El olvido de la autoría apostólica de los Evangelios
Un error muy grueso en un catecismo uruguayo de la década de 1980
Daniel Iglesias Grèzes
Ordenando mi biblioteca me encontré con un manual de catequesis de niños que fue muy utilizado en las parroquias de Montevideo en los años ’80 y parte de los ’90 del siglo XX. Por casualidad leí allí algunos párrafos que llamaron mi atención. Los reproduzco a continuación, destacando algunas frases en itálica:
“Tanto los libros del Antiguo Testamento como los del Nuevo Testamento no nacieron en forma de libro escrito, la Biblia, como libro escrito es la última parte de un largo proceso, de 10 siglos para el AT y de 100 años para el NT.
Primero se vivió la experiencia de encontrar a Dios junto al hombre, en la historia, se le descubrió caminando junto a los hombres en la vida (…) Y este caminar, era un andar comprometido de Dios con su Pueblo liberándolo de la esclavitud, salvándolo del peligro y de la muerte, y al mismo tiempo transmitiéndole ‘su Plan, Su Buena Noticia’.
Luego de experimentar y vivir esta experiencia, el pueblo fue contando de generación en generación lo vivido, para que se aprendiera a educar los ojos y el corazón para descubrir a Dios en cada acontecimiento de la Historia, y recién 10 siglos después (1000 años) lo escribió, y ese conjunto de libros se llama el Antiguo Testamento.
Lo mismo ocurrió con el Nuevo Testamento, ese Pueblo de Dios, que esperaba confiado en las promesas que Dios Padre había hecho a sus antepasados, de enviarles un Salvador, a su propio Hijo; un día vio cumplidas las promesas. (…)
Ese mismo pueblo también le vio morir y Resucitar de entre los muertos; y todos aquellos ‘que vieron con sus ojos y tocaron con sus manos’ estas maravillas, las salieron a contar, para que todos creyeran y luego de 100 años de lo sucedido los escribieron en 4 libros que son los evangelios y en las cartas de los Apóstoles. Todos estos libros forman el Nuevo Testamento.”
(Gloria Aguerreberry Bruno, Beatriz Baltasar de de los Campos, María del Carmen Lamaison de Gerbasi, Claudia Riveiro de Martínez y Teresita Scarella de Grotiuz, Hacia el Encuentro que da Vida: Guía del Catequista – 1er año – Niños – Programa de Parroquia, Oficio Catequístico Arquidiocesano, Montevideo, Uruguay, sin fecha, pp. 47-48).
El texto citado dice claramente que los cuatro Evangelios y el resto del Nuevo Testamento (NT) fueron escritos cien años después de la muerte y resurrección de Cristo. Dado que ésta ocurrió muy probablemente en el año 30 DC, resulta que todo el NT habría sido escrito hacia el año 130 DC. Éste es un error muy grueso, tanto desde el punto de vista histórico como desde el punto de vista teológico.
Desde el punto de vista histórico, cabe señalar que todos los expertos coinciden en que por lo menos siete de las cartas atribuidas a San Pablo (Romanos, 1 y 2 Corintios, Gálatas, Filipenses, 1 Tesalonicenses y Filemón) fueron escritas por él antes del año 70 DC. Además, la gran mayoría de los expertos concuerda en que los cuatro Evangelios, los Hechos de los Apóstoles, el Apocalipsis y algunas epístolas (las siete ya mencionadas de San Pablo y otras) fueron escritas antes del año 100. No pocos expertos sostienen incluso que todo el NT fue escrito antes del 70. En nuestros tiempos, ni siquiera los críticos más radicales (por ejemplo, J. V. M. Sturdy) sostienen que ninguno de los cuatro Evangelios fue escrito antes del 130.
Desde el punto de vista teológico, la datación dada en el texto citado es totalmente inadmisible, porque rechaza la doctrina católica tradicional sobre la autoría de los Evangelios, vale decir que éstos fueron escritos por apóstoles (Mateo y Juan) o discípulos de apóstoles (Marcos, discípulo de Pedro, y Lucas, discípulo de Pablo), y que todos ellos fueron escritos con base en el testimonio de testigos oculares de la vida pública de Jesús. Hacia el año 130, hacía ya mucho tiempo que habían fallecido todos los apóstoles, los “varones apostólicos” como Marcos y Lucas y los demás testigos oculares. Además, el descarte de la autoría apostólica y de la redacción temprana de los Evangelios y de todo el NT vuelve sumamente difícil defender la historicidad de los Evangelios, que es absolutamente crucial para la fe cristiana.
Por otra parte, el texto citado incurre en otro error, menos importante, pero para nada despreciable, al sugerir que el Antiguo Testamento (AT) fue escrito mil años después del Éxodo, que ocurrió hacia el año 1300 AC (cf. Ibídem, p. 112). Por lo tanto, todo el AT habría sido escrito hacia el año 300 AC. De nuevo, ni siquiera los críticos más radicales de la Biblia llegan a decir nada semejante. Por ejemplo, muchos biblistas sostienen que al menos algunos de los Salmos provienen de la época del rey David, hacia el año 1000 AC, y que también una parte del Pentateuco fue escrita en esa misma época.
Es muy probable que estos errores tan gruesos, estampados en una guía para catequistas prologada por un Obispo, sean producto más bien de un descuido que de una voluntad deliberada de apartarse de la doctrina cristiana. Empero, en cuanto al efecto causado en los lectores, lo que importa, al fin y al cabo, no es la intención de las autoras, que seguramente fue buena, sino lo que está escrito, que es a todas luces indefendible y evidencia, como mínimo, una negligencia lamentable en lo referido a la fundamentación racional de la credibilidad de la fe cristiana.
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4 comentarios
Son muchos los que sitúan la redacción de los sinópticos entre el sesenta y el ochenta, lo que ocurre es que no tenemos esos originales, solo unos cuatro mil y pico papiros fechados entre el 150 y el 300, papiros que coinciden en mucho pero que también difieren en algo; luego siendo cierto que fueron redactados muy tempranamente también sabemos que fueron "editados". Hay filólogos que han intentado crear un original de los evangelios, pero eso es muy problemático.
Yo acepto los evangelios en la forma que adoptaron en el siglo cuarto, que no es la famosa versión del textus receptus. Y dejo los asuntos de la crítica textual como entretenimiento. La Fe está por un lado y la realidad de los hechos por otro; la historia de los evangelios es una Historia Sagrada que la Gracia nos permite leer sin temor, sin esa Gracia los evangelios no son nada más que unos textos en griego con un sin fin de variantes, son los textos que más versiones tienen y cuya literalidad más ha sido escrutada, no menos de 21.000 volúmenes se han ocupado del asunto.
Un cordial saludo.
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DIG: Gracias, pero la doctrina católica rechaza totalmente la afirmación de que "la fe está por un lado y la realidad de los hechos por otro". Según la doctrina católica, la fe es un acto de la inteligencia. Es racional, es libre y es una gracia sobrenatural a la vez. Y tiene muy buenos fundamentos racionales, filosóficos e históricos. Sobre eso hay bibliotecas enteras. Yo mismo he aportado muy modestamente mi granito de arena con varios libros de apologética, entre ellos uno sobre la datación temprana del Nuevo Testamento.
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DIG: No tiene razón, porque, tomado literalmente, lo que dice implica que antes del 300 AC no se escribió nada del Antiguo Testamento.
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En el caso del Nuevo, hay indicios fuertes de que hasta el Apocalipsis de S. Juan es anterior a la destrucción de Jerusalén. E incluso también indicios arqueológicos como el del genial cuadrado mágico SATOR (desplegable formando la palabra en cruz PATERNOSTER AO), presente en las ruinas de Pompeya (anterior a la destrucción de Jerusalén, por poco) que apunta al conocimiento del Apocalipsis y ser signo en el mundo latino de centro de reunión cristiano, aunque los críticos desestimen apriorísticamente y desdeñosamente su origen cristiano «porque el AΩ sólo aparece en el Apocalipsis y es por tanto posterior»; no explican entonces el porqué de que aparezca en oriente precisamente en iglesias sirias si era un mero divertimento.
Que 600.000 israelitas varones en edad de tomar las armas hayan salido de Egipto con sus mujeres y sus niños en 1446 a.C. (de paso, ese es el año del Exodo computado correctamente a partir de los textos y del "empalme" con el tiempo real a partir de la cronología de los reyes de Israel) es altamente implausible. (Del Diluvio ni hablar.)
En contraste, que Jesús haya alimentado milagrosamente en el campo a unos miles de personas sin que quedase registro histórico fuera de los Evangelios es totalmente plausible, al igual que las curaciones y resurrecciones.
Respecto al tiempo de composición, para mí es claro que Juan escribió el Apocalipsis durante el reinado de Vespasiano poco después de la toma de Jerusalén y la destrucción del Templo. La descripción del esplendor de la Nueva Jerusalen está justamente dirigida a cristianos de origen judío shockeados por el evento, diciendoles "No se lamenten, Dios tiene preparada para nosotros una Jerusalén infinitamente mejor en la que no hay necesidad de Templo". Y también es claro que Juan escribió su Evangelio 20 años después, cuando su dominio del griego había mejorado sustancialmente, y teniendo delante de él los Sinópticos. Justamente por eso no repite lo que ya está en ellos y aumenta la exactitud de la ubicación en el tiempo y el espacio de algunos eventos, particularmente datando la crucifixion el 14 de Nisan y no el 15.
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DIG: Robinson y Bernier, entre otros, abogan por una fecha anterior al año 70 para el Evangelio de Juan. Tresmontant enfatiza el siguiente argumento, que es apoyado por Bernier. En Juan 5,2 el redactor dice (en tiempo presente): "Hay en Jerusalén, junto a la Probática, una piscina que se llama en hebreo Bethesda, que tiene cinco pórticos". Difícilmente habría escrito eso después de la destrucción de la ciudad en el 70.
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