LXXXVI. El poder de Cristo de ascender al cielo
Los poderes de Cristo para subir al cielo[1]
En el artículo tercero de la cuestión dedicada a la ascensión del Señor, examina Santo Tomás la primera parte de la tesis de la conclusión anterior, que la ascensión de Cristo, o movimiento de la tierra al cielo, fue en cuanto hombre, aunque su causa, como se afirma en la segunda, fue en cuanto Dios. Precisa en este artículo que subió al cielo no sólo por el poder de su divinidad, sino también por virtud de su cuerpo glorioso.
La prueba que da es la siguiente: «Hayen Cristo hay dos naturalezas, a saber: la divina y la humana. Y según una y otra se puede tomar el poder propio de Cristo».
Así lo había establecido en la respuesta a la última objeción del artículo anterior, pero concreta ahora que «según la naturaleza humana, el poder de Cristo puede considerarse doble. Uno, el natural, que procede de los principios de la naturaleza. Y es evidente que con tal poder Cristo no subió a los cielos. Otro, el poder de la gloria, que existe en su naturaleza humana. Y con este poder subió Cristo a los cielos», que no es natural, sino recibido de Dios.

Afirmada la conveniencia de que Cristo subiera al cielo en el artículo primero de la cuestión de la Ascensión
La última cuestión de las cuatro dedicadas por Santo Tomás a la resurrección de Cristo está dedicada a estudiar su causalidad en nosotros. En el primer artículo se analiza el benefició de nuestra futura resurrección corporal, que causó su triunfante resurrección.





