¿Cómo era el barco de pesca de S. Pedro?
El Señor le dijo a S. Pedro en el Evangelio del III Domingo de Pascua: ‘Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.’ (Jn. 21, 6) b> (Jn. 21, 7) . Así hizo S. Pedro y el Señor obró una pesca milagrosa. Después de la primera pesca milagrosa le había dicho a S. Pedro que le haría pescador de hombres, y tras esta pesca milagrosa después de la Resurrección, le confirmaría en su primado.
Los muchos milagros obrados por el Señor sobre el barco de S. Pedro muestran la importancia de este barco como imagen de la Iglesia fundada por el Señor. ¿Cómo era el barco de S. Pedro?
En 1986, dos hijos de otro pescador encontraron una barca de tiempos del Señor en el mismo Lago de Tiberíades, ahora conocido como Lago de Genesaret (Mar de Galilea), durante una sequía que había bajado el nivel del agua. Lo que ahora se conoce como “el barco de Jesús” (aunque no se sabe si fue usado alguna vez por el Señor), había sido preservada en el barro a 300 metros de Magdala.
Estos dos vídeos están en inglés, pero muestran imágenes de la excavación junto al Lago de Tiberíades (que lograron gracias a muchos voluntarios) y la preservación arqueológica del barco, al igual que imágenes de cómo fue construida:
En este vídeo en español se puede ver cómo es hoy en día ese barco:
Ese barco fue construido con mucho cuidado por un artesano que sabía labrar bien la madera. Además, se comprueban doce tipos de madera en el barco encontrado. Las piezas se unían de tal forma que el agua, al hinchar la madera, apretaba y unía las piezas mejor. Al contrario que hoy en día, se colocaban las tablas primero sobre la estructura principal y luego se añadían arcos para fortalecer el barco.
La verdadera nave del Señor, la Iglesia Católica, fue construida con infinito cuidado por el mejor Carpintero, Jesucristo, que aprovechó doce Apóstoles para extender Su Iglesia por todo el mundo. Tan unidos están los miembros por la Caridad, que ante las persecuciones no se hundió la Nave, sino que fue fortalecida. A lo largo de los siglos, sobre esa fundación apostólica, ha añadido el Señor grandes santos para soportar la fe de otros.
“… Cristo desde el cielo mira siempre con particular afecto a su Esposa inmaculada, que sufre en el destierro de este mundo, y, cuando la ve en peligro, por sí mismo o por sus ángeles o por Aquella que invocamos como auxilio de los cristianos y por otros abogados celestiales, la libra de las oleadas de la tempestad y, una vez calmado y apaciguado el mar, la consuela con aquella paz que sobrepuja todo entendimiento” (Ph 4,7) (Pio XII, “Enc. Mystici Corporis Christi”)
[Primera foto de zyance en Wikimedia Commons]
Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Cómo predicaron los santos usando la imagen de la Iglesia como nave? ¿Hay alguna cita que recuerda en particular? ¿Cómo describiría esta Nave de la Iglesia Católica?
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9 comentarios
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José Ángel Antonio, ¡lo ha visto en persona! Me parece maravilloso que haya podido estar en Tierra Santa.
Aunque haya pasajes del Evangelio en que los apóstoles están juntos con Jesús en el mismo barco, me ha parecido más grande de lo que me imaginaba. Hoy en día hay una compañía que hizo barcos parecidos para 55 turistas o 155 turistas en cada barco. Una cosa muy diferente es subirse en una en la que no hay comodidades ni tecnología moderna.
Mi suegro tiene un barco de vela muy pequeño (caben 2-3 personas a la vez) y navegando sobre un río muy calmado y viendo las olas tan de cerca, me podía imaginar el miedo que daría ir en barco sobre un lago tan grande como el de Tiberíades en plena tormenta. No sé si sabrían nadar los apóstoles. Vi un documental hace poco sobre una zona pequera en la cual casi ningún pescador sabía nadar. Habían aprendido a navegar, pero no a nadar. Un saludo.
En fin, tanto el bote como el lago y toda la hermosa tierra galilea me edificaron la fe y la imaginación.
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José Ángel Antonio, ja, ja, ja...
Una vez, aunque hacía mucho viento, mi suegro nos llevó a mi hija y a mí en su barquito para no desilusionarnos. Apenas partimos, empezó a soplar más viento y mi suegro insistió en que nos bajáramos mi hija y yo... unos segundos después de bajarnos ella y yo, se volcó el barquito. A pesar de eso, mi hijo y mi esposo se subieron, decidiendo no ir muy lejos. Como mi hijo se puso nervioso, volvieron a los pocos minutos y otra persona tomó sus lugares en el barquito. Unos minutos después volvió esa otra persona mojada.
Fueron muy prudentes allí en Tierra Santa. Podrían haber acabado experimentando el chapuzón de S. Pedro (cuando se tiró al lago para llegar antes al Señor en la orilla). :)
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Odet, ¡qué cita más buena! Además, lo que recuerda sobre el Evangelio de S. Lucas es lo que pasó poco antes de obrar el Señor la primera pesca milagrosa, con la cooperación de S. Pedro. Por nuestra cuenta no podemos llegar a buen puerto, pero
S. Juan Bosco soñó sobre la Iglesia como una nave atacada sobre aguas tormentosas que no era hundida por estar encadenada a dos columnas fuertes que le ayudaban: la Eucaristía y Ntra. Ssma. Madre. Un saludo.
Supongo que también podría servir para todos, en la medida en que quedándonos en la barca de la Iglesia, el viento del Espíritu Santo nos llevará a buen puerto y nos conducirá a nuestra morada definitiva.
un abrazo.
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Esperanza, lo que dice Sta. Teresa del Niño Jesús en esa bella cita me recuerda la noche en una mala posada de Sta. Teresa de Jesús. Las dos comprendían que somos peregrinos que tenemos que mantener nuestra mirada hacia la meta celestial, aunque no siempre la veamos en vista. Sta. Teresa del Niño Jesús pasó por tormentas interiores muy grandes. Un saludo.
Impresiona bastantes, porque aunque no se sabe con toda certeza si era de las de Pedro y su ooperativa de pesca, podemos deducir que sería muy similar. Pero... ¿ Y si fuese de Pedro ? Por si acaso, allí mismo, rezamos un padrenuestro por la Iglesia y el Papa.
En las cuatro ocasiones en que he viajado a Tierra Santa nunca he visto una tormenta en el mar de Tiberíades, pero el guía nos dijo que eran temibles, y que además se preparaban en un momento. En mi cuarto viaje hicimos en barca, en medio del mar, una hora de oración por la noche y fue precioso; vimos cómo los pescadores del kibbutz donde nos alojábamos lanzaban las redes para pescar lo que comeríamos al día siguiente.
Pensé mucho en la Iglesia. La vi como una nave frágil, en medio del mar, con el viento contrario, pero con Jesús muy pendiente de todo y con Pedro ( hoy nuestro amado Benedicto XVI ) a sus órdenes. Nosotros tenemos la obligación de lanzar las redes confiando en su Palabra. Y me consuela profundamente saber que Jesús no permitirá que la Nave se hunda, aunque tenga que seguirle en muerte y resurrección, como leemos en el catecismo.
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Flavia, ¡también lo ha visto! Ayer comentaba con mi esposo la posibilidad de que fuera un barco sobre el que viajó el Señor. A mí me parece muy grande, pero a él le parecía que para 13 hombres no sería tan grande, sino más bien algo apretado.
Nunca he estado en Tierra Santa, pero me encantaría poder ir allí con mi esposo y mis hijos. Es una lástima que ya no haya tantos cristianos viviendo en los lugares donde estuvo el Señor.
El siguiente post que estoy preparando tiene que ver con esas redes que tenemos que lanzar. Un saludo.
Sí, créame, cuando le sea posible, haga un viaje a Tierra Santa con su familia. Me atrevo a sugerirle que, si pueden, no se limiten a los ocho días del viaje organizado porque se ve todo demasiado deprisa y no de goza de cuanto se ve ni se profundiza en ello como se quisiera, aunque todas las agencias se esmeran en hacerlo muy bien y les estoy agradecida. Los franciscanos pueden - lo digo para otros posibles interesados - gestionarles la estancia en su Casa Nova o residencia, a un precio muy módico, y las tienen en Jerusalén y Galilea. Son excelentes anfitriones.
Para cualquier cosa, antes de viajar, contacten con los franciscanos y sugiéranles posibilidades.
Es impresionante abrir la ventana y pensar: " ¡ Jesús mío, estoy en Jerusalén ! "
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Flavia, se lo diré a mi esposo. No suele leer mis posts, pero se alegró de ver algo en inglés. :) A él le encanta la arqueología.
Muchas gracias por la información sobre la Tierra Santa. Lo tendré en cuenta cuando haga planes en el futuro, Dios mediante, para tal peregrinación en familia, aunque será cuando los niños sean mayores para que lo aprecien mejor. Ocho días apenas parecen suficientes. Sta. Catalina de Suecia y S. Francisco de Asís estuvieron allí bastante tiempo. Gracias de nuevo.
Y también me parece interesante como en un barco todo el mundo es importante y necesario. A veces me gusta pensar que en una tormenta el barco es guiado por el capitán al timón, pero otros mantienen las máquinas, otros cuidan de la carga para que no desestabilice al barco, otros cocinan, otros achican agua. El trabajo de todos es fundamental para que la empresa funcione, sin duda el capitán dirige, pero qué sería de ese barco si nadie achicara el agua que entra (por bien dirigido que esté) o si nadie cocinara (qué comería la tripulación) y así sucesivamente. Todos en la Iglesia tenemos un papel y un valor, todos importantes y necesarios.
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Manuel, me gusta también ese refrán que no conocía y me parece muy pertinente. El barco de pesca no es para turistas. Hasta el Señor, que dormía en el barco de S. Pedro, ayudó calmando la tormenta.
Cada uno, según sus talentos. Así lo pone Sta. Teresa de Jesús en una cita que uso en el siguiente post: "si ninguna entrase en la colmena, sino que por traerse unas a otras se fuesen todas, mal se podría labrar la miel." Un saludo.
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Carmelo Martínez de Irujo, muchas gracias por su apoyo del blog. Que sea para gloria de Dios. Un saludo.
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Cristina Riveiro, siento la tardanza en responder a su comentario. He estado ausente del blog un par de meses y todavía me estoy intentando poner al día con los comentarios.
No he estado en Jerusalén, pero en este enlace hay algunos comentarios sobre la Casanova que menciona. Por lo visto está muy bien situado. Le deseo un buen viaje y le ruego que se acuerde en sus oraciones de los que pasamos por aquí. Un saludo.
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