La era de las herejías imperiales (Vladimir Soloviev)
En el dominio de las relaciones temporales, en el orden puramente humano, el Estado debía realizar la solidaridad absoluta de cada uno y de todos representada por la Iglesia en el orden espiritual con la unidad de su sacerdocio, de su fe y de sus sacramentos. Antes de realizar esa unidad era necesario creer en ella; antes de llegar a ser cristiano de hecho, el Estado debía abrazar la fe cristiana. Este primer paso fue dado en Constantinopla, pero toda la obra cristiana del Bajo Imperio se reduce a ese comienzo.
La transformación bizantina del Imperio romano inaugurada por Constantino el Grande, desarrollada por Teodosio y fijada por Justiniano, sólo produjo un Estado cristiano nominal. Las leyes, instituciones y parte de las costumbres públicas conservaban ciertos caracteres del viejo paganismo.