Segunda edición de mi libro sobre la actual crisis de la Iglesia Católica
Tengo el agrado de comunicarles que esta semana he publicado la segunda edición de mi libro: Columna y fundamento de la verdad. Reflexiones sobre la Iglesia y su situación actual. Este libro de 175 páginas ayuda a los católicos preocupados por la actual crisis de la Iglesia a comprender sus causas principales y a buscar caminos de solución. En la nueva edición, la obra ha pasado de 12 a 27 capítulos, a saber:
- La actual crisis de la Iglesia Católica en Uruguay y América Latina
- Reflexiones sobre el descenso de la participación en la Santa Misa
- Con Dios o sin Dios todo cambia
- Reflexiones sobre la apologética, la catequesis y la teología
- La religión verdadera y su estructura fundamental
- Una sola fe
- Fe y duda son incompatibles entre sí
- La descalificación del lenguaje católico tradicional
- El oficio profético del cristiano
- Creo en la Iglesia Católica
- Danos, Señor, sacerdotes santos
- La Iglesia es comunión de los santos
- Las obras de misericordia más olvidadas
- La “laicidad positiva”
- El Concilio Vaticano II y el ecumenismo: ¿renovación o ruptura?
- Siete errores sobre el diálogo ecuménico
- La doctrina protestante es insostenible
- Controversias varias
- La familia en la Iglesia y en el mundo de hoy
- Un diálogo revelador sobre los dos Sínodos de la Familia
- Una reflexión postsinodal
- Cristo es el mismo, ayer, hoy y siempre
- ¿Hacia un ecumenismo moral?
- ¿Quiénes son hijos de Dios?
- El proselitismo de la Iglesia primitiva
- Lo que está en juego en la actual crisis de la Iglesia
- La “Opción Benito”
De momento, Columna y fundamento de la verdad está disponible sólo como libro impreso, en: https://www.createspace.com/6845222 (precio: US$ 8.00 más envío).
Próximamente, Columna y fundamento de la verdad estará disponible también como libro electrónico en formato Kindle.
Los invito a comprar y leer un ejemplar de este libro, que reúne estudios, reflexiones y discusiones que he desarrollado a lo largo de bastantes años de apostolado como apologista católico en Internet.
A los lectores habituales de este blog, les ruego que tengan la amabilidad de difundir este post.
Desde ya muchas gracias a todos. Que Dios los bendiga.
Daniel Iglesias Grèzes
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- Todo lo hiciste con sabiduría. Reflexiones sobre la fe cristiana y la ciencia contemporánea (impreso)
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- Columna y fundamento de la verdad. Reflexiones sobre la Iglesia y su situación actual (impreso)
- Columna y fundamento de la verdad. Reflexiones sobre la Iglesia y su situación actual (ebook)
- Proclamad la Buena Noticia. Meditaciones sobre algunos puntos de la doctrina cristiana (impreso)
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Vínculo: https://www.createspace.com/6845222
12 comentarios
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DIG: Muchas gracias, Luis Fernando. No viene nada mal este estímulo tuyo. :-))
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DIG: Si Dios quiere, el libro electrónico aparecerá la semana próxima. Lo anunciaré en este mismo blog.
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Respecto al último capítulo, me parece que hemos llegado a un punto donde es la única opción "humanamente" posible.
Pero comenzaremos con algo sencillo (todos los ejemplos con los que voy a contrastar es con referencia al debate entre ustedes los de Infocatólica con Alejandro Bermúdez puesto que es e caso que se me viene a la cabeza al momento de escribir esta objeción).
Usted dice:
"Para quienes, por la gracia de Dios, conservamos la fe católica, es evidente que los comentarios bíblicos del P. Raymond Gravel están llenos de herejías y abundan en críticas injustas a la Iglesia Católica, su jerarquía y su magisterio". Pero resulta que hoy en día sabemos (y esto lo reconocen inclusive los teólogos más ortodoxos) que los concilios definen como herejía negar que Dios castigue porque en esas épocas la gran mayoría de los padres conciliares que definieron que si castiga (es decir con el infierno) se beneficiaban económicamente de atormentar a la gente con que Dios te manda al infierno, y por ello con las indulgencias para perdonar los pecados exigían dinero o bienes materiales. Como ve las críticas no son tan injustas como parece (ahora otras si son muy injustas).
¡Y no me vaya a venir con esa resuesta trasnochada de que los que dicen eso son modernistas o no son católicos!
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DIG: Lo que usted dice es un completo disparate teológico e histórico. ¿Nunca leyó los Evangelios? Lea por ejemplo Mateo 25:
"31 Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso.
32 Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos,
33 y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
34 Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: "Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo,
35 porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron;
36 desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver".
37 Los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber?
38 ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos?
39 ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?".
40 Y el Rey les responderá: "Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo".
41 Luego dirá a los de su izquierda: "Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles,
42 porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber;
43 estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron".
44 Estos, a su vez, le preguntarán: "Señor, ¿cuando te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?".
45 Y él les responderá: "Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo".
46 Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna»."
Jesús es el Hijo de Dios hecho carne y su palabra es Palabra de Dios, y por tanto verdadera. Si usted no cree en su Palabra, simplemente no es cristiano, no es católico.
Y, por cierto, cuando Jesús enseñó esto no había "Padres conciliares", ni se había desarrollado aún la doctrina y praxis de las indulgencias (de paso, según la doctrina católica las indulgencias no perdonan los pecados, así que hasta en eso usted está equivocado). Dar testimonio de la Verdad de Dios no le dio a Jesús ningún "beneficio económico", sino que lo llevó a la Cruz. Y algo análogo puede decirse de la Iglesia primitiva y sus legiones de mártires.
Así que -lo siento mucho, pero debo decírselo por su bien- su "fe adulta" es una fe adulterada (si nunca leyó u oyó hablar de Mateo 25) o, peor aún, una fe muerta (si conoce Mateo 25 pero no cree en esas enseñanzas de Jesús).
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DIG: Bien. Entonces, ¿cómo es que, llamándote cristiano, no crees en el infierno?
Eso nadie lo pone en duda:
MC 9, 43-44:
"Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtatela. Más te vale entrar manco en la vida que con las dos manos ir a parar al infierno, al fuego inextinguible. Donde el gusano no muere y el fuego no se apaga”.
Si el infierno es dogma de fe, el infierno existe, aunque yo soy de los que pienso que la interpretación correcta de lo que dicen Cristo y el magisterio de la iglesia es que el cielo y el infierno existen, pero no como lugares físicos sino solo como estados que Cristo y la iglesia lo definen con palabras netamente alegóricas, es decir que el fuego no es literalmente candela ardiendo. Y sí, sí creo en el infierno.
Pero volviendo al punto al que yo le quiero mostrar sobre este tema… Pues lo vuelvo a decir: He llegado a una verdadera fe adulta.
Usted me pone como ejemplo para refutar lo que yo le dije MT 25.
Resulta que buscando en internet sobre el asunto encontré este texto en Catholic.net (del cual citaré solo un apartado:
Texto ¿Existe realmente el infierno? (Escrito por Lucrecia Rego De Planas):
“¿Cómo es posible que exista el infierno si Dios es infinitamente misericordioso?
"Dios quiere que todos los hombres se salven" nos lo dice San Pablo en la primera carta a Timoteo. Esto nos puede llevar a pensar que si Dios quiere que todos nos salvemos entonces no debería existir el infierno. Pero el apóstol nos dice que Dios "quiere", no que Dios "afirma" que todos los hombres se salvarán. Es como si yo dijera: "quiero aprobar mi examen final", ese "quiero" no significa que aprobaré. De mí depende el que pase o no.
Muchas veces se oye entre estudiantes: "El profesor me reprobó". Pero no es verdad, el profesor no le reprobó, él se reprobó a sí mismo al no estudiar lo suficiente para pasar el examen. Y así sucede con Dios. Él no nos condena. Respeta nuestra libertad. De nosotros depende si queremos prepararnos para el examen final o seguir tan campantes esperando aprobarlo sin tocar un libro. Dios cuando nos crea, nos crea para que nos salvemos, puso dentro de nosotros unas leyes que debemos respetar y nos mandó a su Hijo para enseñarnos cómo respetarlas, pero no puede hacer nada si nosotros no queremos colaborar.”
Resulta que si buscamos en el catecismo de la iglesia católica, no dice otra cosa que lo anteriormente citado (pero con otras palabras):
“1033 Salvo que elijamos libremente amarle no podemos estar unidos con Dios. Pero no podemos amar a Dios si pecamos gravemente contra El, contra nuestro prójimo o contra nosotros mismos: "Quien no ama permanece en la muerte. Todo el que aborrece a su hermano es un asesino; y sabéis que ningún asesino tiene vida eterna permanente en él" (1 Jn 3,15). Nuestro Señor nos advierte que estaremos separados de El si omitimos socorrer las necesidades graves de los pobres y de los pequeños que son sus hermanos (cf. Mt 25, 31-46). Morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de El para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra "infierno".
1034 Jesús habla con frecuencia de la "gehenna" y del "fuego que nunca se apaga" (cf. Mt 5, 22.29; 13, 42.50; Mc 9, 43-48) reservado a los que, hasta el fin de su vida rehúsan creer y convertirse, y donde se puede perder a la vez el alma y el cuerpo (cf Mt 10, 28). Jesús anuncia en términos graves que "enviará a sus ángeles que recogerán a todos los autores de iniquidad..., y los arrojarán al horno ardiendo" (Mt 13, 41-42), y que pronunciará la condenación:" ¡Alejaos de mí, malditos al fuego eterno!" (Mt 25, 41).
1035 La enseñanza de la Iglesia afirma la existencia del infierno y su eternidad. Las almas de los que mueren en estado de pecado mortal descienden a los infiernos inmediatamente después de la muerte y allí sufren las penas del infierno, "el fuego eterno" (cf DS 76; 409; 411; 80 1; 858; 1002; 135 1; 1575; SPF 12). La pena principal del infierno consiste en la separación eterna de Dios en quien únicamente puede tener el hombre la vida y la felicidad para las que ha sido creado y a las que aspira”.
Los numerales anteriormente citados confirman lo que el apartado del texto anterior interpreta de la doctrina católica sobre el infierno y la condenación de los pecadores. Para ser más claro, la Iglesia Católica cree que el infierno no es un castigo propiamente hablando, somos nosotros los seres humanos los que elegimos el infierno, y la sentencia que Dios dicta, no es en realidad más que la mera confirmación de dicha elección.
Ahora, también la escritura nos hace evidente que el infierno no es un castigo de Dios:
“El que cree en él, no es juzgado; pero el que no cree en él ya está juzgado, porque no ha creído en el hijo unigénito de Dios. Y el juicio está en que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.” (Jn 3, 18-19)
“El señor creó el hombre al principio y lo entregó el poder de elegir; si quieres guardarás sus mandatos, porque es prudencia cumplir su voluntad; ante ti están puestos fuego y agua: elige lo que quieras; delante del hombre están muerte y vida: le darán lo que el escoja. (Eclesiástico 15, 14-17)
En la cita del eclesiástico (cuyo contexto es que el pecado no viene de Dios) habla muy claramente que las consecuencias del pecado no vienen de Dios, sino del propio pecado (exceptuando cuando las consecuencias de ese pecado que suframos las estemos sufriendo porque Dios nos esté disciplinando).
La Biblia y La Iglesia Católica enseñan que el infierno es un auto castigo, e inclusive, MT 25 no solo no contradice la anterior afirmación, sino que incluso es posible interpretarlo concorde a la afirmación anterior.
Inclusive negar la posibilidad de una concordancia entre lo anteriormente dicho y MT 25 es hacer de Dios un ser absolutamente infantil y caprichoso que no nos trata como hijos sino como esclavos que si o si tenemos que complacer al amo para que no nos castigue.
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DIG: Ante todo vuelvo a tu primer comentario. Si dices que un Concilio definió un dogma de fe errado y además lo hizo para que los Padres Conciliares pudieran beneficiarse económicamente, no tienes la fe católica. Ésta implica creer firmemente todo lo que la Iglesia Católica propone para ser creído como divinamente revelado. Y "todo" significa todo, de verdad. Si no, no es la fe, sino mi propia razón, la que decide si aceptaré cada una de las verdades de fe. Entonces aplicaría el "libre examen" y no sería católico, sino protestante, aunque creyera en todos los dogmas de fe excepto uno.
En cuanto al castigo divino, no hay contradicción alguna entre sostener que un condenado eligió libremente el pecado y así se hizo él mismo merecedor del castigo y sostener que Dios le aplica la pena que Él mismo estableció para casos así. "Castigo" no es sinónimo de "castigo arbitrario". Más aún, un castigo arbitrario no es un verdadero castigo, porque un verdadero castigo se impone en razón de una falta, no por capricho.
Para ahondar en este tema, te recomiendo dos artículos míos:
1) Dios castiga: http://infocatolica.com/blog/razones.php/1104271149-dios-castiga
2) Cuatro reflexiones sobre el castigo divino: http://infocatolica.com/blog/razones.php/1406140203-cuatro-reflexiones-sobre-el-c
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DIG: Podría dejar esta discusión en este punto, porque rechazaste mis muchos argumentos sin dar ningún argumento; pero diré una última cosa. La Divina Revelación se transmite por dos medios: la Biblia y la Tradición de la Iglesia. Y tanto la Biblia como la Tradición concuerdan clarísimamente en que Dios castiga a los malos, como lo demostré en los dos artículos citados. Así que esa afirmación ("Dios castiga a los malos") es Palabra de Dios y por ende verdadera, y ha de ser creída por todo católico.
Con respecto a la afirmación comentario, solo diré lo siguiente: que tenga que ser creído no quiere decir que tenga que ser entendido al pie de la letra.
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DIG: Las verdades de fe reveladas tienen que ser creídas en el sentido en que la Iglesia Católica las propone para ser creídas.
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Pero bueno dejemos este tema ahí, y pasemos al otro.
Y eso otro son estas dos preguntas (que están relacionadas con la actual crisis en la iglesia):
1) De esa crisis que usted menciona, lo que me preocupa es que, en parte, de esa crisis, con respecto a lo que ha venido pasando en estas últimas semanas, muchos dicen que es causada por la Amoris Laetitia. Unos dicen que Francisco es hereje porque lo que dice en Amoris Laetitia (específicamente en lo que respecta a la comunión de los adulteros) estaría cambiando lo que ha venido diciendo la tradición y la revelación desde siempre, y las palabras de cristo (A mí en lo personal, aunque no he leído la encíclica, no creo que el Papa este yéndose en contra de la tradición o las palabras de Cristo). Ahora, acá en Colombia existe una televisión católica que al denunciar las herejías de Muchos cardenales católicos (Como Kasper, etc) incluyen al Papa Francisco dentro de esos herejes, pero lo hacen desde una perspectiva del cumplimiento de las profecías de Fátima, perspectiva desde la cual ya se estarían viendo los falsos Cristos (pero sin que necesariamente afirmen que el actual papa sea un falso Cristo). La pregunta es, cuando un católico al “renegar” del Papa lo hace teniendo como perspectiva lo dicho en las profecías de Fátima (tercer secreto, tres días de oscuridad, etc), ¿cómo se refutan sus críticas al Papa?
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DIG: Primero, puntualizo una cuestión de hecho: ni yo ni nadie en InfoCatólica ha dicho que el Papa Francisco sea hereje. Sí hemos criticado determinados aspectos de la Amoris Laetitia que a nuestro entender han generado una gran confusión doctrinal por su ambigüedad y por su opción de no reiterar explícitamente algunas enseñanzas del Magisterio de la Iglesia.
Dicho esto, cabe agregar a nivel teórico que la infalibilidad papal no abarca todo lo que un Papa dice o hace y que no existe para el católico el deber de no criticar a un Papa jamás. La doctrina católica no enseña que todos los Papas sean sabios, santos y prudentes, y la historia de la Iglesia muestra sin lugar a dudas que no pocos Papas no han sido sabios, o santos, o prudentes. Una corrección fraterna al Papa por unas palabras o acciones suyas erróneas, hecha con el debido respeto a la alta investidura del Sumo Pontífice, no puede pues ser descartada a priori como algo anticatólico.
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2) Debido a que los artículos del señor Néstor Martinez sobre el documento Amoris Laetitia, que de hecho me parecieron que para explicar el texto usa un lenguaje bastante abstracto, ¿Qué artículo o post me podría recomendar usted en donde se explique pero usando un lenguaje más cotidiano?
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DIG: Le recomiendo la lectura de los Capítulos 21 y 22 de mi libro "Columna y fundamento de la verdad", segunda edición.
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Muchas gracias.
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DIG: Que Dios lo bendiga.
Cuatro reflexiones sobre el castigo diviono:
Usted dice:
“En primer lugar, recuerdo un breve artículo sobre este tema que publiqué en InfoCatólica hace tres años: Dios castiga. Lo principal que quise transmitir allí es que la existencia del castigo divino es una obviedad en la Biblia, algo que está presente en ella de punta a punta, del Génesis al Apocalipsis”.
Refutación:
Si bien es verdad que hubieron algunos sucesos que ocurrieron como parte de la disciplina divina, no podemos perder de vista que en muchos de los relatos bíblicos se atribuye determinado mal sufrido por el pueblo de Israel o por un personaje particular a un castigo, en muchos otros relatos, el atribuirle a Dios el sufrimiento como castigo por un pecado no es más que la forma en la que el pueblo de Israel entendía la revelación divina.
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DIG: 1) Negar los castigos divinos y reconocer que "algunos sucesos [dolorosos]... ocurrieron como parte de la disciplina divina" es contradictorio.
2) Atribuir las numerosísimas enseñanzas bíblicas sobre el castigo divino a "la forma [supuestamente errónea] en la que el pueblo de israel entendía la revelación divina" es contrario a la fe cristiana en la inerrancia de la Biblia.
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“Lo que pretendo hacer comprender con esta cita es que la doctrina de que Dios castiga a los malos es una parte tan obvia de la fe cristiana que, hasta hace 50 años, todos los niños católicos la aprendían al principio de su catequesis, generalmente a los 6 o 7 años de edad.”
Refutación:
Que hace medio siglo se enseñara esto como verdad, no quiere decir que en efecto lo sea. Voy a ponerle un ejemplo como analogía: en la edad media se tenía como una verdad infalible que una enfermedad era fruto de un castigo Divino. Pero ya hoy en día sabemos que las enfermedades pocas veces son castigo divino (aun las que son como consecuencia de un pecado).
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DIG: 1) Lo que la Iglesia Católica (indefectible en la fe) ha enseñado siempre como perteneciente al depósito de la fe no puede estar equivocado, ni puede cambiarse.
2) La Iglesia nunca ha renegado de ninguna verdad de fe.
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Usted dice:
“En cuarto y último lugar, subrayo que la tesis (a mi juicio herética) de que Dios no castiga puede conducir fácilmente a una noción típica de las religiones hinduista y budista, pero ajena y contraria a la fe cristiana. Me refiero al Karma, una ley impersonal y suprema que determina “mecánicamente” las consecuencias necesarias de los actos humanos buenos o malos, tanto en esta vida terrena, como en las sucesivas vidas de la larga cadena de las reencarnaciones del alma.”
Refutación:
Eso ya es una interpretación muy amañada, y usted está queriendo leer o escuchar lo que quiere escuchar.
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DIG: Esta "refutación" no aporta ningún argumento.
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Ahora su artículo Dios castiga:
Usted dice:
“Hoy en día muchos fieles cristianos sostienen que Dios no castiga, pues Él es amor. Analicemos brevemente esta tesis sorprendente.
El verdadero castigo no tiene nada que ver con el sadismo o la crueldad, sino que está relacionado con la justicia. El diccionario define “castigo” como “pena impuesta al que ha cometido un delito o falta". El hecho de que Dios castiga, es decir que impone penas a los culpables de pecados, es una de las verdades mejor atestiguadas en la Sagrada Escritura. En efecto, en la edición en CD-ROM de la Biblia denominada “El Libro del Pueblo de Dios", las diversas palabras derivadas del sustantivo “castigo” o del verbo “castigar” aparecen 291 veces (25 de las cuales en el Nuevo Testamento) y la gran mayoría de las veces se refieren a castigos divinos. Además se debe tener en cuenta que muchos otros textos bíblicos se refieren a esta misma realidad (los castigos divinos) sin emplear las palabras mencionadas.
A modo de ejemplo citaré sólo cinco de esos textos:
• Éxodo 20,7: “No pronunciarás en vano el nombre del Señor, tu Dios, porque Él no dejará sin castigo al que lo pronuncie en vano“.
• Salmos 39,12: “Tú corriges a los hombres, castigando sus culpas“.
• Ezequiel 30,19: “Infligiré justos castigos a Egipto, y se sabrá que Yo soy el Señor“.
• Mateo 25,46: “Éstos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna“.
• Romanos 12,19: “Queridos míos, no hagan justicia por sus propias manos, antes bien, den lugar a la ira de Dios. Porque está escrito: Yo castigaré. Yo daré la retribución, dice el Señor“.”
Refutación:
Tendría que decirle yo de nuevo que, no se base en que la palabra castigo aparece determinado número de veces en la biblia porque son muchos los relatos y los pasajes en los que en la Biblia aparece la palabra castigo o una amenaza por parte de Dios, pero en muchos de esos relatos es, como dije en una de las refutaciones del otro post, la manera como el pueblo Judío entendía su relación con Dios, y por ende no es serio basarse en lo que un diccionario, porque si entendemos que en muchos de los casos el atribuirle a Dios un sufrimiento como castigo era por la forma como el pueblo entendía su fe, entonces habría que entender que en muchos de esos sucesos se menciona la palabra castigo como una analogía, y habría que entenderlo así aun cuando a primera vista se vea que el autor originalmente haya querido dar a entender el termino castigo como algo 100% literal. Ahora, en el caso del “castigo definitivo” mencionado por Cristo (Mt 25) no es más que una mera analogía, y pretender que Cristo lo haya hablado en sentido literal, sería convertir la fe en una fantasía, y por tanto, convertir a Cristo en un mentiroso.
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DIG: Usted rechaza las palabras de la Biblia, de la Tradición y del Magisterio de la Iglesia con base en su opinión subjetiva de que todas esas palabras son metafóricas, simbólicas o erróneas. Yo me quedo con la perenne fe de la Iglesia.
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Usted dice:
“Toda la Tradición de la Iglesia confirma esta realidad atestiguada por la Biblia. Hasta tiempos muy recientes el hecho de que Dios castiga a los malos fue una verdad evidente para todos o casi todos los cristianos. Sólo últimamente se ha difundido la noción contraria, con base en un concepto superficial del amor divino.”
Refutación:
No señor, el único castigo que la iglesia a lo largo de su existencia ha definido como castigo es el castigo medicinal. Por lo demás (es decir el supuesto castigo definitivo), no es más que una mera consecuencia de nuestro pecado. Como diría un amigo mío: “Dios no castiga, pero Dios es justo”. Y he ahí la respuesta a otra cosa que usted decía sobre este mismo tema en el Post anterior: “En efecto, si las penas (=castigos), temporales o eternas, no son impuestas por Dios, si Él mismo querría evitarlas pero no puede hacerlo, entonces no estamos hablando ya del Dios todopoderoso de la fe cristiana, sino de un ser que, por muy excelso que sea, está él mismo sometido a una ley superior a su voluntad.” La frase que yo cito, la veo como respuesta a esto último que usted dijo en el post anterior, porque no hay contradicción en afirmar que Dios es supremo y que, muchas veces el mal que sufrimos por nuestro pecado, puesto que Dios salva quiere decir que, Dios nos quiere salvos y, por de alguna manera decirlo viviendo bien, pero es justo en el sentido de que no quiere el sufrimiento, pero tampoco lo evita, puesto que es producto de mi elección. Es decir, el sufrimiento es estar lejos de Dios. En muchas ocasiones el sufrimiento no viene de Dios, pero él lo permite.
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DIG: 1) Usted se contradice de nuevo. Si la Iglesia ha definido el castigo medicinal, entonces Dios castiga (al menos en el caso del castigo medicinal). De lo contrario, usted rechazaría la fe de la Iglesia.
2) Por supuesto, el castigo de Dios no es arbitrario, sino que ocurre en razón de los pecados de los hombres.
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Había rechazado sus argumentaciones, porque en ese momento confundí esos links que usted me puso en su artículo con los artículos que Néstor Martínez publicó sobre este mismo tema.
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