(208) Reforma o apostasía –IV. La Iglesia es para la gloria de Dios
–Si la glorificación de Dios fuera la vocación fundamental de la Iglesia, ya nos lo habrían dicho…
–Lo dice la Biblia y el Magisterio apostólico. Si esa vocación no se predica, no se conoce y no se vive, y entonces se arruina el cristianismo.
–Doxología y soteriología. En las Iglesias descristianizadas se ha debilitado el amor a Dios, que busca ante todo glorificarle en el mundo (doxología); y el amor a los hombres, que procura su salvación temporal y eterna con la gracia de Cristo Salvador (soteriología). Ambas dimensiones, como veremos, se exigen y potencian mutuamente. Y esta disminución en el amor a Dios y a los hombres ha producido un debilitamiento de la fe, una grave desviación en el mismo entendimiendo del cristianismo. Por eso la reforma de estas Iglesias, que están torcidas, exige ante todo enderezarlas a su fin verdadero, reafirmar su misión doxológica y soteriológica, negada en la práctica por una secularización, o si se quiere, por un temporalismo, un horizontalismo, que cierra la misión en el hombre y en la vida presente, y que afecta a todas las manifestaciones de la Iglesia: el culto litúrgico, la teología, la espiritualidad, las misiones, las obras benéficas, la educación, la familias, a todo el mundo cristiano. Reforma o apostasía.