Revista "Fe y Razón" - N° 94 (16 de diciembre de 2013)
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A continuación reproduzco el artículo editorial, con un saludo navideño.
17.12.13
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A continuación reproduzco el artículo editorial, con un saludo navideño.
14.12.13
En la primera mitad de los años setenta, un amigo de nuestro grupo hizo un viaje a Holanda. Allí la Iglesia siempre estaba dando que hablar, vista por unos como la imagen y la esperanza de una Iglesia mejor para el mañana y por otros como un síntoma de decadencia, lógica consecuencia de la actitud asumida. Con cierta curiosidad esperábamos el relato que nuestro amigo hiciera a su vuelta. Como era un hombre leal y un preciso observador, nos habló de todos los fenómenos de descomposición de los que ya habíamos oído algo: seminarios vacíos, órdenes religiosas sin vocaciones, sacerdotes y religiosos que en grupo dan la espalda a su propia vocación, desaparición de la confesión, dramática caída de la frecuencia en la práctica dominical, etc., etc.
Por supuesto nos describió también las experiencias y novedades, que no podían, a decir verdad, cambiar ninguno de los signos de decadencia, más bien la confirmaban. La verdadera sorpresa del relato fue, sin embargo, la valoración final: a pesar de todo, una Iglesia grande, porque en ninguna parte se observaba pesimismo, todos iban al encuentro del futuro llenos de optimismo. El fenómeno del optimismo general hacía olvidar toda decadencia y toda destrucción; era suficiente para compensar todo lo negativo. Yo hice mis reflexiones particulares en silencio. ¿Qué se habría dicho de un hombre de negocios que escribe siempre cifras en rojo, pero que en lugar de reconocer sus pérdidas, de buscar las razones y de oponerse con valentía, se presenta ante sus acreedores únicamente con optimismo? ¿Qué habría que pensar de la exaltación de un optimismo simplemente contrario a la realidad? Intenté llegar al fondo de la cuestión y examiné diversas hipótesis. El optimismo podía ser sencillamente una cobertura, detrás de la que se escondiera precisamente la desesperación, intentando superarla de esa forma. Pero podía tratarse de algo peor: este optimismo metódico venía producido por quienes deseaban la destrucción de la vieja Iglesia y, con la excusa de reforma, querían construir una Iglesia completamente distinta, a su gusto, pero no podían empezarla para no descubrir demasiado pronto sus intenciones. Entonces el optimismo público era una especie de tranquilizante para los fieles, con el fin de crear el clima adecuado para deshacer, posiblemente en paz, la misma Iglesia, y conquistar así el dominio sobre ella.
El fenómeno del optimismo tendría por tanto dos caras: por una parte supondría la felicidad de la confianza, aunque más bien la ceguera, de los fieles que se dejan calmar con buenas palabras; por otra existiría una estrategia consciente para un cambio en la Iglesia, en la que ninguna otra voluntad superior –voluntad de Dios– nos molestara, inquietando nuestras conciencias, y nuestra propia voluntad tendría la última palabra. El optimismo sería finalmente la forma de liberarse de la pretensión, ya amarga pretensión, del Dios vivo sobre nuestra vida. Este optimismo del orgullo, de la apostasía, se habría servido del optimismo ingenuo, más aún, lo habría alimentado, como si este optimismo no fuera sino esperanza cierta del cristiano, la divina virtud de la esperanza, cuando en realidad era una parodia de la fe y de la esperanza. Reflexioné igualmente sobre otra hipótesis. Era posible que un optimismo similar fuera sencillamente una variante de la perenne fe liberal en el progreso: el sustituto burgués de la esperanza perdida de la fe. Llegué incluso a concluir que todos estos componentes trabajaban conjuntamente, sin que se pudiera fácilmente decidir cuál de ellos, cuándo y dónde predominaba sobre los otros.
6.12.13
Dios mediante, a lo largo de una serie de artículos iré planteando las preguntas del cuestionario del documento preparatorio del próximo Sínodo de los Obispos y ofreciendo mis respuestas personales, como un modesto aporte a nuestra reflexión colectiva.
Pregunta
1 - Sobre la difusión de la Sagrada Escritura y del Magisterio de la Iglesia en relación a la familia
(…)
b) Allí donde se conocen las enseñanzas de la Iglesia ¿son éstas integralmente aceptadas? ¿Se verifican dificultades para ponerlas en práctica? ¿Cuáles?
Respuesta
1) Situación religiosa
En mi respuesta a la pregunta 1a sostuve que muchos católicos tienen un nivel de formación doctrinal muy inferior al correspondiente a su cultura general. Ahora agrego que, incluso entre quienes conocen las enseñanzas de la Iglesia, hoy es muy común que no las acepten integralmente.
Muchos católicos están alejados de la Iglesia porque:
• No creen en dogmas fundamentales de la fe cristiana (religión verdadera, Divina Revelación, Encarnación, existencia e inmortalidad del alma, existencia del Cielo, existencia del pecado, del diablo y del infierno, infalibilidad papal, etc.). Lamentablemente, estos católicos “a la carta” existen incluso entre los católicos practicantes.
• O tienen opiniones contrarias a la doctrina moral católica en puntos tales como el divorcio, la anticoncepción, la reproducción humana artificial, el aborto, las relaciones sexuales “prematrimoniales”, la necesidad de la formación religiosa en las escuelas públicas, etc.
• O no practican el culto católico. En algunos países o regiones de tradición católica el grado de práctica sacramental disminuyó mucho en las últimas décadas y actualmente es muy bajo. Sobre todo han descendido los números de las confirmaciones y de los matrimonios sacramentales. Sin embargo, en Iberoamérica muchos católicos no practicantes participan en expresiones de religiosidad popular católica. La mayoría de los católicos opina que se puede ser buen católico sin ir a Misa todos los domingos y que no hay necesidad de los sacerdotes para la reconciliación con Dios. Muchos católicos han perdido en gran parte su identidad católica y no se consideran vinculados a la Iglesia Católica. No son pocos los católicos que no rezan nunca.
3.12.13
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A continuación reproduzco el artículo editorial.
Un nuevo año cristiano
Equipo de Dirección
1. Nuevo sitio de “Fe y Razón”
Tenemos la alegría de anunciarles el lanzamiento del nuevo sitio web de “Fe y Razón”: www.revistafeyrazon.com. El nuevo sitio, que aún está en construcción, contiene ya todos los números de la Revista “Fe y Razón” publicados en 2013. Es el resultado del trabajo voluntario de un colaborador argentino, Carlos Caso-Rosendi. Agradecemos mucho a Carlos su generoso aporte y lo felicitamos por su excelente trabajo.
29.11.13
Misa matutina en la Capilla de la Domus Sanctae Marthae
Lunes 18 de noviembre de 2013
Existe una insidia que recorre el mundo. Es la «globalización de la uniformidad hegemónica» caracterizada por el «pensamiento único», a través del cual, en nombre de un «progresismo adolescencial», no se duda en negar las propias tradiciones y la propia identidad. Lo que nos debe consolar es que, sin embargo, ante nosotros está siempre el Señor fiel a su promesa, que nos espera, nos ama y nos protege. En sus manos iremos seguros en todo camino. Es ésta es la reflexión propuesta por el Papa Francisco el lunes 18 de noviembre. Concelebró con él el arzobispo Pietro Parolin, secretario de Estado, que ese día iniciaba su servicio en el Vaticano.
El Pontífice comenzó su reflexión comentando la lectura tomada del primer libro de los Macabeos (1, 10-15; 41-43; 54-57; 62-64), «una de las páginas más tristes de la Biblia», dijo, donde se habla de «una buena parte del pueblo de Dios que prefiere alejarse del Señor ante una propuesta de mundanidad». Se trata, indicó el Papa, de una actitud típica de la «mundanidad espiritual que Jesús no quería para nosotros. En tal medida que había orado al Padre a fin de que nos salvase del espíritu del mundo».
28.11.13
Comentario de: Jean Carmignac, La naissance des Évangiles synoptiques, François-Xavier de Guibert, Quatrième édition, Paris 2007.
1. Introducción
Jean Carmignac (1914-1986), sacerdote católico francés y gran exegeta, fue fundador de la Revue de Qumran y especialista indiscutido (uno de los principales del mundo) en los manuscritos del Mar Muerto. En 1961-1963, en colaboración con otros tres expertos, publicó en dos tomos los textos de Qumran, traducidos del hebreo al francés y comentados. Cuenta Carmignac que, al traducir esos textos, constató muchas relaciones con el Nuevo Testamento, por lo que se propuso escribir un comentario del Nuevo Testamento a la luz de los documentos del Mar Muerto. En 1963, habiendo comenzado con el Evangelio de Marcos, ensayó traducirlo del supuesto original griego al hebreo de Qumran (el hebreo del tiempo de Jesús, un poco distinto del hebreo bíblico y bastante diferente del hebreo de la Mishnah) para su simple uso personal, a fin de facilitar la comparación con los citados documentos. Había imaginado que esa traducción sería muy difícil; quedó muy asombrado al descubrir que, por el contrario, la traducción era muy fácil. Después de sólo un día de trabajo, quedó convencido de que el texto griego de Marcos era una traducción de un original hebreo. El traductor realizó su trabajo con extrema fidelidad, traduciendo del hebreo al griego palabra por palabra, e incluso conservando en griego el orden de las palabras exigido por la gramática hebrea. Ni siquiera un semita que hubiese aprendido muy tarde el griego habría sufrido un apego tan grande a su lengua materna. Al menos de vez en cuando se habría tomado alguna libertad, recurriendo a una fórmula corriente en griego. Pero no. Nuestro Evangelio de Marcos es la obra de un traductor que respetó al máximo (calcándolo) un texto hebreo (o tal vez arameo, otra lengua semítica, similar al hebreo) que tenía ante sí.
24.11.13
Dios mediante, a lo largo de una serie de artículos iré planteando las preguntas del cuestionario del documento preparatorio del próximo Sínodo de los Obispos y ofreciendo mis respuestas personales, como un modesto aporte a nuestra reflexión colectiva.
Pregunta
1 - Sobre la difusión de la Sagrada Escritura y del Magisterio de la Iglesia en relación a la familia
a) ¿Cuál es el real conocimiento de las enseñanzas de la Biblia, de la Gaudium et Spes, de la Familiaris Consortio y de otros documentos del Magisterio post-conciliar sobre el valor de la familia según la Iglesia Católica? ¿Cómo nuestros fieles son formados en la vida familiar según las enseñanzas de la Iglesia?
Respuesta
22.11.13
Cuando Nuestro Señor colgó en la Cruz, nadie se dio cuenta que Su dolor humano comenzaba en ese momento a irradiar, como la luz del sol irradia, a todos los hombres de todas las épocas. La Cruz nos enseñó que el dolor y la muerte son nada ante el amor de Dios, que todo lo somete al poder Divino. Él nos amó primero y por habernos amado sufrió para que por sus heridas fuéramos curados.
Años después, un escritor cristiano aconsejaría a su rebaño a permanecer en el amor, esa argamasa divina que une a todas las partes de la Iglesia a través del tiempo y del espacio: “Permaneced en el amor fraterno. No os olvidéis de la hospitalidad, pues gracias a ella algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles. Acordaos de quienes sufren en prisión, como si estuvierais con ellos encarcelados, y de los maltratados, pensando que también vosotros tenéis un cuerpo.” (Hebreos 13:3)
Desde el principio de la Iglesia, el Señor ha permitido que sus seguidores sufran tal como Él sufrió. En algunos casos, a sus hijos preferidos, Jesús les regala astillas selectas de la Cruz. A mi entender, tal es el caso del Padre Gordon MacRae, un hombre de bien, un inocente, que carga ya hace muchos años una injusticia insoportable y muy difícil de comprender.
Acusado falsamente de un delito que no cometió, el Padre MacRae es uno de esos justos que han debido pagar en su cuerpo las culpas de otros pecadores, tal como lo hizo Cristo. Como todos los sacerdotes católicos, el Padre MacRae dedicó su vida a ser un alter Christus, otro Cristo en el servicio de la Iglesia. Jesús le tenía preparado un sacrificio especial que lo llevó a ser, como Cristo, acusado falsamente y condenado sin justicia ni piedad.
19.11.13
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Jesucristo Rey del Universo, y por lo tanto del Uruguay
Equipo de Dirección
1. Ver
Los lectores habituales de “Fe y Razón” recordarán que desde el N° 90 nos adherimos a dos campañas de emails contra el proyecto de Ley de Técnicas de Reproducción Humana Asistida. Entre ambas campañas se enviaron en total varios cientos de emails a legisladores uruguayos.
El martes 12 de noviembre de 2013, actuando con gran rapidez, la Cámara de Diputados aprobó ese proyecto de ley, con un solo voto en contra, el del Diputado Gerardo Amarilla, del Partido Nacional. Dado que en octubre de 2013 el mismo proyecto había sido aprobado por la Cámara de Senadores (en forma unánime en la votación general), y que nadie espera que el Poder Ejecutivo lo vete, se puede decir que ya se ha convertido en ley.
Por una parte, la nueva ley legaliza actividades que se practicaron en el Uruguay durante muchos años al margen de la ley: selección embrionaria, reducción embrionaria, congelación de embriones, reproducción humana artificial homóloga y heteróloga, etc.
Por otra parte, la nueva ley legaliza también cosas que creemos que son “nuevas” en nuestro país, como por ejemplo la maternidad subrogada y la fecundación artificial con gametos de personas fallecidas.
Esta ley no es un hecho aislado, sino que se inscribe dentro de una tendencia claramente discernible. Baste recordar los siguientes cuatro ejemplos, a los que se podría agregar muchos otros:
• La Ley de Unión Concubinaria (de 2007) dio reconocimiento legal a ciertos concubinatos y les otorgó derechos análogos a los del matrimonio. Fue aprobada por ambas Cámaras del Parlamento uruguayo de un modo casi unánime.
• La Ley de Defensa del Derecho a la Salud Sexual y Reproductiva (de 2008) garantizó los “derechos sexuales” y los “derechos reproductivos”, los que, según sus promotores, incluyen respectivamente, entre otras cosas, el derecho a la homosexualidad y el derecho al aborto.
• La Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (de 2012) legalizó el aborto voluntario.
• La Ley de Matrimonio Igualitario (de abril de 2013) estableció el matrimonio homosexual. Fue aprobada por amplia mayoría en ambas Cámaras, con los votos de legisladores de todos los partidos políticos.
10.11.13
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5.11.13
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26.10.13
6. Críticas filosóficas al darwinismo
Karl Popper, uno de los principales filósofos de la ciencia del siglo XX, planteó una objeción grave contra el darwinismo desde el punto de vista de la epistemología. Según Popper la característica principal de las teorías científicas es su falsabilidad, es decir su posibilidad de ser refutadas por medio de datos empíricos. En una ocasión Popper sostuvo que el darwinismo es una pseudociencia por no ser falsable. Esto significa que no hay ningún hecho concebible que pueda refutar la teoría darwinista. Ocurra lo que ocurra, a posteriori el darwinista podrá decir que eso es lo que tenía que ocurrir en virtud del mecanismo mutación-selección y podrá ofrecer conjeturas ideadas ad hoc para intentar explicar lo ocurrido. Posteriormente Popper suavizó su crítica al darwinismo, pero siguió sosteniendo que éste podía hacer una sola predicción: la gradualidad de los cambios.
También desde la filosofía aristotélica y tomista se puede plantear objeciones muy serias al darwinismo, pero el tratamiento de ese tema rebasa las dimensiones de esta presentación.
Es necesario cuestionar las premisas filosóficas de las que proviene el darwinismo. Considerando la falta de evidencia directa que respalde la teoría darwinista y los desafíos insuperables que la paleontología, la bioquímica y la teoría de la información plantean hoy al darwinismo, podemos preguntarnos, con Phillip Johnson, lo siguiente: “¿Por qué otras personas, incluyendo expertos cuya inteligencia e integridad intelectual respeto, piensan que la evidencia de fluctuaciones locales de poblaciones confirma que la selección natural tiene la capacidad de obrar proezas de ingeniería, de construir maravillas como el ojo y el ala?” La respuesta de Johnson es que, en último análisis, la teoría darwinista no es una mera hipótesis científica, sino que es vista por sus propulsores como una necesidad filosófica.
25.10.13
5. Desafíos al darwinismo desde la teoría de la información
Los cuerpos animales están repletos de órganos que requieren una coordinación muy ajustada de partes complejas para poder cumplir sus funciones. ¿Cómo tales órganos pueden haberse formado mediante una enorme cantidad de variaciones aleatorias pequeñísimas, cada una de ellas favorable para la especie? Por ejemplo, ¿para qué sirve el 5% de un ojo? Richard Dawkins respondió que puede servir para tener un 5% de visión. Pero es una falacia suponer que el 5% de un ojo implica un 5% de visión normal.
La teoría darwinista implica una enorme sucesión de hechos improbabilísimos. Lo menos que se puede decir es que el cálculo de probabilidades arroja muy serias dudas sobre esa teoría. En 1967, un encuentro en Filadelfia entre biólogos darwinistas y matemáticos dio lugar a una agria confrontación acerca de la plausibilidad de la evolución darwinista. Matemáticos como Ulam y Schützenberger concluyeron que el tiempo disponible desde el origen de la vida no era ni remotamente suficiente para que la evolución darwinista pudiera haber tenido lugar. La respuesta de los darwinistas fue dogmática: dado que la evolución darwinista de hecho ocurrió, las dificultades matemáticas se resolverán de un modo u otro.
24.10.13
3. La evidencia fósil. Desafíos al darwinismo desde la paleontología
Según la teoría darwinista de la evolución, el registro fósil debería conservar enormes cantidades de formas de transición entre especies. Sin embargo, este requisito no se cumple ni siquiera remotamente. El propio Darwin concedió que el estado de la evidencia fósil era la más obvia y grave objeción que podía ser instada contra su teoría, pero esperaba que los abundantes fósiles con formas de transición fueran descubiertos más adelante. 150 años después, esos fósiles siguen siendo demasiado escasos, por lo cual sólo muy difícilmente se puede mantener la postura esperanzada de Darwin. Los escenarios gradualistas para el desarrollo de sistemas complejos son especulaciones. Por ejemplo, las alas de pájaros y murciélagos aparecen en el registro fósil ya desarrolladas, y nadie ha confirmado mediante observaciones o experimentos que la evolución aleatoria y gradual de alas es posible.
Una frase famosa del paleontólogo darwinista Stephen Jay Gould Gould resume bien el problema: “la extrema rareza de las formas transicionales en el registro fósil es el secreto profesional de la paleontología”. Esta sorprendente situación ha sucedido porque el darwinismo disfruta del status de verdad a priori. Así, la franca oposición de la evidencia fósil a las predicciones darwinistas se convierte en el problema de cómo la evolución darwinista ocurrió generalmente de una manera que escapa a la detección.
A continuación describiré varias características del registro fósil que son inconsistentes con el darwinismo.
23.10.13
1. ¿Qué es el darwinismo?
Todos los seres vivos (animales, plantas, hongos, protistas y bacterias) pueden ser clasificados en especies. Cada especie agrupa a todos los individuos que comparten determinadas propiedades básicas, las características propias de la especie. El evolucionismo es la teoría científica vigente acerca del origen de las especies. Afirma que las especies se originan las unas de las otras por un proceso de transformación: la evolución biológica. Por lo tanto, el evolucionismo sostiene la mutabilidad y el origen interdependiente de las especies.
La doctrina contraria al evolucionismo no es el creacionismo, sino el fijismo. El fijismo sostenía el origen independiente y la inmutabilidad de cada especie. Fue una teoría científica ampliamente aceptada hasta mediados del siglo XIX, cuando fue sustituida por el evolucionismo, sobre todo debido al éxito alcanzado por la obra de Charles Darwin (1809-1882).
21.10.13
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A continuación reproduzco el artículo editorial.
No al proyecto de Ley de Técnicas de Reproducción Humana Asistida
Equipo de Dirección
1. El proyecto de Ley de Técnicas de Reproducción Humana Asistida
El miércoles pasado (9 de octubre de 2013) el Senado uruguayo aprobó por unanimidad (30 votos en 30) un proyecto de Ley de Técnicas de Reproducción Humana Asistida que atenta gravemente contra el orden moral objetivo de muchas maneras distintas. El proyecto pasó a la Cámara de Diputados. Hasta el momento el debate público sobre este proyecto ha sido muy escaso, por no decir casi inexistente. No obstante, vale la pena destacar un aporte de Mons. Alberto Sanguinetti, Obispo de Canelones, en su blog.
No hemos podido conseguir aún el texto completo del proyecto de ley aprobado. Sin embargo, a partir de un conocimiento genérico del tema del proyecto y de las actas de la Comisión del Senado que lo analizó, podemos hacernos la siguiente idea aproximada.
La técnica de reproducción humana artificial más utilizada actualmente es la FIVET (fecundación in vitro con transferencia de embrión). De hecho la FIVET está muy ligada con prácticas abortivas, como la selección embrionaria y la reducción embrionaria. Por ejemplo, es normal que se fecunden in vitro ocho óvulos y se transfieran al útero sólo tres embriones. Esta “selección embrionaria” se realiza con criterios eugenésicos: se seleccionan para ser transferidos los embriones que parecen tener más probabilidades de supervivencia y de desarrollo normal. Los demás embriones (los “embriones sobrantes”) son eliminados, congelados o utilizados para fines de investigación o experimentación (al parecer el proyecto en cuestión permitirá la investigación con “embriones sobrantes”). Si son congelados, es poco probable (por razones eugenésicas) que sean transferidos al útero más adelante. Lo más frecuente es que, si sobreviven a la congelación, sean mantenidos en el estado de crio-conservación durante el tiempo requerido por la reglamentación (el proyecto en cuestión no regula este aspecto) y luego sean “descartados”.
La probabilidad de aborto espontáneo en un embarazo producido mediante FIVET es bastante mayor que en un embarazo producido por medios naturales. Sigamos con nuestro ejemplo. De los tres embriones transferidos al útero, es frecuente que no prospere ninguno. A menudo se requieren varios ciclos de FIVET (por ejemplo cuatro o cinco) para lograr un parto exitoso, lo cual hace que la FIVET sea una técnica muy costosa en términos económicos y psicológicos. Pero también ocurre a veces que sobreviven dos de los tres embriones o los tres. En ese caso se suele practicar la “reducción embrionaria”: por medio de otra intervención técnica se eliminan algunos de los embriones transferidos, para dar mayores posibilidades de sobrevivencia y de desarrollo normal al embrión restante (o los embriones restantes).
Resulta alentador que recientemente un Tribunal uruguayo haya dictaminado que los embriones humanos no pueden ser desechados ni manipulados.
El proyecto de ley en cuestión permitiría aplicar las técnicas de reproducción artificial no sólo a matrimonios (heterosexuales), sino también a parejas de concubinos y parejas homosexuales. También permitiría en algunos casos la “maternidad sustitutiva”: una mujer gesta a un hijo en su vientre con el compromiso de entregarlo a otra (para que lo críe como hijo suyo) después de su nacimiento.
Generalmente las parejas que recurren a las técnicas de reproducción artificial son estériles o han sido diagnosticadas como tales, por lo que lo más frecuente es que la fecundación asistida se lleve a cabo utilizando gametos de “donantes” de esperma o de óvulos. Estos “donantes” suelen estar impulsados por motivos pecuniarios, porque las clínicas de reproducción asistida les pagan “viáticos” considerables.
Por lo general esos “donantes” son y permanecen anónimos para los “beneficiarios” de la reproducción asistida heteróloga. Salvo en algunos casos muy especiales, el proyecto de ley en cuestión impediría a las personas concebidas con el concurso de terceros conocer la identidad de su progenitor biológico “donante” de esperma o de óvulos. A la larga esto puede ser para ellas una causa de grandes sufrimientos. En el sitio Anonymous Us se pueden leer muchos testimonios sobre las experiencias y los sentimientos (a menudo muy perturbadores) de personas concebidas por medio de donantes anónimos de esperma u óvulos o de maternidad sustitutiva.
Las técnicas de reproducción artificial, consideradas en sí mismas, permiten muchas otras aberraciones que habría que tener muy en cuenta en un análisis más detallado, una vez que se dé a conocer a la opinión pública el texto completo del proyecto de ley. Por ejemplo, un solo donante de esperma podría engendrar a un número enorme de hijos (lo cual, entre otras cosas, aumentaría el riesgo de incesto involuntario); también podría ocurrir que, gracias a la crio-conservación, uno sea engendrado por un muerto, si el gameto utilizado proviniera de una persona ya fallecida; y un largo etcétera…
2. La doctrina católica sobre las técnicas de reproducción humana artificial
15.10.13
(Continúa mi resumen de la instrucción Donum Vitae de la Congregación para la Doctrina de la Fe).
5. La segunda parte –Intervenciones sobre la procreación humana
La consolidación de la práctica de la fecundación in vitro ha requerido formar y destruir innumerables embriones humanos. Todavía hoy presupone una superovulación en la mujer: se recogen varios óvulos, se fertilizan y después se cultivan in vitro durante algunos días. Habitualmente no se transfieren todos a las vías genitales de la mujer; algunos embriones, denominados normalmente “embriones sobrantes", se destruyen o se congelan. Algunos de los embriones ya implantados se sacrifican a veces por diversas razones: eugenésicas, económicas o psicológicas. Esta destrucción voluntaria de seres humanos o su utilización para fines diversos, en detrimento de su integridad y de su vida, es contraria a la doctrina sobre el aborto procurado.
Sin embargo, este tipo de abusos no exime de una profunda y ulterior reflexión ética sobre las técnicas de procreación artificial consideradas en sí mismas, haciendo abstracción, en la medida de lo posible, del aniquilamiento de embriones producidos in vitro. Se considerarán en primer lugar los problemas planteados por la fecundación artificial heteróloga y luego los relacionados con la fecundación artificial homóloga.
14.10.13
Lamentablemente, la reproducción humana artificial se ha difundido mucho y hoy en día la mayoría de las personas, incluyendo a muchos católicos, tiende a aceptarla sin reflexionar lo suficiente acerca de su moralidad. El categórico rechazo de la doctrina católica a la inseminación y la fecundación artificiales es demasiado poco conocido. Tal vez también tú, estimado lector, hasta hoy has pensado que no hay nada malo en esas técnicas. Si fuera así, espero que este capítulo contribuya a abrir tus ojos. Quiera Dios que reconozcas la inmoralidad de la reproducción humana artificial y des testimonio de este aspecto de la doctrina moral católica con tus palabras y obras.
1. ¿Qué dice el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica sobre este tema?
El Compendio del Catecismo resume de la siguiente manera la doctrina católica sobre la reproducción humana artificial:
“¿Por qué son inmorales la inseminación y la fecundación artificiales?
La inseminación y la fecundación artificiales son inmorales porque disocian la procreación del acto conyugal con el que los esposos se entregan mutuamente, instaurando así un dominio de la técnica sobre el origen y sobre el destino de la persona humana. Además, la inseminación y la fecundación heterólogas, mediante el recurso a técnicas que implican a una persona extraña a la pareja conyugal, lesionan el derecho del hijo a nacer de un padre y de una madre conocidos por él, ligados entre sí por matrimonio y poseedores exclusivos del derecho a llegar a ser padre y madre solamente el uno a través del otro.
¿Cómo ha de ser considerado un hijo?
El hijo es un don de Dios, el don más grande dentro del matrimonio. No existe el derecho a tener hijos (“un hijo pretendido a toda costa”). Sí existe, en cambio, el derecho del hijo a ser fruto del acto conyugal de sus padres, y también el derecho a ser respetado como persona desde el momento de su concepción.
¿Qué pueden hacer los esposos cuando no tienen hijos?
Cuando el don del hijo no les es concedido, los esposos, después de haber agotado todos los legítimos recursos de la medicina, pueden mostrar su generosidad mediante la tutela o la adopción, o bien realizando servicios significativos en beneficio del prójimo. Así ejercen una preciosa fecundidad espiritual.”
(Catecismo de la Iglesia Católica – Compendio, nn. 499-501).
2. La instrucción Donum Vitae
12.10.13
El Pontificio Consejo para la Familia, invitado a expresar su posición sobre la llamada “reducción embrionaria", tras haber consultado a la Congregación para la Doctrina de la Fe, publica la siguiente Declaración.
Hoy son menos raros los casos de embarazos múltiples, esto es, cuando el seno materno es compartido por varios embriones. Suelen presentarse ya sea por la aplicación de la estimulación ovárica en caso de infertilidad o por la fecundación artificial, sobre lo cual el Magisterio se ha ya pronunciado (Cong. Doct. Fe, Inst. Donum vitae, II). Hay que tener en cuenta las situaciones difíciles y aun dramáticas que el uso de tales técnicas pueden originar. No se puede omitir una llamada a la responsabilidad a aquellos médicos que ponen en riesgo la vida de la madre y de los hijos concebidos por falta de pericia y precaución o en la aplicación de las técnicas de fecundación artificial. (*)
Es frecuente la afirmación, por parte de algunos, de que los embarazos múltiples no pueden llegar a término, sea por la muerte espontánea en el útero de los embriones o por su nacimiento prematuro no viable. Añaden además que si los nascituros llegan al parto, la dificultad obstétrica (con el consiguiente peligro para la madre) es mayor. Con estos presupuestos ellos concluyen que podría justificarse la selección y eliminación de algunos embriones para salvar a los otros, o al menos uno de ellos. Por este motivo se ha introducido la técnica denominada “reducción embrionaria".
3.10.13
Para leer las tres primeras partes de este trabajo, pulse los siguientes enlaces:
• Parte 1
• Parte 2
• Parte 3
En este artículo analizaré el naturalismo metodológico de la ciencia desde el punto de vista teológico. Para ello me limitaré a citar y comentar brevemente tres textos del último Concilio ecuménico.
En primer lugar citaré un texto del Vaticano II sobre la justa autonomía de la realidad terrena.
1.10.13
1. La psicología y la psiquiatría, por tratar directamente del hombre, necesitan, más que cualquier otra disciplina científica, dialogar con una recta filosofía y teología. Pío XII, en una serie de célebres discursos pronunciados con ocasión de congresos profesionales, enunció los principios de antropología y moral sobre los que debía descansar ese diálogo. Durante el Concilio Vaticano II, los Padres conciliares tuvieron in mente tales discursos acuñando la fórmula «psicología sana» (1). Con ella se referían a aquella psicología que no solo no entra en contrariedad con las verdades de la fe y la moral, sino que positivamente se funda y se nutre de los principios de la antropología cristiana. Desafortunadamente, la psicología y la psiquiatría han seguido caminos que, en su conjunto, no son compatibles con aquellas formulaciones papales (2). Privadas del encuentro con la filosofía cristiana y la teología, estas ciencias humanas se ven tentadas de reducirse a ciencias naturales (3). Ello se observa, por ejemplo, en el reduccionismo neurobiológico, en el que la mente se reduce e identifica con las funciones de su soporte biológico, el cerebro; en el reduccionismo dinámico, en el que todas las instancias motivacionales y eficientes del psiquismo se reducen a uno de sus dinamismos parciales; en el reduccionismo naturalista, que considera al hombre exclusivamente en su realidad histórica-intramundana. Se abre así no solo una brecha entre estas ciencias y la antropología y la moral cristianas, sino que aquellas ciencias con sus postulados han venido a interpelar y sustituir implícitamente a la doctrina católica sobre el hombre y sobre el bien y el mal moral.
Psicólogos y psiquiatras habrán de cultivar pues otras disciplinas que les formen en aquellas realidades humanas que su ciencia no les informa. “La labor de curar a los otros y de asegurar su equilibrio psíquico-social –decía Juan Pablo II– es, en efecto, importante y delicada. Quienes se dedican a esa labor, además de un conocimiento científico, deben poseer una gran sabiduría” (4). Esta sabiduría, que es filosófica, rescata realidades humanas no verificables empíricamente y que por tanto la ciencia ‘no ve’, pero que son supuestos implícitos del terapeuta que inciden en la comprensión del cuadro clínico y en la atención del paciente. Recordemos algunas de ellas, mostrando su importancia capital en el ámbito clínico.
28.09.13
Para leer las dos primeras partes de este trabajo, pulse aquí y aquí.
Según todo lo dicho hasta aquí, deberíamos distinguir dos variantes del naturalismo metodológico:
• El naturalismo metodológico fuerte supone que el naturalismo filosófico (fuerte o débil) es verdadero. Prescinde totalmente de la acción de Dios en el mundo porque no cree que esa acción exista. Considera que la ciencia debe proceder como si el naturalismo fuera verdadero porque en realidad es verdadero.
• El naturalismo metodológico débil no supone que el naturalismo filosófico es verdadero. Prescinde metodológicamente de la acción de Dios en el mundo porque (según su definición de ciencia) la ciencia no puede tener en cuenta en absoluto esa acción, aunque exista. Considera a la ciencia como una especie de juego definido por una regla convencional: “veamos hasta dónde podemos llegar en nuestro conocimiento del universo material procediendo como si el naturalismo fuera verdadero”. La aplicación estricta de esta regla conduce al científico creyente a un comportamiento práctico indistinguible del de un científico naturalista.
27.09.13
1 Pedro 2,4-10: “Acercándoos a Él, piedra viva, desechada por los hombres, pero elegida, preciosa ante Dios, también vosotros, cual piedras vivas, entrad en la construcción de un edificio espiritual, para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, aceptos a Dios por mediación de Jesucristo. Pues está en la Escritura: He aquí que coloco en Sión una piedra angular, elegida, preciosa y el que crea en ella no será confundido. Para vosotros, pues, creyentes, el honor; pero para los incrédulos, la piedra que los constructores desecharon en piedra angular se ha convertido, en piedra de tropiezo y roca de escándalo. Tropiezan en ella porque no creen en la Palabra; para esto han sido destinados. Pero vosotros sois linaje elegido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido, para anunciar las alabanzas de Aquel que os ha llamado de las tinieblas a su admirable luz; vosotros que en un tiempo no erais pueblo y que ahora sois el Pueblo de Dios, de los que antes no se tuvo compasión, pero ahora son compadecidos.”
Comentario del texto
Todo parte de la iniciativa salvífica de Dios. Dios ha dispuesto colocar a Jesucristo como piedra angular, elegida y preciosa y, por su gran compasión, ha llamado a los hombres de las tinieblas de la incredulidad y el pecado a su admirable luz para formar sobre Cristo, piedra viva, un edificio espiritual.
26.09.13
Gracias a un post de Andrés Beltramo en InfoCatólica me he dado cuenta de que la traducción española de un párrafo muy discutido de la larga entrevista al Papa Francisco publicada hace pocos días por La Civiltà Cattolica contenía tres gruesos errores que distorsionan totalmente su sentido.
En efecto, según el texto original de la entrevista (en italiano) el Papa dijo lo siguiente: «Non possiamo insistere solo sulle questioni legate ad aborto, matrimonio omosessuale e uso dei metodi contraccettivi. Questo non è possibile. Io non ho parlato molto di queste cose, e questo mi è stato rimproverato. Ma quando se ne parla, bisogna parlarne in un contesto. Il parere della Chiesa, del resto, lo si conosce, e io sono figlio della Chiesa, ma non è necessario parlarne in continuazione».
Sin embargo, el primer texto publicado de la traducción al español decía lo siguiente: “No podemos seguir insistiendo solo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos. Es imposible. Yo he hablado mucho de estas cuestiones y he recibido reproches por ello. Pero si se habla de estas cosas hay que hacerlo en un contexto. Por lo demás, ya conocemos la opinión de la Iglesia y yo soy hijo de la Iglesia, pero no es necesario estar hablando de estas cosas sin cesar.”
Es fácil ver que en estas pocas líneas hay tres gruesos errores de traducción:
24.09.13
Para acceder a todo el N° 89, presione este enlace.
A continuación reproduzco el artículo editorial.
El primer principio de la teología cristiana
Equipo de Dirección
Recientemente el Papa Francisco se reunió con el P. Gustavo Gutiérrez OP, el pionero de la Teología de la Liberación (TL) latinoamericana. En años recientes el P. Gutiérrez moderó en parte su teología (inicialmente muy influida por el marxismo), aunque muchos piensan que su autocrítica no ha sido suficientemente profunda. Pese a esto, algunos inveterados practicantes del wishful thinking se han apresurado a ver en la reunión citada una señal de que pronto el Papa rehabilitaría a la corriente principal de la TL, representada por el mismo Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff, Jon Sobrino SJ, el uruguayo Juan Luis Segundo SJ, etc. Nos parece evidente que esas esperanzas son infundadas. El Magisterio pontificio no va a desdecirse de la instrucción Libertatis Nuntius, que se puede describir sin ninguna exageración como una condena de la TL filomarxista. Esa instrucción rechaza con claridad y firmeza la errónea y funesta mezcla de cristianismo y marxismo intentada por la corriente principal de la TL. El mismo Magisterio tampoco va a revocar sus censuras a obras de Leonardo Boff y de Jon Sobrino. Invitamos a nuestros lectores a leer o releer esos tres importantes documentos vaticanos, cuyo valor doctrinal no ha caducado.
Teniendo en cuenta estas circunstancias, nos parece oportuno reproducir (con algunas pequeñas aclaraciones o mejoras) el artículo editorial del N° 26 de “Fe y Razón” (de septiembre de 2008). Es la primera vez que repetimos un editorial.
22.09.13
Así podrían alzarse de sus tumbas los grandes heresiarcas para confundir a sus camaradas de hoy día. No hay nada que los críticos afirmen ahora que no podamos llamar a estos grandes testigos para que lo nieguen.
El crítico moderno dirá bastante ligeramente que el cristianismo no fue sino una reacción hacia el ascetismo y una espiritualidad anti-natural, un baile de faquires furiosos contra la vida y el amor.
Pero Manes, el gran místico, les contestará desde su trono secreto y gritará: “Estos cristianos no tienen derecho a ser llamados espirituales; estos cristianos no tienen ningún título para ser llamados ascetas; ellos, que se comprometieron con la maldición de la vida y con toda la suciedad de la familia. Por medio de ellos la tierra está aún manchada con frutos y cosechas y contaminada con población. El suyo no era un movimiento contra la naturaleza, pues de ser así mis hijos lo habrían llevado al triunfo; pero estos tontos renovaron el mundo cuando yo lo habría acabado con un gesto".
19.09.13
Para leer la primera parte de este trabajo, pulse aquí:
http://infocatolica.com/blog/razones.php/1308211218-reflexiones-sobre-el-naturali-1
La doctrina del naturalismo metodológico de la ciencia consiste en afirmar que el científico debe proceder como si el naturalismo metafísico fuera verdadero; o sea, como si fuera verdad que en nuestro universo material no ocurre ni puede ocurrir nada sobrenatural y, por lo tanto, todo lo que ocurre en él fuera susceptible de ser estudiado y explicado por la ciencia, prescindiendo totalmente de Dios.
En este artículo consideraré el naturalismo metodológico de la ciencia desde el punto de vista filosófico. Para ello dividiré el trabajo científico en tres etapas: la etapa previa o preparatoria, la labor estrictamente científica y la etapa posterior o de aplicación.
La etapa previa incluye, entre otros, los siguientes aspectos: la confianza en la ciencia, la vocación científica, la elección de temas de estudio y las convicciones o intuiciones previas al estudio científico del tema.
La labor estrictamente científica incluye sobre todo los siguientes tres aspectos: la formulación de una hipótesis científica, la recolección de datos por medio de observaciones o experimentos y la justificación científica de la hipótesis con base en los datos obtenidos.
La etapa posterior incluye, entre otros, los siguientes aspectos: la reflexión sobre las consecuencias filosóficas de los resultados de la ciencia y la aplicación práctica de los conocimientos científicos por medio de la técnica.
Analizaré brevemente cada uno de esos aspectos desde el punto de vista de la utilidad de la fe cristiana para la labor científica.
3.09.13
Para acceder a todo el N° 88, presione este enlace.
A continuación reproduzco el artículo editorial.
En el Año de la Fe
Equipo de Dirección
En el Año de la Fe, es conveniente que los fieles católicos conozcamos y estudiemos más la doctrina de la fe católica. Dado que actualmente se escuchan voces de teólogos católicos heterodoxos que abogan por la desaparición de la jerarquía y el clero en la Iglesia Católica, es preciso que resistamos esas influencias “protestantizantes”. Por eso en este número 88 de “Fe y Razón” reproducimos el documento doctrinal sobre el Sacramento del Orden emitido por el Concilio de Trento, el Concilio que, en el siglo XVI, estructuró la Reforma católica, en respuesta a la llamada “Reforma protestante”.
En el Año de la Fe, el Centro Cultural Católico “Fe y Razón” llevó a cabo un Ciclo de Conferencias en la Facultad de Teología del Uruguay “Monseñor Mariano Soler” a fin de contribuir a la reflexión sobre la doctrina de la fe. La quinta de las seis conferencias de ese Ciclo fue dictada por Mons. Dr. Miguel Antonio Barriola, miembro de la Pontificia Comisión Bíblica. En este número publicamos la segunda y última parte de la excelente ponencia de Mons. Barriola sobre la relación entre la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición.
En el Año de la Fe, es preciso que los fieles católicos crezcamos en fidelidad al Magisterio de la Iglesia. Por eso publicamos una entrevista reciente de Life Site News al P. Wojciech Giertych OP, Teólogo de la Casa Pontificia, en la que el entrevistado analiza las funestas consecuencias morales, sociales e incluso económicas de la “revolución sexual” iniciada en los años ’60 y potenciada por el rechazo de muchos católicos a las enseñanzas del Papa Pablo VI en la encíclica Humanae Vitae, de 1968.
21.08.13
Actualmente la gran mayoría de los científicos, académicos e intelectuales piensa que una de las características esenciales (para muchos, la más esencial) de la ciencia es el naturalismo metodológico. El naturalismo metodológico de la ciencia consiste en que el científico debe proceder como si el naturalismo metafísico fuera verdadero. A su vez, el naturalismo metafísico (o filosófico) consiste en sostener que en nuestro universo material (el mundo estudiado por la ciencia) no ocurre ni puede ocurrir nada sobrenatural; por lo tanto, todo lo que ocurre en él es en principio susceptible de ser estudiado y explicado por la ciencia. Generalmente el naturalismo metafísico está asociado al cientificismo, la doctrina que sostiene que sólo el conocimiento científico es verdadero conocimiento. De este modo el cientificismo rechaza tanto a la teología como a la filosofía.
El naturalismo metafísico existe en dos variantes, que llamaré “fuerte” y “débil”. El naturalismo metafísico fuerte consiste en afirmar que la naturaleza (es decir, el mundo) es todo lo que existe. Normalmente este naturalismo conduce al ateísmo, la doctrina que niega la existencia de Dios, porque el mundo (“lo único que existe”) no es Dios. Empero, existe también una “variante mística” de este naturalismo que conduce al panteísmo, la doctrina que identifica a Dios con el mundo o naturaleza. Dadas las afinidades y debilidades del ateísmo y el panteísmo, no es raro que algunas mentes oscilen entre ambas doctrinas. Cuando el ateo reconoce la necesidad de que exista un Ser Absoluto, a menudo pasa a ser panteísta; y cuando el panteísta reconoce que es absurdo que el Ser Absoluto sea contingente como el mundo, a menudo pasa a ser ateo. Además, generalmente el Dios del panteísmo no es un Ser personal, sino una fuerza impersonal, por lo que, según la terminología y la doctrina del monoteísmo, no es Dios, simplemente hablando. El panteísmo es la idolatría del mundo. En resumen, tanto el ateísmo como el panteísmo niegan la realidad de un Dios trascendente, por lo que suelen coincidir en la práctica.
Por su parte, el naturalismo metafísico débil no niega en principio la existencia de Dios, pero niega que Dios actúe en nuestro mundo. La definición de naturalismo metafísico que indiqué al comienzo corresponde en realidad a su variante débil, pero abarca lo que las dos variantes (fuerte y débil) tienen en común: quizás Dios exista (según la variante débil) pero, como no actúa en nuestro mundo, la ciencia puede prescindir de Él tanto como si no existiera (según la variante fuerte). Normalmente el naturalismo metafísico débil conduce al agnosticismo, la doctrina que niega que el ser humano pueda conocer si Dios existe o no. Empero, existe también una “variante mística” de este naturalismo que conduce al deísmo, la doctrina que afirma que Dios creó el mundo en el principio, pero no se interesa por el mundo ni interviene en él. También la frontera entre el agnosticismo y el deísmo es porosa: si el Dios del deísmo no actúa en nuestro mundo, entonces su existencia está más allá de la capacidad de conocimiento de la razón humana, como sostiene el agnosticismo. Y si el posible Dios del agnosticismo existiera (recordemos que el agnóstico contempla esa posibilidad), sería similar al Dios del deísmo, un Dios indetectable e incognoscible para la razón humana, e irrelevante para la vida humana. En resumen, tanto el agnosticismo como el deísmo niegan la realidad de un Dios providente y de la divina revelación, por lo que suelen coincidir en la práctica con el ateísmo.
17.08.13
Comentario de: Jean Carmignac, La naissance des Évangiles synoptiques, François-Xavier de Guibert, Quatrième édition, Paris 2007.
Dado que las distintas partes de esta serie han estado demasiado espaciadas en el tiempo, indico a continuación las direcciones de las anteriores:
• Parte 1
• Parte 2
• Parte 3
• Parte 4
• Parte 5
• Tres indicios de la antigüedad del Nuevo Testamento en 2 Corintios
Al final del Capítulo 5, Carmignac prueba que las hipótesis sugeridas por su estudio de los Evangelios sinópticos (basado principalmente en sus semitismos) son compatibles con los datos suministrados por San Pablo y por los primeros Padres de la Iglesia y escritores eclesiásticos.
Carmignac subraya un dato fundamental: los Hechos de los Apóstoles, después de relatar con gran cantidad de detalles de menor importancia el viaje de Pablo entre Cesarea y Roma, terminan bruscamente, sin decir nada sobre el resultado final del proceso judicial por el cual Pablo había sido llevado a Roma (cf. Hechos 27-28). Hay una sola explicación convincente de este extraño final del libro: que Lucas haya compuesto los Hechos durante el cautiverio romano de Pablo, entre los años 61 y 63. Este fuerte argumento llevó al mismísimo Harnack, el principal exégeta del protestantismo liberal, a retractarse de su opinión sobre la fecha de redacción de Hechos, que él había supuesto no anterior al año 78. Además, de los prólogos de Lucas y Hechos se deduce que Lucas es anterior a Hechos, por lo que su composición debe situarse a más tardar en los años 58-60.
Fiel católico laico, uruguayo, nacido en 1959, casado con Alejandra, con tres hijos: María Inés, Juan Pablo y Santiago.
Ingeniero Industrial, Magister en Ciencias Religiosas y Bachiller en Teología Sagrada.
Presidente de la Obra Social Pablo VI
y Secretario del Centro Cultural Católico Fe y Razón,
asociaciones con sede en Montevideo. Autor de varios libros de teología.
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