San Pedro en el Vaticano. Las pruebas indiscutibles (Margherita Guarducci)
Los huesos de San Pedro en el Vaticano. Después de casi 40 años de estudios, Margherita Guarducci traza un balance de sus descubrimientos. He aquí las pruebas que dicen: «Pedro está aquí».
Desde hace muchos siglos la Iglesia católica proclama la existencia de la tumba de Pedro en el Vaticano y considera esta tumba como fundamento y garantía de su primacía. Se entiende entonces cómo la presencia de esta tumba haya sido objeto de contradicción para los adversarios de la Iglesia de Roma.
Algunos, para atajar el problema de raíz, incluso han negado que Pedro haya estado en la urbe. Esta última radical opinión ha ido perdiendo fuerza, pero todavía quedan algunos que ponen en duda la real presencia de la tumba de Pedro en el Vaticano.
Por mi parte, estoy segura de haber demostrado claramente, gracias a un intenso trabajo que ha durado no pocos años, desde 1952 en adelante, que en los subterráneos de la Basílica Vaticana no solamente existe la tumba de Pedro sino también –clamorosa excepcionalidad– una notable parte de sus restos mortales. Mi demostración, siempre iniciada en el más riguroso método científico y siempre basada en pruebas y comprobaciones sugeridas por varias disciplinas, se ha abierto paso. Pero ciertas resistencias quedan, especialmente por cuanto concierne a las reliquias del apóstol. Tales resistencias se manifiestan (increíble pero verdadero) sobre todo en el ámbito del Vaticano y eso -se nota– en pleno contraste con el reconocimiento oficial de las reliquias mismas, proclamado por Pablo VI en 1968 y sucesivamente confirmado nuevamente por él en varias ocasiones.
Estando así las cosas, me ha surgido el deseo, es decir, me he impuesto el deber de resumir las numerosas razones y por dar la mayor claridad posible al gran problema, el cual (no se puede negar) interesa a gran parte de la humanidad. Mi objetivo es aclarar la evidencia y resolver definitivamente el problema en acuerdo con la tradición de la Iglesia.
Pedro vino a Roma, murió mártir en el reinado de Nerón y fue enterrado sobre la colina del Vaticano, donde aconteció su martirio.
De esto existe ante todo una prueba indirecta: ninguna comunidad cristiana, excepto la de Roma, jamás se alabó por poseer la tumba de Pedro. Por otro lado encontramos pruebas directas que recíprocamente se iluminan y completan. Se trata de fuentes literarias, datos arqueológicos y epigráficos. También hay, especialmente por cuanto concierne a las reliquias del apóstol, el aporte de las ciencias experimentales.
Entre finales del siglo I d.C. y el principio del III, existen fuentes literarias incensurables que convergen y certifican la tradición de la Iglesia. Al final del siglo I, Clemente, jefe de la comunidad cristiana de Roma, sitúa a Pedro (y Pablo) en el episodio de la persecución de Nerón y de los horrorosos acontecimientos que sucedieron en el Circo de Nerón en el Vaticano, espectáculos de los que de manera acreditada habla ampliamente Tácito, el más grande historiador de Roma. En la primera mitad del siglo II siguen dos escritos “apocalípticos", la «Ascensión de Isaías» y el «Apocalipsis de Pedro»: de estos testimonios resulta que Pedro -único entre los apóstoles de Jesús- murió en Roma víctima de la persecución neroniana del 64. Más tarde, a caballo entre los siglos II y III, el historiador de la Iglesia Eusebio relata acerca de un presbítero romano de nombre Gaio que habla por primera vez de la tumba gloriosa ("trofeo") de Pedro en el Vaticano. En el transcurso de los años los testimonios de la existencia de la tumba de Pedro en el Vaticano han sido numerosos.
La confirmación absoluta a las fuentes literarias viene de la arqueología. Desde hace siglos los fieles sabían que la tumba de Pedro se encontraba en la Basílica Vaticana debajo del altar de la Confesión, pero los papas que se han sucedido en la guía de la Iglesia no se han atrevido a investigar hasta el fondo, sea por temor reverencial no difícil de comprender, sea por el miedo obvio de una posible respuesta negativa, que habría sido de extrema gravedad. Solamente en 1939, Pío XII, que estaba animado de un heroico amor por la verdad, decidió abrir a la ciencia los misterios subterráneos de la Basílica. Así ocurrió que entre 1940 y 1949 se realizaron las excavaciones. Éstas fueron ejecutadas, como he demostrado en otro lugar, de un modo discutible, pero llevaron a algunas constataciones importantes. Aquí tenemos un resumen.
Se descubrió ante todo que bajo el suelo de la Basílica existían los restos de una antigua necrópolis pagana construida en los siglos II-III y enterrada en los tiempos del emperador Constantino, para crear el piso sobre el cual se construiría la primera basílica en honor de Pedro (alrededor de 321-326). Esto revelaba la presencia en esta área de un punto fijo de suprema importancia, punto que sólo podía ser la tumba del apóstol.
Un segundo resultado muy importante fue el descubrimiento bajo el altar de la Confesión de una serie de monumentos de mayor antigüedad, sobrepuestos uno sobre el otro, o dentro del otro, de donde se deduce una secular continuidad de culto en honor de Pedro. He aquí, comenzando desde lo alto, es decir remontando el curso del tiempo, esta serie de monumentos:
1) altar de Clemente VIII (1594), que es todavía el altar papal;
2) altar de Calixto II (1123); dentro de éste,
3) altar de Gregorio Magno (590-604);
4) monumento erigido por Constantino en honor de Pedro (aproximadamente 321-326).
Dentro del monumento constantiniano estaban encerradas tres manufacturas precedentes: trazos de un antiguo muro, después comúnmente conocido como “muro g” (segunda mitad del siglo III), cubierto de una ininterrumpida red de grafitos cristianos, escritos entre el final del siglo III y la segunda década del siglo IV, de donde resultaba la férvida veneración ofrecida a este lugar; un pequeño quiosco funerario, el primer monumento construido en honor de Pedro, identificable con el “trofeo” recordado por Gaio, adosado a un trozo de muro revestido de un enlucido rojo (el llamado muro rojo) y con esto lo podemos datar alrededor de 160. En el suelo del quiosco funerario un cerramiento revelaba la presencia de una tumba en el terreno, la cual sólo podía ser la originaria tumba de Pedro. Pero debajo del cerramiento el terreno se encontraba removido. Como más tarde me tocó comprobar, los restos mortales del apóstol fueron trasladados, en la época de Constantino, a un nicho realizado a propósito dentro del ya recordado “muro g” y por tanto incluido en el monumento constantiniano.
Después de las excavaciones (anormales, repito) del período 1940-1949, y después de la relativa publicación (1951), quedaron tres grandes lagunas acerca de la tumba de Pedro, que impedían llegar a una solución definitiva del problema:
1) No había sido reconocido en ninguna de las zonas excavadas el nombre de Pedro.
2) No fueron descifrados sino en una mínima parte, y no sin errores, los grafitos del “muro g".
3) Nada se supo acerca de la suerte de las reliquias del apóstol, que habrían debido encontrarse bajo el quiosco funerario del siglo II en la antigua tumba en el terreno y sin embargo no estaban.
Las tres faltas fueron superadas por mí, durante el intenso trabajo que desarrollé desde 1952 en adelante.
El nombre de Pedro lo encontré yo en uno de los mausoleos de la antigua necrópolis (el de la gens Valeria), ocupado antes del entierro por personas cristianas, y, muchas veces, entre los grafitos del “muro g".
Todos los grafitos de este muro fueron descifrados y revelaron, además del nombre de Pedro, preciosas noticias para el conocimiento de la espiritualidad cristiana en Roma entre los siglos III y IV. Aparecieron, entre otras cosas, numerosas aclamaciones a la victoria de Cristo, de Pedro y de María; y gracias a un sistema -bien conocido en aquellos tiempos- de criptografía mística, numerosas siglas expresan la íntima unión de Cristo y Pedro, símbolos trinitarios, invocaciones a Cristo como luz, paz, principio y fin del universo, evocaciones a la mística llave de Pedro. No falta un sugestivo recuerdo de la victoria de Constantino en 312, cerca del Puente Milvio y del signo de Cristo que se consideró como el anuncio y la certeza de ese acontecimiento histórico.
Dentro del nicho expresamente excavado en el “muro g” fueron depositadas, como he dicho, las reliquias de Pedro. Pero los responsables de las excavaciones del período 1940-1949 no las vieron. Por un extraño enredo de circunstancias imputables a las irregularidades de aquellas excavaciones, los preciosos restos fueron retirados por personas inconscientes, y depositados en un lugar cercano con ambiente húmedo y oscuro, donde, dentro de una caja de madera, quedaron ignorados por una decena de años. En septiembre de 1953, se quitaron de este ambiente húmedo, que en poco tiempo los habrían descompuesto, pero no fueron identificados inmediatamente por lo que eran. Solamente más tarde ellos se convirtieron en el objeto de largos exámenes y reflexiones profundizadas por parte mía y por especialistas de ciencias experimentales que yo consulté. Particularmente importante fueron los exámenes del antropólogo Venerando Correnti. La identificación definitiva por mi parte fue en 1964; la primera publicación en 1965; el primer anuncio oficial del reconocimiento fue dado por Pablo VI en 1968 y luego repetidamente confirmado hasta el año de su muerte en 1978.
Llegados a este punto, no resulta inútil repetir, añadiendo otros puntos, la meditada síntesis por mí publicada con los argumentos que convergen en la demostración de la identificación de las reliquias de Pedro.
1) El monumento realizado por Constantino en honor de Pedro era considerado en aquellos tiempos, sepulcro del apóstol (como expone Eusebio, obispo de Cesarea, que conoció personalmente a Constantino).
2) En el interior del monumento existe un solo nicho.
3) Este nicho fue cavado y forrado de mármol en la época de Constantino.
4) El nicho quedó intacto desde la época de Constantino hasta el principio de las excavaciones, en torno a 1941.
5) Del nicho provienen, con documentación autentificada, los huesos hallados en 1953.
6) Los huesos procedentes del nicho son aquellos que Constantino y sus contemporáneos creyeron huesos de Pedro.
7) Los huesos depositados en el nicho marmóreo del “muro g” fueron envueltos en un paño de púrpura entretejido de oro (los restos de dicho paño fueron hallados entre los huesos, resultando en el análisis de púrpura auténtica de múrice y oro puro).
8) La dignidad real del oro y la púrpura se entona a la del pórfido que adorna el exterior del monumento erigido por Constantino en honor de Pedro.
9) El examen antropológico de los huesos (en total, aproximadamente la mitad del esqueleto) los ha demostrado pertenecientes a un solo individuo de sexo masculino, de edad 60-70 años, coincidiendo con cuanto conocemos de Pedro en la época de su martirio.
10) La tierra incrustada en los huesos demuestra que estos provienen de una tumba en el terreno, y de tales características era la primitiva tumba de Pedro, bajo el quiosco del siglo II.
11) El examen petrográfico de esta tierra la ha confirmado como arena marmosa, idéntica a la tierra del lugar, mientras que en otras zonas del Vaticano se encuentran arcillas azules y arenas amarillas.
12) La originaria tumba de Pedro bajo el quiosco del siglo II fue encontrada devastada y vacía, y dicho hecho coincide con la presencia de los huesos envueltos en púrpura y oro que existían dentro del monumento-sepulcro erigido por Constantino.
13) En el interior del nicho, sobre la pared occidental, un grafito griego, trazado en la edad constantiniana, antes del cierre de dicho nicho, declara: «Pedro está (aquí) dentro».
14) Resulta con certeza que el nicho del “muro g” determinó -en el eje de la primera basílica- un desplazamiento hacia el Norte con respecto al eje del quiosco funerario del siglo II, que según la norma habría tenido que ser seguido; y el desplazamiento repercutió poco a poco en los monumentos siguientes hasta la cúpula de Miguel Ángel y el dosel bronceado de Bernini. Eso es innegablemente indicio de la enorme importancia que los contemporáneos de Constantino atribuyeron al contenido del nicho.
15) Todo esto coincide en demostrar que el nicho marmóreo del “muro g” puede ser razonablemente considerado como la segunda y definitiva tumba de Pedro y que los huesos depositados en aquel vano con los honores del oro y la púrpura son de verdad los restos mortales del Mártir.
Las reliquias de Pedro existentes en la Basílica Vaticana son, a la luz de las razones expuestas, las únicas sin duda alguna auténticas correspondientes a un personaje cristiano del siglo I que ha conocido a Cristo, ha escuchado su palabra y ha visto sus milagros. Otras no existen, ni en Oriente ni en Occidente. Y no es una pura casualidad que esta excepción concierna a Pedro, el primero de los Doce, sobre el que Cristo dijo querer fundar su Iglesia. Como he tenido la ocasión de escribir recientemente en mi libro «La primacía de la Iglesia de Roma», es razonable la opinión de que la antigua universalidad de Roma se dilate en el tiempo por la primacía espiritual de la Iglesia católica, es decir por su definición de “universalidad", que tiene su centro en Roma y que es motivo y garantía de esta extraordinaria continuidad, de esta perenne vitalidad, de esta excepcional presencia en Roma, en la Basílica Vaticana, de la auténtica tumba de Pedro y sus auténticas reliquias.
Fuente: Revista 30 Días, agosto/septiembre de 1991, pp. 66-69).
27 comentarios
Pero claro, yo estoy muy lejos. Y tal parece que ciertos señores del Vaticano se las saben todas...
(Pobres Papas!)
Claro que por varias ciudades llegaron Obispos que se empeñaron en apagar viejas tradiciones de Semana Santa muy queridas por el pueblo.
Y hasta de Santiago nos hemos tenido que tragar unas cuantas cosas de determinados cargos "iluminados".
En fin, que como dice el chiste, la Iglesia es divina porque es imposible que con determinados elementos ésta siga en pie.
Si supuestamente Pedro era el líder de una peligrosa secta a la que se acusó nada menos que de incendiar Roma ¿Por qué ni un sólo historiador pagano da fe de su ejecución pública? ¡Hubiera sido todo un éxito propagandístico! Como capturar a Bin Laden hoy en día.
Lo demás, un osario del s.II y una tumba del s.IV hecha por orden de Constantino. Y unos huesos de un anciano que la sra. Guarducci no tiene a bien decirnos a qué siglo se corresponden.
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DIG: Los textos cristianos antiguos que atestiguan que la tumba de Pedro está en Roma, precisamente en la colina del Vaticano, son muchos. Guarducci nombra cuatro de los más antiguos, entre los cuales sólo dos entran dentro del grupo de textos normalmente llamados "apócrifos". Un texto "apócrifo" no está necesariamente desprovisto de todo valor histórico. Guarducci de ninguna manera hace un razonamiento circular, sino que se vale de testimonios literarios de un hecho histórico que tiene también sus comprobaciones arqueológicas.
Los cristianos no eran muy numerosos en Roma en torno al año 64 y Pedro no era nada famoso entre los romanos paganos. No hay razón por la cual Tácito o Suetonio, que mencionan a Jesucristo en sus obras históricas, debieran haber conocido y mencionado también a Pedro. Las mismas menciones de Cristo de esos historiadores romanos muestran que ellos sabían poco de los cristianos, pequeño y despreciado grupo elegido por Nerón como chivo expiatorio para desviar de sí mismo la acusación de haber incendiado Roma.
Si ud. da por válidos los testimonios de los textos cristianos sobre los martirios de Pedro y Pablo en Roma, entonces debe admitir que los romanos sabían muy bien quienes eran ambos, de lo contrario no se explica que recibieran tratos privilegiados.
A Pablo le cortaron la cabeza, la ejecución reservada a los ciudadanos romanos, y Pablo lo era.
Y a Pedro le crucificaron boca abajo según petición propia. ¿Y quién era él para pedir una ejecución diferente y que se la concedieran?.
Pero si los romanos sabían sobradamente que ambos eran los más importantes de entre los cristianos ¿Dónde están las fuentes históricas paganas?
No hay testimonios romanos del s.I sobre Jesús ni sus apóstoles, ni tan siquiera sobre "cristianos" o "nazarenos" o "galileos", denominacones posteriores. Lo único que hay son referencias a los seguidores de un tal "Cresto".
Admito que probablemente "Cresto" sea el mismo que "Cristo", aunque muchos cristianos niegan que "Mitra" y "Mitras" sean el mismo, y así le quitan 2.000 años de antigüedad a la religión mitraica en el Mediterráneo para hacerla más joven que el cristianismo.
En cualquier caso, en todas las épocas siempre que un estado ha reprimido a un grupo rebelde por muy desconocido que éste fuera (¡y un grupo que incendia Roma es todo lo contrario a desconocido!), identifica a sus cabecillas para escarmiento público.
Da igual que se trate de los zelotes, los etarras, los tupamaros o Al-Qaeda, siempre se muestra al jefe para demostrar que la banda ha sido descabezada.
Y si los autores cristianos no son capaces ni de precisar cuándo nació Cristo, de forma que su primer milagro fue nacer 4 ó 6 años antes que él mismo, ya me dirá qué valor histórico tienen sus relatos.
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DIG:
1) Las formas de las ejecuciones de San Pedro y San Pablo no implican que ellos fueran famosos. San Pablo fue decapitado por ser ciudadano romano, y había muchísimos ciudadanos romanos en Roma. San Pedro fue crucificado cabeza abajo a petición suya (motivada por su humildad, porque sentía que no era digno de morir como su Señor), para lo cual seguramente bastó una petición al jefe del pequeño grupo de soldados a cargo de la crucifixión. A éstos probablemente les resultó indiferente o hasta divertido cumplir su horrible misión de una forma diferente a la habitual.
2) Los testimonios paganos más antiguos sobre Jesús son cinco:
a) Mara ben Sarapión (fines del siglo I).
b) Plinio el Joven (año 112).
c) Tácito (año 116).
d) Suetonio (año 120): él es quien escribió mal el nombre de Cristo ("Cresto").
e) Luciano de Samosata (segunda mitad del siglo II).
Además hay varias fuentes judías antiguas que hablan de Jesús (los historiadores Thallos y Flavio Josefo (del siglo I) y el Talmud.
3) Yo no he negado que Mitra y Mitras sean el mismo dios (sea lo que sea lo que quiere decir esto, aplicado a un falso dios pagano). He dicho que no está probado que el culto persa a Mitra tuviera todas las características que tuvo el culto romano a Mitra de los siglos II y III después de Cristo, que es básicamente el que se conoce.
4) Los cristianos no incendiaron Roma. Tampoco eran muy conocidos, como prueban los errores que circulaban sobre ellos (la confusión de los cristianos con un simple grupo judío, las falsas acusaciones de ateísmo y de comer niños en sus ritos -burda tergiversación de la Eucaristía- etc.). Todavía en 112, Plinio el Joven tiene que explicar en su carta al Emperador qué eran los cristianos, qué creían y qué hacían, para pedir instrucciones sobre qué hacer con ellos.
5) Que Dionisio el Exiguo, en plena edad media, se haya equivocado en el cálculo del año del nacimiento de Jesús no resta valor histórico a los Evangelios.
Cualquiera que a su vez esté leyendo esto puede comprobarlo por sí mismo:
+En la "Carta de Clemente a los Corintios" no se dice en ninguna parte que la haya escrito Clemente, presunto 4º Papa, sino que está dirigida a la iglesia de Corinto por la iglesia de Roma, y la tradición se la atribuye a Clemente. ¡Ya empezamos con los argumentos circulares! ¡Unas dudas se resuelven con otras y unas lagunas tapan otras!.
Tampoco se cita explícitamente a Roma como lugar de martirio de pedro y Pablo, sólo se dice que ambos fueron a donde tenían que ir a cumplir con su destino, y claro, como tradicionalmente todo el mundo entiende que ese lugar era Roma... ¿Me siguen?.
+Lo de la "Ascensión de Isaías" es de risa. No hay un testimonio histórico real, sino una profecía sobre que Pedro irá a Roma.
Y como el texto está fechado en el s.II ¡Los cristianos interpretan la profecía no en futuro, sino en pasado, como prueba de que Pedro estuvo en Roma! Es decir, admiten que el autor hizo trampas e intentó hacer pasar por profecía lo que ya había pasado. ¡Si dijéramos eso mismo de los textos canónicos nos llamarían herejes!
Pero además ¿Quién garantiza entonces que el autor no se basa en una falsa tradición para a su vez falsificar la profecía?
+En cuanto al "Apocalipsis de Pedro" les aseguro que no he encontrado ni una sola referencia a Roma. Si uds. la encuentran, me avisan.
No, "fe" es lo que hace falta para creer en el evangelio, que no es Historia sino otra cosa: kerigma, predicación. Y para aceptarlo hace falta fe.
Para creer en la Historia hacen falta hechos y testimonios.
En cuanto a la Wiki, simplemente es una herramienta de consulta. Si no te gusta, igual puedes consultar los apócrifos en los libros de la B.A.C. y te informas por ti mismo.
No te pido que creas en mí, sino en lo que vean tus ojos.
De muchos emperadores -y de época más tardía, del siglo III- no tenemos nada más que el nombre. De otros, los pocos datos de que disponemos no son fiables en modo alguno. Y estamos hablando de emperadores.
Calcule del líder de una oscura secta judía en Roma y en el siglo I.
De verdad, es una pena que no podamos disponer del AGA de Roma (el Archivo General de la Administración). Y yo lo lamento más que usted, puede creerme.
Pero si se va a basar en las contradicciones en el modo en que aparece la información de la edad antigua, en las carencias que esta manifiesta, vamos apañados. Aquella parte de la que disponemos no abarca ni un 1% de lo que el estado romano produjo; en realidad, probablemente, mucho menos que eso.
Calculo, pues, que usted entonces dudará sobremanera acerca de la existencia de un filósofo llamado Platón cuya certidumbre histórica se nos escapa por completo y cuyos textos más probables son unos 1.300 posteriores a su muerte.
No, señor mío, la historia no se hace así. Y tampoco negando el que, por el hecho de que una autoría no sea explícita, eso signifique que es falsa.
Ignora usted usted muchas cuestiones procedimentales, y la obstinación que exhibe de continuo no muestra sino un prejuicio muy arraigado.
Un saludo.
Si se liberara de sus prejuicios tendría que admitir que las probabilidades juegan contra usted muy fuertemente, en lugar de agarrarse a las hipótesis más descabelladas con tal de que tengan una sola posibilidad. No, así no se hace la Historia (bueno, por lo menos no se hacía, porque últimamente....)
¿Qué pruebas tenemos de la existencia de Julio César?
Así a bote pronto se me ocurre que el propio César escribió sobre él mismo en tercera persona, como p. ej. en "La Guerra de las Galias".
Pero también personas ajenas a él escribieron sobre su persona, como Suetonio en "Vida de los doce Césares".
Igualmente tenemos monedas acuñadas con la efigie de César. Y los bustos y estatuas, de mármol y bronce repartidos por todo el imperio.
En cuanto a Pedro, no pido la misma cantidad de pruebas para creer que estuvo en Roma. ¡Ojo! Ni siquiera niego su existencia histórica, sino que fuera el primer obispo romano.
Pero sinceramente no tiene lógica la excusa de que era el líder de una oscura secta para fundamentar el silencio de los investigadores paganos ¡y judíos! sobre él.
¡Si aceptamos que a los cristianos se les ocusó nada menos de incendiar Roma, no se trata entonces de una oscura secta! ¡Son para Roma los peores enemigos públicos! ¡Ni Aníbal y sus cartagineses dañaron nunca la capital!.
Y cualquier investigación policial, aún la más chapucera, aunque fuera para incubrir el crímen de Nerón y culpar a los cristianos, exige que lo primero que hagan las autoridades romanas sea interrogar a los detenidos para averiguar quién era su jefe.
Siempre que los judíos se rebelan contra los griegos o los romanos, como en tiempos de Antíoco IV o de Adriano, se identifica a sus cabecillas para escarmiento público, o al menos como interés histórico. Y así se habla de la rebelión Judas Macabeo, o de la de Bar Kochba.
Pero ni Tácito, ni Suetonio, nos hablan del líder de esta secta "terrorista" que supuestamente fue ajusticiado en la propia Roma.
En cuanto al conocido judío-romano Flavio Josefo, pues en fin. A estas alturas hay que ser muy poco honesto para seguir sosteniendo la veracidad del llamado "testimonio flaviano", a la altura de otras falsificaciones como la "Donación de Constantino".
Y una de las pruebas es la falta de coherencia: si Josefo conoce a Jesús y lo reconoce nada menos como el Mesías no tiene sentido que no hable más de él o que no dedique una sola línea a Pedro en el contexto de su "Guerra de los Judíos".
¿También eran los cristianos una oscura secta en Palestina?
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DIG:
1) Te recomiendo leer mi artículo Testimonios extrabíblicos sobre Jesús. Allí se muestra que la hipótesis más razonable sobre el "testimonio flaviano" es la de la interpolación parcial. Y no vuelvas a llamarme "muy poco honesto" si quieres seguir escribiendo en mi blog...
2) Es comprensible que dudes acerca de si Pedro fue Obispo de Roma, pero no que lo niegues. No has dado ninguna razón para sustentar esa negación, salvo tus prejuicios.
3) Acusas falsamente a Guarducci de razonar en círculo, pero aquí el único que razona en círculo eres tú. Tu razonamiento parece ser más o menos éste: El catolicismo es falso. Luego, el primado de Pedro es falso. Luego, Pedro no pudo ser Obispo de Roma ni haber estado en Roma. Luego los argumentos a favor de la estadía y muerte de Pedro en Roma son falsos. Luego, el primado de Pedro no tiene sustento histórico. Por lo tanto, el catolicismo es falso.
Veo lo que ven mis ojos.Y oigo lo que oyen mis oídos.Lógico.
P.d. Wiki-teológica no es nada fiable.
Lo que pasa es que tú eres uno de los tantos hombre de nuestro tiempo que necesitand desesperadamente que el cristianismo no sea verdad y, sobre todo sobre todo sobre todo, que la Iglesia Católica Romana no sea, como es, la Santa Iglesia de Dios establecida por Nuestro Señor Jesucristo en su estancia terrena.
Lo que pasa es que las mentiras tienen las patas muy cortas, y la verdad acaba siempre imponiéndose.
Me acusa Dieter de querer negar la Tradición.
Yo no pretendo eso.
La Tradición y la Palabra se interpretan con la fe, y yo no voy a dedicarme a cuestionar la fe de nadie.
Ahora bien, una cosa son las creencias religiosas y otra el estudio científico de los hechos humanos.
Y si aplicamos estos estudios los textos sagrados de los cristianos y a otras fuentes que la Iglesia usa para fundamentar una determinada Historia, pues se llega a la conlusión de que muchos datos sostenidos durante largo tiempo por la Iglesia como ciertos son falsos o como mínimo muy cuestionables:
+Es difícil dada la ignorancia de los evangelistas de la Geografía y la Historia de Palestina que sean nativos del lugar, ni mucho menos que sean apóstoles que anduvieran con Jesús.
Probablemente se trate de judíos de la diáspora que escribieron si ser testigos oculares.
+No hay un solo documento no cristiano que verifique el martirio de Pedro y Pablo en Roma, a pesar de que:
-Pedro supuestamente era el enemigo público nº 1 al ser acusados los cristianos por Nerón del incendio de Roma.
-Pablo ya era un personaje conocido por las autoridades romanas si creemos lo que se cuenta en los Hechos y sus epístolas.
-Eliminar a ambos hubiera sido un triunfo lógico de la propaganda del régimen romano.
Además los documentos cristianos no son canónicos, y se componen de textos apocalípticos con una colección de falsas profecías y una carta atribuida arbitrariamente al Papa Clemente.
+Los evangelios tuvieron una primera fase de transmisión oral, después se realizan colecciones separadas de los elementos que componen los evangelios (milagros, parábolas, la pasión, etc.) tal vez primeramente en arameo y luego en griego, hasta que finalmente se les da la forma definitiva.
Para todo este proceso haría falta como mínimo una generación desde la muerte de Jesús y la redacción final, sobre todo si se tiene en cuenta el consenso general en que Jn 21, y Mc 16,9-20 son añadidos.
+Igualmente hay consenso en que sólo son de Pablo con total seguridad siete de las catorce epístolas a él atribuidas.
+Además de añadidos, interpolaciones, erratas y lapsus; hay una larga tradición textos cristianos manipulados o falsificados, como el "Testimonio flaviano", la "Donación de Constantino", e incluso actas de concilios tergiversadas para favorecer a un bando teológico/político.
+Nada de lo anterior afecta a la fe de ningún creyente maduro y serio.
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DIG: Refutar tantos errores juntos requeriría escribir un libro. Me limito pues, a señalar que, al contrario de lo que dices, los Evangelios revelan un buen conocimiento de la geografía, la historia, la lengua, los usos y costumbres de la Palestina de los tiempos de Jesús. No hay objeciones "técnicas" de peso contra la historicidad de los Evangelios. Y esto vale, acaso con más fuerza todavía, para el Evangelio de Juan, el más teológico.
Además, estudios de autores y métodos muy diversos tienden a cuestionar fuertemente hoy la tesis de la redacción tardía de los Evangelios.
Juan conoce con detalle Jerusalén, la liturgia judía del templo y la religiosidad judía centrada en la ciudad santa con una precisión casi sacerdotal.
Un estrato del evangelio de san Juan está ambientado en el judaísmo de antes del año 70 y dirigido a judíos de antes del año 70, redactado por un buen conocedor del ambiente de Jerusalén antes del año 70 e incluso de sus edificios y lugares públicos.
¡Una larga tradición de textos falsificados!!
Enumeraré aquí algunos de los textos antiguos que mencionan a Pedro en conexión con Roma y su primado en la Iglesia Católica:
1) Clemente de Roma, Primera Carta a los Corintios (5,1-6), ca. año 96.
2) Ascensión de Isaías, El Testamento de Ezequías, años 75-100: se refiere indudablemente a Nerón, que perseguirá a la Iglesia y matará a uno de los Doce.
3) Ignacio de Antioquía, Carta a los Romanos (1,4), ca. año 107.
4) Flegón, años 117-138: supuestamente es el Emperador Adriano escribiendo bajo el nombre de un esclavo favorito; confunde a Jesús con Pedro.
5) Papías, Obispo de Hierápolis, años 110-130.
6) Dionisio, obispo de Corinto, escribiendo al Papa Soter de Roma, ca. año 170.
7) Gayo, presbítero de Roma, ca. año 200.
Y muchos, muchos más.
Por otra parte, a menudo Pedro es asociado con Pablo, de quien se sabe con plena certeza que estuvo y murió en Roma.
El encabezamiento dice que es la iglesia (ya lo sabeis: iglesia, ecclesia, asamblea comunidad de creyentes) de Roma que escribe a la iglesia de Corinto.
O sea, una comunidad cristiana que saluda a otra. Una tradición posterior arbitrariamente sitúa la carta en época de clemente (porque la carta tampoco tiene fecha) y además con una mentalidad papista identifica la "iglesia de Roma" no con una asamblea de creyentes sino con la persona del Papa.
+Los apocalipsis varios son falsas profecías (valga la redundancia, je, je) que se refieren a hechos pasados y que cada cual interpreta según le conviene.
Como las profecías de Nostradamus, que dicen lo que uno quiere que digan.
+Y las demás fuentes tardías que ya son del s.II beben, de las anteriores fuentes contaminadas.
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DIG:
1) Ningún experto serio niega que la Carta de Clemente a los Corintios sea de San Clemente, Obispo de Roma, ni su datación en torno al año 95 DC. Tú eres libre de buscarle el pelo al huevo, pero es una causa perdida de antemano. Esa Carta no está escrita por un sujeto colectivo, sino por un sujeto singular, el Obispo de Roma.
2) Existen verdaderas profecías. Por ejemplo, Jesús profetizó que del Templo de Jerusalén no quedaría piedra sobre piedra, cosa que se cumplió en parte en el año 70, y plenamente recién en el siglo IV, después de un fallido intento de los judíos para reconstruir el Templo con el apoyo del Emperador romano Juliano el Apóstata, quien precisamente pretendía lograr que la profecía de Jesús no se cumpliera.
3) Sólo tus prejuicios anticatólicos permiten llamar fuentes contaminadas a las del siglo I. No puedo evitar decir que tu visión del tema parece bastante paranoica, porque imagina anacrónicamente una conspiración de los cristianos de la Iglesia primitiva para idear un engaño que sólo tendría sentido en el marco de discusiones que surgieron recién 1.500 años después. Porque en la Antigüedad todos los cristianos (incluso los orientales) reconocían sin problema alguno el primado de Pedro y de Roma. Incluso hoy los ortodoxos reconocen el primado papal, aunque lo consideran como un primado de honor, no de jurisdicción.
+Correspondencia entre Jesús y Agbarus. Se pretende que un rey pagano reconoció la fama en vida de Jesús como hacedor de milagros.
+Correspondencia entre Séneca y Pablo. Se hace creer que el más famoso filósofo pagano de la época apostólica admira intelectualmente a Pablo.
+Testimonio flaviano. Se pone en boca del historiador judeorromano Flavio Josefo que Jesús era el Mesías.
+Actas del concilio de Constantinopla que se presentan alteradas ante el concilio de Calcedonia para convencer a los obispos orientales que el anterior concilio reconoció la supremacía de la sede romana.
+Donación de Constantino. Se engaña en el s.VII a los reyes francos para que crean que el emperador Constantino dejó en herencia al obispo de Roma todo el Imperio Occidental como posesión particular.
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DIG: No conozco los dos primeros documentos que mencionas. Me referiré a los otros tres:
1) Sobre el testimonio flaviano hay tres tesis principales: la autenticidad total, la interpolación total y la interpolación parcial (o, lo que es lo mismo, la autenticidad parcial). Como explico en el artículo que te cité, la tesis que hoy goza de mayor favor entre los expertos es la de la interpolación parcial, tanto por razones internas al texto como (sobre todo) por el descubrimiento de un manuscrito árabe del siglo X que contiene una versión del testimonio flaviano que coincide esencialmente con las reconstrucciones de los críticos.
2) Los obispos orientales nunca negaron el primado de Roma, ni lo niegan hoy. Lo que ocurrió, por el contrario, fue que un Concilio celebrado en Oriente asignó -por razones políticas- al Patriarca de Constantinopla el segundo lugar (después de Roma) en la jerarquía de la Iglesia Universal, pasando por encima de Patriarcados mucho más antiguos y de origen apostólico (Jerusalén, Antioquía, Alejandría). Roma rechazó ese canon en particular.
3) Los reyes francos donaron por propia iniciativa al Papa los Estados Pontificios, estableciendo así las bases del poder temporal del Papado. Fue una situación comprensible debido a las circunstancias de la época, y trajo grandes ventajas y grandes desventajas para la Iglesia. No corresponde juzgar esa situación anacrónicamente. Pocas décadas después (año 800) otro Papa a su vez coronó a un rey franco como Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
Al final del Imperio Occidental aparecieron profecías apócrifas atribuidas falsamente a ellas donde se decía que profetizaron el nacimiento de Jesús, para intentar convertir a los últimos paganos.
Pero señor mio, la fe es la fe, y ahi no tiene Vd. licencia para manipular. Como pasó precisamente en la época que trata este post, la fe es firme hasta el extremo de dar la vida por ella. La fe es vida que llena cada rincón del ser humano. La fe es esperanza que mantiene alto el ánimo aún en los peores momentos.
Le recomiendo que se la pida a Jesucristo para que pueda encontrar y disfrutar la fuente de la vida.
Un saludo.
Aunque algunos nieguen que Pedro sea el autor de esa carta y se la atribuyan a un discípulo suyo, no hay por qué suponer que el autor volvería increíble su pseudónimo atribuyendo a Pedro una estadía en una ciudad que nunca conoció.
¿Cómo se puede afirmar sin ruborizarse que los reyes francos voluntariamente cedieron media Italia a los Papas, y luego añadir que un Papa coronó emperador a un rey franco, y pretender que no hay relación entre ambos hechos?
¿Es posible que un niño de catequesis sepa más geogafía de palestina que los evangelistas?
¿Le salió a alguien humo por las orejas tras llegar a semejante conclusión: "En Roma había muchos ciudadanos romanos"?
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DIG:
1) Yo nunca dije que negar la autenticidad de algunas epístolas paulinas fuera una falsedad. Digo ahora que eso no es más que otra teoría, discutida y discutible.
2) Tampoco dije que no hubiera relación entre los dos hechos a los que te refieres. Pero no es necesario interpretarla como una relación de causalidad final: un rey franco donó los Estados Pontificios (bastante menos de media Italia) a un Papa para que -muchos años después- otro Papa coronara Emperador a otro rey franco. Para comprender la historia hay que evitar los prejuicios, la mentalidad anacrónica, etc.
3) ¿Cuáles son los graves errores geográficos que atribuyes a los evangelistas?
4) Tú adujiste que Pablo debió ser un personaje muy conocido en Roma porque se le concedió el privilegio de morir decapitado en vez de crucificado. Expliqué que ese privilegio era propio de todos los ciudadanos romanos, que obviamente eran muchos. Por lo tanto tu razonamiento no se sostiene.
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