InfoCatólica / Reforma o apostasía / Categoría: Liturgia Horas

3.05.15

(319) Liturgia –32. Liturgia de las Horas, 8. santificación de las horas del día

Amanecer

–Yo pensaba que se había olvidado de la Liturgia de las Horas.

–Pues ya ve usted que no. 

–La Eucaristía y las Horas. «La Liturgia de las Horas extiende (PO 5) a los distintos momentos del día la alabanza y la acción de gracias… que se nos ofrecen en el Misterio eucarístico, “centro y cumbre de toda la vida de la comunidad cristiana” (CD 30)» (OGLH 12). Jesucristo manifesta máximamente su amor al Padre precisamente en la ofrenda total de la Eucaristía, es decir, de la Cruz: «conviene que el mundo conozca que yo amo al Padre, y que, según el mandato que me dio el Padre, así hago» (Jn 14,31). Y una vez resucitado y ascendido a los cielos junto al Padre, «vive siempre para interceder por nosotros» (Heb 7,25).

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24.03.15

(312) Liturgia –31. Liturgia de las Horas, 7. «siempre en salmos»

Catedral de Providence, USA

–Rezar salmos todos los días en la oración tiene que resultar muy pesado.

–Está usted herrado; perdón, sin h. La Iglesia viene rezándolos desde hace veinte siglos y no se cansa. 

–«Siempre en salmos, himnos y cánticos espirituales» (Ef 5,19). ¿Y por qué siempre en salmos? El Concilio nos ayuda a entender esta secular presencia privilegiada de los salmos en la liturgia de la Iglesia, tanto en Occidente como en Oriente, cuando declara que «el Sumo Sacerdote de la nueva y eterna Alianza, Cristo Jesüs, al tomar la naturaleza humana, introdujo en este exilio terrestre aquel himno que se canta perpetuamente en las moradas celestiales.El une a sí mismo la comunidad entera de los hombres y la asocia al canto de este divino himno de alabanza» (SC 83).

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14.03.15

(310) Liturgia –30. Liturgia de las Horas, 6. es oración bíblica

Giotto di Bondone, 1304

–Dios mío, ven en mi auxilio.

–Señor, apresúrate en socorrerme. La oración es un movimiento del alma que comienza en Dios, por su gracia, y en Él termina.

–Las Horas, como toda la Liturgia de la Iglesia, es profundamente bíblica. Cumple, lo mismo en Oriente que en Occidente, la norma del Apóstol: «la palabra de Cristo habite en vosotros abundantemente, enseñándoos y exhortándoos unos a otros con toda sabiduría, con salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando y dando gracias a Dios en vuestros corazones» (Col 3,16). Por eso el Concilio Vaticano II «exhorta en el Señor a los sacerdotes y a cuantos participan en dicho Oficio que, al rezarlo, la mente concuerde con la voz, y para conseguirlo mejor adquieran una instrucción litúrgica y bíblica más rica, principalmente acerca de los salmos» (Sacrosanctum Concilium 90). Cuando la sagrada Escritura es «extraña» al conocimiento y a la mentalidad de los fieles cristianos, es inevitable que les resulte «extraña» la liturgia de la Iglesia, y concretamente la de las Horas. 

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5.03.15

(309) Liturgia –29. Liturgia de las Horas, 5. Es oración vocal

libro de rezos-manos

–Mire usted, y perdone, pero yo pienso que la oración vocal es una forma de oración muy pobre.

–Pues permítame que le diga con todo respeto, pero también con toda sinceridad, que es usted un hereje.

La Liturgia de las Horas es toda ella un conjunto de oraciones vocales. Esto ha de decirse de toda la sagrada Liturgia de la Iglesia, como ya lo señalé en otro artículo de esta serie (272). Pero las Horas lo son de un modo especial. Por eso conviene que consideremos qué es la oración vocal, cuáles son sus valores fundamentales y cómo debe hacerse. Quien desprecie la oración vocal, tendrá que despreciar la Liturgia de las Horas, y en general toda oración litúrgica. Y eso es muy grave.

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29.01.15

(304) Liturgia –28. Liturgia de las Horas, 4. Es la oración de Cristo con su Cuerpo

Karl bloch (+1890)–Me va pareciendo que es usted bastante partidario del rezo de las Horas.

–Efectivamente, soy muy partidario. Y la Iglesia también, dicho sea de paso.

«Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra» (Lc 10,31).

La liturgia de las Horas «es la oración de Cristo, con su mismo Cuerpo, al Padre» (Vaticano II, SC 84; Catecismo 1174). Es muy importante que cuantos rezamos las Horas seamos en la fe conscientes de que es Cristo, obrando en nosotros por el Espíritu Santo, quien está orando al Padre celestial. «Cuando oréis, decid Padre nuestro» (Mt 6,9; Lc 11,1). Es el Espíritu Santo el que viene en ayuda de nuestra flaqueza, porque nosotros no sabemos orar, y ora en nosotros con palabras inefables (Rm 8,26-28). Así nos lo asegura el Magisterio apostólico:

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