La prioridad de Mateo

San Mateo

La tesis tradicional en la Iglesia

Dentro de la cuestión del orden de composición de los tres Evangelios sinópticos, la cuestión principal es ésta: ¿Cuál de ellos fue el primero en ser escrito? Obviamente las respuestas posibles son tres: prioridad de Mateo, prioridad de Marcos o prioridad de Lucas. Las tres teorías han tenido defensores, pero, como ya vimos, la prioridad de Lucas puede ser descartada fácilmente. En este capítulo trataré la teoría de la prioridad de Mateo, dejando para más adelante la teoría de la prioridad de Marcos.

La teoría de la prioridad de Mateo, que es la tradicional en la Iglesia, está basada principalmente en tres razones muy fuertes: a) es la sostenida por los historiadores o escritores cristianos más antiguos; b) es la más probable intrínsecamente; o sea, es la más lógica en función de la historia de la Iglesia primitiva; y c) es la más consistente con los descubrimientos papirológicos más recientes.

Datos biográficos de Mateo

Aunque ninguno de los cuatro Evangelios canónicos incluye en su propio texto original el nombre de su autor, los cuatro han sido atribuidos siempre respectivamente a San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan. En otras palabras, no se conoce ningún manuscrito antiguo de los Evangelios que no tenga en su título el nombre del autor al que tradicionalmente se le atribuye.

El primer Evangelio del canon del Nuevo Testamento es el Evangelio según San Mateo. Lo llamaremos simplemente Mateo. En este Evangelio el Apóstol Mateo es mencionado tres veces, en las perícopas de la vocación de Mateo, la comida con pecadores y la institución de los Doce.

“Cuando se iba de allí1, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: ‘Sígueme.’ Él se levantó y lo siguió2.”

“Y sucedió que estando Él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores3, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos4.”

 “Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia. Los nombres de los doce Apóstoles son éstos: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo y Tadeo; Simón el Cananeo y Judas el Iscariote, el mismo que lo entregó5.”

En los pasajes paralelos a los tres pasajes citados de Mateo, Marcos dice respectivamente Leví el de Alfeo, Leví y Mateo y Lucas dice respectivamente Leví, Leví y Mateo en lugar de Mateo, Mateo y Mateo el publicano respectivamente6. Es evidente que Mateo y Leví son dos nombres de la misma persona, un judío publicano (o sea, cobrador de impuestos para Roma) de Galilea que fue llamado por Jesús para ser su discípulo, lo siguió inmediatamente, ofreció un banquete en su casa para Jesús y sus discípulos y para sus hasta entonces colegas publicanos y fue elegido por Jesús como uno de sus Doce Apóstoles, que lo acompañaron durante el resto de su ministerio público. Probablemente Mateo fue el nuevo nombre que Leví adoptó después de convertirse en discípulo de Jesús, a fin de expresar su cambio radical de vida. Sería un caso parecido al de Simón, hijo de Jonás, a quien Jesús dio el nuevo nombre de Pedro como un signo de su nueva vocación.

El oficio de cobrador de impuestos (un trabajo no manual) de Leví-Mateo hace de él a priori un muy buen candidato para asumir la función de redactor del primer Evangelio. La mayor parte de los demás Apóstoles eran pescadores. Aunque esto no implica que fueran necesariamente muy incultos, ni mucho menos analfabetos, en general probablemente tenían un nivel de educación menor que el de Mateo. 

El testimonio de Eusebio de Cesarea (265-339), uno de los primeros historiadores de la Iglesia, nos permite afirmar que, después de la Pascua de Cristo, Mateo desempeñó durante algunos años su apostolado en Judea y escribió su Evangelio en una lengua semítica (tal vez el hebreo) durante ese período: “Sin embargo, de todos los discípulos del Señor, sólo Mateo y Juan nos han dejado memoriales escritos, y ellos, dice la tradición, fueron llevados a escribir sólo bajo la presión de la necesidad. Porque Mateo, que había predicado primero a los hebreos, cuando estaba por ir a otros pueblos, puso por escrito su Evangelio en su lengua materna, y así compensó por la pérdida de su presencia a los que se vio obligado a dejar7.”

Más adelante Eusebio confirma estos datos citando a San Papías (69-150), obispo de Hierápolis que conoció al apóstol San Juan, y a San Ireneo (130-202), obispo de Lyon y gran adversario de la herejía gnóstica:

“Pero acerca de Mateo él [Papías] escribe lo siguiente: ‘Así pues Mateo escribió los oráculos [dichos de o sobre Jesús] en la lengua hebrea, y cada uno los interpretó [o tradujo, según otra traducción] como pudo8‘.”

“Ya que al comienzo de esta obra prometimos dar, cuando fuere necesario, las palabras de los antiguos presbíteros y escritores de la Iglesia en las que han declarado aquellas tradiciones que les llegaron acerca de los libros canónicos, y ya que Ireneo fue uno de ellos, ahora daremos sus palabras y, en primer lugar, lo que dice de los santos Evangelios: ‘Mateo publicó su Evangelio entre los hebreos en su propio idioma, mientras Pedro y Pablo predicaban y fundaban la iglesia en Roma.’ (…) Él [Ireneo] dice estas cosas en el tercer libro de su obra antes mencionada [Contra las herejías]9.”

Algunos académicos niegan que Papías haya querido decir que Mateo escribió su Evangelio en hebreo e interpretan que Papías quiso decir que Mateo escribió su Evangelio en griego con estilo hebreo. Esta interpretación parece forzada. De hecho hay dos testimonios muy antiguos que confirman la existencia del Evangelio de Mateo en hebreo.

Eusebio de Cesarea atestigua que, según sus fuentes, San Panteno de Alejandría (120-200), maestro de San Clemente y uno de los primeros directores de la escuela de Alejandría, vio en la India un ejemplar del Evangelio de Mateo en hebreo: “Panteno fue uno de éstos, y se dice que fue a la India. Se informa que entre las personas de allí que conocían a Cristo, él encontró el Evangelio según Mateo, que había anticipado su propia llegada. Porque Bartolomé10, uno de los apóstoles, les había predicado, y les había dejado la escritura de Mateo en la lengua hebrea, que habían conservado hasta ese momento11.”

Más importante aún, San Jerónimo, en su obra De Viris Illustribus, escrita en Belén de Judea en el año 392, dice que en ese mismo momento había un ejemplar del Evangelio hebreo de Mateo en la biblioteca de Cesarea.

“Mateo, también llamado Leví, apóstol y anteriormente publicano, compuso un Evangelio de Cristo publicado primero en Judea en hebreo en beneficio de los circuncisos que creyeron, pero que luego fue traducido al griego, aunque no se sabe por qué autor. El mismo [texto] hebreo se conserva hasta el día de hoy en la biblioteca de Cesarea que Pánfilo ha reunido con tanta diligencia. También he tenido la oportunidad de que los nazarenos de Berea, una ciudad de Siria, que usan este volumen, me lo describieran12.”

A diferencia del caso de Panteno, que Eusebio transmitió de tercera mano y de un modo un poco vago, en el caso de Jerónimo tenemos un testimonio mucho más detallado y casi directo, de alguien que era además un gran erudito sobre la Biblia y las lenguas bíblicas.

En cuanto al primer lugar ocupado por Mateo en el orden de composición de los Evangelios, Eusebio de Cesarea cita a San Clemente de Alejandría (150-215), director o maestro principal de la escuela cristiana de Alejandría, y a Orígenes (185-253), discípulo de San Clemente y su sucesor como director de la misma escuela:

“De nuevo, en los mismos libros [Hypotyposes], Clemente da la tradición de los primeros presbíteros, en cuanto al orden de los Evangelios, de la siguiente manera: ‘Los Evangelios que contienen las genealogías’ [Mateo y Lucas], dice, ‘fueron escritos primero’13.”

“En su primer libro sobre el Evangelio de Mateo, manteniendo el Canon de la Iglesia, [Orígenes] testifica que él conoce sólo cuatro Evangelios, escribiendo así: ‘De los cuatro Evangelios, que son los únicos indiscutibles en la Iglesia de Dios bajo el cielo, he sabido por tradición que el primero fue escrito por Mateo, quien fue una vez publicano, pero luego apóstol de Jesucristo, y fue preparado para los conversos del judaísmo y publicado en el idioma hebreo’14.”

En resumen, los textos antiquísimos citados en esta sección dan un sólido fundamento histórico a la prioridad de Mateo y a la tesis (reforzada recientemente por Jean Carmignac) de que el Evangelio de Mateo fue escrito originalmente en hebreo o arameo.

La tradición patrística sobre lo que hizo el Apóstol Mateo después de dejar Judea no es unánime. Según algunas fuentes, él habría predicado el Evangelio en Etiopía; según otras fuentes, lo habría hecho en Persia u otras regiones. Al parecer Mateo murió mártir, pero no se sabe con certeza dónde.

El contexto del primer desarrollo del cristianismo 

El Nuevo Testamento (y muy especialmente los Hechos de los Apóstoles, una historia de la Iglesia primitiva) establece muy claramente que la Iglesia de Cristo nació en Jerusalén y desde Jerusalén se extendió primero a toda la Tierra Santa ("Judea y Samaria15“) y luego “hasta los confines de la tierra15“; principal, pero no exclusivamente, hasta las distintas provincias del Imperio romano. Como vimos, las fuentes cristianas más antiguas conocidas que tratan este tema coinciden en que San Mateo, hebreo y uno de los doce Apóstoles, escribió en hebreo un Evangelio para los hebreos. No dicen nada semejante de los otros tres Evangelios. Por lo tanto, dado el origen judío de la Iglesia, es muy lógico que el Evangelio de Mateo haya sido el primero.

Los Papiros Magdalen y Barcelona

Según lo demostrado por Carsten P. Thiede en 1994, los manuscritos cristianos más antiguos conocidos (los Papiros Magdalen y Barcelona) son fragmentos del Evangelio de Mateo en griego que han sido datados como de mediados del siglo I; y si estos manuscritos (que son copias), son más o menos del año 50, el Evangelio de Mateo podría haber sido escrito en torno al año 45. Así sería muy probablemente el primer Evangelio escrito. Si además, apoyándonos en las fuentes cristianas más antiguas, corroboradas por Carmignac y otros, reconocemos que el texto griego recibido de Mateo es una traducción de un original hebreo o arameo, resulta que la composición de Mateo sería aún más antigua. Por ejemplo: Mateo hebreo en torno al año 40, Mateo griego en torno al año 45 y códice de los Papiros Magdalen y Barcelona (en griego) en torno al año 50. 

Para profundizar sobre este punto, recomiendo: Carsten Peter Thiede-Matthew d’Ancona, The Jesus Papyrus. The Most Sensational Evidence on the Origin of the Gospels Since the Discovery of the Dead Sea Scrolls, Galilee Doubleday, New York-London-Toronto-Sydney-Auckland, 2011.

1) Esto sucedió en Cafarnaúm; cf. Mateo 9,1.

2) Mateo 9,9.

3) Personas consideradas impuras por su profesión o sus costumbres.

4) Mateo 9,10.

5) Mateo 10,1-4.

6) Cf. Marcos 2,13-14; 2,15-17; 3,13-19; Lucas 5,27-28; 5,29-32; 6,13-16.

7) Eusebio de Cesarea, Historia Eclesiástica, libro 3, capítulo 24, párrafos 5-6. Todos los textos de la Historia Eclesiástica de Eusebio citados en este libro corresponden a mi traducción al español (con algunas breves aclaraciones o comentarios entre corchetes) de la versión de esa obra en inglés de Alexander Roberts y James Donaldson (1885), versión disponible en esta página:

https://en.wikisource.org/wiki/Nicene_and_Post-Nicene_Fathers:_Series_II/Volume_I/Church_History_of_Eusebius

8) Ibídem, libro 3, capítulo 39, párrafo 16.

9) Ibídem, libro 5, capítulo 8, párrafos 1-2 y 5.

10) Probablemente esta referencia al Apóstol Bartolomé provenga de una confusión de nombres y en realidad se tratara del Apóstol Tomás.

11) Ibídem, libro 5, capítulo 10, párrafo 3.

12) San Jerónimo, De Viris Illustribus [Sobre los hombres ilustres], Capítulo 3 (Mateo). Obra disponible en inglés en esta página:

https://www.newadvent.org/fathers/2708.htm. Aquí ofrezco mi traducción del inglés al español. El Internet Archive dispone de una versión en español de esta obra, pero su capítulo 3 contiene un error garrafal precisamente en el punto de mayor importancia. ¡Dice que el texto griego se conserva en la biblioteca de Cesarea, en lugar del texto hebreo!

13) Eusebio de Cesarea, op. cit., libro 6, capítulo 14, párrafos 5-6.

14) Ibídem, libro 6, capítulo 25, párrafos 3-4.

15) Hechos 1,8.


Te invito a descargar gratis, leer y difundir mis libros de este año (los cinco marcados con la palabra NUEVO) .

2 comentarios

  
Vicente
Entonces, ¿alrededor de qué año Mateo puso por escrito su evangelio?
06/08/24 11:09 PM
  
Gris Funcionario
Muy interesante el artículo y los otros de la serie, gracias
11/08/24 10:59 AM

Dejar un comentario



No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.