Dos diagnósticos sobre la actual crisis de la Iglesia
Esta semana un amigo me envió por email un artículo de Nathan Stone SJ titulado “Tu cara de cuaresma”. Véase el texto completo aquí: http://territorioabierto.jesuitas.cl/tu-cara-de-cuaresma/
Según el autor, la actual crisis de la Iglesia Católica (o al menos el alejamiento de la práctica religiosa de gran parte de sus fieles) se debería al excesivo rigorismo del clero católico. A mi juicio se trata de un diagnóstico muy equivocado, que parte de una premisa falsa, puesto que hoy en día la gran mayoría de los sacerdotes católicos no son rigoristas, y ni siquiera rigurosos. Más aún, muchos de ellos tienden con mayor o menor fuerza al laxismo moral y al abandono de las prácticas ascéticas y penitenciales. Además, no es difícil apreciar una correlación inversa a la planteada por el autor: a mayor laxismo clerical, menor eficacia pastoral.
A esto el autor y quienes piensan como él responderían probablemente que la falta de eficacia pastoral obedece a nuestro alejamiento de la gente. Según esta visión, los católicos de hoy estaríamos haciendo más hincapié en la Ley que en el amor del Nuevo Testamento, siendo esto último mucho más exigente que la misma Ley.
Por supuesto, si todos los católicos fuéramos santos, a la Iglesia Católica le iría mucho mejor. Pero, ¿en qué estamos fallando concretamente? Consideremos por ejemplo la gran pérdida de impulso misionero sufrida por la Iglesia Católica en los últimos 50 años. Tradicionalmente, los misioneros católicos se dedicaron sobre todo a evangelizar, bautizar, enseñar, etc. y a las obras de misericordia corporal y espiritual. Y dieron muchísimo fruto, ganando a pueblos enteros para el Reino de Cristo. Hoy en día, sin embargo, muchos misioneros católicos se dedican casi exclusivamente a la asistencia social, como si fueran representantes de una ONG cualquiera, y algunos de ellos incluso se jactan de no predicar la doctrina católica y de no haber convertido ni bautizado a nadie. No es raro que no se conviertan aquellos a quienes nadie les predica la verdad religiosa y salvífica.
Estoy leyendo un libro de Joseph Ratzinger que cuenta una anécdota de su época como cardenal. Reunido con dos obispos sudamericanos que le hablan de sus proyectos pastorales y asistenciales, uno de ellos le cuenta que el líder de una comunidad indígena le había agradecido las muchas obras de caridad que la Iglesia Católica había hecho en su comunidad en las últimas décadas, pero le había comunicado que él y toda su comunidad se habían vuelto protestantes, porque además de bienes materiales ellos querían tener una religión. Eso movió a estos dos Obispos a preguntarse si no se habrían equivocado al pensar que primero debían resolver las necesidades materiales de la gente y sólo después de eso anunciar el Evangelio. Estaban (esto lo digo yo, no Ratzinger) engañados por el demonio, a quien Jesús contestó: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios".
El mismo Jesús dijo en otra ocasión: “Busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás les será dado por añadidura". Pero nosotros, los católicos de hoy (a diferencia de nuestros ancestros), parecemos obsesionados por la añadidura, y así apenas convertimos a nadie. En América Latina, la Iglesia Católica optó por los pobres (desde 1968), pero los pobres optaron y siguen optando por las comunidades evangélicas. Algo parece fallar en el diagnóstico del P. Stone, ¿no?
Clarísimamente, el diagnóstico de los Papas Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI sobre la actual crisis de la Iglesia es muy distinto al de Nathan Stone SJ. En esencia, se trata de una gran crisis de fe que conduce al cisma, la herejía o la apostasía y que alimenta una gran corriente de infidelidad doctrinal y moral en el clero, la vida religiosa y el laicado. Por ejemplo, ¿qué porcentaje de los sacerdotes católicos de hoy cree firmemente, no digo ya en la doctrina de la Humanae Vitae sobre la anticoncepción, sino en algo mucho más central: la doctrina de la Dominus Iesus sobre la unicidad y universalidad salvíficas de Cristo y de la Iglesia? La Dominus Iesus no hace más que reiterar la fe católica de siempre, que es también la del Concilio Vaticano II; pero aún así fue rechazada airadamente por amplios sectores de la Iglesia, o dejada de lado como algo “que causa división". ¿A dónde se llegará con esa clase de actitudes? Si ni siquiera nosotros creemos que (como dice el Vaticano II) el catolicismo es la única religión verdadera, ¿a quién vamos a convertir?
Stone presenta el Evangelio de Jesucristo como una amnistía general, irrestricta e incondicional, sin exigencias doctrinales, ni morales, ni ascéticas, ni de ningún tipo. Esto es una profunda falsificación de la Divina Revelación. Podríamos citar muchísimas palabras de Jesús o de la Biblia que no encajan en ese falso esquema. Un ejemplo entre miles posibles: si Jesús quiere que dejemos de lado toda “práctica excluyente” (?), ¿qué quiere decir aquello de: “no tiren perlas a los cerdos"?
Me parece que en su esencia más profunda el error del P. Stone (como el del progresismo católico en general) es el funesto intento de separar el amor de la verdad, apreciando el amor y subestimando el valor de la verdad. No hay verdad sin amor, pero tampoco amor sin verdad. La predicación de la verdad es la primera y principal de las obras de caridad. La Beata Teresa de Calcuta insistió mucho en eso.
Amo a la Compañía de Jesús y tengo varios amigos jesuitas. No obstante, debo decir lo siguiente. ¿A la Iglesia Católica le va mal por su rigorismo? Es evidente que la Compañía de Jesús nunca (ni siquiera remotamente) ha sido menos rigorista (ni menos rigurosa) que hoy. Sin embargo en los últimos 50 años ha perdido más del 50% de sus efectivos. Si eso es una victoria, los jesuitas podrían decir como Pirro: “otra victoria de éstas y estoy perdido"…
Y algo análogo podría decirse de toda la Iglesia Católica: nunca ha estado más alejada del rigorismo que hoy, y nunca ha sido tan grande el porcentaje de católicos alejados de la Iglesia.
No falta en el artículo la falsa erudición: en la Vulgata, San Jerónimo tradujo el término griego metanoeite por la expresión latina poenitentia agite, que significa “haced penitencia”, no “arrepentíos”, como dice el P. Stone.
Stone falsifica también la historia de la Iglesia y de la espiritualidad católica, al escribir: “No es que Jerónimo no supiera griego. La Iglesia ya iba bien encaminada con su religión sufrida, autoritaria y penitencial. No le cabía en la cabeza que la conversión podría ser motivo de alegría.” Si algo se destaca en la espiritualidad católica clásica, la de los santos de todos los tiempos, es precisamente la alegría. De ahí el refrán tradicional: “un santo triste es un triste santo”.
Stone critica exagerada e injustamente al clero católico: “los encargados de anunciar la Buena Noticia sobre la misericordia infinita de Dios suelen andar todo el día con una cara de funeral. Han escogido la cuaresma eterna sin pascua, la muerte ineludible sin resurrección, el rigor inhumano sin alegría. Eso no es el camino de Jesús. Sus discípulos no son así.”
El autor también presenta un falso panorama de la actual realidad eclesial: “¿Cómo llegamos a estar amarrados a esta pastoral de exclusión, imposición y frialdad? ¿Qué pasó para transformar el amor incondicional del Padre en una burocracia de condiciones para ser cumplidas bajo amenaza de fuego eterno? ¿A quién se le ocurrió que la compasión universal del Señor es sólo para algunos? (…) La Iglesia suele repetir los mismos esquemas de épocas pasadas, a pesar de los malos resultados. Su programa está orientado a la resignación, al temor y a la muerte; sin abrir espacio a la juventud, los proyectos y la vida. No tiene tiempo para los pobres, los alejados y los que más necesitan oír una palabra de consuelo. Eso no va con el mensaje de Jesús. Nuestra labor se ha vuelto autorreferente. Nada tiene que ver con el Reino de alegría y amor.”
La conclusión del autor es peligrosamente ambigua: “Nuestro Dios es bueno. Su amor es incondicional y universal. Dejemos las costumbres excluyentes. Volvamos a la misión que Cristo nos encomendó.”
¿Ya no rige para los cristianos la Ley de Dios? ¿Cuáles son las “costumbres excluyentes” que habría que dejar? ¿Los requisitos mínimos para recibir el bautismo, la eucaristía, el matrimonio y los demás sacramentos? ¿La mitad del Código de Derecho Canónico, que de todos modos casi no se aplica hoy? Pero el error teórico es más grave que los errores prácticos, porque aquél perpetúa a éstos, impide totalmente su superación. ¿La Iglesia Católica debe “volver” a la misión que Cristo le encomendó? ¿Y qué ha estado haciendo hasta ahora? ¿Ha traicionado radicalmente a Jesucristo? ¿En qué queda entonces el dogma católico de la indefectibilidad de la Iglesia (por la gracia de Dios que la asiste)?
Daniel Iglesias Grèzes
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27 comentarios
Saludos.
Pasaron los años, terribles y malvados, hoy día la cooperativa seguirá ahí, algunos se acordarán de que fue la comunidad católica la que la ayudó a fundar, otros no. La participación de fieles en las comunidades adyacentes ha descendido de una forma alarmante, y su promedio de edad linda ya con la maravilla de poder moverse para ir a Misa... algunas personas optan por no ir a veces, no porque tengan un concepto liberal, sino porque no pueden moverse. Dicho esto con un poco de humor, pero refleja una realidad.
Para empeorar el panorama, en el lugar desde donde aquellas personas se mudaron porque pasaba la ruta, hay un nuevo asentamiento, y una hermana muy buena y solidaria (dicho sin la menor ironía) que se preocupa mucho por ellos. Por supuesto, la hermana sabe que es la "segunda tanda", porque vio y participó amablemente en la primera.
Y dónde está aquel impulso liberador que iba poco menos que a instalar una versión beta del Reino de los Cielos en la tierra? ...
Cuántas de esas personas efectivamente irán a la iglesia del ministerio de la palabra poderosa del señor, con el pastor caribeño vestido de blanco que grita y habla en lenguas y envía grupos de personas a vender llaveros en el bus? Cuántos a un terreiro de umbanda? Cuántos a ningún lado?..
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DIG: Me encanta tu concisión (je, je).
Tantos sacerdotes que se volvieron "sindicalistas", "politiqueros", sin haberse preparado en lo más mínimo para ello y dejando el meollo mismo para lo cual fueron llamados.
Jesús, cuando se le iban sus propios discípulos, no rebajó su prédica, sino que preguntó a los que todavía quedaban, si querían irse también ellos.
Quiera Dios que tengamos la valentía de responder con Pedro y sus sucesores: "¿A quién iríamos? tú tienes palabras de vida eterna" (Jn 6, 68).
Soy católico, voy a misa con mi esposa y mis hijos, y realmente somos muy pocos los que vamos a misa en familia. Contados con los dedos de la mano.
En la Vigilia Pascual y en Nochebuena se me caen las lágrimas de emoción cuando se canta el Gloria (si se canta, no muy seguido para que la misa "no sea tan larga" segun los curas). Igual emoción siento en las letanías de los santos. Y comparto con Daniel el poder desarrollar una catequesis no solo kerigmatica sino tambien apologética.
Hay un punto que repite el jesuita Stone y que lo saca de las palabras, muchas veces dichas, del Papa Francisco: tristeza, pesimismo, mal humor, cara de funeral, exclusión, burocracia, administradores, aduaneros, cara de cuaresma... supongo que todos adjetivos que Stone y sus hermanos jesuitas pueden aplicarlos a ellos mismos.
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DIG:
1) La semejanza entre las posiciones de Stone y las del Papa Francisco es sólo superficial. Entre ambas posiciones hay años luz de distancia.
2) No hagamos generalizaciones indebidas sobre los jesuitas. No caigamos en el mismo error de Stone.
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Basta de criticar y humillar a todos los que pertenecemos a la Iglesia, lo mejor posible, como si todos los católicos fuésemos amargados! Dejen de ver la astilla en el ojo ajeno y vean el tronco que tienen en los suyos! Y justamente los jesuitas, que se saltearon el pontificado anterior, y que olvidan que Juan Pablo II (y asi lo ningunean) les intervino la Compañia en tiempos del Padre Arrupe! Que se exaltan con que la obediencia y amor al Papado comenzó hace sólo un año y que ahora si que la Iglesia puede seguir a Jesús! Que escuchen también cuando Francisco habla de fariseísmos y que repasen su propia historia en relación a los Papas para ver cuando hacen su mea culpa y dejan de juzgar a los demás!
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DIG: Repito el punto 2 de mi comentario al párrafo anterior.
noein: pensar, de
nous: mente
metanoeite = cambien su mentalidad. Conviertanse.
Es lo que dice San Pablo en Efesios 4,22-24:
"a abandonar la antigua vida del hombre viejo, que se corrompe siguiendo la seducción de las concupiscencias, a renovar el espíritu de vuestra mente, y a revestiros del Hombre Nuevo, creado según Dios, en la justicia y santidad verdaderas."
10. Este reino y esta salvación —palabras clave en la evangelización de Jesucristo— pueden ser recibidos por todo hombre, como gracia y misericordia; pero a la vez cada uno debe conquistarlos con la fuerza, "el reino de los cielos está en tensión y los esforzados lo arrebatan", dice el Señor (24), con la fatiga y el sufrimiento, con una vida conforme al Evangelio, con la renuncia y la cruz, con el espíritu de las bienaventuranzas. Pero, ante todo, cada uno los consigue mediante un total cambio interior, que el Evangelio designa con el nombre de metanoia, una conversión radical, una transformación profunda de la mente y del corazón (25).
24. Cf. Mt. 11, 12; Lc. 16, 16.
25. Cf. Mt. 4, 17.
Benedicto XVI trato extensamente el concepto de metanoia en una Lectio divina a los párrocos y sacerdotes de la diocesis de Roma el 10 de marzo de 2011.
www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/speeches/2011/march/documents/hf_ben-xvi_spe_20110310_parroci-roma_sp.html
Después, el Apóstol afirma: «He predicado en público y en privado, dando solemne testimonio tanto a judíos como a griegos, para que se convirtieran a Dios y creyeran en nuestro Señor Jesucristo» (v. 20-21). Aquí hay una síntesis de lo esencial: conversión a Dios, fe en Jesús. Pero fijemos por un momento la atención en la palabra «conversión», que es la palabra central o una de las palabras centrales del Nuevo Testamento. Aquí, para conocer las dimensiones de esta palabra, es interesante estar atentos a las diversas palabras bíblicas: en hebreo, «šub» quiere decir «invertir la ruta», comenzar con una nueva dirección de vida; en griego, «metánoia», «cambio de manera de pensar»; en latín, «poenitentia», «acción mía para dejarme transformar»; en italiano, «conversione», que coincide más bien con la palabra hebrea que significa «nueva dirección de la vida». Tal vez podemos ver de manera particular el porqué de la palabra del Nuevo Testamento, la palabra griega «metánoia», «cambio de manera de pensar». En un primer momento el pensamiento parece típicamente griego, pero, profundizando, vemos que expresa realmente lo esencial de lo que dicen también las otras lenguas: cambio de pensamiento, o sea, cambio real de nuestra visión de la realidad. Como hemos nacido en el pecado original, para nosotros «realidad» son las cosas que podemos tocar, el dinero, mi posición; son las cosas de todos los días que vemos en el telediario: esta es la realidad. Y las cosas espirituales se encuentran «detrás» de la realidad: «Metánoia», cambio de manera de pensar, quiere decir invertir esta impresión. Lo esencial, la realidad, no son las cosas materiales, ni el dinero, ni el edificio, ni lo que puedo tener. La realidad de las realidades es Dios. Esta realidad invisible, aparentemente lejana de nosotros, es la realidad. Aprender esto, y así invertir nuestro pensamiento, juzgar verdaderamente que lo real que debe orientar todo es Dios, son las palabras, la Palabra de Dios. Este es el criterio, el criterio de todo lo que hago: Dios. Esto es realmente conversión, si mi concepto de realidad ha cambiado, si mi pensamiento ha cambiado. Y esto debe impregnar luego todos los ámbitos de mi vida: en el juicio sobre cada cosa debo tener como criterio lo que Dios dice sobre eso. Esto es lo esencial, no cuánto obtengo ahora, no el beneficio o el perjuicio que obtendré, sino la verdadera realidad, orientarnos hacia esta realidad. Me parece que en la Cuaresma, que es camino de conversión, debemos volver a realizar cada año esta inversión del concepto de realidad, es decir, que Dios es la realidad, Cristo es la realidad y el criterio de mi acción y de mi pensamiento; realizar esta nueva orientación de nuestra vida. Y de igual modo la palabra latina «poenitentia», que nos parece algo demasiado exterior y quizá una forma de activismo, se transforma en real: ejercitar esto quiere decir ejercitar el dominio de mí mismo, dejarme transformar, con toda mi vida, por la Palabra de Dios, por el pensamiento nuevo que viene del Señor y me muestra la verdadera realidad. De este modo, no sólo se trata de pensamiento, de intelecto, sino de la totalidad de mi ser, de mi visión de la realidad. Este cambio de pensamiento, que es conversión, llega a mi corazón y une intelecto y corazón, y pone fin a esta separación entre intelecto y corazón, integra mi personalidad en el corazón, que es abierto por Dios y se abre a Dios. Y así encuentro el camino, el pensamiento se convierte en fe, esto es, tener confianza en el Señor, confiar en el Señor, vivir con él y emprender su camino en un verdadero seguimiento de Cristo.
Es muy triste, pero es así.
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DIG: Eso no significa que el diagnóstico del Papa Francisco coincida simplemente con el de Nathan Stone SJ. El pensamiento del Papa es mucho más matizado. En pocas palabras: Francisco no es un progresista. Pero es claro que los progresistas lo quieren usar a su favor.
Estamos cansados de que jodan con el rigorismo mientras la mayor parte de los religiosos son un escándalo. Soy Argentino y en la Diócesis donde vivo hay muchos sacerdotes fuera de la doctrina y de la moral católicas. ¿De qué rigorismo hablan?
Y eso de la cara de vinagre, y de los trepadores, etc. que algunos jesuitas gozan en citar: es la mejor síntesis de su Compañía... hablan siempre de ellos. Inclusive cuando se refieren a los que trepan...
Con Benedicto no querían Papa y ahora...
Hace unos años haciendo un Curso en Obras Misionales Pontificias un sacerdote italiano de Montevideo -encargado de los religiosos en la arquidiócesis - nos enseñaba "Teología de la Liberación" en el Centro de Misionología Juan Pablo II para el Cono Sur... Estos ñatos están por todos lados! Y ocupan muchos puestos oficiales. Todos tendremos que hacer nuestro examen de conciencia sobre porqué llegan "arriba" los peores.
Me alegran las palabras de Barriola en este post... porque en general lo considero un "buenista".
No aflojen! Necesitamos Católicos jugados.
Gracias.
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DIG: No creo que la mayoría de los religiosos tengan vidas escandalosas ni que la mayoría de los jesuitas sean trepadores. Pero sí creo que hay suficientes escándalos como para invalidar la tesis de que la causa principal de los actuales problemas de la Iglesia Católica es su excesivo rigorismo. Creo también que ese falso diagnóstico cumple la función de exculpar a los principales responsables de la crisis (los "progresistas") y de culpar a quienes mal o bien han mantenido la cosa en sus carriles (los "conservadores"). Así la enmienda sería aún peor que el soneto. La terapia propuesta agravaría la enfermedad.
Mons. Barriola es una persona muy lúcida y me alegra coincidir con él también en este caso.
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DIG: No critico ni al Papa Francisco ni a Nathan Stone, sino un diagnóstico que considero muy desacertado; e indico mis razones. Que Stone use varias expresiones del Papa no significa que ambos coincidan en el diagnóstico. El diagnóstico de Stone es mucho más radical y unilateral.
En cuanto a la insinuación sobre mi falta de coraje, por esta vez pasa, pero la próxima vez que me ataques personalmente no publicaré tu comentario.
¿Me equivoco por haber defendido la invitación del arzobispo de Buenos Aires a los hermanos mayores judíos, para participar en una asamblea conjunta en la Catedral de dicha ciudad?
Perdón, si al respecto pareciera "cabezadura", pero confieso haber querido inspirarme en Rom 9 - 11.
N. Stone piensa que, gracias al Papa Francisco, los católicos, después de tantísimos siglos, podemos finalmente liberarnos de una "religión sufrida, autoritaria y penitencial" y volver a anunciar el verdadero Evangelio de Jesucristo: el amor universal e incondicional de Dios. Esto es la "hermenéutica de la discontinuidad o ruptura" casi en su máxima expresión.
Me parece evidentísimo que el Papa Francisco no valora de la misma manera su propio rol en la historia de la Iglesia y que si compartiera la visión de N. Stone no habría tenido la más mínima posibilidad de ser elegido Papa.
En cuanto a la incondicionalidad del amor de Dios, hay que evitar peligrosas simplificaciones. Dios nos ama a todos y siempre, pero la comunión con Dios tiene exigencias muy claras y concretas. Jesús dijo: "El que quiera seguirme, que cargue con su cruz y me siga". ¿Será que también Él es culpable de promover una religión sufrida y penitencial, y de establecer condiciones y "prácticas excluyentes"?
Los hippies en lo que les convenía "seguían" a Jesús, y en lo que no, ni se daban por enterados.
La adoración eucarística: ¿será un rigorismo sobre la presencia real de Jesús en la hostia consagrada?
La Iglesia de hoy es rica, fuerte, extensa y profunda. No se puede hablar de crisis en una institución cuyo líder es favorito para ganar el Premio Nobel de la Paz y aparece hasta en la portada de la revista Rolling Stone.
Lo que existe es una crisis en la sociedad, en el pueblo. Hace poco más de 100 años el papa lo advertía, como una aberración, esa "nueva moda" de separar la Iglesia y el Estado. Lamentablemente la moda se impuso y ahora hasta los más devotos católicos aplauden sin cesar que la Iglesia no se inmiscuya en asuntos de Estado, que si entendemos bien las palabras, es gritar loas porque la Iglesia esté lo más lejos posible del pueblo.
Y vaya que lo hemos logrado: Hoy día no se habla de fe ni de moral más allá de las puertas del templo. Hoy sólo se habla de "legalidad". Incluso en los más píos debates sobre el aborto, los católicos defienden que el aborto se mantenga "ilegal", pero nadie dice esta boca es mía para señalar que algo es malo o bueno.
En la vida civil, yo puedo decir que "me parece inconveniente, no me sentiría cómodo" si alguien me ofrece un soborno. Puedo argüir que "temo que se den cuenta" si robo, pero no puedo decir públicamente "yo no robo porque es malo", porque se reirían en mi cara.
La Iglesia, la Una y Santa, no tiene ninguna crisis. La tenemos los fieles que nos amontonamos por ser los primeros en la fila para comulgar y luego salimos corriendo porque "ya cumplimos" y "legalmente se puede uno salir antes de la bendición". La tenemos los que vamos a Misa religiosamente cada domingo, pero procuramos entrar justito antes del Evangelio para no perder el tiempo. Y por supuesto, la tiene la sociedad, católicos incluidos, que está muy contenta con "las Iglesias", siempre y cuando no levanten la cabeza más allá de donde la tienen agachada.
Es obvio que estamos ante demagogos universales, para decirlo con Amerio, "loquiminis nobis placentia". O para decirlo en lenguaje liberal, la ley del menor esfuerzo.
Es más sencillo de lo que se piensa.
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DIG: La "corrección política" es una gran tentación de nuestro tiempo, contra la que todos debemos luchar. Es parte de lo que antes se llamaba "respeto humano".
Aligerar normas adaptándose al mundo es un suicidio, pero también lo es un Cristianismo lleno de pesos insoportables.
La misma época que vivimos ahora de Cuaresma, es transmitida por muchos como triste, llena de privaciones y sacrificios que a Dios nada le importan si el hombre no reconoce en ella, en la Cuaresma, un tiempo de alegría, de liberación de yugos esclavistas, de Alguien, todo un Dios, que viene a por nosotros, a rescatarnos y librarnos del síndrome de Estocolmo que sufrimos y justificamos respecto al Maligno y sus artes.
Vivimos engañados y encantados con las cebollas que comemos, pero son pocos los que con alegría y entusiasmo cristiano nos llevan hacia la Tierra Prometida.
Gracias por su artículo. No se trata de quitar normas ni costumbres, pero sí llenarlas del sentido alegre que tienen.
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DIG: Bueno, no todos son laxistas; pero hoy el laxismo es muchísimo más frecuente que el rigorismo.
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Si se le sigue haciendo caso a chamanes alucinados como este para que diagnostiquen y traten los males de la Iglesia, en 20 años, a fuerza de repetir la medicina postconciliar, el enfermo conseguirá una completa y satisfactoria muerte.
Y no, S.S. Francisco no dice lo mismo que Stone. Basta repasar sus declaraciones más destacadas durante su año de pontificado, como está haciendo Luis Fernando:
infocatolica.com/blog/coradcor.php/1403130924-acompaneme-en-esta-gira-infor#more23254
Insisto e la difusion de heterodoxias de todo tipo y color, que impiden ,FUNDAMENTAL, la acción del espiritu, en nuestras, almas, el pecado original, parte de pecados personales existen en Nuestra Alma, esos personajes siniestros del Evangelio, que murmurando pensamos que están en los demás, ruedan en nuestras almas.
Hay que confesarse de ellos, comprender, como yo!! que de bueno no tengo nada, y si hay algo que pude parecer bueno, brota de Dios.
Hay que ir hasta el fondo del alma, no quedarnos con lo cortical, alli se libra el combate interior.
Insisto entendiendo que la SANTISIMA MISA ES EL DON MAS GRANDE QUE DIOS LE hace al mundo, la pasió de Cristo, mirén la película, eso está en acto, como dice mi confesor, salvo que Cristo Pone la Cara de Pedernal, tremenda majestad del Señor, y sigue hasta el abandono y soledad en la cruz, es totalmente cruenta, hasta que el sacerdote, deja de pronunciar las palabras de la consagración, ahi aparece la Eucaristia.SACRALIZAR, esto, no puden ser misas divertidas leer a Bruno, Misas Terribles Padre Iraburu.
La Sacramentus Caritaris, el quirografo de Juan Pablo II están vigentes.
Leer a Raúl de Toro, el magisterio, es decir Cristo sigue vigente.
Hay una gran crisis de desobediencia a Dios Nuestro Señor.
Cualquiera de ustedes que me lo haga obedecer, se lo agradeceré.Es Fundamental, el Magisterio, los santos padres no son una letra muerta alli está el SEÑOR, a quién deberemos dar cuanta con su terribe majestad, el juicio, será personal, no vale mi Escapulario del Carmén frante a EL.
A Cristo por Maria y con el Papa.
Pero de que oración?????Santa Teresa y san Juan de la Cruz, como lo aconseja Juan pablo II en uno de sus últimos documentos brillantes, Nuestras Iglesias debén ser escuelas de Oración, y cita a estos Santos.
En el Silencio interior se libra la batalla, de nuestra transformación en el que ES:
A Cristo por Maria y con el Papa.
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