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15.02.25

La conservación y el gobierno del mundo

Aportes para un Catecismo Apologético

Volumen 3 – Dios Creador

Capítulo 2 – La conservación y el gobierno del mundo

“Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas?” (Mateo 6,26)

Introducción

Este capítulo está basado en: Catecismo de la Iglesia Católica – Compendio (en adelante Compendio), nn. 55-56; y Ludwig Ott, Manual de Teología Dogmática, Editorial Herder, Barcelona 1969 (en adelante Manual), pp. 151-157.

Dividiremos este tema en dos cuestiones diferentes: 1) la conservación del mundo; y 2) el gobierno del mundo.

La conservación del mundo

El Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica enseña que Dios, además de haber creado el mundo, lo conserva en el ser:

“¿Cómo ha creado Dios el universo? (…) Dios conserva en el ser el mundo que ha creado y lo sostiene, dándole la capacidad de actuar y llevándolo a su realización, por medio de su Hijo y del Espíritu Santo” (Compendio 54).

El Manual de Teología Dogmática de Ott resume esta cuestión en la siguiente verdad de fe:

“Dios conserva en la existencia a todas las cosas creadas” (Manual 151).

La conservación del mundo es una continuación de la obra creadora de Dios.

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10.02.25

La creación del mundo

Aportes para un Catecismo Apologético

Volumen 3 – Dios Creador

Capítulo 1 – La creación del mundo

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1,1)

Introducción

Este capítulo está basado en: Catecismo de la Iglesia Católica – Compendio (en adelante Compendio), nn. 51-54; y Ludwig Ott, Manual de Teología Dogmática, Editorial Herder, Barcelona 1969 (en adelante Manual), pp. 140-151.

Asumiremos que ya han sido presentadas y justificadas por lo menos las siguientes verdades de fe: la existencia de Dios; los principales atributos de Dios; que Dios es la Causa Primera de todos los entes contingentes; el dogma de la Santísima Trinidad; y la verdad y santidad de la Biblia.

La importancia del tema tratado en este capítulo es subrayada en el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica: “¿Por qué es importante afirmar que ‘en el principio creó Dios el cielo y la tierra’ (Génesis 1,1)? Es importante afirmar que en el principio Dios creó el cielo y la tierra porque la creación es el fundamento de todos los designios salvíficos de Dios; manifiesta su amor omnipotente y lleno de sabiduría; es el primer paso hacia la Alianza del Dios único con su pueblo; es el comienzo de la historia de la salvación, que culmina en Cristo; es la primera respuesta a los interrogantes fundamentales sobre nuestro origen y nuestro fin” (Compendio 51).  

Dividiremos este tema en tres cuestiones diferentes: 1) ¿Quién creó el mundo? 2) ¿Para qué creó Dios el mundo? 3) ¿Cómo creó Dios el mundo?

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17.01.25

¿Por qué fracasó el liberalismo? -2

Tapa del libro

Reseña de un libro de Patrick Deneen 

Daniel Iglesias Grèzes

Este artículo es la segunda parte de mi reseña del libro: Patrick J. Deneen, Why Liberalism Failed? [¿Por qué fracasó el liberalismo?], Yale University Press, New Haven y Londres, 2018. Véase aquí la primera parte de la reseña. Las citas incluidas a continuación provienen de la edición Kindle del libro. Las traducciones son mías.

Ante todo, conviene explicar cómo el autor justifica el título de la obra, que resulta chocante para quienes siguen pensando que la caída del comunismo en Europa Oriental en 1989 representó el triunfo total y definitivo de la democracia liberal e incluso, como sostuvo Francis Fukuyama, “el fin de la historia” de las ideologías políticas.

Dice Deneen: “Casi todas las promesas hechas por los creadores y arquitectos del liberalismo han sido destrozadas. El estado liberal se expande para controlar casi cada aspecto de la vida mientras los ciudadanos ven al gobierno como un poder distante e incontrolable, que agranda su sentimiento de impotencia impulsando implacablemente el proyecto de la ‘globalización’. Los únicos derechos que parecen seguros hoy pertenecen a aquellos con riqueza y posición suficientes para protegerlos (…) La economía favorece una nueva ‘meritocracia’ que perpetúa sus ventajas a través de la sucesión de las generaciones, apuntalada por un sistema educativo que separa incesantemente a los ganadores de los perdedores” (pp. 2-3).

Agrega el autor: “A medida que su lógica interna se ha vuelto más evidente y se manifiestan sus autocontradicciones, [el liberalismo] ha generado patologías que son a la vez deformaciones de sus afirmaciones y realizaciones de la ideología liberal. Una filosofía política lanzada para fomentar una mayor equidad, defender un tapiz pluralista de culturas y creencias diferentes, proteger la dignidad humana y, por supuesto, expandir la libertad, en la práctica genera una desigualdad titánica, impone uniformidad y homogeneidad, estimula la degradación material y espiritual, y socava la libertad. (…) Pedir que los males del liberalismo se curen aplicando más medidas liberales equivale a arrojar gasolina sobre un fuego voraz. [Eso] sólo profundizará nuestra crisis política, social, económica y moral.” (p. 3).

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14.01.25

Descarga gratis mi libro "Soy amado, luego existo: Darwinismo, diseño inteligente y fe cristiana"

Tapa y reseña del libro

Tengo el agrado de anunciar que desde hoy en adelante la tercera edición de mi libro Soy amado, luego existo: Darwinismo, diseño inteligente y fe cristiana, publicada en 2022 por la Editorial San Francisco de Buenos Aires (Argentina), estará disponible para su descarga gratuita en formato PDF desde esta página.

Este libro tiene tres partes. La Parte 1, la más larga, analiza el fenómeno de la evolución biológica. Los capítulos 1-6 presentan la teoría darwinista de la evolución. Los capítulos 7-24 presentan la crítica del darwinismo (no del evolucionismo en general) en tres terrenos distintos: científico, filosófico y teológico. Se detienen sobre todo en la crítica científica. Los capítulos 25-27 presentan la teoría científica del diseño inteligente, el debate acerca de la misma y su relación con la fe cristiana. La Parte 1 se cierra con un capítulo de conclusiones (28) y un anexo que presenta la doctrina católica sobre la creación y la evolución.

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3.01.25

¿Por qué fracasó el liberalismo?

Tapa del libro

El éxito del liberalismo causa su propia autodestrucción.

Daniel Iglesias Grèzes

Este artículo es una breve reseña del libro: Patrick J. Deneen, Why Liberalism Failed? [¿Por qué fracasó el liberalismo?], Yale University Press, New Haven y Londres, 2018.

Patrick Deneen es un filósofo católico estadounidense, profesor de ciencia política en la Universidad de Notre Dame, una de las principales universidades católicas de los Estados Unidos (EEUU). Deneen integra una corriente de pensamiento político llamada “postliberalismo”, que está cobrando bastante fuerza en la actualidad. Otros escritores estadounidenses de esa corriente son Sohrab Ahmari (convertido al catolicismo en 2019), Rod Dreher (ex católico, hoy ortodoxo) y Adrian Vermeule (católico). Entre los políticos afines al postliberalismo, el principal es J. D. Vance, Vicepresidente electo de los EEUU, también convertido al catolicismo en 2019.

El libro en cuestión, escrito básicamente antes del triunfo del Brexit y de la elección de Donald Trump como Presidente de los EEUU en 2016, tuvo un gran impacto en Norteamérica y fue elogiado por muchos como un aporte profundo e importante para entender la actual crisis política en Occidente. Algunos de los que han elogiado el libro discrepan de las principales tesis del autor, considerándolas demasiado radicales. A diferencia de la mayoría de los conservadores actuales, que pretenden librar las actuales “guerras culturales” sin salirse de la órbita del liberalismo, Deneen señala a éste como la raíz de los principales males políticos actuales. En otras palabras, a los verdaderos conservadores no les basta luchar contra Gramsci y la Escuela de Fráncfort: si quieren ser coherentes, tienen que rechazar también muchas de las premisas de Hobbes, Locke, Smith, Mill y los demás liberales clásicos, incluyendo a los Padres Fundadores de los EEUU.

Deneen sostiene que el liberalismo redefinió el concepto de “libertad” de modo que su significado actual es casi el contrario del que tenía en la antigüedad grecorromana y la Cristiandad medieval. Para éstas la libertad era el autodominio alcanzado mediante un arduo ejercicio de autodisciplina, a fin de someter la fuerza de los apetitos y las pasiones y adquirir las virtudes morales. Según esa visión, que sigue siendo la visión cristiana, la verdadera libertad del hombre es su acción conforme a su propia naturaleza de animal racional, espiritual, social y político. En cambio, para el liberalismo la libertad es esencialmente la ausencia de restricciones externas que impidan al ser humano realizar sus deseos, cualesquiera que sean (salvo los casos de daño directo y demostrable a otros). Este cambio del concepto de libertad fue acompañado por un cambio en la visión de la ciencia, que no es concebida ya como una búsqueda racional y sistemática de la verdad, sino como un esfuerzo para someter la Naturaleza, a fin de que el ser humano pueda hacer su voluntad en el mayor grado posible. De hecho, Thomas Hobbes, el pensador que, sin ser propiamente liberal, sentó las bases del liberalismo, fue secretario de Francis Bacon, el primer filósofo que expresó la visión de la ciencia como guerra contra la Naturaleza, típica de la modernidad.

La nueva visión de la libertad propia del liberalismo condujo a la adopción de criterios y conductas individualistas en los ámbitos religioso, económico, político, cultural, social y educativo. Deneen subraya que, a medida que el ideal liberal se fue cumpliendo progresivamente, se fueron debilitando cada vez más los vínculos que unían al individuo con su familia, su comunidad local, su gremio, su país, su iglesia, su cultura, sus tradiciones, etc. Esto debilitó cada vez más a los individuos, de modo que la consecuencia inexorable del liberalismo, pese al anti-estatismo teórico de los liberales de derecha, ha sido el crecimiento gradual del poder del Estado, llamado a resolver los problemas causados por la debilidad creciente de los individuos progresivamente desvinculados.

Deneen distingue dos etapas principales en la historia del liberalismo, que se corresponden con las dos tendencias principales del liberalismo actual. En los siglos XVII y XVIII y la primera mitad del siglo XIX floreció el liberalismo clásico ya descrito, que se corresponde con el actual liberalismo conservador o libertarianismo. Y a partir de la segunda mitad del siglo XIX surgió el liberalismo progresista o moderno, que se corresponde con el progresismo actual. Éste agregó al liberalismo la idea en boga de la evolución, de tal modo que hoy la revolución liberal no busca sólo liberar al hombre de sus obligaciones no elegidas en el terreno de las normas religiosas o morales y las costumbres sociales, sino incluso de las provenientes de su propia naturaleza, concebida ahora como sujeta a cambio. Por eso el liberalismo progresista insiste hoy en la “liberación” del hombre en el terreno de la sexualidad: “derechos sexuales” que incluyen las distintas orientaciones sexuales, “derechos reproductivos” que son en realidad antirreproductivos (anticoncepción, esterilización, aborto), etc. Se pretende incluso “liberar” al ser humano de su propio sexo (transgenerismo); y ya se escuchan las voces de quienes quieren liberarlo de su propia especie (transhumanismo).

Deneen sostiene que el liberalismo no fracasó por no haber sido implementado de forma plena y coherente sino, al contrario, precisamente porque fue implementado de forma cada vez más plena y coherente. Al estar basado en una antropología falsa, el liberalismo es auto-contradictorio y por ende insostenible. Por eso hoy tantas personas tienden a sentirse defraudadas por la democracia liberal. Pese a los enormes avances de la ciencia y al gran desarrollo económico que ha generado, el liberalismo no ha cumplido sus promesas: hoy no nos sentimos cada vez más libres, sino cada vez más impotentes frente al poder enorme y creciente del Estado liberal y de las grandes empresas, especialmente las tecnológicas. Nos hemos liberado de la vieja aristocracia para caer en las manos de una nueva aristocracia tecnocrática y una nueva oligarquía. (CONTINUARÁ).