Lo que está en juego en la actual crisis de la Iglesia
Un sacerdote católico muy peculiar
Raymond Gravel (1952-2014) fue un católico de la provincia canadiense de Quebec. En su juventud fue prostituto en bares de la Gay Village de Montreal. En 1982 entró al seminario y años más tarde fue ordenado sacerdote. Como sacerdote, fue controvertido sobre todo por su apoyo público al aborto, la eutanasia y el ‘matrimonio homosexual’. En 2006 recibió una dispensa del obispo de Joliette (Quebec) para entrar en política y fue elegido Miembro del Parlamento de Canadá por el partido Bloc Québécois.
En 2008, después de que Gravel se opuso a la Ley C-484, que habría reconocido el daño a un feto durante un crimen como una ofensa distinta del daño a la madre, y de que apoyó la concesión de la Orden de Canadá al Dr. Henry Morgentaler, médico pionero del aborto en Canadá, la Santa Sede le ordenó que eligiera entre dejar el sacerdocio y dejar la política. Gravel renunció a la política y siguió ejerciendo el sacerdocio.
En 2010 Gravel fue destituido por sus posturas disidentes de un puesto de responsable de la catequesis en la Diócesis de Joliette y presentó una demanda por medio millón de dólares contra la agencia católica pro-vida LifeSiteNews por identificarlo como ‘pro-aborto’, mientras que él se identificaba como ‘pro-elección’.
En 2014 Gravel murió de cáncer, a los 61 años.
Los comentarios bíblicos del P. Raymond Gravel
El P. Gravel fue un estudioso de la Biblia y escribió unos comentarios bíblicos semanales que alcanzaron bastante difusión. Yo los encontré traducidos al portugués, en varios sitios brasileños. A continuación citaré extractos de seis de esos comentarios bíblicos (traducidos por mí del portugués al español), para dar una idea de su orientación general.
“Jean Debruynne escribe: ‘Marcos nos indica así que la fe no es un saber, sino un mirar para ver. Ver y creer en el evangelio se vuelve un mismo camino’. Hoy, en nuestra Iglesia, cuando nos rehusamos a ver el mundo en el que vivimos, cuando nos rehusamos a acoger las realidades nuevas que son las nuestras, cuando excluimos personas, con la excusa de que ellas no corresponden a las etiquetas que nosotros les queremos imponer, ¿será que no estamos ciegos, nosotros también? ¿No estamos rechazando el camino de la luz que nos es propuesto por Cristo en el evangelio de Marcos?’”(Raymond Gravel, Caminar con los ojos abiertos,Domingo 28/10/2012).
“¿Cómo renovar el rostro de nuestra Iglesia, para que los que están fuera, sin ser de los nuestros, encuentren en nuestra fe la realización de ellos mismos y no un juicio severo para el cual nuestra suficiencia tiene siempre tendencia a condenar los errores? ¿Cómo reencontrar esa simplicidad de corazón que nos permite hacer crecer en las otras personas un poco de su generosidad y de su coraje para exorcizar esa tentación incesante de ricos que nos lleva a sofocar y a matar a nuestro Salvador por haber querido monopolizarlo y poseerlo? (…)
La fe: ¿una certeza o una esperanza? Lo que siempre nutrió la fe es la certeza de aquellos que creen en la verdad sobre Dios y sobre el mundo. ¿Cuántos sufrimientos fueron infligidos a las personas por causa de estas falsas certezas? ¿Cuántas ilusiones fueron tomadas por realidades? ¿Cuántas condenaciones y exclusiones en nombre de una pseudo-verdad? Me parece que los textos bíblicos de esta fiesta de la Epifanía nos enseñan que la fe no es jamás una certeza, sino un camino de esperanza que debemos emprender cada día, un camino que no está trazado previamente, y no sabemos adónde nos conducirá. (…)
La fe exige el respeto de nuestras diferencias. Hace algunos años, en una comedia humorística de fin de año, en Radio Canadá, el humorista Pierre Verville, imitando al arzobispo emérito de Montreal, el cardenal Jean-Claude Turcotte, ofrecía sus mejores votos con ocasión del Año Nuevo a todos, menos a los divorciados, a las madres no casadas, a los homosexuales, a los médicos que practican el aborto, a los niños no bautizados, a las personas que creen en la teoría de la evolución, a los que usan preservativos, a las mujeres que toman anticonceptivos; pero a todos los otros, en caso de que quedase alguien… ¡Buen y Feliz Año Nuevo! Podemos decir que se trata claramente de una caricatura sarcástica y exagerada, pero esa caricatura exagera simplemente la realidad. Eso quiere decir que, como Iglesia, tenemos una amplia batalla para volvernos modelo de apertura, de acogida y de respeto al otro. Y además, el evangelio nos interpela bastante en ese sentido.” (Raymond Gravel, La salvación es universal, Domingo 06/01/2013).
“En la Iglesia hay ritos, devociones, formulaciones dogmáticas, estructuras que pueden variar conforme a las épocas y los lugares. Eso es normal. Pero lo importante es no colocar esas formas que cambian antes de lo esencial, que es la fe, porque las formas sólo están para encarnarla. El aparato religioso no es el objetivo, y sí un medio que nos indica la dirección para ir hasta el Otro. (…)
¿Todavía hoy no hacemos la misma cosa en nuestra Iglesia? Años atrás, un padre del Opus Dei me dijo: ‘Tú, Raymond, tú eres importante en la Iglesia. Tú acoges a los homosexuales, a los divorciados casados nuevamente y a todos los marginados’… Yo le pregunté: ‘¿Pero por qué tú no haces eso?’ Y él me respondió: ‘Yo no puedo si quiero permanecer fiel al Magisterio de la Iglesia’. Eso es horrible: el párroco está exento del mandamiento del Amor, con la bendición de las autoridades religiosas, porque él pertenece al Opus Dei. Es exactamente lo que San Marcos denunciaba, en el final del primer siglo, en su comunidad cristiana.” (Raymond Gravel, Una Palabra que se vuelve acción, Domingo 02/09/2012).
“Cuando en lo alto de nuestra grandeza se dice que el mundo está perdido porque él abandonó la autoridad de la Iglesia, nos apropiamos de Dios como si él nos perteneciese. Y además, nuestras sociedades laicas que se inspiran en los valores cristianos de apertura, acogida, respeto, dignidad, igualdad, tolerancia y justicia están más cerca de Dios y de su Palabra de lo que estamos nosotros mismos. Personalmente, cuando escucho a algunos dirigentes de la Iglesia condenar a las personas que defienden a los homosexuales, los divorciados que se casan de nuevo, las mujeres que abortan, los heridos de la vida, yo me pregunto: ¿Quiénes se creen que son? Ellos se parecen a los apóstoles del Evangelio que quieren impedir que las personas actúen en nombre de Cristo.” (Raymond Gravel, Siempre acoger, nunca excluir, Domingo 30/09/2012).
“La Iglesia que nosotros somos: Escrutando los textos bíblicos de este domingo, leyendo los comentarios de los últimos años, la pregunta que yo me hago es la siguiente: ¿Dónde está la Iglesia en todo eso? ¿La Iglesia que nosotros conocemos y a la cual pertenecemos, la Iglesia que somos se habrá vuelto estéril como la viña del Antiguo Testamento, que correspondía al pueblo de Israel? Cuando miramos a la Iglesia de hoy que, en sus dirigentes, se distancia cada vez más del verdadero mundo y se distancia frecuentemente del mensaje de amor de los evangelios (el amor que está hecho de apertura, de acogida incondicional, de tolerancia, de misericordia, de perdón y de esperanza), imponiendo reglas y doctrinas que ya no están vinculadas a las realidades del mundo actual, nosotros tenemos el derecho de preguntar si nuestra Iglesia puede estar todavía podada o si ella está completamente desmembrada del tronco, o sea, desconectada del Cristo de la Pascua… este Cristo siempre vivo a través de los hombres y de las mujeres de hoy. ¿Los ramos de nuestra Iglesia están todos secos? ¿Será que la Iglesia permite todavía a sus miembros, a sus ramos, dar frutos?” (Raymond Gravel, “No es porque yo sea un huerto viejo que doy manzanas viejas”,Domingo 06/05/2012).
“Tercera exclusión: hoy. No está en el evangelio de Marcos, pero si yo continúo la reflexión sobre la exclusión, si yo actualizo la Palabra de Dios hoy, precisamos reconocer otras formas de exclusión en nuestra Iglesia. Si Cristo se colocó en la defensa de los pequeños, de los pobres, de los marginados y de los excluidos, ¿qué nos quiere decir él hoy sobre las nuevas realidades vividas en nuestras sociedades contemporáneas? ¿La familia monoparental? ¿La pareja reconstituida? ¿El matrimonio gay? La pregunta a hacerse para ser fieles al evangelio es la siguiente: ¿Esas nuevas realidades pueden expresar el Amor de Dios por la humanidad? ¿Dios puede unir a dos hombres o dos mujeres que se amen verdaderamente? ¿La complementariedad es solamente biológica? ¿Puede ser psíquica y social? ¿Dios se reconoce en una pareja divorciada y casada de nuevo? Como cristianos, como Iglesia, nosotros debemos responder a esas preguntas con la misma actitud que tuvo el Cristo del evangelio de Marcos.” (Raymond Gravel, No a toda forma de exclusión, Domingo 07/10/2012).
Lo que está en juego en la actual crisis de la Iglesia
Para quienes, por la gracia de Dios, conservamos la fe católica, es evidente que los comentarios bíblicos del P. Raymond Gravel están llenos de herejías y abundan en críticas injustas a la Iglesia Católica, su jerarquía y su magisterio.
Los estridentes textos de Gravel citados más arriba dan una idea clara de la tendencia general de sus muy numerosos comentarios bíblicos. Gravel vuelve una y otra vez a las mismas ideas modernistas: la fe no es una certeza, ni contiene una doctrina verdadera; los dogmas son cambiantes; lo que vale es sólo el amor (sin verdad); la Iglesia tiene que acoger a todos incondicionalmente; como la Iglesia Católica no lo hace, ella es opresora y reaccionaria; no hay que exigir la conversión; etc.
Además, Gravel sostiene otros muchos errores doctrinales graves. Por ejemplo, en un comentario bíblico que no cito textualmente porque no pude volver a encontrarlo, Gravel descalifica la Santa Misa, considerándola como un retroceso al Antiguo Testamento…
Apenas puedo expresar el rechazo que siento hacia la actitud de los que viven en la Iglesia, y en cierto modo de la Iglesia, pero la traicionan enseñando doctrinas contrarias a la suya y despreciando y criticando de un modo duro y continuo a la Iglesia realmente existente, la que nos engendró a la vida de la fe y nos sostiene en ella, por la gracia de Dios. Los sacerdotes o teólogos como el P. Gravel (o el P. Juan Masiá SJ) no son católicos, pero permanecen en la Iglesia Católica para combatirla y dañarla desde adentro. Es la “auto-demolición de la Iglesia” denunciada por el Papa Beato Pablo VI hace alrededor de 40 años.
Es cierto que dentro del sector del “progresismo” católico hay una amplia gama de posturas diferenciadas y que el P. Gravel fue un caso de desviación más extrema que la del “progresista” promedio. Pero las ideas tienen su propia dinámica y la lógica interna del “progresismo” o “modernismo” impulsa hacia las posturas defendidas por Gravel: un liberalismo teológico plenamente desarrollado, en el cual el “católico adulto” se “libera” de las nociones cristianas de verdad y bien, se “libera” por fin de la doctrina, la moral y el culto católicos. Al final de este proceso no queda prácticamente nada de la religión católica, salvo acaso una terminología religiosa manipulada para asignarle un significado nuevo, secularizado. En la nueva religión neo-católica a la que aspiran los católicos progresistas más radicales y coherentes no hay lucha ascética, no hay combate moral ni espiritual, salvo en el plano político.
Antes de concluir, apunto sólo tres sugerencias para los laicos católicos que quieren resistir la tendencia destructiva del progresismo católico. No se trata de un vademécum exhaustivo, sino sólo de tres ideas que me vienen ahora a la cabeza.
1. Formémonos bien y no dejemos que nos vendan gato por liebre. Si un sacerdote católico enseña doctrinas claramente contrarias a la doctrina católica, apliquémosle con caridad y humildad el procedimiento de corrección fraterna en tres etapas que nos enseñó Nuestro Señor Jesucristo (Mateo 18,15-17: “Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos. Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o publicano.”) (*)
2. Quien tenga la necesaria formación doctrinal y la vocación particular para ello, dedíquese a la promoción y defensa de la fe católica en los medios de comunicación social, sobre todo Internet.
3. El quinto precepto de la Iglesia (ayudar a la Iglesia en sus necesidades) es bueno y santo, pero tratemos de cumplirlo de forma tal que ayudemos realmente a la Iglesia Católica, y no alimentemos a los Padres Gravel o Masiá infiltrados en ella.
Y para terminar, oremos por el alma del P. Raymond Gravel, para que el Señor se apiade de él.
Daniel Iglesias Grèzes
Nota
*) Me permito un toque de humor. Increíblemente, la versión de la Biblia en español publicada en el sitio web de la Santa Sede dice aquí “considéralo como pagano o republicano”. Esa traducción la debe de haber hecho Hillary Clinton…
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16 comentarios
CANADIAN BISHOPS' STATEMENT ON THE ENCYCLICAL "HUMANAE VITAE''
www.u.arizona.edu/~aversa/modernism/winnipeg.html
Yo entiendo que esa crisis está en mayor grado en el gobierno de la Iglesia, y desde allí se expande a todo el cuerpo eclesial.
Veamos el trillado tema de la "autodemolición": "Los sacerdotes o teólogos como el P. Gravel (o el P. Juan Masiá SJ) no son católicos, pero permanecen en la Iglesia Católica para combatirla y dañarla desde adentro. Es la “auto-demolición de la Iglesia” denunciada por el Papa Beato Pablo VI hace alrededor de 40 años."
Esto es muy cierto. Pero a ver, los papas no están para DENUNCIAR estas herejías, sino para CORREGIRLAS. Ésa es una parte indelegable de su altísima misión. Masiás o Graveles surgirán como hongos si desde la autoridad apostólica no se les pone el debido coto. Que un papa cambie su papel de gobernante por el de denunciante, es una enormidad. Si se me permite: es una subversión.
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DIG: No se puede decir que Pablo VI no hizo nada para corregir las herejías de su tiempo. Predicó las verdades de fe, denunció los errores contrarios a la verdad católica y tomó algunas medidas prácticas contra algunos difusores de herejías. Sin duda esas medidas fueron muy insuficientes, pero no se la ha de achacar esa deficiencia sólo a él. Como dice el refrán, "le tocó bailar con la más fea". Eran tiempos muy difíciles, especialmente por la rapidez e intensidad del estallido de la crisis.
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Tampoco entiendo que cumple acabadamente su función un papa que a un hereje contumaz como Gravel, le da como opción la política o el sacerdocio. ¡Santo Dios!, ese hombre podía ejercer la política pero jamás el sacerdocio. Y él eligió lo peor para la Iglesia. ¿Culpa suya?, no, de la Santa Sede, del obispo o de quien fuera.
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DIG: "Santa Sede" es una expresión que en general abarca al Papa y a la Curia Romana. Yo no daría por sentado que Benedicto XVI intervino personalmente en el caso Gravel. Al fin y al cabo el P. Gravel nunca fue muy famoso. Pero además, las decisiones de un Papa o de una Curia dependen mucho de la información disponible. Es probable que en Roma en 2008 no se conociera bien la gravedad o profundidad del disenso teológico del P. Gravel y se viera el caso principalmente bajo un ángulo canónico determinado: una dispensa incorrecta (mal fundada) para que un sacerdote actuara en política. Si el caso se presenta así, la decisión vaticana es correcta.
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Al papado se lo puede infamar y menoscabar de muchas maneras, una de las cuales es el DESISTIMIENTO DE LA AUTORIDAD, en el cual incurrió Paulo VI. Pero los papas sucesivos no mejoraron este aspecto, dando concesiones que sólo se explican por debilidad. Recuerdo por caso el increíble indulto de SJPII a la comunión en la mano, cuyos fundamentos (la "práctica arraigada en algunas comunidades") es una flagrante ofensa a la inteligencia. Indulto que la progredumbre eclesial aprovechó alborozada.
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DIG: Sobre la acusación a Pablo VI, repito lo dicho más arriba. Sobre la comunión en la mano, me limito a decir que la forma de la Comunión en la Última Cena no puede ser en sí misma ni un pecado ni una irreverencia. La Iglesia permite en ciertos casos la comunión en la mano, aunque prefiere la comunión en la boca. Se puede discutir si esta permisión es lo mejor desde el punto de vista litúrgico, pero no se puede negar que es una decisión válida y legítima de la autoridad competente. Las "guerras litúrgicas" no conducen a nada bueno.
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Y no hace falta mencionar las muestras de debilidad de Benedicto, no sólo en el mentado caso Gravel sino incluso en el acto fallido de la designación de un obispo, que una conferencia episcopal le obligó a cambiar torciéndole el brazo a la vista de todo el mundo.
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DIG: Repito que no tengo pruebas de que Benedicto XVI conociera (o conociera bien) el caso Gravel.
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Por eso es que la crisis de la Iglesia, estimado amigo, es la crisis del papado. Ni más ni menos.
No cundirían los Graveles ni los Masiases con un papado mínimamente operativo.
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DIG: No me parece. La Iglesia es mucho más grande que el Papa y el Papa no es omnipotente. El Papa tiene en teoría grandísimos poderes en la Iglesia, pero si pocos secundan sus orientaciones, en la práctica no es demasiado lo que puede hacer. En concreto, la actual crisis de la Iglesia es de una magnitud tal que no puede ser encarada exitosamente sólo o principalmente desde la autoridad suprema.
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Y creo que no preciso abundar en que últimamente, la crisis del papado se está ahondando a ojos vista.
Dicho lo cual me parecen que tus tres sugerencias prácticas son muy buenas, en especial la primera, que habrá de exigir a quienes la practiquen mucho tacto, caridad, tiempo, oración y aceptación de seguras críticas.
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DIG: Si quiere sostener su acusación, haga el favor de citar exactamente la supuesta frase herética de Kiko Argüello y su fuente. Y si no puede hacerlo, pida perdón por la calumnia.
Dios te dio la enorme gracia de la conversión.
Dios te dio la enorme gracia del sacerdocio.
Dios te dio la enorme gracia de poder participar en la política para el bien común en una sociedad post-cristiana.
Y mira cómo has desperdiciado cada una de estas enormes gracias, Raymond. Que Dios haya tenido misericordia de tí.
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DIG: Analizar todos los matices del progresismo católico es una tarea cuya complejidad me supera. Pero es evidente que el caso del P. Gravel es incomparablemente más grave, por ejemplo, que el de un sacerdote fiel a la doctrina católica que sin embargo favorece una excesiva "creatividad litúrgica" y no respeta demasiado las normas litúrgicas, sin llegar a cometer abusos graves. O incluso que el caso de un sacerdote que en general es fiel a la doctrina católica y hasta rechaza el aborto, pero acepta la despenalización del aborto en algunos casos. En fin, no se puede tratar de la misma manera a quien no cree en Dios que a quien no cree en los ángeles custodios, por ejemplo.
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DIG: No intento endosarle el caso Gravel al Papa Francisco. Ni siquiera menciono al Papa Francisco en el post. Por otra parte, al parecer, por desgracia las actuaciones heréticas del P. Gravel prosiguieron hasta el fin de sus días. Y, sobre todo, la actual crisis de la Iglesia, aunque ha atravesado distintas fases, es la misma desde hace al menos 50 años; y se gestó desde hace 100 años, por lo menos.
Ahora parece que la iglesia sufre otra infiltración más peligrosa que la marxista, la masónica, impulsada y bien dotada por sus amos y su poder económico. Pero también tienen que fracasar y parece que ello se va a ver pronto. Ne nuevo hay que ver que los poderes del infierno no prevalecerán contra ella. Y para que ello se vea mejor y más pronto, parece que sólo es necesario que cada cual cumpla con su deber.
¡Muy feliz Navidad!
Buenísimo. La realidad supera a la ficción.
No sabía que había muerto el pobre P. Gravel. Hace años, escribí un artículo sobre él: "¿Cómo es posible? Gravel"
Rezaré especialmente por él.
¡Feliz y santa Navidad!
¡Feliz Navidad para todos, lectores, comentaristas y compañeros de InfoCatólica! Y oremos esta noche por el alma del P. Sanahuja.
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