¿Por qué no consideramos mágicas las reliquias de los santos?
El Evangelio de la Solemnidad de Cristo Rey [21.11.2010] nos muestra a un malhechor crucificado con el Señor que le decía: “Sálvate a ti mismo y a nosotros” (Lc. 23, 39). Precisamente en ese momento estaba el Señor padeciendo por él y por el resto de la humanidad, pero ese malhechor no se dio cuenta al burlarse de Él, aunque seguro que en el fondo le hubiese gustado mucho que Jesucristo le hubiera salvado de la muerte física.
Quizá se pensó: “¿No es ese Hombre coronado de espinas y clavado sobre una cruz el mismo que curó a una mujer con hemorragia que apenas había tocado Su manto? ¿Es que ya no tiene poderes mágicos?” Y como muchos que han buscado de Dios a lo largo de los siglos soluciones instantáneas a los problemas de este mundo, se podría haber perdido de vista el Cielo que Jesucristo, verdadero Dios, nos ofrece.
Como en los tiempos del Señor, es normal que deseemos soluciones milagrosas en momentos difíciles, y que recemos ante reliquias de santos para pedirles su intercesión ante el Señor. Si Dios ha concedido milagros por medio del manto de Elías (II Reyes 2, 9-14), los huesos de Eliseo (II Reyes 13, 21) y los pañuelos usados por S. Pablo (Hechos 19, 11-12), ¿por qué no esperar gracias de los huesos de mártires, por ejemplo, como si fueran varitas mágicas?
Después de todo, S. Gregorio de Nisa (s. IV) nos dice: “Sólo los que han experimentado la felicidad de tocar las reliquias y han obtenido sus peticiones pueden saber cuán deseable es y qué gran recompensa” (Panegírico a S. Teodoro Mártir). Lo que hay que recordar es que las reliquias no tienen poder en sí. Todo don y gracia viene de Dios Todopoderoso y no de los santos, que son creaturas de Dios. Las reliquias no son objetos mágicos, ni es temporal la recompensa que menciona S. Gregorio de Nisa.
A pesar de eso, no es de extrañar que desde los tiempos de los primeros cristianos se veneraran los restos de los mártires recordando el amor de esos santos por Dios. Leemos en una carta de los fieles de la iglesia de Esmirna: “Tomamos los huesos, que son más valiosos que piedras preciosas y más finos que oro refinado, y los pusimos en un lugar apropiado, donde el Señor nos permitirá reunirnos”. Eso fue escrito en 156 A.D., y podría ser un escrito contemporáneo de Sta. Cecilia, que se piensa vivió en el s. II ó III.
A comienzos del s. IX, el Papa Pascal I buscó las reliquias de esa mártir romana y encontró su cuerpo incorrupto en la Catacumba de Praetextatus, junto con los restos de otros mártires. Mandó que fueran sepultados bajo el altar mayor de la Basílica de Sta. Cecilia en Trastevere, donde los encontró el Cardenal Sfondrato en 1599 durante la restauración del templo. Tal multitud se presentó para venerar las reliquias, que el Papa Clemente tuvo que mandar guardas para restablecer el orden. La devoción a esta Patrona de la música se ha mantenido firme a lo largo de los siglos, inspirando a compositores muy famosos:
¿Por qué veneramos los católicos las reliquias de los santos?
Uno esperaría que todos los que intentaron acercarse a las reliquias de Sta. Cecilia tuvieran esta explicación de S. Jerónimo en cuenta para no caer en la superstición: “No rendimos culto y no adoramos por temor a hacerlo a las creaturas en vez de al Creador, pero veneramos las reliquias de los mártires para adorarle más a Él, dueño y Señor de los mártires” (Carta a Ripparium). Como nos indica el Primer Mandamiento de Dios, toda adoración debe ser para Dios. S. Agustín añade:
“Está claro que quien tiene afecto por alguien venera lo que queda de esa persona tras su muerte, no sólo su cuerpo sino partes de él e incluso cosas externas, como sus ropas. Entonces, en memoria de ellos [los santos] debemos de honrar sus reliquias, principalmente sus cuerpos, que eran templos del Espíritu Santo”.
Mejor honramos la memoria de los santos para la gloria de Dios, imitando las virtudes de Cristo como han hecho todos los santos. Así lo demuestran las dominicas de Sta. Cecilia en Nashville, Tennessee, EE.UU., como se puede ver en este vídeo (en inglés):
En este vídeo se les oye cantando el “Magnificat” en inglés. Sta. Cecilia, ruega por nosotros para que lleguemos a agradar al Señor y tenerle siempre a Él presente cuando veneramos a los santos.
[Fuente de citas bíblicas y de santos: www.corazones.org / Foto de altar mayor de Basílica de Sta. Cecilia en Roma: “Lima” en Wikimedia Commons]
Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Venera alguna reliquia en particular en su parroquia? ¿Por qué cree que Sta. Cecilia es la Patrona de esta Congregación de dominicas y no una santa dominica?
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9 comentarios
En la vida de un cristiano puede haber milagros, pero no magia.
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Susi, me gusta lo que comenta sobre los milagros. La magia consiste en trucos, en apariencias, pero los milagros muestran el poder de Dios Todopoderoso, a quien amamos sobre todas las cosas. Un saludo.
Siempre he tenido esa espinita de no saber qué cosas son aceptables en la Iglesia y cuáles no, con respecto a la veneración de reliquias y cosas por el estilo. Es difícil discernir a veces entre la tradición de la Iglesia Católica y la religiosidad natural de las personas de un pueblo, sobre todo cuando existe tanta santería por estos lados.
En mi parroquia no tenemos ninguna reliquia, que yo sepa, pero he escuchado que dentro del altar debería haber algo, como el hueso de un dedo, del patrono de la parroquia o de algún santo de esa orden (nuestra parroquia es agustina), aunque no se si será así.
Gracias de nuevo por este post y espero que Dios te siga bendiciendo y fortaleciendo para que continúes con tu labor =)
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Daniel M., por lo que tengo entendido (y que me corrija alguien si no es verdad), el altar mayor de las iglesias consagradas contienen reliquias. Eso también sería el caso en Venezuela (de donde dijo en un anterior comentario que era). En este enlace puede encontrar más información sobre las reliquias y cómo comenzó la costumbre entre los primeros cristianos de erigir altares sobre reliquias de santos mártires.
Aprecio mucho su interés en aprender más sobre la fe católica. Me parece muy importante hacerlo para no perder ese don maravilloso de la fe. Al igual que usted, sigo aprendiendo cada día algo más sobre la riqueza de nuestra fe católica. Le recomiendo, por ejemplo, el libro "Para Salvarte" por el P. Jorge Loring, S.I., porque trata de forma amena y fácil de comprender la doctrina de la Iglesia, los puntos del "Catecismo de la Iglesia Católica".
Si hay temas que le interesan en particular, no dude en comunicármelos para que los incluya en futuros posts. Un saludo, y muchas gracias por sus oraciones.
Por mera supersticion ingenua.
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Johan Liebhart, aprovecho su comentario para aclarar lo que la Iglesia Católica considera "superstición" y "magia", según el "Catecismo de la Iglesia Católica":
"2111 La superstición es la desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone. Puede afectar también al culto que damos al verdadero Dios, por ejemplo, cuando se atribuye una importancia, de algún modo, mágica a ciertas prácticas, por otra parte, legítimas o necesarias. Atribuir su eficacia a la sola materialidad de las oraciones o de los signos sacramentales, prescindiendo de las disposiciones interiores que exigen, es caer en la superstición (cf Mt 23, 16-22)."A las reliquias de los santos se les debe la debida veneración. Es un error "exagerar la importancia de las reliquias en la Iglesia", pero también "despreciarlas o dudar que Dios pueda utilizar sus instrumentos escogidos para hacer milagros según sus designios", según el P. Jordi Rivero, en "Reliquia" (www.corazones.org). Un saludo.
"2117 Todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo -aunque sea para procurar la salud -, son gravemente contrarias a la virtud de la religión."
P.D. - No publico su segundo comentario, pero creo que queda ya bastante claro con éste tanto su postura como la mía.
Con lo que pierden una buena ocasión para hablar del santo y su vida, ejemplo, testimonio, etc.
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Norberto, quizá en las parroquias tengan documentos que indiquen esa información, sobre todo si escribieron a la Santa Sede para pedir la reliquia. La verdad es que no recuerdo muchas ocasiones en las que haya oído hablar en una homilía sobre la reliquia en el altar. Sobre todo, el altar durante la Misa representa al mismo Señor, que Se hace altar, sacrificio y sacerdote. Un saludo.
Me acuerdo que cada año en TV. se veía la sangre licuada de San Pantaleón y tengo entendido que Santa Teresa de Jesús poco después de su muerte hicieron reliquias de ella porque todos querían tenerla cerca, Santa Cecilia y Santa Lucía aquí son muy populares, un saludo María.
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Odet, S. Juan Vianney solía comentar cómo la gente se afanaba para ir en peregrinaje a lugares santos mientras no mostraban el mismo interés y entusiasmo en visitar al mismísimo Señor Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, presente en el Santísimo Sacramento en las parroquias o en recibirle en la Eucaristía. Animaba la veneración a santos como la Ssma. Virgen María y Sta. Filomena, pero sobre todo quería ver a sus feligreses acercándose al Señor y cumpliendo el precepto dominical, por ejemplo. La veneración a los santos no debe tomar el lugar de la adoración a Dios, que nos ama más que nadie.
Las reliquias solo son la evidencia de que en la Fe nos han precedido personas desde hace siglos. Son un testimonio de que nos importan y que estamos unidos a ellas por medio de la comunión de los Santos. Además, nos recuerdan la promesa de la resurrección y la vida eterna.
Cuando le damos calidad "mágica" a las reliquias, estamos haciendo un flaco favor a la Iglesia.
Un abrazo en Cristo, Lourdes. Que Dios te bendiga a ti y a tu familia :)
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Miserere mei Domine, siempre es un placer verle pasar por aquí. Explica muy bien con esas pocas palabras la veneración católica a los santos. Muchas gracias por sus oraciones.
Un Saludo.
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Oscar, muchísimas gracias por la corrección. Acabo de cambiarlo en el post. Un saludo.
Muchas veces, cuando no nos acordamos de Dios, Dios mismo nos desvía la mirada hacia una imágen concreta en nuestra casa o rincón; o hace que encontremos una pequeña estampa de un santo en la cartera o libro, o una pequeña reliquia en un cajón, o medalla, escapulario, rosario, etc ... Los pobres de espíritu, hombres y mujeres con una Fe poco formada y débil pero con buen corazón -o sea, TODOS cuando nacemos a la vida espiritual- necesitan/necesitamos ver, tocar, oler y ver milagros o sacramentales para creer y no desfallecer. Por ellos/nosotros/yo Dios hizo tantos milagros y tocó y se dejó tocar. Aunque la REDENCIÓN no precisaba de estas manifestaciones, para nada, pero por Su gran humildad y amor se compadeció y compadece deL género humano y no creen sin ver ni tocar, como Tomás -la gran mayoría de nosotros- y se humaniza sin límites.
Y los que van "sobrados" de Fe deben de ser compasivos con los más pobres de ella y agradecidos y admirados por la generosidad de Dios y su "pedagogía" con los analfabetos en estos adelantos. Qué maravilla los misioneros; la humildad, admiración y sencillez de San Juan Diego, por ejepmlo.
Lo mismo las reliquias. Gracias a ellas, muchas personas tienen una vida espiritual y de piedad mínima. Bienaventurado el que no las necesita, y bienaventurado también el que las necesita y aprovecha. No todos tienen los mismos talentos y los caminos que utiliza Dios para atraer a los poco crédulos o como digo "pobres de espíritu" son a veces mucho más espectaculares externamente que la contemplación mística -muy superior en virtudes, claro-. El pobre de "entendimiento" necesita más, es natural y justo que se le dé más ayudas. Todas las necesarias y más.
Cuántas veces han existido celos o envidias o incomprensiones o menosprecio por parte del que "va sobrado de Fe y conocimiento de Dios", hacia los regalos que Dios da a muchos pródigos que pareciera no los merecen. Y es que la Fe siempre es un don de Dios. Siempre.
En mi ciudad veneramos popularmente una falange de la mano de San Sebastián que llegó milagrosamente por mar hace cuatrocientos años. La gente venera la reliquia de este gran santo dos veces mártir, pero más que con el debido repeto y devoción por los grandes milagros ocurridos especialmente durante la peste bubónica, pues aprovecha su festividad para comer, beber, reir y ... pecar. Pero rezar, de eso poco. Así somos los hombres en general, siempre necesitados de milagros y "empujoncitos" -o empujones- para creer y salvarnos "por los pelos".
Gracias Mª Lourdes por permitirme escribir en tu espacio para Dios.
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JSC, no tiene nada que agradecerme. Me alegro mucho de que haya compartido su reflexion sobre el tema y mencionado la reliquia a S. Sebastian, que goza de gran popularidad en Sicilia, segun me cuenta una amiga mia.
Espero publicar un post esta semana, Dios mediante, sobre la razon de los milagros, y se me ha adelantado un poco. :) Muchas gracias a usted por su participacion.
El propio Papa Benedicto XVI tomándolo como tema de la Audiencia General del 6 de mayo de 2009, pone de relieve la originalidad de su argumentación en defensa del culto a las imágenes y a las reliquias de los Santos y lo califica como un personaje destacado en la historia de la teología bizantina.
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Odet, ¡muchísimas gracias por la información que aporta!
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