El hombre y la naturaleza
Las agendas suelen contener citas de pensamientos breves que son considerados particularmente agudos o iluminadores. Pues bien, en mi agenda del año 2010, editada por una organización católica caritativa, encontré la siguiente cita:
“En la concepción de los habitantes originales de las Américas –o sea los indios– y de muchos pueblos llamados primitivos, en el mundo no hay separación, no hay divorcio. Nosotros formamos parte de la naturaleza igual que los bichos y las plantas… somos parte de lo mismo, no se puede hablar de las relaciones entre las personas y la naturaleza… Porque nosotros, personas, somos parte de ella… y ésa es la certeza de identidad entre la naturaleza y la gente… la que el mundo perdió a fines del siglo XV y ahora está desesperadamente tratando de recuperar porque se da cuenta de que está embarcado en la loca carrera hacia su propia destrucción.
Eduardo Galeano
(Tomado de: Conversando con Eduardo Galeano, en: Castalia, “La celebración del encuentro posible. 1ª parte”, La Prensa del Oeste, págs. 2-3, Año 1, Nº 3, marzo de 1995, Montevideo, Uruguay).”
Uno no sabe de qué admirarse más: si de la habilidad de este gran escritor uruguayo para transmitir tantos errores gruesos en tan pocas líneas o de la tremenda falta de sentido crítico de unos católicos bienintencionados que no advierten que esta cita ataca frontalmente varios principios esenciales de la fe cristiana.
En primer lugar, Galeano expresa aquí un inmanentismo radical. Él no se limita a decir que los seres humanos formamos parte del mundo (lo cual es cierto y muy obvio); en cambio, él sostiene que lo hacemos de un modo igual que los animales y las plantas, seres carentes de alma espiritual y, por lo mismo, totalmente inmersos en el universo material. No se trata, según el autor, de que el hombre, ser corpóreo, habita el universo material y tiene con él unos vínculos innatos, profundos y hasta cierto punto ineludibles, sino de que entre la persona humana y el universo material existe una identidad tal que vuelve absurdo hablar de relaciones entre las personas y la naturaleza. La identidad radical entre el hombre y el mundo sólo es concebible desde una perspectiva monista (materialista o idealista). Ninguna de esas dos alternativas es compatible con la fe cristiana. El materialismo es necesariamente ateo, mientras que el idealismo conduce normalmente al panteísmo. Conociendo a Eduardo Galeano, es razonable sospechar que en su caso la fuente inspiradora de esta tesis es la filosofía materialista.
Es evidentísimo que el cristiano piensa de un modo muy diferente al del autor citado: “pues las cosas visibles son pasajeras, mas las invisibles son eternas. Porque sabemos que si esta tienda, que es nuestra morada terrestre, se desmorona, tenemos un edificio que es de Dios: una morada eterna, no hecha por mano humana, que está en los cielos.” (2 Corintios 4,18-5,1).
En segundo lugar, en la tesis de Galeano está implícito que el ser humano, en definitiva, es sólo un animal más. Si el hombre, “igual que los bichos y las plantas”, es incapaz de trascender el universo material, es porque también él, como animales y plantas, es en última instancia un mero conjunto de partículas materiales. Según esta concepción, es imposible sostener la ontología jerárquica típica del pensamiento cristiano: el hombre no sería superior a los animales ni tampoco el centro (moral) del mundo visible.
Es clarísimo que también sobre este punto el cristiano tiene convicciones muy diferentes: Jesús dijo a sus discípulos: “vosotros valéis más que muchos pajarillos” (Mateo 10,31); y la Sagrada Escritura enseña que, dentro de la tierra, sólo los seres humanos han sido llamados a ser “partícipes de la naturaleza divina” (2 Pedro 1,4).
En tercer lugar, se podría plantear una cuestión de facto: ¿Es verdad que todos los indígenas americanos y los pueblos primitivos del mundo entero tuvieron creencias similares a las expuestas por Galeano? Dilucidar esta compleja cuestión exige unos conocimientos especializados de la prehistoria y del estudio comparado de las religiones de los que carezco, pero dejo aquí constancia de que la afirmación de Galeano me parece una gran simplificación. Lo menos que se puede decir es que hasta el siglo XX, cuando se establecieron los primeros regímenes políticos ateos, todos los pueblos del mundo tuvieron creencias y prácticas religiosas: creyeron en Dios o en dioses, Le o les rindieron culto, creyeron en la vida de ultratumba, etc. No parece nada claro que todos esos pueblos profesaran un inmanentismo radical; y, por supuesto, si lo profesaron, no fue con base en creencias materialistas, sino panteístas.
En cuarto lugar, Galeano presenta aquí de un modo elocuente el mito rousseauniano del “buen salvaje”. Él insinúa con fuerza que los pueblos nativos de América vivían en perfecta armonía con la naturaleza hasta que llegaron los europeos, movidos por su afán de dominio, y acabaron con esa armonía. A esta visión se opone, no sólo el dogma cristiano del pecado original, que incluye como corolario la universalidad de la culpa, sino también muchos hechos constatados por la historia: antes del descubrimiento de América, no escaseaban entre los indígenas las guerras, la antropofagia, los sacrificios humanos y otras perversiones. No es muy serio representarse su vida colectiva como una paz idílica, al estilo de la película Pocahontas de Disney (1).
En quinto lugar, Galeano sugiere veladamente que la supuesta armonía entre el hombre y su ambiente natural fue trastornada por culpa del cristianismo. Lo que ocurrió “a fines del siglo XV” (como dice Galeano) fue el descubrimiento de América y el comienzo de su conquista y evangelización por parte de españoles, portugueses y (posteriormente) otros pueblos europeos. La susodicha acusación es ya un lugar común entre ciertos ecologistas: los cristianos, por causa de su fe, que da al hombre el lugar de “rey de la creación”, han tiranizado la naturaleza y han terminado por dañar gravemente al mismo planeta Tierra o a su biosfera.
Esta acusación ignora demasiados hechos relevantes:
1. Ante todo, esta crítica ignora que la Biblia no sólo dice que Dios ordenó a Adán y Eva llenar la tierra y someterla y dominar a los animales (cf. Génesis 1,28), sino también que Dios “tomó… al hombre y le dejó en el jardín de Edén, para que lo labrase y cuidase.” (Génesis 2,15). De esto se deduce que, según la fe cristiana, el ser humano, administrador (y no dueño) del mundo visible creado por Dios, tiene el doble deber de trabajar y cuidar el mundo, mediante su mismo trabajo.
2. Además, esta crítica ignora que, según se desprende de toda la Revelación cristiana, el dominio sobre el universo material otorgado por Dios al hombre no puede interpretarse legítimamente como un dominio despótico y arbitrario, sino que debe ser interpretado como un servicio amoroso y providente. El hombre debe imitar el modo de ser del mismo Dios, quien no domina aplastando y oprimiendo, sino amando y sirviendo.
3. Por otra parte, esta crítica ignora que el pecado original y sus consecuencias afectaron a toda la humanidad (2), no sólo a los cristianos; y también ignora que los cristianos, cuando pecan, no lo hacen en virtud de su fe cristiana, sino contrariando la esencia del cristianismo.
4. Por último, esta crítica ignora que la actual tendencia a una explotación inmoderada de los recursos naturales no proviene principalmente de la civilización cristiana, sino de las antropologías individualistas y colectivistas (anticristianas) que florecieron en Occidente sobre todo desde el siglo XVIII. La autonomía moral absoluta que el liberalismo pretende encontrar en el ser humano condujo fácilmente a afanes desordenados de riqueza, placer y poder, que son la perfecta antítesis de los consejos evangélicos: pobreza, castidad y obediencia. A partir de la Ilustración, la mentalidad liberal se impuso en nuestra cultura y produjo graves trastornos en la “ecología humana”. La ciencia sin conciencia da cada vez más poder técnico a un hombre que, sin embargo, parece moralmente subdesarrollado. Lisa y llanamente, esto no es culpa de la Iglesia, la gran enemiga de este giro que ha tomado la historia de Occidente (primero) y del mundo (después). (3)
En sexto y último lugar, cabría plantear otra cuestión de facto: si o hasta qué punto los actuales problemas ecológicos constituyen una situación gravísima y casi desesperante y conducen a la humanidad a una pronta auto-destrucción. No analizaré aquí esta cuestión, pero dejo constancia de que estimo que, a raíz de diversos intereses (ideológicos, políticos o económicos) los ecologistas radicales tienden a exagerar mucho la gravedad de los problemas ecológicos (muchos de ellos reales) que sufre o causa nuestra generación.
Me he detenido a comentar el pequeño incidente de esta cita encontrada en mi agenda porque me parece muy ilustrativo de una forma errónea de concebir la “apertura al mundo”, que causó (y, en menor medida, sigue causando) un gran daño a la Iglesia Católica en el post-concilio. Abatidos los bastiones de la apologética y de la crítica de las religiones y filosofías no cristianas, demasiado a menudo el católico de nuestros tiempos se ha embarcado en el diálogo (ecuménico, inter-religioso o con los no creyentes) sin estar suficientemente pertrechado de los antídotos necesarios para evitar su intoxicación con diversos errores fatales para la fe católica. Los resultados de esta ingenua actitud fueron desastrosos y están a la vista.
Es preciso que, dejando de lado todo falso irenismo, los católicos volvamos a acostumbrarnos a practicar un diálogo apologético y evangelizador con los no católicos, marcado no sólo por la caridad sino también por la íntegra fidelidad a la verdad de la religión católica. En este contexto, conviene recordar este mandato de Jesucristo: “Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como las serpientes, y sencillos como las palomas.” (Mateo 10,16); y también el consejo paulino: “examinadlo todo y quedaos con lo bueno.” (1 Tesalonicenses 5,21).
Daniel Iglesias Grèzes
1) La magnífica película Apocalypto de Mel Gibson se aproxima mucho más que Pocahontas a la compleja realidad de la época precolombina.
2) Exceptuando, claro está, los casos especialísimos de Nuestro Señor Jesucristo y la Virgen María.
3) Conviene notar que los problemas ecológicos más graves se dieron en la antigua Unión Soviética y en otros países sometidos a regímenes comunistas.
14 comentarios
Un cordial saludo.
Estamos hechos de los mismos elementos químicos que el resto de los seres, vivos e inertes.
Nuestro código genético es el mismo que el del resto del reino animal.
Todo depende de la forma en que se combinan esos elementos y ese código.
A partir de esos datos ojetivos cada cual saca sus conclusiones subjetivas. El que quiera puede dejar de comer carne porque no quiere devorar a sus "primas" las vacas. El que lo desee pensará que Dios añade un alma a los humanos que nos hace especiales y nos coloca por encima de todos los demás seres.
Que los cristianos opinen que en este mundo estamos temporalmente y que hay otro mejor que nos espera, no es inconveniente para que se hagan notar todo lo posible aquí abajo, en este mundo material que tanto dicen despreciar. Aunque seguro que les interesa asegurarse su pensión por si el Mesías retrasa un poco más su segunda venida.
No deberían caer en la trampa de pensar que las preocupaciones ecologistas son parte de la agenda progre y no algo que realmente afecta a toda la humanidad.
Si tanto les preocupan los niños, que piensen en el mundo que pueden heredar si seguimos con nuestro irresponsable consumismo depredador basado en el beneficio inmediato.
El gobierno de China, segunda potencia capitalista del planeta, admite que cada año nacen 800.000 niños con malformaciones a causa de la contaminación del agua y el aire por la industrialización masiva.
¿Ante esto vamos a perder el tiempo criticando a los seguidores de la Pacha Mama?
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DIG: Estimado Gringo:
1) Hay muchos hechos en el mundo que no caben en el estrecho esquema de la filosofía materialista: por ejemplo, los hechos del conocimiento intelectual, de la abstracción, de la reflexión, de la libertad interior, etc.
2) Los cristianos no despreciamos este mundo, que es bueno, como toda la obra creadora de Dios.
3) Escribí que muchos problemas ecológicos son reales y no negué que algunos de ellos son importantes. Sí negué y niego el alarmismo catastrofista del ecologismo radical, enfermo de misantropía.
una pregunta, de las varias que te he hecho ya, y no has respondido aún; si estamos hechos de los mismos elementos químicos que el resto de los seres, vivos e inertes, pregunto, ¿qué elementos son responsables de la facultad humana de razonar y de poder emitir juicios? ¿cuáles son los que nos dan la facultad de ser reflexivos y tener conciencia del "yo"?...¿espero tus respuestas?
Ah! y la ciencia no se limita a sacar conclusiones objetivas; su propósito es formar hipótesis localmente y temporalmente demostrables, sobre la bases de ciertos supuestos iniciales. Dado que las hipótesis son superadas por otras más completas y complejas, la ciencia progresa.
Y, que China siga un proceso de industrialización "salvaje" sin mínimos respecto al medio y a su propia población, no implica que todo proceso de industrialización sea contraprodicente. De lo contrario no habrían bosques en los EEUU ni en Europa, y la esperanza de vida no sería tan alta como la es hoy en comparación con hace algunas décadas donde la industrialización era menor y las sociedades más rurales y "cercanas" a la naturaleza...
En los EEUU millones de cristianos seguidores de el rev. Graham y otros telepredicadores, están convencidos de que la segunda venida de Jesús o como ellos lo llaman "el rapto" es inminente.
Esta mentalidad apocalíptica ni es casual ni neutral en la política norteamericana. A cierta clase política le viene muy bien que su base electoral no se preocupe por el futuro del planeta y sea completamente impermeable a las malas noticias sobre el cambio climático y la influencia del ser humano en dicho cambio.
Aunque parezca una tontería desde un punto de vista europeo, millones de norteamericanos no darían importancia a una crisis ecológica mundial que se les pudiera demostrar cierta porque tienen fe ciega en que antes de que pase algo serio ya se habrá terminado este mundo.
Lo preocupante es que además veo que muchos católicos de ambas orillas del Atlántico, pasan del escepticismo a compartir esa visión apocalíptica de que vivimos los últimos días y por tanto no sirve hacer nada e incluso que hacer algo sería ir contra la voluntad de Dios.
No hace falta ser un genio para saber qué intereses políticos y económicos se benefician de que esa mentalidad se extienda lo más posible.
Lo que a cambio reciben estas iglesias de pentecostales, baptistas sureños, cristianos renacidos, adventistas, etc. es cada vez mayor influencia en los ámbitos de la vida pública, especialmente en la educación, respecto a la cual su última victoria fue que el presidente Bush se comprometiera a colocar el DI a la altura del la evolución en las aulas.
De esta forma la ciencia es desprestigiada convenientemente mientras estamos embarcados en la esquilación del plantea basada en el beneficio inmediato.
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DIG: El cristiano da a esta vida un valor enorme, puesto que cree que cada una de sus acciones, por pequeña que sea, tiene un valor de eternidad. El no creyente, en cambio, siente con mucha mayor fuerza que el creyente la tentación del nihilismo: si, en último análisis, todo es absurdo y nada tiene sentido, ningún compromiso (ni siquiera el ecológico) tiene un valor absoluto. Con esa mentalidad, no es raro que muchos terminen pensando, como aquel rey de Francia: "Después de mí, el diluvio".
Ya que hablamos de intereses políticos, piensa a quiénes interesa difundir ideas catastrofistas para fomentar formas imperialistas de control demográfico.
1)No hay elementos mágicos que nos hagan especiales.
Estamos hechos en un 99% de O, C, N, H, Ca, P, y K. El otro 1% son muchos otros elementos químicos en cantidades ínfimas.
Todo depende una vez más, de cómo están combinados y en qué cantidad.
Nuestros pensamientos y emociones salen de nuestro cerebro material. No somos como una aceituna donde el alma es la anchoa que nos rellena y da sabor.
2)La ciencia se asienta sobre leyes y teorías convenientemente demostradas.
La teoría heliocéntrica es una de ellas. Nadie sería tomado en serio si presentara hipótesis para refutar que es La Tierra la que orbita alrededor del Sol atraída por su campo gravitatorio comoe stá demostrado matemáticamente.
La teoría sintética de la evolución es otra. Por eso ningún científico serio debate con creacionistas.
El cambio climático se bas en hipótesis, en cosas que están por demostrar, aunque cada vez se van haciendo más evidentes.
En cualquier caso son hechos aceptados por la comunidad científica que el clima cambia y que el ser humano influye en esos cambios, lo que se llama "cambio antropogénico".
Seguir ignorarndo eso es suicida.
3)Por supuesto la industrialización en sí no es mala, pero la que estamos practicando es pésima.
Si seguimos recompensando a países como China con la compra de sus productos, a pesar de que sabemos que se deben a la explotación de sus ciudadanos y la degradación del medio ambiente, que en el fondo son los mismo, acabaremos todos pagando las consecuencias.
¿Te imaginas que para la próxima generación el país más rico e influyente del mundo sea una nación que no aprecia la democracia y destruye impunemente la naturaleza? ¿Te imaginas que se imponga una ideología materialista en el peor sentido de la palabra, el de la búsqueda inmediata del beneficio para unos pocos sin importar las conscuencias globales?.
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DIG:
1) Tu afirmación de que todo lo específicamente humano (la razón, la libertad, etc.) es propiedad de los elementos químicos debidamente combinados es totalmente gratuita. No pasa de ser un postulado materialista indemostrado e indemostrable. No es ciencia, sino mala filosofía.
2) a) Muchos científicos serios creen en la creación.
b) Se han producido unos cuantos debates serios entre partidarios del darwinismo y partidarios del ID. En general, el darwinismo no salido muy bien parado de esos debates.
c) No hay pruebas científicas concluyentes de que estemos viviendo en una era de calentamiento global antropogénico, ni mucho menos de que éste vaya a tener consecuencias catastróficas. Más que nada tenemos una combinación de conjeturas científicas, grandes intereses políticos y manipulación y sensacionalismo de la prensa. Te recomiendo el artículo de Der Spiegel sobre el Climategate.
3) Comparto tu preocupación sobre el poder creciente de la tiranía china.
Y esto, ¿cómo lo sabe? Pues porque un hombre privado de cerebro no tiene pensamientos y emociones (se me dirá, entre otras razones).
Pero, siguiendo ese razonamiento, debemos decir que la facultad de la escritura reside en la mano (y no en el cerebro), dado que un hombre privado de mano no tiene esa facultad (lo cual es incorrecto, pero adecuado para el razonamiento). Que el cerebro sea un órgano necesario para las funciones intelectuales no significa que sea el origen de las mismas. Si así fuera, todo ser dotado de un cerebro complejo tendría facultades intelectuales, lo que no es el caso (o biene habría una gradación intelectual entre los entes provistos de cerebro, lo que tampoco es el caso). Evidentemente, la prueba de la inorganicidad del intelecto no puede ser a su vez orgánica (físico-biológica), sino filosófica.
Es verdaderamente asombrosa la ansiedad de tanto materialista por demostrarse a sí mismos que son sólo aglomeraciones de partículas, en nada diferentes a las moscas o a la avena. Tristes.
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DIG: Gracias, Marcial.
Y casualmente el primer país en proponer la anulación de la reunión de Copenhague sobre el clima fue Arabia Saudí.
Y la nación que consiguió sabotear incluso los objetivos más modestos fue China.
Hummm... qui prodest? ¿A quién beneficia el climategate?
¿En qué pueden ponerse de acuerdo INFOCATOLICA, FOX NEWS, el Partido Republicano, Arabia Saudí y China?
Por supuesto sólo en cosas buenas para la humanidad.
Dime con quién andas...
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DIG: Naturalmente, estas consideraciones sobre la actualidad política son cuestiones muy opinables entre católicos; pero igual me animo a dar mi opinión. Yo supongo que muchas naciones en vías de desarrollo piensan algo más o menos así: los países desarrollados se desarrollaron contaminando en cierta medida el ambiente y ahora, con las medidas que proponen, nos impedirán a nosotros hacer lo mismo (es decir, no sólo contaminar, sino también desarrollarnos). Es natural que eso no les parezca del todo justo, y que piensen que ellas también tienen "derecho" al desarrollo, aún al precio de aumentar un poco la contaminación global, sobre todo si los riesgos de ese aumento no son muy claros. En otras palabras, muchos piensan que la distribución de beneficios y costos no es razonable o equitativa.
+¿Se supone que decir que nuestra inteligencia y nuestras emociones tienen su origen en el alma es algo demostrado y demostrable y filosofía de la buena?
+Puedo admitir que muchos científicos crean en Dios y tengan un concepto judeocristiano de la creación del universo. Bueno, en realidad según una encuesta de la NAS (National Academy of Sciences), el 79% de los físicos y el 69% de los biólogos de EEUU eran ateos, pero admitamos un 21% como "muchos".
Otra cosa es que algún científico "serio" defienda las tesis creacionistas/DI sobre el ser humano.
+Que ud. diga que los darwinistas no han salido bien parados en los debates con los creacionistas solo me puede hacer decir ¡Le va a crecer la nariz como a Pinocho!.
+La degradación del medio ambiente, con cambio climático o sin él, es algo cierto. Y su origen en la acción humana está demostrado. La filosofía de que somos parte de la naturaleza y de que estamos emparentados con todos los seres vivos puede hacer que algunos extremistas quieran sacar una religión de ahí (a fin de cuentas incluso de "Star Wars" han hecho una religión), pero en general creo simplemente que es un hecho cultural importante y positivo.
Marcial:
Yo entiendo perfectamente las campañas de propaganda cristianas en contra de la evolución, el ecologismo y la ciencia en general.
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DIG:
1) No puedo profundizar ahora en ello, pero dejo asentado que la filosofía tomista demuestra racionalmente la espiritualidad del alma humana. Si el tema te interesa, te recomiendo leer a buenos filósofos católicos del siglo XX: Maritain, Gilson, Pieper, Tresmontant, Guitton, etc. No te quedes con lo poco que yo pueda decir acá.
2) La fe cristiana en la creación implica necesariamente la noción de Dios como inteligentísimo diseñador, ordenador y gobernador del mundo. Puedes verlo por ejemplo en el Catecismo de la Iglesia Católica; pero en esto concuerdan también con nosotros todas las denominaciones cristianas: los protestantes, los anglicanos, los ortodoxos, etc.
3) No me referí a todos los debates, sino a los "debates serios", es decir los que se han hecho con exponentes fuertes del movimiento ID, como Dembski y Behe. Lee por ejemplo el sitio de Dembski: www.designinference.com
4) Del hecho de que existan problemas ecológicos, incluso serios, no se sigue que exista actualmente un "calentamiento global antropogénico", ni que éste vaya a ser catastrófico. Hace 30 ó 40 años se difundió bastante un alarmismo o catastrofismo parecido al actual, pero que sostenía que estábamos en una época de "enfriamiento global". Ahora, un día sí y el otro también, se da manija sobre el supuesto "calentamiento global", aunque parece ser que en los últimos diez años la temperatura global no aumentó. Mañana quién sabe qué cosa dirán, pero la conclusión será siempre la misma: el hombre es el culpable, somos demasiados, limitemos la población, mediante el aborto, la esterilización, la anticoncepción, etc.
5) No hay ninguna campaña católica contra la ciencia en general.
La gran mayoría de especies animales cuentan en su constitución orgánica de los elementos que mencionas. Sólo la especie humana goza de la facultad de formular ideas y razonar. El hombre es el único animal que tiene conciencia de sí mismo.
Hasta ahora, nadie ha podido asociar estas facultades a algún elemento material. El cerebro es el centro de nuestras percepciones sensoriales, simpáticas y parasimpáticas, y por economía (eficiencia), la naturaleza ha depositado en él la memoria, de la que gozan muchos animales, aunque la humana esté más desarrollada.
De este modo es imposible afirmar:¡he aquí el espacio material corpóreo donde se alojan las ideas!, pues simplemente las ideas son abstractas.
Respecto a las teorías científicas, te equivocas, pues la teoría heliocéntrica ha sido convenientemente demostrada que es falsa. El Sol no ocupa el centro sino uno de los focos de las órbitas elípticas de los planetas. Kepler se encargó de refutar a Copérnico y no sólo de corregirlo.
Ello demuestra que la Ciencia no responde a un conjunto predeterminado de axiomas sino más bien a su continua refutación. Así, Ciencia y progreso van de la mano, cosa que los ambientalistas y ecologistas radicales no comprenden, pues apuntan a "conservar" la Tierra forzosamente como un sistema estático, con ciclos "circulares" de estabilidad. Pues no. La Tierra tiene ciclos no estables, alineales, cambiantes en el largo plazo. Es por ello que sus argumentos carecen de seriedad científica y son más bien dogmáticos, probablemente tanto como los argumentos religioso- radicales.
Finalmente, la industrialización china es exactamente igual a la seguida por Japón, EEUU, Alemania, Francia e Inglaterra, en los últimos 200 años. La industrialización les dio la base a estos países de mayores medios y conocimientos para incorporar las externalidades negativas de todo proceso de desarrollo industrial, y China no debe ser la excepción. Pierde cuidado, en unos años China fabricará productos de envidiable calidad, mejorará el cuidado de sus ríos y bosques y sobre todo pagará salarios más elevados...pobres los hoy llamados países desarrollados, han pasado a ser un basurero postindustrial que en lugar de dedicarse a producir casi todo lo importan sin trabajar, viviendo del crédito...ya veras los que le sucederá...paciencia....
Copérnico y Galileo señalaron correctamente que eran La Tierra y los planetas los que giraban alrededor del Sol.
Kepler explicó correctamente cómo lo hacían, con órbitas elípticas.
Y Newton nos enseñó por qué lo hacían, por la fuerza del campo gravitatorio del Sol.
Cada descubrimiento corrige y amplía al anterior pero no lo anula.
Respecto a China, dudo mucho que EEUU o Japón o Alemania, en los últimos 35 años hayan causado una mortalidad de 500.000 de sus propios ciudadanos o el nacimiento de 800.000 niños deformes, todo ello por la contaminación.
Y esas son las cifras oficiales admitidas por un gobierno sin credibilidad alguna ¿Cuáles serán las reales?.
Decir que un país puede apretar el acelerador en favor de un desarrollo monstruoso a cuenta de la salud de sus habitantes, y que basta con dejar que todo se arregle solo me parece inhumano.
Ya se ocupará Chna del medio amniente... ¿Y los que quedarán por el camino, qué?
Hay formas de industrialización más suaves y a la larga más rentables, porque evitan tener que hacer reajustes en el futuro.
China se desarrolla gracias al uso masivo del carbón cuando las demás potencias industriales empiezan a usar energías renovables, pero claro, el carbón permite un desarrollo rápido y barato y un beneficio inmediato. El pequeño detalle de matar a millones de personas ensuciándoles el aire y aumentar el CO2 en la atmósfera no debe importar en el devenir de la Historia.
Y luego los cristianos se quejarán de materialismo y relativismo...
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DIG: Por cierto creo que China ofrece en cierto modo lo peor de ambos mundos: un capitalismo salvaje unido a una dictadura comunista. Pero habría que examinar con más cuidado los datos que aduces. Bien puede ser cierto que la contaminación industrial haya causado muchas víctimas en China, pero no me parece correcto deducir de allí que ellas fueron víctimas del supuesto "efecto invernadero" que estaría causando un "calentamiento global" a causa de las emisiones artificiales de CO2. La contaminación atmosférica puede ser muy nociva en las grandes ciudades sin producir calentamiento global alguno.
En conclusión, está bien tener sensibilidad ecológica, pero no hagamos diagnósticos apresurados, que pueden llevar a falsas terapias.
Y según tú cuales son las razones del subdesarrollo latinoamericano.
Es decir, que los estrictos programas criteriológicos intentan prescribir cómo el conocimiento científico debe ser, no cómo él realmente ha procedido y procede.
De la Historia de la ciencia, podemos tomar como ejemplo la sustitucion del programa de investigacion tolemaico por el programa copernicano. Ubicándonos en el siglo XVI, nos encontraremos con el desarrollo de las manufacturas, la metalurgia y la mineria, impulsados por el comercio y la guerra, y el desarrollo de una tradicion de racionalidad practica. Con tales desarrollos, la busqueda de tecnicas llegará incluso a la refutacion de afirmaciones teoricas tan bien establecidas como las afirmaciones aristotélicas acerca del movimiento. Tartaglia, por ejemplo, refuta ciertas afirmaciones aristotélicas al querer calcular con qué ángulo debe ser disparado un cañon para conseguir un alcance mayor . Pero tambien asistimos en esta época a un renacimiento creciente del platonismo, como tradicion de la racionalidad teorica. Si preguntaramos ahora a un fervoroso del rigor criterial, ¿en cuál de estas tradiciones se apoyó la nueva fisica?, tal vez respondería con prontitud : en afirmaciones como las de Tartaglia, que tienen una direccion clara, se pueden confirmar,son útiles y seguramente las podemos reconstruir en un orden metodico. De la otra tradicion, dirá tal vez que son solo "confusiones de sacristía". Y, sin embargo, quien se haya ocupado un poco de Kepler y Galileo sabe que esta respuesta es incorrecta; mas aun, el programa copernicano fue aceptado primero a partir de argumentos proporcionados por la tradicion platonica, y solo luego, casi una generacion mas tarde, a su propuesta,se buscaron experimentos que lo confirmasen.Las diferencias entre Kepler y Galileo pueden incluso considerarse como diferencias que conciernen a su comprension del platonismo. Para Kepler, el universo es una copia inexacta,una aproximacion a la realidad ininteligible. Por eso pudo aceptar en 1620, en su "Epitome astronomiae copernicanae", que las orbitas planetarias no son circulares, desviacion explicable tratandose de una copia,y por ello sujeta a muchas clases de imperfecciones. Galileo,en cambio, a lo largo de toda su vida consideró que el mundo fisico real consiste en entidades matematicas gobernadas por leyes matematicas. Para él, la naturaleza es matematica realizada, y por eso no llego nunca a aceptar la propuesta de Kepler; para Galileo las orbitas de los planetas debian ser circulares.
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