LXXXVIII. El misterio de la Encarnación
1032. –¿Por qué, después del tratado sobre la Santísima Trinidad de la «Suma contra los gentiles», se ocupa el Aquinate del misterio de la Encarnación?
–Al comenzar el tratado de la Encarnación, escribe Santo Tomás que: «puesto que, como se ha dicho al hablar de la generación divina, al Señor Jesucristo le convenían unas cosas según la naturaleza divina y otras según la humana, en la cual se quiso encarnar el Hijo eterno de Dios asumiéndola en el tiempo, queda ahora por tratar del misterio mismo de la Encarnación».
Indica además que el misterio de la Encarnación es «entre todas las obras divinas, el que más excede la capacidad de nuestra razón, pues no puede imaginarse hecho más admirable que este de que el Hijo de Dios, verdadero Dios, se hiciese hombre verdadero».