Reflexiones sobre el descenso de la participación en la Santa Misa
1. Datos muy preocupantes
Recientemente leí un artículo de Noticeu (el boletín electrónico de la CEU –Conferencia Episcopal del Uruguay) acerca del descenso de la participación de los católicos uruguayos en la Santa Misa. Allí se dice que en un plazo de 21 años (1989-2010) la participación en la Misa dominical descendió casi a la mitad en Montevideo (de 58.700 a 31.500 personas).
Buscando en Internet, encontré otros dos artículos que aportan más datos sobre el mismo tema: uno de “El Observador” y otro de “La República”. Allí se dice que, en la misma ciudad y período, también descendió en forma muy considerable la práctica de otros sacramentos: bautismos, primeras comuniones, confirmaciones y matrimonios. De los datos suministrados por esos dos diarios de Montevideo me impresionan sobre todo el dramático descenso de los matrimonios sacramentales (de 3.562 en 1989 a 1.120 en 2010; una caída de más de dos tercios) y las muy bajas cantidades de confirmaciones (933 en 1989 y 721 en 2010).
Dejo constancia de que las cantidades absolutas de bautismos y de primeras comuniones en 1989 y en 2010 indicadas en los dos artículos son exactamente iguales (4.357 y 2.947 para cada uno de estos sacramentos). Esta coincidencia muy improbable lleva a pensar que casi seguramente uno de los dos pares de datos (el de bautismos o el de primeras comuniones) es erróneo. Probablemente los datos erróneos sean los de bautismos, ya que el pasaje de 4.357 a 2.947 representa una reducción del 32%, porcentaje que coincide con el indicado en esos artículos para la reducción de las primeras comuniones, mientras que para los bautismos indican una reducción del 55%, que implicaría cantidades diferentes.
Estos nuevos datos, aunque muy lamentables, confirman una marcada tendencia decreciente que se puede apreciar en muchos estudios estadísticos de las últimas décadas sobre las cantidades de católicos de Montevideo y sobre su práctica sacramental. Por ejemplo, según datos publicados en 1993 por la Vicaría Pastoral de la Arquidiócesis de Montevideo, sólo unos 48.000 montevideanos (en promedio) participaban de la Misa dominical en el trienio 1990-1992. Esa cantidad equivalía al 3,5% de la población total del departamento. Seguramente, ya entonces ese porcentaje de asistencia a la Misa dominical era uno de los más bajos del mundo entre los países de tradición católica; y los nuevos datos publicados implican que ese porcentaje descendió al 2,4% en 2010. Además, no parece previsible que la tendencia vaya a cambiar en el corto plazo.
Es muy claro que este descenso no es exclusivo de Montevideo, sino que la situación es parecida en todo el Uruguay. El artículo de “El Observador” muestra incluso que en algunos departamentos del país la situación es bastante peor que en Montevideo. En particular, hay tres departamentos (Rocha, Río Negro y Rivera) donde los católicos son menos de un tercio de la población.
Más aún, el problema señalado tampoco se reduce al Uruguay, sino que en mayor o menor medida ha afectado a la Iglesia Católica en casi todas las naciones de Occidente durante los últimos 50 años. La descristianización y la secularización han hecho estragos en muchas Iglesias locales por lo menos desde 1965, cuando comenzó la gran crisis eclesial del post-concilio.
2. Una cuestión de vida o muerte
Es evidente que, según la Palabra de Dios y el Magisterio de la Iglesia, el alejamiento de la Eucaristía es una cuestión de vida o muerte para el cristiano individual y para la comunidad eclesial: «Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.» (Juan 6,53-54). “La Iglesia vive de la Eucaristía” (Papa Juan Pablo II, encíclica Ecclesia de Eucharistia, 1). “El sacrificio eucarístico (es) fuente y cumbre de toda la vida cristiana” (Concilio Vaticano II, constitución Lumen Gentium, 11; cf. Ídem, constitución Sacrosanctum Concilium, 10).
En mi humilde opinión, se impone una conclusión: pese a los loables esfuerzos de muchos pastores y fieles, en líneas generales a la Iglesia Católica le está yendo muy mal en el Uruguay. Ese juicio puede parecer demasiado duro, pero creo que es necesario tener el valor de ver y decir las cosas como son. De no mediar una profunda reforma (como la reforma católica postridentina, de alcance mundial, o la reforma impulsada por Mons. Jacinto Vera en nuestro país en la segunda mitad del siglo XIX), dentro de 30 años la Iglesia Católica en Uruguay será cuantitativamente una realidad marginal, una minoría casi insignificante.
3. La causa principal de esta crisis
Mons. Pablo Galimberti, Obispo de Salto y Presidente del Departamento de Liturgia de la CEU, en un artículo publicado en el CLAM, invitó a los fieles a reflexionar sobre la crisis de la práctica religiosa de los católicos uruguayos. Impulsado por esa invitación, me animo a opinar que, aunque se trate de un fenómeno complejo, con muchas causas interrelacionadas, su causa principal es fácilmente identificable: se trata de una crisis de fe.
Pienso que la situación de la Iglesia Católica en nuestro país no es más que un caso particular (aunque especialmente claro) de la extendida crisis de fe analizada con penetrante lucidez por el Cardenal Joseph Ratzinger en su célebre libro-entrevista de 1984 Informe sobre la fe, que tantas críticas recibió por su supuesto “pesimismo”, que en realidad no era más que un sano realismo. Recomiendo vivamente la lectura o relectura de este excelente libro, que no ha perdido actualidad.
La Eucaristía, como todos los sacramentos, presupone la fe, pero a la vez la alimenta y fortalece. Por lo tanto, el descenso en la participación de la Eucaristía (y de otros sacramentos) es a la vez efecto y causa de la pérdida de la fe. Si alguien deja de ir a Misa porque no le gusta cómo predica el sacerdote de su Parroquia, es porque le falta fe; y, a la inversa, si un fiel cristiano deja de ir a Misa, tenderá fácilmente a perder la fe.
Por lo tanto, parece claro que el problema no es meramente litúrgico y que no se resolverá con cambios litúrgicos que pretendan hacer las Misas más participativas o entretenidas. Se trata de un problema de falta de fe. Muchos católicos dejan de ir a Misa porque no creen realmente que en la Santa Misa ocurre algo verdaderamente único, inaudito y trascendental: la presencia real, verdadera y sustancial del Hijo de Dios Padre hecho hombre para nuestra redención.
Los predicadores podrán ser mejores o peores, la música sacra podrá ser mejor o peor, pero si falta o se debilita esa fe, la Santa Misa tenderá a ser vista como un rito más, una costumbre folklórica más o menos valiosa o útil, pero en última instancia prescindible. “Sin el Domingo no podemos vivir", decían los mártires cristianos de la Antigüedad. “No hay que exagerar", responderían muchos católicos uruguayos de hoy, afectados por el virus racionalista, liberal (antidogmático) y secularista.
También es necesario recordar que la increencia, al menos objetivamente, es un pecado, y que puede ser causa y efecto de muchos otros pecados. El Papa Benedicto XVI, en una de sus últimas alocuciones, nos enseñó que nuestra Iglesia local puede morir por nuestra falta de fe y nuestro pecado: “Naturalmente, hay un falso optimismo y un falso pesimismo. Un falso pesimismo que dice: el tiempo del cristianismo ha terminado. No: ¡comienza de nuevo! El falso optimismo era aquel de después del Concilio, cuando los conventos cerraban, los seminarios cerraban, y se decía: pero… no pasa nada, todo va bien… ¡No! No todo va bien. Hay también caídas graves, peligrosas, y debemos reconocer con sano realismo que así no funciona, no funciona donde se hacen mal las cosas. Pero también estamos seguros, al mismo tiempo, que si aquí y allá la Iglesia muere a causa del pecado de los hombres, a causa de su increencia, al mismo tiempo nace de nuevo. El futuro es realmente de Dios: ésta es la gran certeza de nuestra vida, el optimismo grande y verdadero que sabemos. La Iglesia es el árbol de Dios que vive eternamente y lleva en sí la eternidad y la verdadera herencia: la vida eterna.” (8 de febrero de 2013).
4. Recomenzar desde Cristo
Habría mucho para reflexionar acerca de las causas del descenso numérico de los fieles católicos practicantes. Los “integristas” culpan de esa caída al Concilio Vaticano II y sus “novedades”, mientras que los “progresistas” no se preocupan mayormente de ella, porque el “proselitismo religioso” no figura entre sus principales objetivos. Por mi parte, en unión con el Magisterio de la Iglesia, me adhiero al Concilio Vaticano II y sostengo que éste ha sido a menudo mal aplicado por muchos en el período post-conciliar (sobre todo en 1965-1985). No obstante, no corresponde añorar un imposible regreso hacia atrás, hacia la cristiandad perdida, en sus aspectos históricos contingentes o accidentales. Incluso cabría sospechar que esa cristiandad no era tan sólida como parecía, puesto que, en algunos casos (por ejemplo en Holanda) se desmoronó con tanta rapidez.
Sabemos que Cristo está siempre presente en Su Iglesia y que ella ha de participar plenamente del triunfo de su Señor y Esposo al final de los tiempos; pero no sabemos a través de qué vicisitudes históricas deberá pasar la Iglesia antes de alcanzar ese triunfo final. Puede ocurrir que una generación de cristianos no esté a la altura de los desafíos que su época plantea a su fe.
La vida cristiana es a la vez un don de Dios y un combate espiritual del hombre, pero el don de Dios tiene la primacía. Siempre tenemos que volver a empezar nuestra lucha, llenos de esperanza. ¿Pero cómo podríamos recomenzarla sino desde Cristo, que se nos da totalmente en la Eucaristía? Ya lo dijo nuestro Señor en la Última Cena: “separados de mí no podéis hacer nada” (Juan 15,5). Si nos alejamos de Cristo, nuestros proyectos se convierten en simples utopías humanas, inalcanzables o decepcionantes. Volvamos pues a la fuente de la Gracia, al Pan de Vida enviado por el Padre, que alimenta nuestra fe y nos da la fuerza necesaria para seguir a Jesucristo y cumplir nuestra vocación y misión. Recomencemos desde el 2,4%: desde la comunión con Cristo. Entonces Dios nos dará la gracia de ser más fieles a Cristo y a la Iglesia, en todos nuestros pensamientos, palabras y obras.
No puedo extenderme aquí sobre cómo enfrentar el gravísimo problema de la gradual (y ya bastante avanzada) apostasía del pueblo uruguayo. En esa línea me limito a recordar un aporte de 2012 sobre algunos aspectos doctrinales y culturales de la necesaria “terapia”: Diez claves sobre el renacimiento o la renovación de la cultura católica. El presente aporte se centra en la cuestión del diagnóstico (en resumen, se trata de una crisis de fe). La terapia debería ser proporcionada al diagnóstico.
Daniel Iglesias Grèzes
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24 comentarios
No es otra que el alejamiento de la Iglesia, como institución (que no como cuerpo de fieles) al Mensaje de Jesús.
El Mensaje era algo muy sencillo: "amaos los unos a los otros como Yo os he amado". Tan simple, y tan importante, como eso.
Sin embargo, en los últimos años, como consecuencia de la cada vez mayor alfabetización y el acceso a la cultura de muchas personas, los viejos basamentos en los que se sustentaba la Iglesia han ido cediendo. En sus altas esferas, más ha habido de imposición que de hermanamiento. Más de Dogma, de Ritual, de prohibición, de alejamiento del mundo, de los avances técnicos y sociales, que de ese Amor primero del cual surgió.
Una Iglesia que, actualmente, está más preocupada en si dos personas del mismo sexo se aman, o de si los divorciados pueden o no comulgar es una institución que tiene un grave problema de miras, externas e internas. Una Iglesia que ha sido en demasiadas ocasiones correa de transmisión de poderes, o coqueteado directamente con oligarquías es vista (erróneamente, en muchos casos) como parte integrante de los mismos.
Los creyentes de a pie de calle hoy están muy poco preocupados por cuestiones dogmáticas o exegéticas. Están más preocupados de comportarse bien con sus semejantes, sin amenazas de fuegos eternos. Están preparados para amar sin reservas, sin que nadie deba inferirse autoridad para entrar en sus alcobas.
Están maduros para la fe. Pero una fe no ritualizada, anquilosada y en algunos casos enferma.
No se ha perdido la fe en Cristo, para nada. Se está perdiendo, a pasos agigantados, la fe en la Iglesia. Habría que hacer autocrítica y averiguar el por qué.
Espero que mis palabras no resulten desagradables, pero es lo que le puede expresar alguien que en su día fue muy activo "practicante" y ahora vive su fe de un modo muy distinto. Si hay más preguntas del por qué, muy gustoso las contesto. Un saludo.
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DIG: Gracias por opinar. Su mensaje ilustra mi tesis a la perfección. La fe católica incluye la fe en la Iglesia: "Creo en la santa Iglesia católica" (Credo Apostólico). "Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica" (Credo niceno-constantinopolitano). Si uno cree en Cristo pero no en la Iglesia (el Cuerpo de Cristo, unido inseparablemente a su Cabeza, Cristo), no tiene la fe católica y es natural que deje de ir a la Misa católica, Misa en la que se reza ese Credo.
Por lo demás su análisis histórico y teológico es completamente erróneo.
Rezaré por usted, para que Dios, nuestro Padre, le conceda recobrar la fe católica.
Uno, la salvación es individual. Sea el 1 o el 99% de personas las que van a Misa, eso no afecta en nada la salvación de cada uno.
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DIG: ¿Y qué hay del dogma de la comunión de los santos? El que se eleva, eleva de algún modo al mundo entero; y el que se degrada, degrada de algún modo al mundo entero. La responsabilidad moral es individual, pero la fe cristiana no es individualista.
Además, en tu misma línea podrías decir que el hecho de que un 2% vaya a Misa no ayuda en nada al 98% que no va. Cosa también falsa. El acercarse o alejarse de Cristo-Eucaristía tiene consecuencias muy importantes en orden a la salvación. Relee la cita de Juan 6 contenida en el post.
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No somos Iglesia por números -empezamos siendo apenas doce en todo el mundo- somos Iglesia por fe, y esa no se puede medir.
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DIG: La fe sana y fuerte es contagiosa. Es muy distinta la situación de una Iglesia local pequeña que crece a pasos agigantados por el atrayente y firme testimonio de fe de sus fieles que la de una Iglesia local pequeña que decrece rápidamente por la apostasía de muchos y que apenas tiene bautismos de adultos.
Por otra parte, la fe no se puede medir como una magnitud física, pero se puede conocer por sus frutos.
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Dos, nada me garantiza que los que van a Misa son buenos y los que no, no.
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DIG: No tiene sentido compararse con los demás. Lo importante es compararse uno consigo mismo. Yo voy a Misa todos los domingos y soy un pobre pecador; pero tengo clarísimo que si no fuera a Misa sería mucho peor de lo que soy. Un católico no puede pensar que la participación en la Eucaristía sea algo neutral o negativo para su vida cristiana.
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Dos de mis mejores amigos, católicos, no van a Misa todos los domingos. Uno por razones de trabajo, el otro por razones familiares. Es más, un amigo de mi hijo no fue a Misa este domingo por quedarse viendo la Misa del Papa en la JMJ.
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DIG: Según la doctrina católica, la obligación de ir a Misa los domingos puede ceder ante otras obligaciones graves. Esta doctrina no debe llevar a una actitud laxista ante el precepto dominical. Por ejemplo, no está justificado faltar a la Misa dominical para ver una Misa por televisión.
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De tres, tres, ninguno de ellos "debilita" a la Iglesia (todo lo contrario) y no fueron a Misa este domingo.
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DIG: Si su inasistencia a la Misa dominical fue injustificada, ella debilita su vida cristiana y eso afecta negativamente también a su comunidad eclesial.
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Reconozco que la situación no es la ideal, que todos deberíamos ir a Misa los domingos, como mínimo. No pretendo ni pretenderé nunca que la Iglesia cambie esa obligación. Pero no participo de la creencia de que la baja de asistencia sea signo de debilidad o de que a la Iglesia le esté yendo mal. Es un signo de los tiempos, sí. Pero no tiene una única lectura.
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DIG: No pareces tener mucha conciencia de la importancia central de la eucaristía en la vida cristiana. Relee las citas del Evangelio de Juan, del Papa Juan Pablo II y del Concilio Vaticano II que puse en el post. Si la Iglesia vive de la Eucaristía, el alejamiento de la Eucaristía es un "signo de los tiempos" claramente negativo.
Una pregunta: ¿en Uruguay hay una mayoría de sacerdotes con tendencias progresistas o tendencias de la teología de la liberación?
Quizás eso explicaría algo la tendencia.
No creo que se pueda adjudicar al Concilio este problema. Cuando empezó la Pastoral Juvenil, luego de un par de años, se alcanzó un importante grado de participación, con Jornadas masivas pero también con coordinación permanente de grupos juveniles, parroquiales y de movimientos. Ni un ápice de pre-conciliarismo.
Pero luego, de verdad, hubo lugar de participación en la Iglesia acorde a esa pujanza, cuando estos jóvenes íbamos dejando de serlo, físicamente hablando ? ;-))
Es posible que la tesis de la Iglesia "pequeña y comprometida", donde no tenía sentido lo "masivo", haya terminado por alejar a mucha gente.
Entonces muchas parroquias terminan siendo mayormente pequeños núcleos de gente que se conoce de toda la vida, de una edad muy avanzada, donde es difícil "entrar". Si se suma al hecho de que muchas veces el templo en sí debe estar cerrado por razones de seguridad, el que es difícil "entrar" en la Iglesia, más allá de lo físico de los locales...
Creo que además de la secularización y del ateísmo rampante al que se llamó laicismo en el Uruguay del dios de batlle, hay una "forma de hacer las cosas" de forma de atraer a las personas. Y, justo es decirlo, la crisis eclesial continuó cuando ya no había El Día y su dios con minúsculas, y cuando la Cruz del Papa y el monumento al mismo engalanan una calle muy importante de Montevideo, en un punto histórico de la misma...
Si a uno le costaba amar al enemigo, para no ser hipócrita, uno esperaba a reconciliarse con el hermano para ir a Misa. A esto se agregó que la cantidad de motivos "importantísimos" para faltar creció en progresión geométrica, llegando a impedirnos ir a Misa el estar cansados, la visita de alguien, etc
Después sucedió que, sin el alimento de la Misa se fue volviendo cada vez menos importante el tema del hermano y nos atraparon cada vez más la sociedad de consumo y el hedonismo.
El Señor cuida a su Iglesia, y por eso estamos felices de que nos haya reconducido al rebaño.
El núcleo de la vida cristiana es que Dios crea de nuevo al hombre haciendolo participe de su vida, de su naturaleza (2 Pedro 1, 4), lo diviniza. Es la "theosis" en terminos de los Padres griegos.
Si bien el termino tecnico para esta nueva creacion es gracia santificante, a mi juicio contentarse con mencionar el termino sin explicitarlo en su significado no hace justicia a la realidad designada. Por un lado, "gracia" significa simplemente que algo es gratuito, pero no dice qué es ni qué hace. Por otro lado, "santificante" significa "que hace santo", pero hay que tener claro en que consiste esa santidad, que no es algo fundamentalmente "moral" sino ontologico, por lo cual Dios hace al fiel templo del Espiritu Santo, miembro de Cristo, y en Cristo hijo del Padre.
Esto se aplica tambien al tema de la gloria de Dios. En ambos temas, liturgia y gloria de Dios, que estan intimamente relacionados, lo que se necesita no es un "giro antropologico" sino exactamente lo opuesto, un giro teológico. En la gloria de Dios el movimiento primero y fundamental no es ascendente sino descendente. No va del hombre a Dios sino de Dios al hombre; sólo posteriormente del hombre a Dios. Y esto no lo digo yo ni el libro que citare a continuacion, lo dice el Catecismo en el punto 294:
"La gloria de Dios consiste en que se realice esta manifestación y esta comunicación de su bondad."
Y justamente la liturgia es el "lugar" por excelencia en que se realiza esta manifestacion y comunicacion de la bondad divina, de la vida divina, del Ser divino en definitiva, pues sabemos que los atributos de Dios no se diferencian realmente de su Esencia.
No pongo enlace porque he detectado que el sistema no permite poner enlaces en los comentarios.
Sobre el tema especifico de la liturgia, el concepto esta tratado brevemente en una seccion del libro de Michael Kunzler "La liturgia de la Iglesia", que justamente se titula "¿UN «GIRO TEOLÓGICO» EN LA CIENCIA LITÚRGICA?". Está en el sitio mercaba.
Echo de menos en todo este discurso "El Nombre del Padre" Nombrar a un Cristo del que se puede hablar sin nombrar al Padre, no sé de qué Cristo se habla.
Porque los creyentes son engendrados por el Padre.
Y sin Padre no nacen hijos para Dios.
Si se deja de predicar al Padre no hay generación de creyentes hijos.
Para que vuelva a haber creyentes hay que llevar a los hombres a un Cristo que a su vez los lleve al Padre. Nadie al Padre si no es por mí. El Padre no puede quedar como un "supuesto". ¿Cómo creerán si no se les predica el Padre?
Padre Horacio Bojorge-
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DIG: Muchas gracias, P. Horacio. Estoy de acuerdo con usted. Estas reflexiones mías son sólo un aporte, que no es ni pretende ser exhaustivo. Una verdad incompleta no es un error; pero con gusto he completado mi pequeño artículo con dos referencias al Padre.
Otro comentario: Son bien distintas las misas televisadas por EWTN desde su capilla, las siento como más respetuosas y más propicias a la oración.
Si me salí del tema, perdón, pero por favor publiquen mi comentario por si alguna persona quisiera decirme algo al respecto. Gracias.
También quisiera decirte, que no debes buscar que la liturgia te complazca: Eso no es litúrgico. El hombre es emotivo por naturaleza, pero hemos de abandonar a ese hombre puramente emotivo o puramente racionalista, para santificarnos, es decir, que el motor de nuestras acciones sea la Fe infundida por Gracia Divina. ¿Que harás cuando te llegue el momento de afrontar una «noche oscura»?
Que la liturgia en su forma te aburre, ofrécele el sacrificio de "soportarla" a Dios, que ÉL te lo recompensará. Que no te motiva, idem. Que te motiva en exceso y perturva tu paz, más de lo mismo. Incluso, que en tu lugar se comenten abusos litúrgicos, ofréce a Dios el sacrificio de soportarlo: Por supuesto que tienes razón en que los abusos no son deseables y hay que acabar con ellos, pero con mucha Caridad; Da tú ejemplo: Por ejemplo, en lo que comentas de que el credo lo dice solo el Cura... acompáñale si quieres, por que es parte que a ti también te toca, y es tu deber de hacerlo correctamente. Posiblemente más personas te sigan. A modo de ejemplo te comento que yo me levanto en el momento adecuado del principio de la plegaria eucarística, aunque el Sacerdote pida al pueblo que lo haga más tarde: Al principio lo hacía sólo, pero ya el Sacerdote ha cambiado sus formas, dado que toda la asamblea excepto algún refagado, lo hacía cuando tocaba.
Se pregunta el autor del artículo sobre la cantidad de la práctica litúrgica... Y yo, me pregunto, le pregunto, os pregunto... ¿Qué hay de la calidad? La calidad no se puede medir con la misma facilidad; Lo que podemos constatar sin mucho esfuerzo, es que las faltas de calidad litúrgicas no proceden tanto del pueblo, que también puede influir e influye, como del clero.
Creo firmemente que lo segundo, la calidad, influye decisivamente sobre lo primero, la cantidad, y sobre esto, como ya he dicho anteriormente, tendra que dar cuentas los responsables, que en algun momento podemos ser cualquiera, por el desvío de nuestros hermanos y la pérdida de sus álmas, o el daño consecuente aún salvándose.
Por esto, creo que debemos hacer un esfuerzo en la Caridad, todos.
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DIG: Gracias, Ignacio. Salvo algunos pocos casos extremos, los abusos litúrgicos no vuelven inválida a la Santa Misa que los sufre. Por lo tanto, también en la hipótesis que tú mencionas el problema es la falta de fe. Un católico es libre de elegir a qué Misa asistir, pero si deja de ir a Misa porque en su parroquia hay abusos litúrgicos, tiene un problema de falta de fe.
De todos modos, sin negar la importancia de esta posible causa del descenso de la participación en la Misa, creo que no es la causa más frecuente. O sea, lo más común (y por lejos), a mi juicio, es que un católico deje de ir a Misa porque no la valora suficientemente, no porque la valora y está disgustado por abusos litúrgicos.
Leyendo lo de Cristiano Indignado, queda claro que no se puede curar la herida de una herejía así nomás...
herida vieja, además...
La vieja frase: Jesús predicó el Reino y vino la Iglesia, de Alfred Loisy, y sobre todo su actitud de "yo sí que sé sobre los Evangelios", vaya si se reprodujeron. Para mal. Para mucho mal.
Sinceramente, sin iniciación cristiana(seria, fiel al magisterio, lenta, no express, no comprometida, ,
no sentimental) no van a ir mas a misa ni a ningún lugar, menos van a creer. Es paradojal, para ser medico llevan 10 años, para ser cristiano(mucho mas arduo y trascendente) nada, "aparecer" por la parroquia. Lógico ser medico es mucho mas importante que ser cristiano, nada nuevo la misma idolatría de Israel.
Gracias
No hay una única razón, pero la pérdida del misterio y del conocimiento de lo que es la Misa tiene bastante de culpa. Esa pérdida del misterio es favorecido por los coros casi orquestas, por las multitudes que ‘participan’ en el altar, por las predicaciones “del amor para allá y el amor para acá”, de la predicación de temas políticos (en Sudamérica es la teología de la liberación), etc.; hace que la gente le de igual ir o no ir los domingos a Misa, o buscar una iglesia protestante donde se habla de Dios y de la salvación, y se explican las Escrituras.
Por último, para no quedarnos en lamentos, todos los laicos tenemos el deber de formarnos en la fe, conocer que es la Santa Misa y hablar con nuestros amigos y conocidos de la Misa en el apostolado personal.
Dos libros muy a propósito: “La cena del Cordero” de Scott Hahn y “Vivir la Santa Misa” de Javier Echevarría.
Ahora bien, lo del cristiano indignado es la fácil explicación para los ilusos; de practicar la Iglesia sus tesis, no poca gente participaría en la santa Misa, sino que no habría ya ni sacerdotes para oficiarla. Le parece mal que la Iglesia "entre en las alcobas de la gente", pero no se lo parece que entre el Estado, con sus dogmas legalizados y avances técnicos deshumanizados, gobernado por oligarquías que, en muchos casos se han ya divorciado de la Iglesia hasta llegar al odio porque ya no le sirve para su "ingeniería social" antidemográfica.
Creo que la pérdida de "espiritualidad o misticismo" en la Iglesia Católica debe considerarse seriamente, sólo coincido con el "indignado" en que hay que mandar a la m... a las oligarquías gobernantes.
En el apostolado con niños, he comprobado cuán importantes son para ellos las historias bíblicas. Les aportan elementos fáciles de retener que les servirán luego para reflexionar. Y, aunque sólo les quedaran las imágenes de personajes bíblicos, esto es mucho más que una mente poblada por los personajes de Disney, los dibujos japoneses, etc.
No queria meterme por medio ... pero si el blogger me lo permite ... es que yo creo que se cual es la crisis de la Iglesia.
Antes que mas de uno se lleve las manos a la cabeza que una no-creyente vea mejor que los parroquianos, porfa, que solo se trata de ... una intuicion, y si creeis que es una tonteria pues no pasa nada, al fin y al cabo yo pienso y escribo muchas tonterias, me gusta no fantasear pero si dar oportunidad a alguna idea que sea un poco mas audaz.
OK, veamos, el blogger es de Uruguay. un rapido vistazo a su crecimiento economico nos dice que en esta ultima decada no ha parado de aumentar, con alguna vacilacion, respecto a las dos ultimas decadas del siglo XX. Y se trata de un crecimiento reamente fuerte. La riqueza ha aumentado (otra cosa es su dsitribucion).
La opinion generalizada en iC, segun he visto, es echar la culpa del descenso de la espiritualidad y con ella asistencia a oficios, misas etc al Concilio Vat. II, o mejor dicho a su mala praxis. Y para paliarla se propone un retorno a la tradicion.
A mi ese planteamiento me parece equivocado.
La gente, la poblacion, el pueblo, a lo largo de la Historia siempre ha tenido un unico deseo: vivir mejor. Una herejia en el siglo XIV era la rabia del siervo que solo veia enfermedad y pobreza y no sutilezas teologicas de las que nada entendia. El socialismo para un obrero de los 20s 30s no eran los escritos de Marx o Bakunin, que casi nadie conocia ni siquiera los dirigentes de los partidos y movimientos, salvo sus esloganes y consignas, sino que representaba menos horas de trabajo, una vivienda digna y educacion para sus hijos.
Esto se consiguio en occidente para despues de la derrota de los totalitarismos, en 1945. Por desgracia continuo en oriente, tras el 'telon de acero' hasta 1989-1991. En las naciones de Occidente se inauguraba una era de prosperidad a partir de 1950 que justo coincide con el comienzo de la 'desgana' espiritual (indiferencia) en asuntos religiosos.
Parece ser que cuando se disfruta de biesEstar, se piensa menos en la misa. Aunque lo veo logico, pero no -necesariamente- por materialismo rampante sino porque simplemente tenemos menos tiempo disponible, hay mucho que hacer y aprender. Una vez recuerdo que se fue la electricidad en una visita al pueblo de mi madre. Sin ordenador, solo con la luz de la noche y alguna vela, pense: bien, asi es como se vivia en los siglos pasados, que hacia la gente? con que ocupaba su tiempo? sin duda se trabajaba muchas horas (bueno en Andalucia no tanto, mi abuelo materno era jornalero) pero y despues? pues logico, o se hacian hijos sin parar o los mas aventurados se impresionaban con "hermanos proletarios unios" o "la tierra para quien la trabaja". Tenian mucho tiempo para ello, al menos las noches con la poca luz de la luna o de una vela.
En un film de los 60s, me parece que es "el padre pitillo" tenemos una muestra. En esa peli sale la hija del terrateniente del pueblo andaluz, alocada pero buena nena en el fondo. De entrada siempre luce unos vestiditos muy pop atreviditos, de la epoca y a misa solo va para las ocasiones de la vida social. En otro lado tenemos a una chica modistilla o asi, que siempre con aspecto recatado va a los oficios cada dia. En la peli se da por supuesto que los comportamientos de las dos chicas son 'normales' y las extravagancias de la nena rica (tocar la guitarra, nadar...) se asumen por su condicion social.
Pues con el desarrollismo, la misma Espana se ha vuelto como la nena rica: ahora es toda la poblacion que estudia, va a natacion, canta y 50000000 cosas mas. Y sin dejar de creer, en el fondo, se le va el tiempo y deja la misa para "el proximo domingo".
En otra pelicula, una del genialisimo D. Paco (Martinez Soria) escenifica un nacimiento de pueblo en los 40s o asi, que es asistido por ancianas del pueblo se supone que con experiencia pero escasos conocimientos medicos, una de las asistentes se pasa todo el rato rezando para prevenir que el parto no vaya mal.
Se me dira: pero en SudAmerica los movimientos protestantes crecen. Si, pero porque? porque sus celebraciones tienen bajo y bateria. Son ludicas. Pero sin complejos. Es realmente una fiesta, y el propio pastor canta y baila. Y encima, por lo que tengo entendido, el ministro todavia les dice a sus parroquianos que con ellos todavia van a vivir mejor! Si la idea que tengo es correcta, me parece que la Iglesia Catolica lo tiene muy mal.
Bueno! lo siento por extenderme que ya no se lo que llevo escribiendo, es que a pesar que en Espana, en el mediterraneo hace un dia esplendido, he dejado la costumbre de hacer la siesta, xd.
Resumiendo, y no se si inferir una ley "quasiHistorica" la cual afirmaria que la creencia manifiesta es inversamente proporcional al bienEstar disponible. Donde crecen los creyentes? ahora en Africa. Y segurisima estoy que cuando estos paises que ahora timidamente empiezan a emerger, sucedera exactamente lo mismo que en Europa y ahora en SudAmerica.
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DIG: Gracias, Sonia. Creo que hay muchísimos contraejemplos de tu tesis. Estados Unidos es una de las naciones del mundo con mayor porcentaje de práctica religiosa y por supuesto es uno de los países más desarrollados. La Iglesia Católica crece a muy buen ritmo en Corea del Sur, a medida que la prosperidad de ese país crece mucho también. Etc., etc.
Pero creo que hay una parte de verdad en tu tesis. La riqueza es una fuerte tentación. El rico puede caer más fácilmente que el pobre en la tentación de poner su corazón en los bienes materiales, olvidando o menospreciando los bienes espirituales. Las lecturas de la Misa de ayer lo explican muy bien.
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DIG: Hablas en plural pero ¿eres católico? Tus objeciones parecen típicas de un protestante.
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1) la misa era dentro de una cena entre amigos conocidos, no como ahora en una larga cola de desconocidos se acercan a tomar la Eucaristia.
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DIG: En la primera comunidad cristiana (la de Jerusalén) seguramente no todos eran amigos entre sí. Y en cuanto creció un poco (miles de bautizados en Pentecostés), ni siquiera eran todos conocidos entre sí. Sin embargo todos practicaban la "fracción del pan" (es decir, la eucaristía). En cuanto al valor de la Misa, es algo accidental y secundario (aunque positivo) que los fieles sean amigos o conocidos entre sí.
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2)Para entrar en el grupo de los 12 apostoles se hizo una selección previa con aprobación por unanimidad. En las iglesias actuales no se mira quienes son los que participan en la Cena, se les da el Pan sin mirar a quien.
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DIG: Para entrar en la Iglesia no es necesario ser Apóstol; basta ser cristiano, es decir bautizado. Y la Iglesia no bautiza al voleo, sino después de una catequesis, una profesión de fe y unas promesas bautismales.
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3)Cristo dijo mi cuerpo y mi sangre en el pan y el vino. En las misas actuales se prescinde del vino el cual es reservado a los sacerdotes. Bastando simplemente mojar la Hostia seria suficiente pero esto no se cumple.
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DIG: Cristo no dijo exactamente lo que tú dices. La comunión bajo las dos especies para los fieles se mantiene en la Iglesia Católica aunque no es la modalidad más frecuente. La Iglesia Católica (por voluntad de Cristo, su Fundador) tiene autoridad legítima para moficar hasta cierto punto las normas y costumbres litúrgicas, sin cambiar la esencia del sacramento.
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4)Cristo no dijo en ninguna parte del Evangelio que los creyentes tuvieran que confesar sus pecados a los sacerdotes. Cuando Cristo perdona a la mujer adúltera no le exige confesion, y es un detalle que marca una linea muy clara de actuacion.
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DIG: Cristo dio a los apóstoles (los primeros sacerdotes de la Nueva Alianza) el poder de perdonar o retener los pecados. Evidentemente, para poder decidir si absolver o no absolver los pecados de un fiel, el sacerdote necesita que el fiel confiese sus pecados. Jesús no necesitó la confesión de la adúltera porque conocía los corazones de los hombres y porque la situación era meridianamente clara.
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5)Cristo dijo que quien come su cuerpo y bebe su sangre tiene vida eterna pero no dijo "que hay que hacerlo frecuente".En la Iglesia actual nos inculcan lo de comulgar frecuente como algo de vida y muerte, lo que no concuerda con el Evangelio.
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DIG: El Decálogo dice "santificarás las fiestas" y Jesús dijo "hagan esto en memoria mía". Jesús concedió a Pedro el máximo poder ejecutivo, legislativo y judicial en la Iglesia (cf. Mateo 16,18ss). Los primeros cristianos celebraban la fracción del pan semanalmente, en el "día del Señor" (el domingo). La Iglesia, con autoridad legítima, determinó (en su primer precepto) que los cristianos cumplen el tercer mandamiento del Decálogo asistiendo a Misa los domingos y fiestas de guardar.
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6)Cristo recomendó el celibato a los apóstoles. La Iglesia "obliga" al celibato a los apostoles (sacerdotes).
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DIG: La Iglesia no obliga a nadie a ser célibe, pero tiene autoridad legítima para imponer la ley del celibato a los obispos y a todos los sacerdotes de rito latino.
Bueno, a una proposicion o una idea siempre, siempre se le pueden hallar objecciones y mas si estas provienen de lo que se llama ciencias sociales o mas en general 'realidad social'
En nuestro tema, aja, USA es ... USA, jejeje. Alli todo cabe, aparte que la mayoria de creyentes lo son de alguna de las mil y una Iglesias que existen. El caso de Corea del Sur, bueno, alli se parte desde practicamente cero y sera interesante ver su evolucion. Y sus modos.
De todas maneras es impresionante lo que esta haciendo ese pequeno pais. Su apuesta fortisima por el I+D+I les esta llevando a unas cotas de las que deberiamos aprender. (y en primer y primersisimo lugar el despliegue de la banda ancha barata y super-potente).
Yo me alegrare si abrazan el cristianismo.
Saludo ;-)
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DIG: Yo no he dicho nunca tal cosa; pero no es correcto atribuir sin más a la reforma litúrgica postconciliar (válida y legítima) los males que sobrevinieron a la Iglesia en nuestros tiempos. Por otra parte, si la autoridad eclesiástica puede legítimamente cambiar hasta cierto punto las normas litúrgicas, también (a fortiori) puede legítimamente cambiar hasta cierto punto la terminología litúrgica.
La catequesis que recibimos muchos fue muy pobre. Además, la Iglesia se mantuvo al margen de los medios de comunicación durante décadas (recién en la década del 2000, tímidamente, está presente).
La Pastoral juvenil se ha dedicado solo a los jóvenes integrados en las parroquias, no habiendo apoyo a manifestaciones artísticas que lleguen a los jóvenes.
Gracias a Dios, existe internet para conocer experiencias y caminos recorridos por otros hermanos.
Los encuentros de carismáticos y de neo-protestantes son precisamente eso: un juego o un espectáculo, diversión. Lo de Copacabana (quitado el posible obrar oculto de la Gracia) fue una gran jornada lúdica, igual que lo fue Tor Vergata, y lo digo de primera mano porque estuve allí.
La Iglesia católica lo tiene crudo: por un lado su culto no puede degenerar en evento lúdico sin desvirtuarse o simplemente hacerse ridículo. Por otro lado, cada vez hay un más extendido menosprecio o desprecio oficial hacia los "católicos de domingo", "católicos por tradicion" o "católico de evento social" que son, queramos o no, una grandísima parte de los que van a misa. Y que se encuentran allí?? Esto: "mejor no vengas". Nada que ver con la calurosa acogida y amabilidad (epidérmica y de primera vista, pero no menos eficaz) de los cultos protestantes.
Es decir, el oficialismo eclesial menosprecia a la mayor parte de sus fieles, hasta el punto de que si no eres de un movimiento, asociación, capillita o cofradía, grupo, organización, club, si no tienes una vinculación con la parroquia más allá de la Misa dominical... no sólo parece que no eres cristiano, sino que no esta muy claro por que apareces por la iglesia.
Así yo también me hago evangélico.
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DIG:
1) La JMJ fue un hecho religioso, no meramente lúdico, y fue vivido como tal por la gran mayoría de sus participantes.
2) La presencia y la acción de Dios en la Santa Misa (también en las Misas de la JMJ) no es sólo posible, sino real y segura.
3) El menosprecio hacia los simples "fieles de Misa" por desgracia existe y tiene cierta extensión en la Iglesia Católica, pero no parece que sea la actitud predominante, ni que pueda ser considerada propia del "oficialismo eclesial". Más bien es un error típico de algunos sectores progresistas de la Iglesia.
Me parece que todo creyente sensato debe hacerse responsable de sus opciones en materia de fe y dejar de buscar chivos expiatorios para justificar su alejamiento de la Iglesia que Nuestro Señor fundó y por la cual entregó su vida.
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