¿Cuál es el propósito de la vida?
El Señor nos presenta en el Evangelio del XXV domingo de tiempo ordinario la parábola del administrador injusto que: “se puso a echar sus cálculos” (Lc. 16, 3) para asegurarse un futuro mundano, pisoteando las virtudes para alcanzar su meta. Lo hace de tal forma que hasta el amo que le había despedido le felicita su astucia y el Señor nos recomienda: “Ganaos amigos con el dinero injusto” (Lc. 15, 9).
¿Qué significa eso?
Ese administrador se comporta con el dinero de su amo como el hijo pródigo con el de su padre, los dos haciendo lo impensable para perseguir sus sueños. El hijo pródigo pide su herencia estando en vida su padre y abandona a su familia para irse a un país lejano. En cierto sentido, el dinero que desperdicia éste también es “injusto” porque lo recibe sin mérito propio.
¿No se podría decir lo mismo de nosotros? Todo lo tenemos gracias a la Bondad de Dios, que sabe que nos ganaremos amigos con nuestros talentos según la meta que nos propongamos.
En cambio, el administrador infiel y el hijo pródigo invirtieron todos sus esfuerzos en su propio interés mundano. Aun así, no consiguieron felicidad duradera. El administrador pierde su puesto, y el hijo pródigo acaba con más hambre que los cerdos que cuida. Gracias a Dios, allí no se acaba el asunto ni para el hijo pródigo que conserva el recuerdo de su padre, ni para nosotros, a quienes nos ha hecho a Su imagen y semejanza para cumplir un gran propósito.
¿Para qué nos creó Dios?
Según la respuesta tradicional de catecismos para niños, Dios nos creó para conocerle, amarle y servirle. De esa forma podremos ser eternamente felices con Él en el Cielo. No por nada nos concede las virtudes teologales de fe, esperanza y caridad.
Para conocer la grandeza de Dios tenemos, por contraste, que conocernos tan bien como el administrador que sabía que no servía ni para cavar ni para mendigar y como el hijo pródigo que se dio cuenta de su miseria. Esto meditaba S. Francisco de Asís en la oración:
‘Cuando yo decía: ‘¿Quién eres tú, dulcísimo Dios mío?’, me hallaba invadido por una luz de contemplación, en la cual yo veía el abismo de la infinita bondad, sabiduría y omnipotencia de Dios. Y cuando yo decía: ‘¿Quién soy yo, etc.?’, la otra luz de contemplación me hacía ver el fondo deplorable de mi vileza y miseria.’ (en S. Buenaventura, “Leyenda mayor”)
El recuerdo de su padre anima al hijo pródigo a dedicar todo su esfuerzo y astucia a lo que vale la pena, a servirle a su padre, por lo cual decide: “Me pondré en camino adonde está [él]” (Lc. 15, 18). Como explica S. Gregorio de Nisa: “A la manera de los viajeros sensatos, marcha siempre adelante, haciendo poco caso de lo que se le presenta en el camino. La intención del viajero se orienta hacia el término de su viaje…” (“Homilía sobre la virginidad”).
Lamentablemente, por mucho que el administrador infiel supiera perseverar en el servicio del señor que escogió, no le depararía buen fin por haber escogido mal señor, al contrario de lo que hizo el Bto. Cardenal John Henry Newman:
“‘Tengo mi misión’, escribe, ‘soy un eslabón en una cadena, un vínculo de unión entre personas. No me ha creado [Dios] para la nada. Haré el bien, haré su trabajo; seré un ángel de paz, un predicador de la verdad en el lugar que me es propio… si lo hago, me mantendré en sus mandamientos y le serviré a Él en mis quehaceres’ (Meditación y Devoción, 301-2).” (citado por el Papa Benedicto XVI en su “Homilía de la Santa Misa de Beatificación del Cardenal John Henry Newman”)
¡Cuántos son infelices simplemente por no saber su propósito en este mundo!
“Si juzgas rectamente comprenderás que has sido creado para la gloria de Dios y para tu eterna salvación. Comprenderás que éste es tu fin, que éste es el objetivo de tu alma, el tesoro de tu corazón. Si llegas a este fin serás dichoso, si no lo alcanzas serás un desdichado.” (S. Roberto Belarmino, “Tratado sobre la ascensión de la mente a Dios”, grado 1).
Que S. Mateo [cuya fiesta es hoy] nos ayude a dejar de servir a este mundo y fijar los ojos en Dios, como él hizo al dejar su puesto de recaudador de impuestos para seguirle a Jesucristo.
[Citas de S. Gregorio de Nisa y S. Roberto Belarmino de “Antología” por Francisco Fernández-Carvajal]
Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Se ha planteado alguna vez su propósito en la vida? ¿Ha cambiado alguna vez lo que considera su propósito en vida?
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12 comentarios
Todo el discurso psico-socio-pseudopedagógico no hace mas que retrasar y estorbar, a veces incluso creando una barrera a Dios, el asunto es claro: la santidad.
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Norberto, ¡vaya resumen del propósito de la vida! Tuve una amiga no creyente en la universidad que decidió interrumpir sus estudios (a un año de la graduación) para "encontrarse". Perdimos contacto, pero me encantaría poder decirle a ella su respuesta a la pregunta. Un saludo.
Cuando uno se propone algo es porque ve un sentido. Pero hay quienes ven una pared y se lanzan sobre ella. Son quienes hoy reclaman justicia y mañana nos aconsejan no molestar y contentarnos con administrar la escasez (de sentido,digo).
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Juan Carlos, gracias a Dios, tenemos el Magisterio de la Iglesia Católica para discernir el verdadero camino. Así no nos lanzaremos sobre paredes (¡vaya imagen!). Un saludo.
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Norberto, como dice el Señor, Dios ha ocultado de los sabios lo que revela a los pequeños. Él deja claro que no le agrada nada a Dios que se les confunda a los niños y se les aparte de Él. Como madre rezo para que por la intercesión de la Ssma. Virgen María mis hijos se vayen acercando más y más al Señor a lo largo de sus vidas.
La dificultad puede surgir al concretar el cómo. De ahí que sea tan importante - me parece - acertar con la propia vocación y luego mantenerse en ella gracias a la ayuda de Dios. Recuerdo una frase muy sabia que me dijo el Arzobispo que me consagró: " Tendrá usted días buenos y malos, pero no los juzgue según sus propios sentimientos, porque los sentimientos van y vienen. Sólo piense que Dios es fiel y confíe siempre mucho en Él y no mucho en usted misma."
La dirección espiritual me parece importantísima. Y recordemos que ese ministerio, aunque sea por excelencia propio de los sacerdotes, no es exclusivo de ellos. Mi primera directora espiritual, siendo yo adolescente, fue una religiosa de mi colegio.
Yo tuve alguna duda sobre cómo concretar mi vocación, porque el camino al que me sentía llamada no fue promulgado de nuevo por la Iglesia hasta 1970. Pero una vez descubierto, ya no he dudado nunca. De mí misma sí, bastante, pero no del camino tomado.
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Flavia, me resulta muy providencial la cita de su Arzobispo. Que el Señor le bendiga por compartirla y por sus acertados consejos. Muchas gracias.
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Odet, más aún que un encuentro, el Señor nos ofrece un abrazo como el del padre misericordioso con sus hijos. Creo que lo que no se suele querer ver ni oír es eso de "servir" porque se suele desconfiar de eso. Pero, si Dios quiere que le sirvamos, es porque Él es bueno y sólo quiere nuestro bien. El hijo pródigo volvió para servir, y ¡cómo le recibió su padre! John Henry Newman se convirtió y se hizo católico para servir a Dios mejor... pero nadie puede ganar a Dios en generosidad. ¡Qué bueno es el Señor!
pensamiento de S. Roberto Belarmino:
"Estando durante mucho tiempo pensando en la dignidad a que podía aspirar,me sobrevino de modo insistente el pensamiento de la brevedad de las cosas temporales. Impresionado con estos sentimientos,llegué a concebir horror de tal vida y determiné buscar una religión en que no hubiera peligro de tales dignidades".Entonces tomó la resolución de hacerse jesuita.
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Odet, muchas gracias por esa cita tan pertinente. Me recuerda a otro jesuita, S. Francisco de Borja, un noble cortesano, que tras ver los efectos de la muerte en su emperatriz, decidió no volver a servir a señor que se le pudiera morir.
Cara a cara con nuestra propia mortalidad es más fácil ver la necesidad de Dios Todopoderoso, de amarle y servirle.
Me proporciona todas sus gracias para que con mi respuesta libre, pueda alcanzar esta grandísima meta y para que le acerque almas que lo conozcan y lo amen sobre todas las cosas.
Intento renovar este propósito tan a menudo como puedo tratando a Dios en la oración y los sacramentos.
Y contando con la ayuda y la sonrisa de su Santísima Madre, Puerta del Cielo.
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Susi, ¡qué pertinente es esa advocación de la Ssma. Virgen María que incluye! También me parece maravilloso que haya concretado en su vida pasos hacia el propósito que describe. La oración y los sacramentos deben ser para los cristianos como el aire que respiramos. Como dice S. Pio de Pietrelcina, cuya fiesta es hoy: “El tiempo transcurrido en glorificar a Dios y en cuidar la salud del alma, no será nunca tiempo perdido.”
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Gregory, su comentario me recuerda eso de que un corazón agradecido siempre está alegre. Me parece que hasta los que tienen de todo apreciarían que alguien compartiera esa alegría con ellos. Un saludo.
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Guillermo, tiene razón... esta vida no es verdaderamente vivir hasta que uno se entrega a la Vida Divina. Los santos fueron personas muy exigentes consigo mismos porque no se contentaban con nada sino Dios mismo, con ese gozo del eterno abrazo y unión con Dios que este mundo no puede ofrecer. Sta. Teresa de Jesús (de Ávila) y S. Juan de la Cruz suspiraban: "muero porque no muero". Sufrieron mucho en vida, pero todo les parecía poco con tal de contentar al Señor.
"No nos desanimemos nunca ante los designios de la divina providencia, que, uniendo los gozos a los sufrimientos y haciéndonos pasar en la vida, a cada uno y a las naciones, de las alegrías a las lágrimas, nos conduce a la consecución de nuestro fin último." (S. Pio de Pietrelcina)Un saludo.
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