Diálogo sobre la Santísima Trinidad (2)
2. El dogma trinitario no es antibíblico
Felipe: Ahora me queda más claro qué es lo que la doctrina católica dice y qué es lo que no dice. Pero, pasando a mi segunda objeción, te demostraré que la verdad acerca de Dios está en la línea de lo que llamas “subordinacionismo". Me bastará citar dos textos bíblicos:
1 Corintios 8,6: “Para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y para el cual somos; y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas y por el cual somos nosotros.” Por lo tanto sólo el Padre es Dios. No existe Dios Hijo ni Dios Espíritu Santo. Jesucristo es simplemente “Señor”, alguien superior a nosotros, a quien debemos obedecer, pero distinto de Dios.
Efesios 1,17: “Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os conceda espíritu de sabiduría y de revelación para conocerlo perfectamente.” De este texto se deduce que el Padre es el Dios de Jesús, que Él controla al Espíritu Santo y que la finalidad del don del Espíritu es conocer perfectamente sólo al Padre.
Pablo: Antes de responder tu segunda objeción debo establecer algunas premisas básicas. Dios es el Ser infinito e inmutable y por lo tanto el misterio de Dios revelado por Cristo es una verdad infinita e inmutable. Sin embargo los hombres, destinatarios de la Divina Revelación, somos seres finitos y mutables, que se desarrollan en la historia. Teniendo esto en cuenta, se comprende fácilmente que la auto-revelación de Dios a los hombres en la historia haya debido ocurrir a través de un largo proceso histórico, gradual y progresivo; y también que, incluso después que la historia de la revelación alcanzó su plenitud objetiva en Jesucristo, todavía haya de darse en la Iglesia una historia de la comprensión subjetiva de la revelación, un desarrollo de la doctrina cristiana.
Por lo tanto no ha de sorprendernos que en la Tradición de la Iglesia e incluso dentro de la propia Sagrada Escritura podamos comprobar una evolución o desarrollo del dogma y de la teología. Esto representa el cumplimiento de una promesa hecha por Jesús en la Última Cena: el Espíritu Santo recuerda las palabras de Jesús a sus discípulos congregados en la Iglesia, les enseña su verdadero sentido y los guía hasta la verdad completa (cf. Juan 14,26; 16,13).
Teniendo esto en cuenta, podemos comprender el hecho de que en el Nuevo Testamento la palabra “Dios” designe generalmente (aunque no siempre) al Padre y que, sin embargo, esto no implica en modo alguno negar la divinidad del Hijo y del Espíritu Santo. Como veremos en la respuesta a tu tercera objeción, hay muchas excelentes razones para afirmar que la doctrina trinitaria está contenida implícitamente en la Divina Revelación transmitida por escrito en la Biblia y que, por lo tanto, la formulación explícita del dogma trinitario no es una corrupción, sino un desarrollo auténtico de la doctrina cristiana. En este punto me basta mostrar que tu argumento no es concluyente.
En 1 Corintios 8,6 –como en muchísimos otros pasajes del Nuevo Testamento– Jesucristo es llamado “Señor", un título que indica claramente su carácter divino. El equivalente hebreo del griego “Kyrios” (Señor) es “Adonai", la palabra que utilizaban los judíos, al leer las Escrituras, para sustituir el tetragrama sagrado (YHWH), el impronunciable nombre de Dios.
Felipe: Si crees que Jesús es Dios porque la Biblia lo llama “Señor", entonces deberías creer que David es Dios, ya que en 2 Samuel 16,9 Abisay llama a David “mi señor". En realidad la palabra “señor” es aplicada en la Biblia no sólo a Dios, sino también a reyes, caudillos, etc.
Pablo: Por ahora no estoy intentando demostrar la divinidad de Jesús (cosa que haré en la tercera parte de nuestro diálogo), sino sólo mostrar la ineficacia de tu razonamiento. En este punto me basta establecer la posibilidad razonable de que “Señor” sea una forma de dirigirse a Dios, cosa que tú mismo admites.
De todos modos, subrayo que nuestro texto designa a Jesús como el único Señor, dando a entender que su señorío no es el de un “señor” cualquiera, sino la ilimitada soberanía del único Dios. Esta interpretación, que resulta obligatoria cuando se considera el Nuevo Testamento en su conjunto, es reforzada aquí por el paralelismo planteado entre la relación del Padre con el mundo y los hombres y la relación del Hijo con el mundo y los hombres.
En cuanto a Efesios 1,17, el dogma de la Encarnación permite sostener que, aunque el Padre sea el Dios de Jesucristo (el Hijo de Dios encarnado), el Hijo es Dios como el Padre (consustancial al Padre). Por otra parte, tus afirmaciones sobre el Espíritu Santo no se pueden inferir con certeza a partir de este texto.
Felipe: Ya que aún no te he convencido, te citaré varios textos bíblicos más que prueban que el Hijo no es Dios:
Proverbios 8,22: “Yahveh me creó, primicia de su camino, antes que sus obras más antiguas.” Quien habla aquí es la Sabiduría de Dios. Según 1 Corintios 1,24 Cristo es la Sabiduría de Dios. Por lo tanto Cristo fue creado y no puede ser Dios.
1 Corintios 15,28: “Cuando hayan sido sometidas a él todas las cosas, entonces también el Hijo se someterá a Aquel que ha sometido a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todo.” Según Salmos 110,1 el que somete al Mesías todas las cosas es Yahveh. Por lo tanto el Hijo se somete a Yahveh. Esto implica que el Hijo no es Dios.
Colosenses 1,16: “Porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo fue creado por él y para él.” Este texto dice que todas las cosas fueron hechas por medio de Cristo. Por lo tanto Cristo fue el último ser creado directamente por Dios.
Apocalipsis 3,12: “Al vencedor le pondré de columna en el Santuario de mi Dios, y no saldrá fuera ya más; y grabaré en él el nombre de mi Dios, y el nombre de la Ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, que baja del cielo enviada por mi Dios, y mi nombre nuevo.” Quien habla aquí es Jesús. Por lo tanto Jesús no es Dios.
Apocalipsis 3,14: “Al Ángel de la Iglesia de Laodicea escribe: Así habla el Amén, el Testigo fiel y veraz, el Principio de la creación de Dios.” Aquí Jesús dice que él fue el primer ser creado. Por lo tanto Jesús no es Dios.
Pablo: Consideremos en primer lugar tu cita del libro de los Proverbios. Lo que hemos dicho acerca del carácter gradual y progresivo de la Revelación nos permite comprender el hecho de que en el Antiguo Testamento no haya una abierta revelación del misterio de Dios uno y trino, sino nada más que indicios de dicho misterio, que sólo pueden ser apreciados como tales a la luz del Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento presenta a Dios como el misterio absoluto, que sin embargo se auto-manifiesta por medio de su Palabra y de su Espíritu. La revelación del Nuevo Testamento nos permite identificar estas dos “mediaciones” con las personas divinas del Hijo y del Espíritu Santo, respectivamente.
La “Sabiduría” es otro de los atributos divinos que en algunos pasajes del Antiguo Testamento aparecen personificados, insinuando la doctrina de la Trinidad. Así ocurre por ejemplo en Proverbios 8,22. Sin embargo, no es correcto utilizar en forma anacrónica y acomodaticia este versículo como prueba de que el Hijo de Dios es una criatura. Con igual falta de derecho se podría usar otros dos versículos del mismo capítulo (Proverbios 8,24-25) para demostrar que el Hijo fue engendrado, no creado. Es preciso reconocer que el sentido literal de estos textos no se refiere a la procesión de la segunda persona de la Trinidad.
Pasando ahora a tus citas del Nuevo Testamento, haré ante todo dos comentarios de orden general.
En primer lugar, tus argumentos están basados en textos en los cuales Dios aparece como el Dios de Jesús. En este sentido, podrías haber reforzado tu posición mencionando que Jesús oraba a su Padre Dios. La refutación de estos argumentos es simple, si se toma en cuenta el dogma de la Encarnación. Tus objeciones serían válidas si estuvieras discutiendo con monofisitas, herejes que negaban la naturaleza humana de Cristo y creían que Él tenía una sola naturaleza, la naturaleza divina. Pero los católicos (y todos los cristianos) creemos que Cristo es una sola persona (el Hijo, segunda persona de la Santísima Trinidad, persona divina) con dos naturalezas reales y completas, la naturaleza humana y la naturaleza divina, sin mezcla ni confusión, sin división ni separación, como dice la fórmula dogmática del Concilio de Calcedonia, del año 451. Es decir que Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre. En la Encarnación, el Hijo se hace hombre sin dejar de ser Dios. A la única persona que recibe los nombres de Jesús, Cristo, Hijo de Dios, Señor, etc. se le pueden aplicar tanto las propiedades que corresponden a su naturaleza divina como las que corresponden a su naturaleza humana. En el lenguaje teológico, esto se denomina “comunicación de idiomas". Hoy se podría hablar de “comunión de propiedades". Por esto podemos decir –por ejemplo– que el hombre Jesús hizo milagros (algo que sólo Dios puede hacer) o que, en Cristo, Dios murió en la cruz (algo que sólo le puede pasar al hombre); también por esto podemos decir, con el Concilio de Éfeso (del año 431), que María es la Madre de Dios, puesto que es la Madre –según la generación humana– de Uno que es personalmente Dios.
Todo esto permite comprender que en el Nuevo Testamento haya algunos textos que aparentemente sugieren una subordinación del Hijo al Padre, mientras que otros manifiestan la igualdad del Padre y el Hijo. En unos casos se considera el punto de vista de la humanidad de Jesús y en otros casos se considera el punto de vista de su divinidad. Ambos enfoques son complementarios, no contradictorios.
En segundolugar, el hecho de que las tres personas divinas posean en común todos los atributos de la divinidad y reciban una misma adoración y gloria no implica que ellas sean intercambiables, por así decir. De lo que hemos dicho sobre las relaciones de origen surge que hay un orden en la Trinidad: el Hijo procede del Padre por generación y el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo por espiración. Así pues, el Padre es la primera persona de la Trinidad, el Hijo la segunda y el Espíritu Santo la tercera. Según la fe cristiana, el don de Dios en la historia de la salvación viene del Padre por el Hijo en el Espíritu Santo y conduce en el Espíritu Santo por Cristo al Padre.
Volviendo ahora a 1 Corintios 15,28, vemos que el Hijo sale del Padre y vuelve al Padre, pero vuelve trayendo consigo la humanidad redimida, habiendo cumplido su misión de reconciliar al mundo con Dios.
En cuanto a Colosenses 1,16 y Apocalipsis 3,14, de ningún modo afirman ni insinúan que el Hijo haya sido creado por Dios. Al contrario, ambos textos dicen que el Hijo, con el Padre, es el Creador del mundo.
Felipe: Tu réplica está basada en el dogma de la Encarnación, pero no has demostrado que ese dogma sea verdadero.
Pablo: Aún no necesito demostrarlo, porque aquí sólo intento probar que tus argumentos bíblicos no son concluyentes. Eres tú quien debería probar que el dogma de la Encarnación es falso, para que tus objeciones contra la Trinidad fueran eficaces.
Felipe: No creo que logres fundamentar tu fe en la Encarnación. Pero me queda una duda sobre la doctrina católica: ¿Dices que hay dos Jesús, uno de naturaleza humana y otro de naturaleza divina?
Pablo: No. La división de Jesús en dos sujetos o personas, una de naturaleza humana y otra de naturaleza divina, es la herejía llamada “nestorianismo", enseñada por Nestorio en el siglo V. El dogma católico de la Encarnación establece que Jesucristo es una sola persona (divina) con dos naturalezas, la humana y la divina.
Además, los católicos creemos que la encarnación del Hijo de Dios no fue provisional. Él asumió la naturaleza humana para siempre. Jesucristo no sólo fue verdadero Dios y verdadero hombre durante su vida terrena, sino que lo es también hoy. En su resurrección, Cristo no dejó de ser hombre y se convirtió en ángel. Sigue siendo un hombre (con cuerpo y alma), pero ahora es un hombre exaltado, que vive unido al Padre en el seno de la Trinidad. Ahora mismo Jesús, un hombre verdadero, reina glorificado en el abrazo del Padre, en la perfecta felicidad del cielo.
Daniel Iglesias Grèzes
3 comentarios
"Te doy gracias, Padre ... porque has escondido esto a los sabios... y lo has revelado a la gente sencilla"
"Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios"
Espero que te des cuenta hermano, y todo lo que "sabes" te parezca basura, como decia el Apostol Pablo
"Todo lo que para mí era ganancia, lo tengo por pérdida comparado con Cristo. Todo lo tengo por basura con tal de ganar a Cristo. Sólo una cosa me interesa: olvidando lo que queda atrás y lanzándome a lo que está delante, corro hacia la meta, hacia el galardón de Dios, en Cristo Jesús"...
Pablo estaba Segurisimo de que Jesús era Dios, la segunda Persona de la Trinidad.
Nada más razonable que eso que dijo este señor http://es.m.wikipedia.org/wiki/S%C3%B3crates
Y nada más sano que confiar en lo revelado por la mismísima Sabiduría... Pero eso, como bien dice nuestro amigo Edgar, es un regalo de arriba que más nos vale pedir :D
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