Cómo cumplir mejor nuestro Plan de Vida, ayudados por nuestros Ángeles Custodios
El Señor recuerda a sus apóstoles en el Evangelio del XXVI Domingo de Tiempo Ordinario: “el que no está contra nosotros está a favor nuestro.” (Mc. 9, 40). Nadie más en contra de nosotros que el demonio, y tan real y fuerte es su ataque, que el Señor “a sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos” (Sal. 90, 11).
“Pero me diréis, si les viéramos ¿no aumentaría nuestra confianza en ellos? Si esto hubiera sido necesario para la salvación de nuestra alma, el buen Dios los habría hecho visibles. Pero eso tiene muy poca importancia, porque en nuestra religión sólo conocemos por la fe, y esto para que todas nuestras acciones sean más meritorias…” (S. Juan Vianney, “Catechetical instruccion”- cita traducida del inglés)
No nos hace falta ver a nuestro Ángel Custodio (como podía hacer Sta. Francisca Romana, por ejemplo), pero podemos confiar en ese Ángel tanto como hicieron S. Pío de Pietrelcina y S. Josemaría Escrivá, por ejemplo. Es de gran ventaja espiritual encomendarnos a nuestro Ángel Custodio cada día, porque la verdadera devoción a los Ángeles Custodios no es cosa de niños, sino una gran ayuda para cumplir nuestro Plan de Vida, un plan que seguimos para crecer espiritualmente según nuestra generosidad y capacidad.
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En EWTN.com recomiendan estas obras como parte de un “Plan de vida cristiana para el que quiera servir a Dios y santificarse”:
[Las citas son de “Catechetical instrucción” por S. Juan Vianney, traducidas del inglés]
A) Evita todo pecado mortal, cumpliendo los Mandamientos de Dios y de la Iglesia
“Hay algunas almas tan muertas, tan podridas, que yacen en su profanación sin percibirlo […]; estas personas son un objeto de horror en los ojos de Dios y de los santos ángeles. […]¡cómo entristecemos a nuestro Ángel Custodio! Siempre está a nuestro lado para enviarnos buenos pensamientos, y no nos ve hacer nada más que mal…””
Ayuda mucho el hacer examen de conciencia todos los días (antes de acostarse, por ejemplo) y recordar:
“[Cómo San Remigio superaba las tentaciones: ’Suelo recordar que mi Ángel Custodio está siempre a mi lado, que me asiste en todas mis necesidades, que me dice lo que debería hacer y lo que debería decir, y que escribe después de cada una de mis acciones, la manera en que lo hice.’”
1) Asistir a Misa diaria si es posible.
“¡Qué feliz es el Ángel Custodio que dirige un alma bella a la santa mesa!”
“Si Nuestro Señor hubiera tenido en cuenta lo que merecemos, nunca hubiera instituído este hermoso Sacramento de amor: porque nadie en el mundo es digno de Él, ni los santos, ni los ángeles, ni los arcángeles, ni la Ssma. Virgen; pero Él tuvo en cuenta nuestras necesidades, y todos lo necesitamos.”
2) Confesarse sacramentalmente con frecuencia (cada una o dos semanas)
“Podrías tener dos cientos ángeles allí, pero no te podrían absolver.”
3) Rezar todos los días el Rosario
“Cuando rezamos con atención, con humildad de mente y de corazón, dejamos la tierra, nos alzamos al Cielo, penetramos en el Seno de Dios, vamos y conversamos con los ángeles y los santos.”
4) Lectura espiritual diaria (Biblia, vidas y obras de santos, por ejemplo)
Un problema que señala S, Juan Vianney es que: “rechazamos las inspiraciones de nuestro buen Ángel Custodio. Despreciamos los buenos pensamientos, abandonamos la oración y los Sacramentos.” La lectura espiritual diaria (al menos 15 min.) nos ayuda a oír y a apreciar los buenos pensamientos que el Espíritu Santo nos manda por nuestro Ángel Custodio.
5) Visitar todos los días a Jesús en el Santísimo Sacramento (reservado o expuesto), aunque sea pocos minutos cada vez
“¡Qué alegría para el Ángel Custodio dirigir a un alma pura! Mis hijos, cuando un alma es pura, ¡todo el Cielo lo mira con amor! Ah, si tuviéramos ojos de ángeles con los cuales ver a Nuestro Señor Jesucristo, que está aquí presente sobre este altar, que nos está mirando, ¡cómo le amaríamos! No desearíamos jamás partir de Él.”
C) Para perfeccionarse más
1) Dedicar tiempo a la oración y a la meditación al levantarse y al acostarse, rezar la Liturgia de las Horas
“Hay dos gritos en el hombre, el grito del ángel y el grito de la bestia. El grito del ángel es la oración; el grito de la bestia es el pecado.”
2) Guardar la Presencia de Dios a lo largo del día
“Cuando vamos por la calle, fijemos nuestos ojos en Nuestro Señor llevando Su Cruz ante nosotros; en la Ssma. Virgen, que nos está mirando; en nuestro Ángel de la Guarda, que está a nuestro lado. ¡Qué hermosa es esta vida interior! Nos une al buen Dios… Por lo tanto, cuando el demonio ve a un alma que busca alcanzarlo, intenta desviarlo de ella llenando su imaginación con miles de fantasías.”
3) Buscar un confesor fijo o un director espiritual
“Si fuera a encontrarme con un sacerdote y un ángel, debería saludar al sacerdote antes de saludar al ángel. Este último es el amigo de Dios; pero el sacerdote toma Su lugar.”
4) Hacer retiros espirituales como preparación para la muerte
“Siempre tenemos dos secretarios: el demonio, que apunta nuestras malas acciones, para acusarnos de ellas; y nuestro buen ángel, que apunta las buenas, para justificarnos en el Día del Juicio. Cuando todas nuestras acciones se presenten ante nosotros, ¡qué pocas serán agradables a Dios, hasta entre las mejores!”
5) Rezar el Ángelus / Regina Coeli
Estos mensajeros de Dios nos hablan de lo celestial y nos dirigen hacia el Cielo:
“¡Qué felicidad entonces ver al buen Dios! Los ángeles le han contemplado desde el comienzo del mundo, y no se sacian; sería la mayor desgracia para ellos ser deprivados de Él por un solo momento. La posesión del Cielo, mis hijos, nunca nos puede cansar; poseemos al buen Dios, el Autor de todas las perfecciones.”
Que siguiendo un Plan de Vida y haciendo caso a las inspiraciones de nuestros Ángeles Custodios alcancemos todos esa felicidad algún día.
Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Cómo es su relación con su Ángel Custodio? ¿Sigue un Plan de Vida o piensa hacerlo? ¿Qué es lo que le parece más fácil o difícil de cumplir en un Plan de Vida?
Mañana: S. Francisco de Borja – “al infierno, donde el gusano no muere…”(Mc. 9, 48)
6 comentarios
Llevé,en mis años juveniles un pal de vida con 32 puntos,y,cuando descubrí el Dios del Amor,entendí que el plan de vida era amar sin medida renunciando continuamente.
Hay un espiritual que dice así:
"Día y noche van tus ángeles Señor conmigo
Día y noche siento que Tu estás en mí.
Si anochece en el camino,van tus ángeles Señor conmigo
En las luchas de la vida siento que Tu,estás en mi"
Se comienza reservando cierto tiempo para el Señor, pero como dice, uno acaba ofreciendo todo momento al que uno más ama: a Dios.
Muchas gracias por compartir ese precioso poema que tan bien recuerda cómo los ángeles son reflejos del gran amor que Dios nos tiene. Él es el que se merece toda adoración y gloria y el que más cerca de nosotros está. Un saludo.
Pues los cumplía todos,hasta que conocí a Theresita y mi padre espiritual(q.e.p.d.) me dispensó de ese plan de vida y pasó a ser uno muy simple:
1)Oración.
2)Caridad.
3)Familia.
4)Deber humano.
5)Apostolado.
Los dos primeros ocupaban el 80%,o más, del tiempo de Dirección Espiritual
De lo que menciona, los dos primeros me bastan, abarcando "Caridad" 3,4, y 5. Creo que pondría primero a la Caridad (Amor de Dios), porque me parece que sin ella nada más tiene sentido en un Plan de Vida.
En efecto Dios es Amor,pero ese Amor solo puede captarse y llenarse uno mismo de él en la oración,incluyendo los sacramentos,naturalmente entendida como indico a continuación,disculpa si resulta largo.
Una homilía del siglo V atribuida erróneamente a san Juan Crisóstomo
«Enséñanos a orar»
El bien supremo es la oración, la conversación familiar con Dios. Ésta es la relación que tenemos con Dios y la unión con él. Igual que los ojos del cuerpo quedan iluminados al ver la luz, asimismo el alma que tiende hacia Dios queda iluminada por su inefable luz. La oración no es efecto de una actitud exterior sino que viene del corazón.
No queda reducida a unas horas o a momentos determinados sino que es una actividad continua, tanto de día como de noche. No nos contentemos orientando nuestro pensamiento a Dios durante el tiempo dedicado exclusivamente a la oración, sino que cuando otras ocupaciones nos absorben –como son el cuidado de los pobres o cualquier otra ocupación dirigida a una obra buena y útil- es importante mantener al mismo tiempo el deseo y el recuerdo de Dios, a fin de ofrecer al Señor del universo un alimento muy suave, sazonado con la sal del amor de Dios. Podemos sacar de ahí una gran ventaja para toda la vida si consagramos a ella buena parte de nuestro tiempo.
La oración es la luz del alma, el verdadero conocimiento de Dios, la mediación entre Dios y los hombres. A través de ella el alma se eleva hacia el cielo y abraza al Señor con un abrazo inexpresable. Como un niño de pecho hace con su madre, el alma llama a Dios llorando, hambrienta de la leche divina. Expresa sus deseos más profundos y recibe regalos que sobrepasan todo lo que se puede ver en la naturaleza. La oración con la cual nos presentamos con respeto delante de Dios, es gozo para el corazón y descanso del alma.
Cuesta bastante mantener esa "presencia de Dios" a lo largo del día cuando es forzada y no respirada, pero tiene que haber un mínimo de oración para que el alma se mantenga viva. Los santos respiraban a Dios con amor, pero me parece que sólo en el Cielo será posible mantener sin interrupción alguna ese diálogo de Amor que la debilidad humana (incluyendo la necesidad del sueño) no permite. Mientras tanto, a ejercer la voluntad para aprovechar todo momento. Gracias por esa cita tan alentadora. Un saludo.
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