Pedro y Satán (Vladimir Soloviev)
No fue en cuanto apóstol que Simón debió cambiar de nombre. Este cambio, anticipadamente anunciado, no tuvo lugar cuando la elección y misión solemne de los doce. Éstos, con la sola exclusión de Simón, conservaron sus nombres propios en el apostolado; ninguno de ellos recibió del Señor un apelativo nuevo y permanente de significado general y superior. (No hablo aquí de los sobrenombres o epítetos accidentales y pasajeros, como el de Boanergues dado a Juan y Santiago).