LXIII. La pobreza voluntaria
711. –Después del capítulo sobre los consejos evangélicos, el Aquinate dedica otros cinco al de la pobreza. ¿Por qué se ocupa, en el primero de ellos, a presentar los argumentos, que se dan contra la pobreza voluntaria?
–Unos pocos años antes de su redacción, Santo Tomás había participado, en París, en la defensa de los ataques contra las ordenes mendicantes. Su manera de vivir la pobreza era uno de los puntos criticados por los enemigos de dominicos y franciscanos. Por ello, conocía muy bien todas las impugnaciones a la pobreza voluntaria, que vivían, y las respuestas que había de dar a las mismas. En el primer capítulo, presenta todo el compendio de las objeciones.
La primera es el siguiente: «Los hombres necesitan para la conservación de su vida muchas cosas que no pueden hallar en todo tiempo. Luego es natural que el hombre reúna y conserve lo que le es necesario. Es, por lo tanto, contra la ley natural el desparramar mediante la pobreza las cosas acumuladas»[1].