Masonería y Estado

Un Gran Maestro masón rememoró un tiempo en que los masones tenían un poder determinante en Uruguay.

Daniel Iglesias Grèzes

Les propongo un experimento mental. Imaginen que el Arzobispo de Montevideo hubiera dicho lo siguiente: “En el pasado nosotros tuvimos gente muy importante. Y sin duda influían mucho. En una época teníamos al rector de la Universidad, al presidente de la Asamblea General, al presidente de la Suprema Corte de Justicia, eran cuatro que se reunían y cambiaban al país. Era imposible que la Iglesia Católica no pasara a primer plano.” ¿Qué habría sucedido después de esa declaración hipotética? Es fácil preverlo: un amplio coro de reacciones indignadas y condenas airadas, un desfile continuo de políticos en los noticieros y otros programas de televisión, turnándose para acusar al Arzobispo y a la Iglesia de conspirar contra la democracia, violar la laicidad del Estado, proyectar un retorno a la teocracia y al oscurantismo medieval, etc. Probablemente hasta se habría creado una comisión investigadora en el Parlamento. Por supuesto, el Cardenal Sturla nunca dijo nada semejante. Empero, según un libro muy conocido, quien sí dijo eso textualmente, cambiando “Iglesia Católica” por “Masonería", fue Carlos Bolaña, Venerable Gran Maestro de la Gran Logia de la Masonería uruguaya1. Sin embargo, la reacción de nuestros políticos, intelectuales y periodistas ante esa declaración tan extraordinaria fue imperceptible: cero coma cero. El Sr. Bolaña pareció dar la razón al agudo observador que, a mediados del siglo XX, llamó al Uruguay “los Estados Pontificios de la Masonería".

Dicha falta de reacción resulta aún más impactante al considerar otras partes de ese mismo libro, donde varias autoridades masónicas afirman de un modo inequívoco que los masones aspiran a un triunfo total de la filosofía masónica en el mundo entero. Por ejemplo, el masón Ernesto Guerrini dijo: “El mundo necesita que la masonería proporcione sus dirigentes. Ella tiene las condiciones, el clima y los conocimientos necesarios para que surjan de la Orden Masónica los hombres que puedan dirigir los destinos sociales en todo el universo2.”

No es un “teórico de la conspiración", sino un masón quien lo asegura: los masones quieren dirigir el mundo; por supuesto para el bien de los “profanos” (es decir, los no masones)… Los masones, quién sabe por qué, creen que ellos y sólo ellos tienen las llaves de la sabiduría y la felicidad de la humanidad. Si en verdad las tuvieran, harían muy mal en reservarlas sólo para una pequeña minoría de iniciados; pero en realidad, su supuesta sabiduría suprema parece reducirse a una filosofía bastante banal y cuestionable.

La gran sed de influencia de la masonería explica su carácter marcadamente elitista: en general no procura incorporar como miembros a ciudadanos comunes y corrientes, sino más bien a personas influyentes en sus respectivos ámbitos. Al parecer, entre los masones hay más generales que soldados rasos.

¿A qué se debe la nula reacción de la opinión pública uruguaya ante las declaraciones referidas? ¿No plantea ningún problema para nuestra democracia una institución jerárquica tan secreta (como decimos los “profanos") o discreta (según los masones), tan elitista y con tan grandes deseos de predominio? ¿No puede causar ningún problema grave su falta de transparencia? ¿El ideal de ayuda mutua y de protección mutua entre los miembros de la orden masónica no genera ningún conflicto de interés dentro del Estado? ¿La obediencia rigurosa de los masones de los grados más bajos (que son la gran mayoría) a los de grados más altos, muchas veces desconocidos por ellos, no conlleva ningún peligro? 

Serge Abad-Gallardo, ex masón francés que llegó al grado 14° de la jerarquía masónica después de más de veinte años de militancia en una logia, ha sostenido que las leyes referidas al aborto, la eutanasia, el divorcio, el matrimonio homosexual, etc. fueron reflexionadas y preparadas primero en las logias masónicas. Según él, después de trabajar en uno de esos temas, las logias redactan un documento de síntesis y lo envían a sus dirigentes nacionales; y éstos, tras una última revisión, lo transmiten al Presidente de la República Francesa. Además, dijo que hay una Fraternidad Parlamentaria constituida por 400 masones (diputados y altos funcionarios) de todas las obediencias masónicas, que los masones son casi el 20% del Parlamento francés y que, en lo referente a esas “leyes sociales", contrarias al derecho natural, ellos actúan en primer lugar como masones, sea cual sea su partido político3.

En algunos países de Europa se han ensayado medidas en torno a las preocupaciones que suscita este fenómeno.

En Inglaterra, de 1998 a 2009 fue obligatorio para los jueces declarar si pertenecían a la masonería, dado que la pertenencia a esa sociedad secreta podía, en algunos casos, despertar sospechas de falta de imparcialidad u objetividad. Actualmente se pide a los jueces y a los policías ingleses declarar voluntariamente su eventual pertenencia a la masonería. En cambio, la Asamblea Nacional de Gales exige a sus miembros masones declarar su pertenencia a la masonería.

En Italia, el contrato firmado en mayo de 2018 entre el Movimiento Cinco Estrellas (M5S) y la Liga para formar un gobierno de coalición populista prohibió que cualquier masón formara parte de ese gobierno, ya desaparecido. Entre otros motivos, incidieron en esa decisión el gran escándalo de la logia masónica italiana P2 y las investigaciones del Parlamento italiano que demostraron la existencia de una influencia significativa de la Mafia en la masonería italiana.

Más de cien años después de la separación de la Iglesia y el Estado uruguayo (que nació católico), valdría la pena que los uruguayos nos preguntemos cuándo tendrá lugar por fin la separación de la Masonería y el Estado.

1) Cf. Fernando Amado, La masonería uruguaya. El fin de la discreción, Editorial Sudamericana, Montevideo 2011, p. 27.

2) Ibídem, p. 22.

3) Cf. Actuall, 22/12/2015.


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2 comentarios

  
Birlibirloque
Muy buena reflexión. "Masonería y estado, asuntos separados" debería ser la consigna para enrostrarle a los hipócritas progresistas.
01/02/25 2:12 PM
  
Juan Mariner
La separación Masonería-Estado debe ser un hecho.
01/02/25 2:40 PM

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