L. Los autores principales de la Pasión
El grave pecado de judíos y gentiles[1]
En los tres artículos anteriores de esta cuestión dedicada a la causa eficiente de la pasión de Cristo, Santo Tomás se ha ocupado del estudio de las dos principales: Dios Padre y el Hijo. En los tres siguientes, se ocupa de las tres causas, o autores secundarios o instrumentales, de la pasión de Cristo: los judíos y los gentiles.
En el primer artículo de ellos, muestra que fue conveniente que Cristo padeciera por parte de los judíos y de los gentiles, con la siguiente argumentación: «En el mismo modo en que se realizó la pasión de Cristo estuvo figurado el efecto de la misma. La pasión de Cristo ejerció primeramente su efecto salvador en los judíos, muchísimos de los cuales fueron bautizados en la muerte de Cristo, como consta en los Hechos de los Apóstoles (Hch 2, 41 y 4, 4). Pero después, mediante la predicación de los judíos, el efecto de la pasión de Cristo llegó a los gentiles. Por eso, fue conveniente que Cristo comenzase a padecer por parte de los judíos, y después estos le entregasen a los gentiles, que por sus manos debían concluir su pasión»[2].


La muerte de Cristo fue también por obediencia a su Padre, «tal como se dice en la Escritura: «se hizo obediente hasta la muerte» (Flp 2, 8)»
En la segunda cuestión de las dedicadas a la Pasión de Cristo, Santo Tomás determina quienes fueron sus autores. Su tesis es que su muerte se debió a cuatro causas eficientes, pero en distintos sentidos: el mismo Cristo y Dios Padre como autores principales, y los gentiles y los judíos, como ejecutores y responsables, sobre todo estos últimos.
El siguiente artículo del dedicado al tiempo de la Pasión es sobre su lugar Afirma Santo Tomás en el mismo que: «fue conveniente que Cristo padeciese en Jerusalén»