso antes, quizá no hubiera tardado casi veinte años de vida adulta en “perdonar” a mis padres de corazón las ocasiones en que me sentí dolida por ellos (sin que lo supieran) y a reconocer mis errores lo suficiente como para empezar a pedir perdón también.
Como profesora en una escuela y luego como madre, he visto en el comportamiento de niños que solía hacer travesuras parecidas o peores cuando tenía su edad. Y he empezado a darme cuenta de lo mucho que mis padres me han perdonado a lo largo de los años. Como dice S. Juan Crisóstomo: “Si no declaras la magnitud de la culpa, no conocerás la grandeza del perdón” (“Hom. sobre Lázaro”, 4).
Y mis padres me habían perdonado hasta tal punto que se les olvidaba lo mal que les había tratado de pequeña, las veces que no quise hablar con mi madre cuando ella se interesaba por mí, cómo no me había preocupado por mi padre cuando él estaba en el extranjero, cómo no quise escuchar a mi padre cuando quería explicarme por qué le parecía mejor que no me casara con mi esposo…
“La caridad lleva siempre a la comprensión” (S. Juan Crisóstomo, 73), y mis padres demostraron a lo largo de los años que me comprendían y amaban más de lo que me merecía cuando no les honraba como Dios manda. “Más que el pecado mismo, irrita y ofende a Dios que los pecadores no sientan dolor alguno de sus pecados” (S. Juan Crisóstomo,14), y me imagino que a mis padres también les habría dolido que día tras día, año tras año, no fuera capaz de ver que les hubiera hecho algún mal.
Años después me he dado cuenta por fin, gracias a Dios, que mis padres me castigaban cuando me lo merecía para poder educarme, pero también me mimaban mucho; que mi madre se preocupaba por mí hasta cuando estaba ella en el hospital e insistía en llamarme cada tarde por teléfono por muy mal que se encontrara; que mi padre estuvo bastante tiempo angustiado con la noticia de lo grave que estaba mi madre pero no podía volver porque no tenía billete de vuelta; que mi padre recordaba que una tía mía tuvo que enfrentar muchos problemas al casarse con un americano y quería evitarme eso…
Cara a cara con las dificultades que me encuentro a diario intentando ser una buena madre para mis hijos, me doy cuenta también de lo poco que he apreciado los esfuerzos y el cariño de mis padres. Tiene mucha razón S. Juan Crisóstomo al explicar: “No prohibe el Señor la reprensión y corrección de las faltas de los demás, sino el menosprecio y el olvido de los propios pecados, cuando se reprenden los del prójimo. Conviene, pues, en primer lugar examinar con sumo cuidado nuestros defectos, y entonces pasemos a reprender los de los demás.” (en “Catena Aurea”, vol. 1, p. 421)
El Señor me permitió demostrarle a mi madre antes de que falleciera que sí le amaba y me ha concedido tiempo para hacer lo mismo con mi padre. Procuraré de ahora en adelante seguir el consejo de S. Juan Crisóstomo respecto a mi relación con mi padre: “…a una sola cosa hemos de atender: a ordenar con perfección nuestra propia conducta” (15), con la esperanza de mejorar:
“Despues de referirse [el Señor] a los modos de perdición, narra por fin la parábola de la tierra buena. No da así lugar a la desesperación, antes abre el camino a la esperanza del arrepentimiento y muestra que todos pueden convertirse en buena tierra.” (44).
Que el Señor nos conceda a todos esa gracia. Mientras tanto, esta tarde mis hijos y yo llamaremos por teléfono a mi padre.
Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Ha superado alguna vez un malentendido con sus padres? ¿Cómo lo logró? ¿Qué opina de la diferencia entre generaciones?
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28 comentarios
¿Cuáles eran las causas de nuestro malestar?. Según uno era demasiado autoritario, otro decía que era un católico "intransigente", otro que no le había dado los bienes materiales que debía darle (en su opinión). Yo también estaba dolido con mi Padre, en mi caso la razón es que le costaba mucho decir "te quiero", "me alegro de verte", darte un abrazo.
Preguntas ¿Cómo superar un malentendido con sus padres?, en mi caso con paciencia, con indulgencia, sin hacer demasiadas preguntas, mirando para otra parte (en ocasiones), en definitiva poniendo en la balanza lo positivo, que fué mucho más que lo negativo (que también existió).
Ahora que yo soy padre, veo lo fácil que es hacer daño, herir, casi sin darte cuenta, lo difícil que es "ser padre". Me resulta más fácil perdonar porque yo me veo, también, un hombre con muchos errores.
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Manuel, le agradezco mucho que haya compartido esa conversación que tuvo con sus hermanos. Cuando se ama mucho a alguien, se espera mucho de esa persona también. A veces lo que esperamos no tiene en cuenta la situación en la que se encuentra ese ser amado. Al madurar en nuestras vidas y en nuestra fe, comenzamos a aprender a ser más generosos, a amar de una forma mejor y menos egoísta por amor a Dios. Al menos, eso me gustaría hacer.
Me parece muy buena su respuesta a sobre cómo superar malentendidos. Soy la mayor, mis hermanos siendo todos varones. Siempre tenía la impresión de que era mucho más susceptible que mis hermanos, que ellos podían hacer con mayor facilidad lo que recomienda en su comentario. Por lo que dice veo que hay gran diferencia entre la reacción y lo sentido.
Tengo un amigo que en la universidad me dijo que no quería tener hijos y que no pensaba que la gente debería tener hijos tampoco porque se llevaba tan mal con sus padres y creía que las familias causaban grandes problemas en la sociedad. Ahora, muchos años después, tras haber conocido a mis hijos y a los hijos de otros amigos y de sus parientes, me ha comentado que ve esperanza en los intentos de los padres que conoce de mejorar las cosas, de formar a los hijos bien. Al madurar, se ven las cosas de una forma diferente, se comprende mejor a otros. Mis padres me solían decir que cuando fuera madre comprendería todo mejor, y así ha sido. Un saludo.
En primer lugar, porque Dios nos manda amarlos.
En segundo lugar, porque no sirve para nada.
Y en tercer lugar porque es una tontería, ya que implica necesariamente escupir para arriba.
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Ricardo de Argentina, muy sabias palabras, que desearía haber puesto en práctica desde mi infancia y haber apreciado mejor en mi adolescencia. Muchas gracias por haberlas dejado.
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Agustín, de nada. Me alegro que pudo sacar provecho del post, ya que por la mañana tenía otro tema pensado para las citas de S. Juan Crisóstomo. Que la Ssma. Virgen María le obtenga la gracia de perdonar de corazón a su madre y que el Espíritu Santo le siga iluminando para llenar de paz a su familia.
Creo que lo mejor es ir viendo a nuestros padres como lo que son ante todo, es decir, como hijos de Dios y hermanos nuestros, como un prójimo con un vínculo muy especial.
Un saludo ML y gracias por su testimonio.
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JSC, espero no exasperar ni presionar demasiado a mis hijos. Ayuda mucho que mi esposo haya tenido una experiencia muy diferente a la mía y que entre los dos, con ayuda de Dios presente en el Sacramento del Matrimonio, buscamos lo mejor para los hijos que el Señor nos ha confiado.
También he visto a mi padre de una nueva forma, por medio del amor que mis hijos le tienen a su abuelo. Amar al prójimo que nos es tan cercano es un gran desafío a veces, pero Dios no nos mandaría hacerlo si no nos fuera a ayudar. Un saludo.
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Gregory, le agradezco que haya dejado su testimonio de cómo ha encontrado paz en la adversidad. Espero que su padre recobre la salud, si Dios quiere. Que Ntra. Ssma. Madre les ampare a usted y a su familia y que el Señor les acompañe con Sus bendiciones ahora y siempre.
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Odet, me parece muy interesante eso que dice sobre cómo nos miramos en ellos. Supongo que es una bendición del Señor darnos cuenta de las imperfecciones de los padres, para amarlos tal como son, pero también para que comencemos a mirarnos más en el Señor. Después de todo, fuimos creados en Su imagen y semejanza y Dios sí es perfecto.
¡Qué hermoso poder recordar a un padre compartiendo su fe! Por cierto, espero que pasó un buen día ayer.
Gracias por tu post, María Lourdes. Está bellísimo.
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Maricruz, muchas gracias por haber compartido su experiencia y por sus amables palabras, que aprecio teniendo en cuenta la labor que desempeña en su propio blog, "Deo Omnis Gloria". Un saludo.
Sí, yo, al igual que todos, no entendía determinadas actitudes de mis padres. Pasado el tiempo:
1.- Creo firmemente que Dios me dio los padres que necesitaba. Me educaron en la fe.
2.- No es que ellos fueran severos, es que su época era más firme en los valores.
3.- Admito plenamente que eran seres humanos, no dioses y es normal que tuvieran algún mal día o se confundieran en algo. PERO me amaron, confiaron siempre en mí y me dieron todo cuanto estuvo a su alcance.
Eran los padres que a mí me convenía según los planes de Dios.
Rezo por ellos cada día y mi gran sueño es abrazarles de nuevo, todos ya radiantes, jóvenes y para siempre felices.
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Flavia, el segunto punto que ha dejado me recuerda que mis padres no sólo crecieron en otra época que yo, sino también en una cultura diferente. Nací en España, pero mi padre nació en China, mientras que los padres de mi madre eran de Taiwan y ella nació en Indonesia. Siendo niña, me recordaban que me trataban muy diferente de cómo me tratarían las familias en China, que en muchas familias ni siquiera hubiera nacido. Claro que viviendo en España en una familia católica, no entendía las costumbres y modo de pensar de mis padres, que nacieron en familias chinas que no eran católicas, convirtiéndose ellos cuando fueron mayores. No empecé a comprenderlo hasta que tuve que hacer un proyecto de investigación sobre China para unos deberes de una clase de historia en la escuela secundaria. Sí, ahora agradezco también a Dios que mis padres me amaron y me dieron oportunidades que otras niñas de origen chino no han tenido.
Los que conocemos la vida de San Francisco de Asís, el padre de este, no llegó a comprender la vocación de su hijo, y había mucha tensión, puesto que no había otra forma de solucionar los problemas tormentosos del padre, fue necesario la intervención del obispo, y la intervención del Espíritu Santo; entonces San Francisco reconoció a partir de ese entonces, a Dios como su único Padre, renunciado al de la tierra. Pero en ningún momento tuvo resentimiento contra el que fue su padre terrenal.
También es el caso de Santa Mónica, para solucionar problemas, ella recurrió a San Ambrosio, y la animó, y siu hijo se convirtió a Cristo, aceptando a la Iglesia Católica.
Santa Clara de Asís, aún cuando tuvo problemas con familiares suyos, por el deseo de entregarse a Cristo como lo hacía San Francisco de Asís.
Nunca nosotros debemos tener rencor hacia nuestros padres, porque sería perder nuestra fe en Cristo, y buscar una salvación a la propia medida. No podemos hacer eso.
Si mi madre o mi padre sin razón, me pega... nada, se les debe amar y respetar, aunque uno por su amor a Cristo no llegue a participar de los errores de los padres, si lo tuviesen; y lo más importante, encomendarles al Sagrado Corazón de Jesús, Él sabe como hacer bien las cosas.
Si un hijo en algún momento ofende a su padre o a su madre, es importante reconciliarse, pero sin mecionar la causa del disgusto.
Cuando se ha perdido de vista al amor de Cristo, cuando ya no se tiene fe: "Te perdono, pero no olvido"; "Te perdono, pero esto, esto, esto..." Eso no es perdonar de ninguna manera.
Ya la reflexión de María Lourdes y el comentario de Ricardo de Argentina, entienden muy bien cual es el amor de Dios, de los hijos a los padres, siempre respeto cristiano.
Es verdad lo que ha referido María Lourdes, que cuando unos padres perdonan a sus hijos, ya olvidan la afrenta; la causa es que se entregan a Dios por medio de la oración, y quieren a sus hijos conforme al Corazón de Jesús y de María Santísima.
Hay otro asunto, si hay hermanos que no se ponen de acuerdo, pero si uno de ellos, quiere que la situación se solucione a la luz de la Iglesia Católica, los ejemplos de San Francisco de Asís, de Santa Mónica, que veían la necesidad de intervención de la Iglesia Católica, de los obispos, son ejemplos a seguir. Pero si uno de los hermanos no acepta a la Iglesia católica, no querrá por tanto, ni los consejos de un sacerdote. ¿Se le debe perdonar?, la respuesta es sí, pero como dice el Señor, si no te hace caso, ni a la comunidad... (en Mt 18, 15-17)
Por cierto, María Lourdes, en las equivocaciones que yo cometa, acepto que me corrijas, no me dejes en el error. Que Dios te llene de muchas bendiciones y te proteja, y a todos los demás hermanos y hermanas.
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José Luis, gracias por haber recordado el ejemplo de esos santos. Claro que si ve algún error en lo que escribo, no dude tampoco en corregirme. Así aprendemos todos. Un saludo.
Pero es necesario, es una forma de enterrar a los muertos, reconociendo el propio origen. Sólo quien perdona a los padres puede ser perdonado por los padres, que son quienes nos han per-donado, es decir, donado por anticipado. La acedia originalmente, era el a-kedos, el no sepulcro de los muertos, el que no realizaba el rito de la sepultura, y conllevaba la desorientación respecto del origen.
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Luis, siempre aprendo mucho de sus comentarios. No había pensado que esa especie de "catarsis", de buscar la reconciliación con los padres fuera como "una forma de enterrar a los muertos", aunque eso tiene mucho sentido. Buscar y recibir el perdón es desde luego un nuevo comienzo. Me recuerda que ayuda mucho también la confesión sacramental, para pedir perdón no sólo a los padres, sino a Dios Padre. Un saludo.
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¡Glup! Te confieso que me descolocaste, Mª Lourdes, yo estaba esperando un "pero".
Gracias a tí por tu generosidad y apertura.
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Ricardo de Argentina, de nada, pero me sorprende lo que dice respecto a su interesante comentario. Un saludo.
Bueno, te podría dar las gracias, pero no lo voy a hacer, se las daré apate de a Dios mismo, a tus amadísimos padres que sin duda tienen "la culpa" de que nos deiletemos con éste tan singular blog tuyo.
Es tiempo para mí de volver a L'Oratoire Saint-Joseph y allá levantar, a través del nuevo Santo, a tú familia, la mía que falta nos hace y ésta otra nuestra y amadísima de Infocatólica.
Bueno, gracias a ti también claro.
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Juan, le agradezco muchos sus oraciones. Espero algún día poder llevarles a mis hijos a visitar ese precioso Oratorio, obra de un santo para honrar a otro, y todo para la gloria de Dios. Un saludo y le deseo todo lo mejor en su peregrinaje. Les tendré presente a usted y a su familia en mis oraciones.
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Gregory, de nada. Le acompaño en la oración.
La humildad no cotiza en bolsa, últimamente. Y tu respuesta destila humildad sincera y sentida.
Creo que yo no llego a tanto, por eso mi sorpresa. Es que uno está (mal) acostumbrado a tomarse como medida de los demás.
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Ricardo de Argentina, "no cotiza en bolsa"... ¡otra expresión en español que no conocía! :) Suele ser Norberto el que me suelta tales expresiones y luego acaba teniendo que traducírmelas al inglés. :)
Si me conociera en persona, le aseguro que no pensaría que fuera humilde. De humildad tengo mucho que aprender de mi esposo, que me aguanta día a día. Un saludo.
No quiero realizar confidencias al respecto, pero yo necesité estar bajo tratamiento psicoterapéutico durante largos años para lograr ese perdón y esa comprensión.
Objetivamente, no tuve las cosas nada fáciles en lo más esencial de mi vida afectiva, que tuve que reconstruir con intensa ayuda profesional.
Me hubiera gustado haber tenido una vida más sencilla, ser yo mismo más sencillo, y no tener que haber descubierto realidades demasiado dolorosas de mis padres y de mí para poder vivir. Dios quiso otra cosa, y es hoy que le doy gracias por ello, aunque las cicatrices y las ya insalvables limitaciones derivadas de aquello aún duelan de vez en cuando.
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Eduardo Jariod, me alegro que haya podido superar esas dificultades en su vida. Debemos aprender del pasado, pero no dejar que ancle nuestros futuros pasos hacia el Señor, que espera darnos un gran abrazo en el Cielo. Muchas gracias por haber dejado su comentario.
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Ramiro Jiménez, le agradezco que haya dejado su comentario. Un saludo.
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Gisela, comprendo lo que dice. Pero, he comprobado en mi vida que en ciertas situaciones ayuda mucho comenzar de nuevo, dejando que la gracia de Dios actúe en nosotros de tal forma que no sea ya tan importante el tomar cuenta de quién se equivoca o no en cada situación, sino el de hacer la voluntad de Dios, cada uno como mejor pueda (evitando las discusiones, por ejemplo, sin rencor).
A veces es una simple cuestión de llevarnos civilmente con otros (aunque nos parezca dificil distanciarnos de otros en ciertos momentos), y otras veces es cuestión de dejar que Dios actúe por nosotros porque nosotros somos demasiados débiles como para poder perdonar por completo por nuestra propia cuenta.
Es importante recordar también que humanamente nos es muy fácil decir cosas que en el fondo no queríamos decir, o que no decimos bien, dando una impresión diferente de lo que pensamos en el fondo del corazón, y no siempre nos es fácil reconocerlo. Que el Espíritu Santo nos ilumine para que sea el amor de Dios lo que llene todas nuestras acciones.
Solo de escuchar su voz siento odio, se que va a terminar gritandome como siempre aunque a veces no lo haga.
Otra cosa que tiene es que trata de guardar las apariencias y esta actitud hace que me hierva la sangre y sienta una rabia y odio feroz hacia el, por ejemplo cuando estamos reunidos con algunos tios el nos trata de atender enfrente de los demas como para quedar bien e incluso nos habla bien sin insultar endulzando la voz y sin gritar, por lo tanto, para el resto de mi familia, el es una victima.
Yo quisiera perdonarlo, no por el, sino por mi. Estoy planeando irme a vivir a otro pais y probablemente nunca lo vuelva a ver y no quiero irme sin arreglar las cosas.
A pesar del odio que siento hacia el, dentro de mi cuando estoy calmado y cuando el no esta cerca, siento cariño hacia el. Me gustaria poder perdonarlo y abrazarlo, pero se que el no cambiara.
Como puedo hacer que disminuya este odio que siento hacia el?
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Juan Pablo, he oído comentar que lo opuesto del amor no es el odio sino la apatía, el no sentir nada, ya que el odio nace de un amor dolido. En mi opinión, lo que expresa en su comentario es que en el fondo sí ama a su padre, por el cariño que dice que sigue sintiendo hacia él, o sea que hay esperanza.
En mi experiencia he visto que por mi cuenta nada he podido contra los estallidos de sentimientos de ira. Si se pierde el control, como dice, no es hasta que uno se aleje de la situación y se calme que uno pueda tener pensamientos positivos. Pero lo que yo no puedo hacer para dominarme, sé que sí lo puede lograr El que calmó tempestades con solo dirigirse al viento y a las aguas, El que conoce nuestros corazones mejor que nadie por haberlos creado, El que dio su vida para poder librarnos del pecado. Ya sabe que me refiero al Señor Jesucristo, que dejó a la Iglesia Católica como administradora de toda gracia necesaria para la salvación de los hombres.
En términos prácticos, le diré lo que otros me han recomendado. Lo mejor es pedir la ayuda del Señor y de Ntra. Ssma. Madre María en cuanto nos empezamos a sentir alterados y a guardar silencio hasta que nos sentimos en calma. Recordemos que no es lo mismo sentir que consentir. Dios nos ha hecho a cada uno con temperamentos diferentes y para algunos es más facil que otros controlar su genio. Pero, no es imposible, aunque se tarde mucho. S. Francisco de Sales, conocido por su dulzura, tardó unos 19 años en dominarse y decía que sentía muchas veces su sangre hervir, pero que no quería perder en pocos minutos lo que había tardado 19 años en conseguir. Decía que se cazaban más moscas con una cucharada de miel que un tonel de vinagre y que uno debería de ser paciente no solo con otros, sino también consigo mismo si no lograba mejorar enseguida.
¿Cómo conseguir la ayuda de Dios a largo plazo? Procurando mantenernos en gracia con Dios, recibiendo con frecuencia los Sacramentos de la Reconciliación cuando caemos y de la Eucaristía para fortalecernos aún más. El Señor calmará nuestros corazones si le dejamos hacerlo.
Me alegro que piensa hacer las paces con su padre antes de partir. Dígale a su padre que le ama y así, aunque él no le corresponda esa muestra de amor (que también es humano y podría haber muchos factores afectándole), sabrá que hizo lo posible para quedar bien con él. No puede controlar lo que haga su padre, pero sí podrá usar su propia voluntad para no pecar. Le deseo todo lo mejor en sus planes de mejora espiritual. Que la Ssma. Virgen María, cuyo cumpleaños se acerca, ruegue a Su Hijo para que le ayude a cumplir su resolución de disminuir todo sentimiento negativo hacia su padre.
me insulta y me amenaza y cada vez que lloro me duele el pecho mi padres me hacen sufrir todo el tiempo me siento solo es como que tengo ganas de matarme pero lo e intetado hacerlo muchas veces y no pude yo es como que ya no aguanto mas y me quiero irme de casa tengo mucho miedo mi padre se volvio cada ves mas violento cada ves mas demente me quiere verme sufrir mi papá hacia mi ojala se enteraran todo las personas de mi ciudad [...] me gustaria que mi padre pasase verguenza como se lo merece yo soy su hijo pero ya no quiero se su hijo no tengo miedo en dar la direccion de donde vivimos mi papá me hiso daño y yo quiero que pague las consecuencias de lo que me hiso vive en [...] saben por que doy mi calle y mi ciudad para que se enteren de como es el cuando esta con otras personas es bueno pero cuando esta conmigo es malo nada mas adios
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Diego, me conmueve mucho lo que comenta y siento mucho haber tardado tanto en publicar su comentario [publicado excepto los datos personales que incluía, que espero comprenda no se publican para proteger tanto su privacidad como la de su familia]. Le sugiero que se ponga en contacto con las debidas autoridades locales que puedan investigar su denuncia y ayudarle en lo posible para mejorar su situación y que no deje de buscar orientación espiritual para que no se aleje del Amor Infinito de Dios [Quien en Isaías 49 nos dice que aunque una madre abandonara a su hijo, Él nunca nos abandonará.] Que el Señor y Ntra. Ssma. Madre le acompañen muy de cerca con Su Amor y Paz mientras intenta superar la dura prueba por la que está pasando.
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Nayeli Vazquez, me alegro que valore a su familia en su vida. Me conmueve mucho lo que comenta [y siento mucho haber tardado tanto en publicar su comentario] porque he pasado por una experiencia parecida a su edad, ya que mi novio de entonces (actualmente mi esposo, Chris) no era lo que mis padres deseaban para mí (no es de la misma raza, por ejemplo).
Gracias a Dios, Chris fue muy paciente con mis padres y siempre guardó la esperanza de que algún día le aceptaran, recordándome siempre la importancia de la familia. Mi madre falleció poco antes de que cumpliera 18 años, o sea que no sé si hubiera aprobado algún día, pero mi padre ha llegado a ver las mejores cualidades de mi esposo y le ama como uno de sus hijos hoy en día, sabiendo que él me ama y me cuida muy bien y también ama y cuida muy bien de nuestros hijos. Ha ayudado mucho que mi esposo y yo no guardamos rencor porque comprendemos que mi padre buscaba lo mejor para mí.
Siga encomendándose a Ntra. Ssma. Madre, la Virgen María, y al Señor para que su noviazgo ante todo cumpla y sea fiel a la Voluntad de Dios. Como prometió el Señor, si buscamos primero el Reino de Dios, todo lo demás nos será dado por añadidura. Que la Paz y el Amor de Dios le acompañen muy de cerca.
Ahora tengo problemas con mi hija y ella me odia, dice que nunca me va a perdonar haberle puesto en peligro a ella y su familia con una amenaza que tuvo por mi culpa.
Estoy en el medio, como hija que odia a su padre y como madre que es odiada por su hija, no se que hacer.
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Luis Fernando Pérez:
Pida a Dios que quite de su corazón el odio a su padre y que ayude a su hija a perdonarla a usted.
son muchas las cosas ejemplo maltrato verbal, burlas, preferencias con otra hermana humillacion desamor etc. simepre le ido perdon cuando ella ve que uno esta bien busca la manera de pertubar esa pazdesunion entre hermanos egoismo y pare de contar no se como perdonarla de verdad no se.. a vece digono quiero saber nada de ella y buscar a dios solo el me da la respuesta .... y eso que ella dice ser evangelina qeu tal
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Respuesta de Luis Fernando Pérez:
María, rezo por ti y por tus padres. Que el Señor ponga paz en tu vida.
Se que debo sanar de alguna forma, espero todo esto lo supere y perdonar como lo hizo Jesús en la Cruz. Pido por ellos todos los días.
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