¿Con qué frecuencia se confiesan los católicos en los EE.UU.?
En el Evangelio del III Domingo de Cuaresma el viñador pide al dueño de una higuera que no da fruto que le de otra oportunidad a la higuera: “a ver si da fruto” (Lc. 13, 9).
Las almas en pecado mortal están espiritualmente muertas y no pueden dar fruto, pero después de recibir el Bautismo, el Sacramento de la Reconciliación es el medio ordinario por el cual recibimos el perdón de nuestros pecados mortales, reconciliándonos con Dios y la Iglesia. También podemos recibir el perdón de nuestros pecados veniales y gracia santificante para ayudarnos a dar más fruto.
Por eso la Santa Madre Iglesia manda:
““El segundo mandamiento (confesar los pecados mortales al menos una vez al año, y en peligro de muerte, y si se ha de comulgar) asegura la preparación para la Eucaristía mediante la recepción del sacramento de la Reconciliación, que continúa la obra de conversión y de perdón del Bautismo (cf. CIC can. 989; CCEO can. 719).” (“Catecismo de la Iglesia Católica, 2402″).
[Gracias al lector Mori por la corrección. Ver también post: “¿Por qué debemos obedecer los Mandamientos de la Iglesia?”]
El lector Sixto Comunicador comentó hace poco sobre este sacramento en un antiguo post:
“…sin ánimo de acusar o juzgar a nadie en concreto sino más bien metiéndome yo mismo en el saco de los que necesitan mejorar su praxis eclesial, habría que admitir […]que se hace verdaderamente difícil hacer comprender a muchos fieles católicos de nuestros días la necesidad de salvar ese sacramento, instituido por el mismo Jesucristo, guardado celosamente por la comunidad cristiana desde los orígenes mismos de ésta, inseparable, al menos para los católicos y ortodoxos, de todo proceso de conversión a Cristo y a su Iglesia.
“[…]no pocas de esas personas completamente reacias a buscar para sus vidas de creyentes la frecuencia de ese sacramento “salutífero”, espiritualmente hablando, esas personas comulgan y comulgan, durante meses, durante años incluso, sin jamás de los jamases confesar.”
En abril del 2008, el Centro para la investigación aplicada en el apostolado (CARA) de Georgetown University publicó los resultados de una encuesta muy extensa sobre prácticas católicas (descargable en inglés .pdf) encargada por el Departamento de comunicaciones de la Conferencia Episcopal Católica de los EE.UU. y hecha en febrero del mismo año a 1.007 adultos católicos en los EE.UU. El márgen de error de la encuesta es más o menos 3,1%. ¿Refleja bien la realidad el comentario de Sixto Comunicador?
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I) Datos (2008) sobre los que asisten a Misa todas las semanas
Según la encuesta, 23% de los aprox. 51 millones de adultos católicos en los EE.UU. asisten a Misa todas las semanas. Si examinamos los datos de estos 11.730.000 adultos:
96% han recibido la Primera Comunión (11.260.800 católicos).
98% reciben la Comunión al menos de vez en cuando (11.035.584 católicos)
79% reciben la Comunión “siempre” que van a Misa (8.896.032 católicos)
62% se confiesan al menos una vez al año (7.272.600 católicos), pero 38% no lo hacen (4.457.400 católicos)
2% de los que han recibido la Primera Comunión “nunca” reciben la Comunión (225.216 católicos)
15% “nunca” se confiesan: (1.759.500 católicos)
54% están al menos “algo” de acuerdo (incorrectamente) en que “puedo ser un buen católico sin acudir al Sacramento de la Reconciliación al menos una vez al año”.
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II) Algunos resultados más de la encuesta
A) ¿Con qué frecuencia se confiesan sacramentalmente los católicos en los EE.UU.?
De 2005 a 2008 no hubo cambio en el porcentaje de los que decían confesarse al menos una vez al año (26%), mientras que aumentó el número de los que “nunca” se confiesan de 42% a 45%. En ambas encuestas, un 2% dice confesarse al menos una vez al mes.
Teniendo en cuenta la asistencia a Misa, entre los que asisten a Misa no semanalmente pero al menos una vez al mes, 37% se confiesan sacramentalmente al menos una vez al año. Entre los que asisten a Misa con menos frecuencia, el porcentaje de los que se confiesan al menos una vez al año baja a un 6%. Los que “nunca” se confiesan en esos grupos son 22% y 66%, respectivamente.
Según generaciones, los que se confiesan “al menos una vez al año”: Pre-Concilio Vaticano II (42%), Concilio Vaticano II (27%), Post-Concilio Vaticano II (22%), Milenial (27%), lo cual muestra que aunque los porcentajes son bajos, está aumentando el número de los que cumplen ese Mandamiento de la Iglesia.
Por región geográfica, 21% de los católicos que viven en el Noroeste (una de las zonas en los EE.UU. donde hay mayor número de católicos) se confiesan al menos una vez al año, mientras que 32% lo hacen en el Sur.
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B) La importancia del Sacramento de la Reconciliación en la vida de los católicos
1) Importancia dada en la propia práctica
Se preguntó a cada persona lo “significativo” (“meaningful”) que le es cada Sacramento de la Iglesia. “Esto incluye celebrar, recibir o vivir el sacramento uno mismo o dar testimonio a alguien cercano a usted de haber experimentado este sacramento.”
Un 90% de los que van a Misa semanalmente piensa que ese sacramento es “algo” o “muy” significativo, pero eso refleja el menor porcentaje recibido entre todos los Sacramentos de la Iglesia. Esa valoración concuerda con lo que expresan en general todos los católicos en los EE.UU.: un 66% lo considera “algo” significativo y sólo 39% lo considera “muy” significativo, porcentajes menores de los que recibieron los otros Sacramentos.
Se ve también en los resultados por generación que está disminuyendo el número de personas que piensan que el Sacramento de la Reconciliación le es “muy” significativo: Pre-Concilio Vaticano II (50%), Concilio Vaticano II (39%), Post-Concilio Vaticano II (36%), Milenial (30%). Para éstos últimos, el Sacramento del Matrimonio recibió más respuestas de “muy” significativo (76%) que el Bautismo (61%).
2) Importancia dada a la práctica de los hijos
¿Qué importancia tiene que los hijos hagan Primera Confesión Sacramental? Entre los que tenían hijos, 77% pensaban que tenía al menos “algo” de importancia, comparado con 78% que lo pensaban de la Confirmación y 81% de la Primera Comunión, aunque la Iglesia ha establecido que no se puede recibir la Primera Comunión sin haberse uno confesado sacramentalmente antes.
Más padres hispanos (68%) contestaron que era “muy” importante que otros padres (53%), y más madres (68%) respondieron eso que padres (53%).
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C) Creencias sobre el Sacramento de la Reconciliación
1) “Confesándose y haciendo actos de contrición y de penitencia se reconcilia uno con Dios y con la Iglesia”. (correcto)
- “Algo” o “muy” de acuerdo: 52% en general, 80% de los que asisten a Misa semanalmente y 36% de los que van a Misa unas veces al año o menos.
- Sólo un 26% del total respondió que está “muy” de acuerdo con eso.
2) “Puedo ser un buen católico sin celebrar el Sacramento de la Reconciliación al menos una vez al año” (incorrecto)
- “Algo” o “muy” de acuerdo: 62% en general, 54% de los que asisten a Misa semanalmente y 65% de los que asisten a Misa unas veces al año o menos.
- Un 33% del total dijo estar “muy” de acuerdo.
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El Señor nos cuenta la parábola de la higuera porque desea nuestra conversión. Él es el que cargó con nuestras pecados y dio su vida por nosotros; Él nos da la oportunidad de reconciliarnos con Dios por medio de la confesión sacramental. Jesucristo quiere ayudarnos a dar fruto por medio de los Sacramentos de la Iglesia.
Al menos una vez al año nos manda la Santa Madre Iglesia confesarnos, pero hay quienes no lo han hecho en años. Tres años buscó fruto el dueño de la higuera… también se acerca una y otra vez a nuestro corazón buscando la contrición de nuestros pecados y el propósito de enmienda que nos acercan al Sacramento de la Reconciliación.
No le hagamos esperar más al Señor y aprovechemos bien esta oportunidad que nos da la gran Misericordia de Dios.
[Fotos de Wikimedia Commons: confesionarios (SajoR), 2a. higuera (Fanghong), higuera vieja (Andrej Salov)]
Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Qué importancia le da al Sacramento de la Reconciliación en su vida? ¿Hay algún dato en particular de la encuesta que le llama la atención?
Siguiente post – corrección fraterna – “¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores…?” (Lc. 13, 2)
31 comentarios
comentar los datos porcentuales de la encuesta con algo de rigor me resulta complicado, como chica de letras que soy :D
De todos modos me parece mucho que haya todavía un 33% de personas que piensen que se puede ser buen católico sin confesarse al menos una vez al año. No sé cuál será ese porcentaje en España, pero no me extrañaría que fuera igual o mayor. Han tenido que pasar algunos añitos para escuchar una homilía que mencionara la necesidad de confesarse (últimamente lo escucho más, y en varias ciudades,todo hay que decirlo).
En cuanto a mi vivencia del Sacramento ha pasado (y está pasando) por diferentes etapas. Algunas excusas u obstáculos del alejamento de la confesión las menciona muy bien en el post la referencia de "Sixto comunicador". Ahora, con la ayuda de Dios, me confieso con frecuencia, y compruebo lo que me perdí en otras épocas...
Si se quiere comulgar de forma habitual o todos los domingos, me parece que es una exigencia de amor para con el Señor el ir a confesarse también con relativa frecuencia. Qué menos.
Por cierto, que me ha llamado la atención esta frase de uno de los entrevistados, que incluía en pie de igualdad junto a vivir el Sacramento uno mismo, "dar testimonio a alguien cercano a usted de haber experimentado este sacramento". Sin duda la mejor lección es la práctica.
Ciao!
"Lo normal es tropezarse con mentalidades, entre los fieles católicos (¿acaso por acomodación al espíritu del mundo, por falta de formación catequética, por timidez, por individualismo, por desconfianza hacia la Iglesia, por vivencia débil de la fe...?), muy reacias, a menudo incluso completamente reacias a incorporar la práctica penitente de ese sacramento a sus vidas."El 33% que menciona es de los que están "muy" de acuerdo. De hecho, sólo 38% no estaban de acuerdo con la frase que menciona. Otra aclaración es que lo de "dar testimonio..." es cómo los entrevistadores explicaban lo de "significativo" ("Meaningful") a los entrevistados.
Me llama la atención la diferencia que hay entre los que dicen que están interesados en que sus hijos hayan recibido el Sacramento de la Reconciliación (95-96% de los que van a Misa al menos mensualmente) y los que reciben el Sacramento o piensan que es importante en su propia vida. ¿Será que lo consideran como la Primera Comunión, como un rito de pasaje que se hace una vez en la vida? De hecho, le dan la misma importancia que el Sacramento de la Confirmación, que sí se recibe una vez en la vida.
También espero que aumente el número de los que se confiesan con mayor frecuencia. En el Sacramento de la Reconciliación nos encontramos con el mismo Señor que recibimos en la Eucaristía perdonándonos, animándonos, abrazando a nuestras almas con Su Misericordia. ¡Qué maravilla de Sacramento!
En la Iglesia de mi barrio, durante años la gente comulgaba sin confesar...hasta que llegó un sacerdote que trajo un confesonario (antes no había). A fuerza de meterse en él, la gente empezó a acudir. Ahora tenemos un nuevo sacerdote que, además de ponerse a confesar siempre antes de la misa, nos recuerda de vez en cuando la conveniencia de hacerlo con frecuencia. Y la gente acude. Conclusión: cuando hay disponibilidad y el sacerdote anima a ello, las personas se confiesan.
S. Pío de Pietrelcina también es muy conocido por sus largas horas en el confesionario y S. Juan Bosco se acercaba a sus alumnos hasta en la hora del recreo para hacerse disponible para ese importante sacramento.
He oído al P. Groeschel comentar en su programa en EWTN que cuando oye confesiones en la Catedral de S. Patricio, Nueva York, hasta ha tenido a judíos metiéndose en el confesionario diciéndole que no podían recibir el Sacramento por ser judíos pero querían hablar sobre cosas en su conciencia y recibir una bendición. Mientras tanto, ¡qué pocos católicos comprenden y aprecian ese gran Sacramento!
Me alegro mucho de verle pasar por aquí de nuevo y espero que siga contribuyendo al blog. Un saludo.
Algo en la encuesta que no incluí en el post fue lo que pensaban los católicos sobre: "El perdón o la absolución de un pecado confesado requiere que uno haga una confesión con contrición, una actitud interna de dolor y arrepentimiento". Sorprendentemente, de los que van a Misa al menos una vez a la semana, 14% no estaban de acuerdo con eso. De los que van al menos mensualmente a Misa pero no semanalmente 20% no estaban de acuerdo y de los que iban menos, 45% no estaban de acuerdo. Hace falta mejorar la catequesis de los fieles.
Su comentario también me recuerda que cuando uno se confiesa sacramentalmente, también confiesa su fe ante otros. Es una confesión de fe que me parece imprescindible que los padres hagan para dar buen ejemplo a sus hijos. Un saludo.
Yo me confieso semanalmente salvo excepciones, y reconozco que me hace un bien inmenso.
Pero me parece que debería haber unas buenas catequesis sobre este sacramento, presentándolo como lo que de verdad es: no algo frío, acusándonos como si Dios estuviese con el palo levantado sobre nuestras cabezas, sino como un encuentro con la misericordia infinita. Sólo por el simple hecho de arrodillarnos en el confesionario con dolor de corazón, y ser capaces de reconocer nuestro yo herido conseguimos grandes ventajas y no sólo sobrenaturales. Facilita nuestra madurez personal ante Dios que sigue amándonos y aceptándonos. Sin rigor, sin escrúpulos, sin miedo a la condena, sino sabiéndonos hijos del Amor infinito. Así lo veo yo.
Es como si cada vez le dijese a Jesucristo: " Sé que me perdonas, ayúdame a perdonarme yo misma, a aceptarme en mi humanidad frágil y esperar todo de Ti."
Así es como lo veo. Pero es que, además, he leído en autores espirituales que la confesión es una especie de muy poderoso " exorcismo " que aparta totalmente al Maligno de nosotros.
Pero casi que diría que una mayoría de sacerdotes no se pone nunca o prácticamente nunca a confiesar; asimismo, pocos deben ser los que, de cuando en cuando, con claridad y caridad teñidas de honda preocupación pastoral no exenta de afecto, durante las misas que celebran antes de la comunión se atreven a advertir que la comunión no es un derecho adquirido solamente por la gracia del bautismo; por cierta frecuencia en la asistencia a misa; por ciertas afinidades parroquiales o pastorales; por puro subjetivismo; o porque se concluye -concluye el fiel comulgante- que no se han cometido pecados de los considerados (matar, robar, mentir en materia muy grave, fornicar...); y sobre todo -y ello es muy sintomático de cuáles deben ser las mentalidades dominantes en nuestro tiempo histórico-, porque en esta sociedad postmoderna es muy amante de los derechos más o menos adquiridos y muy aborrecedora de los deberes.
Una persona que comulga frecuentemente ha de confesar frecuentemente, pues si resulta que siempre que un fiel deseoso de comulgar se acerca a la recepeción de la sagrada comunión repitiendo las palabras del personaje neotestamentario (no recuerdo aquí y ahora quién era el que, a través del evangelista, repitió aquello de, referido directamente a una visita que le iba a hacer Jesús de Nazareth a su casa: "Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa..."), porque se ha de sentir indigno de recibir al mismísimo Jesucristo, cómo debe ser si ese fiel comulgante, por ignorancia, maldad, mala formación o por pereza o por lo que sea, va con el alma llena de pecados, tras años y años de no confesar. Debe ser una pasada.
Gracias por el artículo, muy bueno, María Lourdes, y por citarme.
"Señor, yo no soy...(Mt8,8), palabras de un centurión romano que han pasado a la Eucaristía, es muy bueno meditar en Cuaresma la escena completa Mt 8,5-13.
Los curas se ponen poco a confesar y se predica poco sobre la necesidad (ojo, necesidad, no conveniencia) de este sacramento.
En mi parroquia, gracias a Dios, no hay ese problema, ni en las de los alrededores, pero sí está muy extendido en otros lugares en que hay que ser un héroe para buscar y buscar qúién te confiese.
Urge una catequesis y que los laicos de a pie lo contemos a los cuatro vientos, y lo practiquemos con asiduidad, como Flavia.
No es por ser demasiado exquisito, pero algunas poblaciones (niños y ancianos -especialmente, ancianos que pierden la memoria o la conciencia) parecen cometer proporcionalmente muchos menos pecados graves, por lo que es posible que ellos pudieran pasar un año completo sin confesarse y sin tener memoria de pecados graves... No creo que sea algo posible en mí (he ahí uno de los motivos por los que me confieso con frecuencia), pero sí que lo veo posible en niños y ancianos.
"Para progresar cada día con mayor fervor en el camino de la virtud, queremos recomendar con mucho encarecimiento el piadoso uso de la confesión frecuente, introducido por la Iglesia no sin una inspiración del Espíritu Santo: con él se aumenta justo conocimiento propio, crece la humildad cristiana, se hace frente a la tibieza e indolencia espiritual, se purifica la conciencia, se robustece la voluntad, se lleva a cabo la saludable dirección de las conciencias y aumenta la gracia en virtud del Sacramento mismo” (Pío XII, Enc. Mystici Corporis, AAS 35, 1943, p. 234).El Sacramento de la Reconciliación no es un castigo, sino un gran bien que nos ayuda a evitar el castigo eterno, sí, pero también que nos acerca más al Señor Dios, nuestro mayor Amor. Un saludo.
"'es de suma importancia que los fieles... reciban con la mayor frecuencia posible aquellos sacramentos que han sido instituidos para alimentar la vida cristiana' (Const. Sacrosanctum Concilium, n. 59).Respecto a los derechos, me recuerda a los requisitos para poder conducir, que es un privilegio y no es un derecho (aunque algunos lo consideren como tal). Los hombres no tenemos "derecho" ante Dios de que Él quiera hacerse Eucaristía por amor, sino que somos extremadamente privilegiados en la Creación pudiendo recibirle a nuestro Creador de esa forma. Un saludo.
Por eso está prohibido taxativamente disuadir a los fieles de la práctica de la confesión frecuente: 'por lo que se refiere a la confesión frecuente o de devoción, los sacerdotes no osen disuadir de ella a los fieles' (Normae pastorales circa absolutionem sacramentalem generali modo impertiendam, 16-VI-1972: AAS 64, 1972, p. 514).
Es claro que si no sólo no se fomenta, sino que de algún modo esa confesión frecuente se dificulta, el sacramento quedará reservado a los casos de estricta necesidad, para la remisión de los pecados mortales, con el consiguiente y grave riesgo de difamación:
'absolutamente se ha de evitar que la confesión individual se reserve sólo para los pecados graves; pues esto privaría a los fieles del mejor fruto de la confesión y dañaría la fama de aquellos que individualmente se acercan a este Sacramento' (Normae pastorales circa absolutionem sacramentalem..., p. 514)." ("Iglesia - segundo mandamiento", Encuentra.com)
La calidad, como dice, es importante, porque si falta contrición y propósito de enmienda, es una confesión sacrílega. Por eso, los que tienen intención de continuar en un estado de pecado mortal no pueden recibir la absolución hasta que se muestren dispuestos a cambiar de vida.
Algo que nos puede mostrar un indicio de la calidad podría ser la parte de la encuesta no en el post que incluyo en mi comentario a Odet sobre lo que piensa la gente sobre la necesidad de contrición para recibir el perdón. Menos mal que los sacerdotes pueden hacer las debidas preguntas al penitente en caso de que hubiera alguna duda de la contrición del penitente. Pero, a Dios no hay quien le engañe. Un saludo.
Hace unos días hubo un diálogo muy interesante en el blog de LF, acerca del "sentimiento de perdón",por parte de un comentarista evangélico,y la absolución sacramental, que es bien diferente.
Tengo muchas dudas acerca del cuidado del sacramento de la Penitencia, a eso me refería cuando hablaba de "calidad".
Pero, una vez llegados a la edad de la razón, sí es posible que se cometan pecados mortales, por lo que sé que como madre debo velar por mis hijos sin ser ingenua. Si las malas costumbres no se corrigen de pequeños, muy difícil será que lo hagan ellos por su cuenta de mayores. Si no se confiesan de pequeños, les será más difícil hacerlo cuando sean mayores.
"La Iglesia, al decir que al menos una vez al año se debe recibir el sacramento de la confesión, manifiesta su deseo de que los fieles se acerquen a él con más asiduidad.El artículo continúa con la cita que dejé para Flavia y con más información sobre la confesión frecuente o de devoción. Pero, le agradezco de nuevo su corrección. Un saludo.
"La confesión frecuente es un medio necesario para que el pecador venza el pecado; no sólo es el camino ordinario para obtener el perdón y la remisión de los pecados graves cometidos después del bautismo, sino que es además muy útil para la perseverancia en el bien. Resulta muy difícil que viva alejado de culpa grave quien rara vez se confiesa.
"En este sentido, cabe también recordar que aquel que no hubiese cometido pecados mortales, no estaría, en rigor de ley, obligado a confesarse, ya que los pecados veniales se perdonan también por otros caminos, en especial por la recepción devota de la Eucaristía. Sin embargo, la Iglesia recomienda la confesión frecuente de los pecados, aunque no se tengan pecados mortales." ("Iglesia - Segundo Mandamiento", en Encuentra.com)
Mientras preparaba el post anterior sobre los sacerdotes castrenses, me encontré el blog de uno (al que dedicaré un post) que mostraba que una de las mayores responsabilidades de los sacerdotes castrenses es el programa de educación religiosa para los hombre en el frente. Allí se daba cuenta ese sacerdote que muchos no sabía siquiera cómo hacer un buen examen de conciencia y expresaba su frustración con la catequesis que habían recibido.
Supongo que directamente estaban más involucrados los catequistas, pero los sacerdotes son los que deben velar por las almas de sus feligreses y como menciona Inmaculada, un sacerdote puede hacer una gran diferencia. También tenemos los padres nuestra responsabilidad, que me parece que por mucho que anime el sacerdote a que la gente se confiese, si los padres no llevan a sus hijos, poco pueden hacer éstos para confesarse. Así me lo han comentado mis alumnos en la catequesis. Un saludo.
Un soldado en el frente, ha de haber resuelto los asuntos de conciencia más básicos, sobre todo los relativo al uso de armas,y,de su actividad en el frente, no se puede improvisar en esto.
Si se producen tantas situaciones de escaso testimonio es porque no están las conciencias rectamente formadas, de ahí que, para mi visión de las cosas de Dios, el binomio fe-conciencia sea lo fundamental y prioritario para que la vida cristiana resulte satisfactoria y la confesión sea un regalo y no un tormento.
El ser bautizados católicos no significa que entonces la conciencia es automáticamente "católica" también para siempre y que cualquier cosa que la mente (no siempre la conciencia) dicte esté bien. En ese caso es más una convicción de opinión que una conciencia.
La conciencia nos la dió el Señor para guiarnos, pero se espera que la formemos bien, según la doctrina católica del Magisterio de la Iglesia si somos católicos. Los padres tenemos la grave responsabilidad de ayudar a nuestros hijos a hacerlo. Lamentablemente, hay muchas voces que dificultan esa escucha recta de la conciencia. Ésta nos llama a amar a Dios sobre todas las cosas.
Norberto, a mí me gusta orar " por dentro " una parte del Miserere, cuando me acerco a comulgar. Y cuando me falta poco para llegar, hago mía la petición del Cantar de los Cantares, lo que allí dice la esposa: " Entre mi Amado en mi huerto y coja sus frutos ". Esos frutos tan débiles y descoloridos a veces, pero se los entrego para que Él los transforme.
Y siempre-siempre, mientras el sacerdote me dice " El cuerpo de Cristo ", beso mi alianza de consagración cuando digo Amén. Es besar el desposorio con Cristo.
Bueno, cosas muy sencillas, lo reconozco, pero a mí me ayudan...
Este pasado fin de semana, mientras me preparaba para confesarme en la iglesia, me fijé en una señora rezando ante el Sagrario, y me acordé de usted porque había mencionado anteriormente que era una virgen consagrada. Viendo a esa señora me imaginaba a usted en oración, hablando con Su Amado y me hizo preguntarme lo que me quedaba para entregarme según mi estado al Señor.
Y la encuentro aquí compartiendo sus pensamientos sobre la Confesión y su oración antes de la Comunión... me imagino a mi Ángel Custodio sonriendo... ¡y al suyo también!
Confidencia por confidencia, yo al acercarme a comulgar siempre le pido a María que prepare mi corazón para recibir a su Hijo "como Ella sabe hacerlo".
Cuando la ocasión lo requiere, y, el sitio, claro está, beso al sagrario, o sea al Señor.
¿Refleja la encuesta, en la parte no traducida, algun dato relacionado con la experiencia vivida por parte de los confesantes?.
En cierta ocasión estuve dando una conferencia en una parroquia a mujeres casadas. Les dije: " Vosotras también vais a ser vírgenes en el cielo. Lo único que pasa es que algunas nos hemos adelantado... " Pusieron tal cara de sorpresa, que tuve que leerles el pasaje del evangelio donde Jesús dice que en la resurrección nadie se casará sino que serán todos como ángeles en la presencia de Dios. ¡ Una nueva vida, angélica y virginal para todos !
Ese es el mensaje escatológico de la virginidad consagrada. Y allí sí que será plenamente según Dios... y para todos.
Mientras, admiro de todo corazón el testimonio de entrega que veo en tantas madres de familia y en tantas familias cristianas. Es maravilloso un matrimonio cristiano, con la cruz de cada día...
Muchas gracias además por la última cita. En eso estoy... mis hijos ya no duermen la siesta a la misma vez por la tarde como solían hacer y me tienen más ocupada en general durante el día. Por eso creo que lo mejor para mí para no descuidar mis responsabilidades familiares, por ejemplo, (lo que tengo que hacer), es publicar posts cada dos días. Quizás tendré más tiempo para publicar más una vez que mi hija comience en septiembre a ir a la escuela unas pocas horas al día, Dios mediante. Un saludo.
En el primer tipo la gente corre hasta 20 kilómetros para ir a cofesarse y hay mucha gente.En el segundo hay muy poca gente.
¿No creen que la confesión se debiera cambiar un poco ,sin quitar lo esencial que es la confesion de los pecados,para hacerla mas atractiva y mas cómoda como una especie de coversacion con tu director espiritual?
Lo maravilloso es que el Señor nos pidió a cada uno que lleváramos nuestra cruz cada día. Él no espera más de lo que podemos, pero sí más de lo que nosotros mismos pensamos que somos capaces de hacer. Muchas gracias por haberle dicho "sí" al Señor en su vocación, que me anima a mejorar mi vida espiritual aunque tan metida en el mundo estoy. Un saludo.
En los EE.UU. he visto que las parroquias ofrecen bastantes opciones para que la confesión sea más "cómoda", por ejemplo, pudiendo el penitente confesarse sentado en un sillón cara a cara con el sacerdote (para algunos es difícil físicamente arrodillarse). Mi experiencia ha sido que en general los sacerdotes me han atendido muy bien, tomándose el tiempo para responder a dudas que tuviera y si no hubiera tiempo por el número de penitentes, pidiendo que hiciera una cita para otro momento. Un saludo.
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