En qué consiste la verdadera y perfecta alegría de una madre
En el Evangelio del XXVII Domingo de Tiempo Ordinario Jesús dice que: “abandonará el hombre a su padre y a su madre” (Mc. 10, 7) para unirse a su mujer. S. Francisco de Asís (1182-1226) dejó a sus padres para unirse a la Dama Pobreza, por amor de Dios, a pesar de la fuerte oposición de su padre. ¿Y su madre Pica?
Felix Timmermans, en “The Perfect Joy of Saint Francis” (“El gozo perfecto de S. Francisco”) representa a Pica como una mujer noble y piadosa, amable pero también lo bastante fuerte como para romper un cerrojo para liberar a su hijo (a quien su esposo había encerrado cuando comenzó a cortejar a la Dama Pobreza).
En esa novela, Pica se despide de su hijo dándole un traje nuevo, comida y dinero, aunque sabe que lo va a dar todo a los pobres para vivir como ellos. Comenta el autor: “Así es cómo son las madres: si uno de sus bebés tiene que ser enterrado, lo visten con calcetines de lana y un camisoncito de franela.” Pica le alienta a S. Francisco a hacer la voluntad de Dios, le bendice y promete rezar por él.
Timmermans se imagina un encuentro al entrar la madre en la iglesia, ocasión en que pone su mano sobre la de su hijo y le susurra que está orgullosa de él. También aparece asistiendo con su esposo a una Misa en la que predica su hijo y recordada por su moribundo hijo cuando da su última bendición a Asís desde lejos.
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Uno esperaría que la madre de S. Francisco sabría lo que es la verdadera alegría teniendo un hijo tan famoso por asemejarse a Jesucristo, desde su nacimiento en un establo hasta su muerte en completa pobreza y estigmatizado. Pero, sólo tiene uno que leer lo que dictó S. Francisco sobre la verdadera alegría para darse cuenta de que el verdadero S. Francisco es muy diferente del que se ve en estatuas de jardín. Ésta es una versión para madres basada en lo que dictó el santo:
Vienen los reporteros y dicen que todos los mejores profesores y expertos de la crianza de niños han decidido que quieren educar a sus hijos de la misma forma que yo. Escribe: No es la verdadera alegría. Y que también recomiendan y apoyan estos métodos didácticos todos los prelados de la Iglesia, arzobispos y obispos; y que también lo hacen los más poderosos gobernantes del mundo y los multibillonarios. Escribe: No es la verdadera alegría.
También, que mis palabras llegaron a todos mis hijos y mis seres queridos que se habían alejado de la Iglesia y convirtieron a todos a la fe; también, que tengo tanta gracia de Dios que puedo solucionar todos los problemas que se me presentan y mis hijos se comportan siempre bien. Te digo que en todas estas cosas no está la verdadera alegría.
Pero, ¿cuál es la verdadera alegría? Vuelvo de un largo viaje y llego abrumada a la casa de uno de mis hijos, a pesar de que un frío invernal se ha levantado entre nosotros, ensuciando mi reputación, de tal forma que todo lo que llevo para ofrecerle no es suficiente para romper el hielo entre nosotros, sino que aumenta su frialdad hacia mí, haciendo que mi continuo dolor obstaculice mis intentos de acercarme a él, y me hierran el corazón tales heridas.
Y todo envuelta en la desgracia de ser mal vista, y el frío que me hace sentir su corazón y el hielo que no se rompe entre nosotros, llego a la puerta, y, después de haber golpeado y llamado por largo tiempo, viene mi hijo y pregunta: “¿Quién es?” Yo respondo: “Tu madre.” Y él dice: “Vete; no es hora decente de andar de camino; no entrarás.” E insistiendo yo de nuevo, me responde: “Vete, tú eres una simple y una ignorante; ya no vienes con tus hijos; nosotros somos tantos y tales, que no te necesitamos.” Y yo de nuevo estoy de pie en la puerta y digo: “Por amor de Dios recógeme esta noche.” Y él responde: “No lo haré. Vete a otro lugar y pide allí.”
Te digo que si hubiera tenido paciencia y no me hubiera alterado, que en esto está la verdadera alegría y la verdadera virtud y la salvación del alma.
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De las “Admoniciones de S. Francisco de Asís” en “Escritos de San Francisco de Asís”
“[Cap. XIII: De la paciencia]
Bienaventurados los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios (Mt 5,9). El siervo de Dios no puede conocer cuánta paciencia y humildad tiene en sí, mientras todo le suceda a su satisfacción. Pero cuando venga el tiempo en que aquellos que deberían causarle satisfacción, le hagan lo contrario, cuanta paciencia y humildad tenga entonces, tanta tiene y no más.”[Cap. XIV: De la pobreza de espíritu]
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos (Mt 5,3). Hay muchos que, perseverando en oraciones y oficios, hacen muchas abstinencias y mortificaciones corporales, pero, por una sola palabra que les parezca injuriosa para sus cuerpos o por alguna cosa que se les quite, escandalizados enseguida se perturban. Estos no son pobres de espíritu, porque quien es de verdad pobre de espíritu, se odia a sí mismo y ama a aquellos que lo golpean en la mejilla (cf. Mt 5,39).“[Cap. XV: De la paz]
Bienaventurados los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios (Mt 5,9). Son verdaderamente pacíficos aquellos que, con todo lo que padecen en este siglo, por el amor de nuestro Señor Jesucristo, conservan la paz en el alma y en el cuerpo.”“[Cap. XIX: Del humilde siervo de Dios]
Bienaventurado el siervo que no se tiene por mejor cuando es engrandecido y exaltado por los hombres, que cuando es tenido por vil, simple y despreciado, porque cuanto es el hombre delante de Dios, tanto es y no más. ¡Ay de aquel religioso que ha sido puesto en lo alto por los otros, y por su voluntad no quiere descender! Y bienaventurado aquel siervo (Mt 24,46) que no es puesto en lo alto por su voluntad, y siempre desea estar bajo los pies de los otros.”
Que el ejemplo de S. Francisco de Asís nos ayude a practicar la verdadera alegría en esta vida para poder alcanzar el gozo eterno.
[Fotos de Wikimedia Commons: estatua de padres de S. Francisco (Burgkirsch) / S. Francisco predicando (JoJan)]
Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Qué otros ejemplos puede dar de la verdadera alegría como la describe S. Francisco? ¿Cómo la practicó S. Francisco en su propia vida? ¿Qué estereotipos de S. Francisco conoce?
Mañana: Sta. Faustina Kowalska – “los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo” (Mc. 10, 10)
6 comentarios
La verdadera alegría es la que nace de dentro al sentirse,uno mismo,hijo de Dios.
Quizás será por seo que tan pocos llegan a alcanzar esa verdadera y perfecta alegría que describe S. Francisco, la que hizo a la Ssma. Virgen María "bendita" entre todas las mujeres y se expresó tan bien en la humildad de su Magnificat.
¿Se puede ser feliz sin sentirse uno contento? Creo que sí por Amor, pero por ser la práctica tan difícil estoy a años luz de los santos que lo demostraron. Eso no quita de la alegría que me da poder volver a leerle de nuevo. :) Un saludo.
Corroboro que se puede estar alegre,en medio de tempestades interiores que hundirían al más fuerte.
Se puede ser feliz,mira las fotos de Theresita,de Carlos de Foucauld,y,verás qué mirada tenían,y,por dentro hechos puré.
La unión transformante con Dios genera la alegría que nadie puede quitar.
La alegría es mía,Mª Lourdes,¡hija predilecta de Dios!.
¡Alabado sea el Señor que nos da tanta alegría y también nos da Nuestra Madre, la verdadera Hija Predilecta de Dios, como ejemplo a seguir!
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