Descarga gratis "Bismarck y los cuatro Evangelios: 1870-1914" de William R. Farmer
Habiendo terminado mi traducción al español del artículo de William R. Farmer Bismarck and the Four Gospels: 1870-1914 [Bismarck y los cuatro Evangelios: 1870-1914], tengo el agrado de poner a disposición esa obra de modo permanente para descarga gratuita, en formato PDF, desde esta página.
Los invito a descargar, leer y difundir esta obra muy importante e instructiva.
William R. Farmer (1921-2000) fue un académico estadounidense, experto en el Nuevo Testamento; metodista hasta 1990, cuando se convirtió al catolicismo. Fue editor de A New Catholic Bible Commentary (Un nuevo comentario bíblico católico). En 1992, año de publicación de este artículo, estaba vinculado a la Universidad de Dallas (Texas).
En el período analizado aquí por Farmer (1870-1914) Alemania era el epicentro del estudio histórico-crítico de la Biblia en general, y del Nuevo Testamento en particular. Ese tipo de estudio era realizado principalmente por exégetas no creyentes (racionalistas) o, con mayor frecuencia, por teólogos y exégetas protestantes liberales.
Para ese entonces ya había surgido en Alemania la “hipótesis de las dos fuentes", que dice que los Evangelios de Mateo y Lucas dependen de dos fuentes más antiguas: el Evangelio de Marcos y una fuente hipotética llamada Q. Por lo tanto, la hipótesis de las dos fuentes depende de dos premisas: la prioridad (cronológica y literaria) de Marcos y la existencia de Q.
En el período en cuestión la hipótesis de las dos fuentes se impuso como la solución comúnmente aceptada de la “cuestión sinóptica", es decir el problema planteado por las semejanzas y diferencias de los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas. En torno a esa “solución” se formó primero un amplio consenso de los teólogos y exégetas protestantes alemanes. Luego ese consenso se extendió a los estudiosos protestantes de otros países y finalmente (ya avanzado el siglo XX) también a los católicos.
Ahora bien, desde los primeros siglos de la era cristiana, la Tradición de la Iglesia había sostenido sin lugar a dudas la prioridad de Mateo, o sea que Mateo fue el primer Evangelio escrito. El Evangelio de Mateo es el único que presenta muy explícitamente el primado de Pedro, en el episodio en que Jesús promete a Pedro que le dará las llaves de Su Reino y el poder de “atar y desatar” con la autoridad del mismo Cristo. Además, Mateo contiene el “discurso eclesiástico", en el que Jesús dispone cómo sus apóstoles y discípulos han de tratar a los miembros descarriados de la Iglesia. Así Jesús sentó las bases del derecho canónico y de las penas eclesiásticas, incluso la excomunión.
La teoría de la prioridad de Marcos no arruina del todo pero tiende a debilitar los argumentos apologéticos favorables a la fe en Cristo y en la Iglesia Católica.
A) Esa teoría debilitó la fe en la Iglesia Católica, principalmente porque:
1) el primado petrino pasó a ser visto por muchos teólogos como un desarrollo tardío y no esencial, no proveniente del mismo Cristo; y
2) si la Tradición de la Iglesia pudo errar en algo tan fundamental como cuál fue el primer Evangelio escrito, entonces pudo haber errado también en muchas otras cosas importantes.
B) Esa teoría también debilitó la fe en Cristo, principalmente porque debilitó la fe en la historicidad de los Evangelios. Si Marcos fue el primer Evangelio y, como también sostuvieron los primeros propulsores de la teoría de las dos fuentes, fue escrito después del año 70, entonces se facilita la adopción de las siguientes ideas:
a) los demás evangelios son más tardíos;
b) ninguno de los Evangelios fue escrito por ningún apóstol ni por un testigo ocular de la vida de Jesús;
c) los Evangelios son productos de comunidades cristianas primitivas que crearon narraciones para expresar su fe en un Cristo que guarda una relación escasa o nula con el Jesús histórico.
Por supuesto, la crisis de fe en Cristo y en la Iglesia contribuye a causar una crisis moral y esta última crisis realimenta a la primera. Es pues conveniente, e incluso necesario, reexaminar críticamente la teoría de la prioridad de Marcos. El aporte de Farmer en este artículo consiste en:
1) subrayar que, dado que no hay argumentos teológicos, históricos o literarios convincentes que apoyen esa teoría, es muy razonable pensar que su “triunfo” se debió más bien a factores sociológicos;
2) identificar la Kulturkampf (la política de Bismarck de persecución de la Iglesia Católica en Alemania) como el factor sociológico fundamental que hizo posible el triunfo de la prioridad de Marcos, primero en Alemania y luego en el mundo.
Podría decirse, como en las novelas policiales, que la evidencia presentada por Farmer contra Bismarck es circunstancial, pero muy fuerte. Bismarck tuvo el motivo, los medios y la oportunidad para favorecer la adopción de la prioridad de Marcos por parte de los teólogos protestantes alemanes. Lo hizo indirectamente, por medio de sus nombramientos de catedráticos de teología en las muy influyentes universidades estatales de Alemania y de la difusión de un clima político-cultural anticatólico.
La Kulturkampf fue en esencia un choque de dos grandes figuras: Bismarck, el Canciller de hierro del Segundo Reich alemán, y el Papa Pío IX. Bismarck quería obligar a los obispos y sacerdotes católicos alemanes a dar prioridad a la ley alemana por sobre el derecho canónico incluso en los asuntos eclesiásticos (como por ejemplo la formación de los candidatos al sacerdocio). En otras palabras, Bismarck quería debilitar la autoridad papal sobre los católicos alemanes, para que éstos ofrecieran su lealtad suprema y fundamental al Imperio alemán y su Káiser protestante.
Frente a este ataque de Bismarck contra la libertad de la Iglesia, que, pese a ser incruento, recuerda por su dureza las persecuciones de la Revolución Francesa, Pío IX apeló al dogma de la infalibilidad papal y del primado de jurisdicción del Papa sobre la Iglesia universal, proclamado poco antes en el Concilio Vaticano I. Este dogma se apoya muy especialmente en el pasaje de Mateo sobre el primado de Pedro. De ahí que Bismarck tuviera un motivo fortísimo para favorecer una teoría (la prioridad de Marcos) que debilitara la consideración de Mateo como el Evangelio fundacional de la Iglesia cristiana.
Y de hecho Bismarck concedió a Heinrich Holtzmann (1832-1910), cuya obra logró finalmente el triunfo de la hipótesis de las dos fuentes en Alemania, la cátedra de Nuevo Testamento en la Universidad de Estrasburgo. Así dio un espaldarazo fundamental a Holtzmann y a la hipótesis de la prioridad de Marcos.
Daniel Iglesias Grèzes
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3 comentarios
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DIG: No con esas mismas palabras, pero sí implícitamente. El problema es que no basta que lo digan. Se puede creer o no creer en los Evangelios y hay que tener buenas razones para creer. La razón principal es el valor histórico de los Evangelios. Pero si la historicidad de los Evangelios es cuestionada, la fe se debilita.
Siendo aún Cardenal el Papa Juan Pablo II dijo en el congreso eucarístico en Filadelfia:
“Estamos ante la confrontación histórica más grande que los siglos jamás han conocido. Ante la lucha final entre la iglesia y la anti-iglesia; entre evangelio y anti-evangelio… pero ahora hemos llegado al final de esta batalla que muy pocos realmente perciben en el mundo actual y que los hace incapaces de discernir los signos de los tiempos y entender lo que está pasando en el mundo de hoy en sus más profundas causas ontológicas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni tampoco entienden.” En efecto, en ellos se cumple la profecía de Isaías, que dice: Ustedes oirán una y otra vez y no entenderán; mirando, no verán. Porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible, han cerrado sus ojos y tapado sus oídos, con el fin de no ver con los ojos y no oír con los oídos, ni comprender con el corazón.
Daniel 9,27: a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda.
Daniel 12,11: Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días. 12 Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días.
Catecismo 675:
Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (cf. Lc 18, 8; Mt 24, 12). La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (cf. Lc 21, 12; Jn 15, 19-20) desvelará el "misterio de iniquidad" bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía
de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne (cf. 2 Ts 2, 4-12; 1Ts 5, 2-3;2 Jn 7; 1 Jn 2,18.22).
Non Nobis.
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