¿Sabía que las obras buenas de los que están en pecado mortal no tienen mérito sobrenatural?
Se dice que la imagen más antigua de Madrid (del año 1085) se conserva en la iglesia de S. Pedro el Viejo [ver imagen]. Representa a la Inmaculada Concepción, venerada hoy en día como “Patrona de España y de los EE.UU.”, Patrona de Nicaragua, y Ntra. Sra. de Caacupé en Paraguay, por ejemplo. También Ntra. Sra. de la Medalla Milagrosa y Ntra. Sra. de Lourdes, por ejemplo, son advocaciones marianas que recalcan la concepción sin pecado original de la Ssma. Virgen María.
Ese privilegio singular para la Madre de Dios no le quitaba la libre voluntad con la cual ella elegió hacer el bien y evitar todo pecado. Con esa libertad podía merecer por Gracia de Dios. “María mereció de congruo [por benevolencia] aquello que Cristo nos mereció de condigno [por estricta justicia]” (S. Pío X). Hasta sus obras más insignificantes según el punto de vista humano tenían mayor mérito sobrenatural ante el Señor que los grandes sacrificios de los mártires.
En cambio, las obras buenas de los que están en pecado mortal, a pesar de ser buenas a los ojos de los hombres, carecen de mérito sobrenatural. Además, al cometer pecado mortal, se pierde el mérito que uno tenía antes de cometer pecado mortal. ¿Cómo se determina el mérito sobrenatural, que es en sí don de Dios?
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I) Determinación del mérito supernatural
De “Teología de la perfección cristiana” por el P. Antonio Royo Marín, O.P.
[traducida de una versión en inglés]
“La dificultad encontrada al hacer una labor no aumenta el mérito del trabajo, excepto quizás indirectamente y ‘per accidens’ como una señal de mayor caridad al emprender la labor. El mérito es determinado por la bondad del trabajo en sí y por el motivo que nos impulsa a hacer la labor. Como señala Sta. Tomás: “Lo bueno es de mucha mayor importancia como fundamento de mérito y virtud que lo difícil. Por lo cual no sigue que lo que sea más difícil es más meritorio, sino sólo aquello que, aparte de ser más difícil, también es mejor.” (‘Summa’, II-II, q.27, a.8, ad3; cf.I-II, q.114, a.4, ad 2; II-II, q. 123, a.12, ad 2; q.155, a.4 ad2; q.182, a.2, ad 1; q.184, a.8, ad 6.)
“La razón es que el principio del mérito es la caridad. Por lo tanto, es más meritorio hacer trabajos fáciles con un mayor grado de caridad que llevar a cabo obras muy difíciles con un menor grado de caridad. Muchas almas tibias llevan una gran cruz con poco mérito, mientras que la Santísima Virgen, con su ardiente caridad, mereció más por sus más simples y pequeñas obras que todos los mártires juntos en medio de sus tormentos.
“Los bienes temporales también pueden ser merecidos ‘de condigno’, en la medida en que sean útiles para ganar la vida eterna. (Cf. St. Tomás, ‘Summa’, I-II, q. 114, a. 10)”
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II) Condiciones necesarias para poder ganar mérito sobrenatural
(según la obra citada del P. Royo Marín)
A) Condiciones condignas (de justicia):
- La obra debe ser: “positiva (Cf. Ibid., q. 71, a. 5, ad 1: Meritum non potest esse sine actu sed peccatum potest esse sine actu. La omisión de un acto malvado no es meritorio como tal.), … moralmente bueno, …‘libre’ (sin libertad el acto no sería humano y voluntario)”, … sobrenatural”.
- El que lo merece debe ser “un peregrino(en el siguiente mundo uno no puede merecer), … un justo y un amigo de Dios”.
- De parte de Dios, la condición es “aceptar la obra por la recompensa que Él ha prometido”.
B) Condiciones “de congruo” [de benevolencia] incluyen las anteriores, además de:
“1) estado de gracia (Cf. Sto. Tomás, ‘Supplementum’, q. 14, a. 4),
2) promesa de parte de Dios como recompensador (Esta promesa es necesaria para el mérito que es infalible, no para el mérito ‘de congruo’ que es falible.).”
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III) El mérito recobrado al volver a estar en gracia con Dios
El mérito que uno recobra en el momento de volver a estar en gracia con Dios sólo es mérito anterior a haber perdido la gracia con Dios.
“Los méritos que son destruidos por el pecado mortal reviven y son de valor para una recompensa eterna cuando el pecador es restaurado a la gracia santificante. Pero según la opinión más probable, el mérito no siempre se revive al mismo grado que se poseía antes del pecado mortal, pero según las disposiciones actuales del sujeto cuando recobra la gracia santificante, y esto será de un grado inferior o igual o superior. (Ct. Sto. Tomás, ‘Summa’, III, q. 89, a. 5 y ad 3)
“Presten buena atención de la gran importancia práctica de esta doctrina. Es una pura ilusión, aparte de ser una grave imprudencia, para el pecador que peca con la mayor facilidad pensar que después del pecado puede recobrar todo lo que ha perdido por medio de una penitencia. Aparte del hecho de que Dios podría negarle la gracia del arrepentimiento (sin el cual le sería absolutamente imposible dejar su estado de pecado), es muy probable que se levantará de su pecado con un grado de gracia santificante que es menor que el que poseía anteriormente. Es muy difícil para uno hacer un acto de arrepentimiento más intenso con poderes que han sido debilitados por el pecado. Esto presupone una gracia actual que es más intenso que aquella por la cual se hizo indigno con la comisión del pecado.” (P. Antonio Royo Marín, “Teología de la perfección cristiana", Parte I, Capítulo 6)
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Esforcémonos, pues, a evitar todo pecado por amor de Dios, y pidamos la intercesión de la Inmaculada Virgen María y la gracia del Señor, pero si caemos hagamos caso enseguida a S. Juan Bautista, que predicaba en el Evangelio del II domingo de Adviento la necesidad de: “conversión para el perdón de los pecados” (Lc. 3, 3). Aprovechemos las horas adicionales que suelen ofrecer muchas parroquias en adviento para la Confesión Sacramental individual. Que la “llena de gracia” nos ayude a obtener la gracia con Dios y perseverar en ella.
Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Sabía que en pecado mortal uno pierde todo mérito sobrenatural? ¿Se ha confesado ya este adviento?
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13 comentarios
Es verdad, el amor es más importante que la dificultad.
Supongo que la dificultad se relaciona con la fortaleza, la perseverancia y otras virtudes anejas. SIn embargo, ya San Pablo dice que la mayor de las virtudes, que permanece en el Cielo, es la Caridad, el Amor.
Por eso es tan bueno ofrecer a Dios todo lo que hacemos y decirle que es por Él, que queremos hacerlo con recta intención y sólo por y para ÉL.
SI lo hacemos por los demás, para quedar bien, ya hemos recibido nuestra recompensa.
Sí, ya me he confesado varias veces en el Adviento.
En el caso de sacerdotes y personas con autoridad, el depósito de la fe suple sus acciones manchadas de pecado,y,Dios con su gracia suple las maldades de los hombres.
Digo que me sorprendió porque no sé si el dogma se refiere solamente a gente que no se confiesa o no se ha confesado en mucho tiempo, o si incluye también a aquellos que se confiesan habitualmente.
Hay mucha gente que se confiesa con mucha frecuencia, casi casi como un acto rutinario y obligado. Incluso gente que comulga todos los días y mira mal a la gente que no se acerca a recibir la comunión.
Yo personalmente creo que tan importante como la confesión de los pecados debe ser el dolor por el pecado, la conciencia del pecado cometido, de la ofensa cometida contra Dios, y sobre todo, el ARREPENTIMIENTO, y el propósito firme de no volver a hacerlo.
Muchas veces nos confesamos de pecados en los que volvemos a recaer constantemente, y no sé si Dios nos perdonará esos pecados, confesados, sí, pero evidentemente sin un sincero y verdadero arrepentimiento.
Cristo dijo a los apóstoles que a quienes les perdonasen los pecados les quedarían perdonados, pero también dijo que a quienes se los retuvieran les quedarían retenidos. Esto último es muy importante aunque no se tiene nunca en cuenta. Se cree que todo lo que se confiesa, da igual la forma en que se haga, queda automáticamente perdonado. Pero yo tengo mis serias dudas.
También causa tristeza ver la poca importancia que dan actualmente muchos sacerdotes al sacramento de la penitencia. Ver iglesias en las que no se confiesa nunca o casi nunca, confesionarios vacíos, o sacerdotes que confiesan de cualquier forma o deprisa y corriendo.
En fin, es un tema muy importante este de la penitencia y la confesión de los pecados. Y daría para mucho de que hablar.
Reciba un cordial saludo, María Lourdes, desde España. Aprovecho para felicitarle las navidades a usted y a su familia. Espero y deseo que pasen unos felices días, y que Dios les proteja a todos.
Gracias por su testimonio de haberse confesado ya... a ver si anima a otros a confesarse también en preparación para la Navidad, pero también para cuando el Señor llame (que para ese encuentro también nos preparamos en adviento). Un saludo.
En el caso de los sacerdotes, ellos también necesitan confesarse como todos los demás hombres. Pero, si estando en pecado mortal actúan en persona de Cristo como ministros de los Sacramentos de la Iglesia, esos Sacramentos siguen siendo válidos (observándose los debidos requisitos para cada Sacramento) para los que los reciben. Es el Señor el que actúa por medio de ellos. ¡Qué bueno es el Señor!
Tan importantes son la contrición y el propósito de enmienda, que sin los dos no sería válido como sacramento el simplemente decir los pecados al confesor. Lo que cuenta, según lo que he leído en la obra citada del P. Royo Marín es la contrición y el propósito de enmienda en el mismo momento en que uno se confiesa ante el sacerdote. También me gustaría dedicarle un post a este tema en concreto.
Siempre que haya verdadera contrición (aunque no fuera perfecta - miedo del infierno y no tanto pesar por haber ofendido a Dios, por ejemplo) y propósito de enmienda, sí se absuelven los pecados, pero lo que afecta es la gracia santificante recibida para no volver a pecar de nuevo. Con mayor contrición y mayor propósito de enmienda, se recibe mayor ayuda para evitar el pecado en el futuro. Muchísimas gracias por sus buenos deseos. Que el Señor también les acompañe a usted y a su familia con sus bendiciones a lo largo de este adviento y Navidad.
Sin embargo, también me parece curioso que hay bastantes santos como Sta. Catalina de Siena que describían a las almas con pecado mortal en una situación tan espantosa que les parecía conveniente recordarles el castigo del infierno para la conversión. El hijo pródigo no volvió a casa para reunirse con su padre sino por interés propio, por temor de morirse de hambre.
Pero sea lo que sea lo que nos dirija hacia Dios, el Señor lo dispone y se acerca a nosotros a medio camino cuando todavía no hemos llegado pero más le necesitamos. Un saludo.
Romanos 2:5-11 Mas por causa de tu terquedad y de {tu} corazón no arrepentido, estás acumulando ira para ti en el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual PAGARA A CADA UNO CONFORME A SUS OBRAS: a los que por la perseverancia en hacer el bien buscan gloria, honor e inmortalidad: vida eterna; pero a los que son ambiciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia: ira e indignación. {Habrá} tribulación y angustia para toda alma humana que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego; pero gloria y honor y paz para todo el que hace lo bueno, al judío primeramente, y también al griego. Porque en Dios no hay acepción de personas.
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