Sobre esta Roca
La apologética es la ciencia que demuestra racionalmente la credibilidad de la fe y defiende a la fe de los ataques que pretenden invalidarla o desestimarla. Lamentablemente, después del Concilio Vaticano II la apologética católica sufrió un eclipse muy notorio y casi generalizado, debido a influjos protestantizantes y liberalizantes en el pensamiento católico. Los protestantes tienden a ver a la apologética como una de las “obras” humanas -contrapuestas a la gracia de Dios y a la fe (“sola gracia” y “sola fe” son principios protestantes)- que no pueden contribuir a la salvación del hombre. Los liberales tienden a ver a la apologética como un intento intolerante o fanático de imponer la propia fe a los no creyentes, opuesto al espíritu de diálogo y a la convivencia pacífica. En la perspectiva católica, en cambio, el hombre contribuye a la obra divina de la redención, por medio de su respuesta libre a la gracia de Dios (respuesta que, también ella, si es positiva, es obra de la gracia); y resulta sumamente lógico y “natural” que el cristiano procure compartir con los demás la alegría de la fe y la esperanza de la salvación, sin recurrir a violencia alguna, confiando en la fuerza intrínseca de la verdad revelada por Dios en Cristo.
La Providencia ha querido preservar a la Iglesia Católica en los Estados Unidos de América de la aludida crisis general de la apologética católica. En realidad, en Estados Unidos la apologética católica no sólo ha sido conservada, sino que ha vuelto a florecer en las últimas décadas, por medio de las obras de Karl Keating, Scott Hahn y muchos otros magníficos apologistas católicos. En este artículo quiero comentar brevemente un libro de uno de los principales exponentes del vibrante ambiente de la apologética católica norteamericana: Stephen K. Ray, Upon this Rock. St. Peter and the Primacy of Rome in Scripture and the Early Church, Ignatius Press, San Francisco, 1999.
Stephen K. Ray, un protestante evangélico convertido al catolicismo, considera a la autoridad eclesiástica como el problema central que separa a los protestantes de los católicos. En este libro, Ray presenta de un modo sintético pero muy completo los principales testimonios de la Sagrada Escritura y de los Padres de la Iglesia acerca del primado de Pedro y del Papa en la Iglesia de Cristo. Los argumentos presentados por Ray son muy fuertes y convincentes, al punto que la lectura de este libro ha impulsado a unos cuantos protestantes a convertirse al catolicismo.
El libro en cuestión tiene tres partes. La Parte 1 contiene un estudio bíblico y un estudio histórico sobre el Apóstol Pedro y una refutación de los argumentos protestantes contra el primado de Pedro. La Parte 2 trata sobre la continuación del primado de Pedro en la Sede de Roma, mostrando que los documentos de los primeros cinco siglos de la era cristiana revelan de un modo abrumador una visión católica del primado del Papa (el Obispo de Roma) en la Iglesia universal, primado no sólo de honor, sino también de jurisdicción. En la Parte 3 el autor presenta la enseñanza actual de la Iglesia Católica sobre el primado del Papa y su concordancia con la doctrina de la Iglesia de los Apóstoles y de los Padres. Además el libro contiene dos apéndices. El Apéndice A es una lista cronológica de los Papas. El Apéndice B (una de las partes más interesantes del libro) presenta las bases vétero-testamentarias del primado y de la sucesión de San Pedro.
Dado que es imposible resumir en un breve artículo como éste toda la riqueza de la información contenida en esta obra, me limitaré a presentar algunos aspectos de la moderna exégesis del célebre pasaje del Evangelio en el cual Jesucristo designa a Pedro como cabeza visible de Su Iglesia:
“Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas.» Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.» Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.»” (Mateo 16,13-19).
A continuación resumo algunos de los puntos desarrollados por Ray en el libro citado:
1. El lugar elegido por Jesús para suscitar la confesión de Pedro es altamente significativo. La ciudad de Cesarea de Filipo estaba ubicada sobre una montaña alta y escarpada, coronada por un templo que el rey Herodes mandó construir en honor al emperador romano César Augusto, junto a un abrupto acantilado rocoso. Debajo de ese acantilado hay una inmensa caverna, de la cual fluye un río. Esa cueva era un antiguo santuario pagano dedicado a Pan, el dios de los pastores y los rebaños de la antigua Grecia. De ahí que esa ciudad se llamara anteriormente Paneas. Jesús, el verdadero Dios de los pastores y los rebaños, eligió precisamente ese lugar para establecer el fundamento de su reino divino, en oposición al reino mundano de los emperadores romanos, que pretendían ser adorados como dioses. El río que nace bajo la gran roca de Cesarea de Filipo (símbolo del apóstol Pedro, la Roca de la Iglesia) es nada menos que el Jordán, símbolo de la vida de la gracia y la salvación transmitida por la Iglesia de Cristo.
2. En griego (el idioma en que está escrito el Evangelio de Mateo), “Pedro” (“Petros”) y “piedra” (“petra”) son la misma palabra. “Petros” es la forma masculina de la palabra femenina “petra”. Además, en arameo (el idioma hablado por Jesús y los Apóstoles), ambas expresiones corresponden a la misma palabra (“Kepha”, transliterada al griego como “Cephas”). “Pedro” no existía como nombre antes de Cristo. Hoy se reconoce como evidente que Jesús empleó un juego de palabras para cambiar el nombre de Simón Bar-Jona por el de Pedro, para significar un cambio de su misión. Los cambios de nombre tenían gran importancia en la cultura del antiguo Israel. El precedente bíblico principal es el caso de Abram (“padre”), a quien Dios renombró como Abraham (“padre de naciones”).
3. Las llaves eran bienes muy escasos e importantes en el antiguo Oriente. Eran un gran símbolo de poder y de autoridad. La concesión a Pedro de “las llaves del Reino de los Cielos” equivale indudablemente a un nombramiento de Pedro como Mayordomo de la Casa Real de Jesucristo, el Rey Mesías. Los precedentes bíblicos principales son el nombramiento de Eliakim como Mayordomo Real de la Casa de David en Isaías 22 y el de José como Visir de Egipto en Génesis 41. En los reinos del antiguo Oriente, el mayordomo real no era un vulgar portero, sino algo así como un primer ministro o un representante plenipotenciario del rey. El cargo de mayordomo real era permanente, sujeto a sucesión.
4. Las expresiones “atar” y “desatar”, que hoy nos parecen un tanto oscuras, eran muy comunes en la literatura rabínica y su significado era clarísimo para los judíos contemporáneos de Jesús: “atar” significa prohibir o sancionar, mientras que “desatar” significa permitir o absolver. Jesús concede aquí a Pedro la suprema autoridad legislativa y judicial dentro de la Iglesia, Reino de Cristo; e incluso afirma que las decisiones que Pedro tome en la tierra en esas materias serán ratificadas por Dios en el Cielo.
Con base en estas y otras razones, eminentes teólogos protestantes de nuestra época (como Oscar Cullman, W. F. Albright y otros) reconocen que la exégesis católica tradicional de Mateo 16,13-19 es correcta y que los intentos protestantes de negar el primado de Pedro en la Iglesia apostólica se deben a prejuicios confesionales y equivalen a tratar de negar algo evidente.
Daniel Iglesias Grèzes
10 comentarios
Hay otro libro similar que tampoco puede faltar para complementarlo (a mí personalmente en algunos puntos me parece más completo) y es Jesús, Peter & Keys de Scothh Butler, Norman Dahlgrenn y Rev. Mr. David Hess.
Más antiguo que los anteriores (año 1894) pero que no pierde actualidad es The Primitive Church and the See of Peter, por Luke Rivington (tengo una copia digital que se puede distribuir libremente).
Para quienes no entienden el inglés, está El pontificado Romano en la Historia de José Orlandis (renombrado historiador). Este último no incluye como los anteriores, citas patrísticas textuales, pero es valioso por la narración de los hechos tal cual ocurrieron. Puede ser leído casi en su totalidad en Google Books de forma gratuita.
En definitiva, todos son excelentes y se complementan mutuamente.
Aprovecho de compartir algunos artículos relacionados al tema:
¿Donde Jesús llamó a Pedro "Papa"?
http://www.apologeticacatolica.org/Primado/PrimadoN25.html
El Primado de San Pedro en la historia, Parte I
http://www.apologeticacatolica.org/Primado/PrimadoN06.html
El Canon XXVIII del Concilio de Calcedonia y la historia alternativa
http://www.apologeticacatolica.org/Primado/PrimadoN05.html
Mateo 16,18, el Primado de Pedro y los Padres de la Iglesia
http://www.apologeticacatolica.org/Primado/PrimadoN09.html
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DIG: Muchas gracias, José Miguel.
Edité tus enlaces, para que funcionen como tales.
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DIG: De acuerdo. Gracias, Luis.
Me extraña que una afirmación tan importante, teóricamente pronunciada ante los doce, sólo sea recordada por un evangelista, especialmente cuando otro recuerda la escena pero llamativamente sin la frase.
Teóricamente Jesús establece ante los doce la primacía de Pedro. Sin embargo, tras la muerte de Jesús, hay elementos para dudar de tal primacía. En San Pablo aparecen Santiago, Pedro y Juan (en este orden) como columnas, sin que se identifique a Pedro como más columna que Santiago o Juan. También en San Pablo aparece que la Iglesia de Jerusalem la preside Santiago, el hermano del Señor, no Pedro. O la rectificación pública de Pablo a Pedro cuando Pedro se esconde a raíz de la polémica sobre la circuncisión: esta escena no refleja para nada una supuesta primacía de Pedro, un seguidor de Jesús con mucho predicamento pero no Primera Autoridad por encima de Santiago apóstol, Juan, Pablo o su propio hermano (hermanastro o primo hermano) Santiago.
Por otra parte, el evangelio de Mateo usa con un contenido religioso la palabra Ekklesia cuando en tiempos de Jesús este vocablo solo tenía contenido político. ¿Dijo Jesús en Arameo: ... sobre esta piedra edificaré mi Asamblea Política / mi Parlamento? El uso en Mateo de una palabra con su significado posterior a la muerte de Cristo me hace albergar enormes dudas acerca de su uso por Jesús.
Y ya como curiosidad, el Evangelio de Tomás hallado en Nag Hammadi contiene la pregunta: Cuando tú faltes, ¿quién será el mayor entre nosotros? Y Jesús responde que Santiago el justo. Si Santiago el justo es el mismo Santiago hermano del señor, los discípulos siguieron más la supuesta respuesta que relata Tomás, que no la supuesta frase que aparece en Mateo.
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DIG: Estimado visitante:
1) Ante todo, quiero dejar establecido que las razones a favor de la historicidad de los Evangelios son muy fuertes. Es imposible desarrollar un tema como ése en un breve mensaje, por lo cual dejo enunciada mi tesis, con la esperanza de poder publicar algo al respecto sobre ese tema en este blog más adelante.
Aquí sólo diré que recientemente se ha demostrado que los papiros P64 y P67, que contienen un texto del Evangelio de Mateo, son del año 60, por lo cual se está revalorizando la tesis de la tradición católica de que los Evangelios (al menos el de Mateo y, por otra razón similar, el de Marcos) fueron escritos por testigos oculares de la vida de Jesús, poco tiempo después de su Ascensión al cielo.
2) Puede haber muchas explicaciones sobre por qué el nombramiento de Pedro como Mayordomo Real del Reino de Cristo sea mencionado explícitamente sólo por el Evangelio de Mateo. Una posible explicación sería que fuera cierta la tesis de la tradición católica sobre la prioridad cronológica de Mateo (tesis que hoy tiende a ser revalorizada, pese a que sigue siendo minoritaria entre los exégetas, frente a la tesis de la prioridad de Marcos). Los demás evangelistas pueden haber preferido no repetir una narración que estaba tan bien lograda en Mateo, quizás también porque no era necesario, porque el hecho del primado de Pedro en el grupo de los Doce Apóstoles era de sobra conocido. Por otra parte, Marcos puede haber omitido esas palabras de Jesús porque, como también sostiene la tradición católica más antigua, en cierto modo su Evangelio es el Evangelio de Pedro, y éste, por humildad, puede haber preferido no insistir sobre unas palabras de Jesús que exaltan sobremanera su autoridad.
3) Los signos en el Nuevo Testamento del primado de Pedro dentro del Colegio Apostólico son muy numerosos y hasta abrumadores. Pedro aparece en muchas ocasiones como representante principal de todo el Grupo de los Doce, por ejemplo tomando la palabra en nombre de todos, como en el discurso de Pentecostés, y resolviendo cuestiones importantes con su autoridad (por ejemplo, es Pedro quien decide la cuestión discutida en el Concilio de Jerusalén). Los indicios que aparentan contradecir este primado son pocos, poco relevantes y pueden ser explicados sin mayores dificultades.
4) Por ejemplo, el hecho de que Pablo, en Gálatas 2,9 mencione a Santiago, Pedro y Juan como pilares de la Iglesia (en ese orden) no implica que Santiago tenga mayor autoridad que Pedro. De hecho, el contexto apunta en la dirección contraria. Inmediatamente antes, Pablo escribió que él es apóstol de los incircuncisos, así como Pedro lo es de los circuncisos (cf. Gálatas 2,7-8). Y en Gálatas 1 Pablo dice que subió a Jerusalén para conocer a Cefas (Pedro).
5) En los Hechos de los Apóstoles es clarísimo el primado de Pedro dentro de la Iglesia primitiva (ante todo, la Iglesia de Jerusalén). Posteriormente Pedro se dedica a misionar en otras ciudades, sobre todo Antioquía y finalmente Roma, por lo cual no sería raro que él hubiera dejado a Santiago el menor a cargo de la Iglesia de Jerusalén.
6) La reprensión de Pablo a Pedro sobre el asunto de las comidas en Antioquía no implica una negación de la autoridad suprema de Pedro en la Iglesia. Más bien indica que la autoridad en la Iglesia no es despotismo, sino servicio. Es posible corregir fraternalmente incluso a la autoridad suprema.
7) Por supuesto, Jesús hablaba arameo, no griego. La Iglesia es una realidad nueva, por lo cual no había ninguna palabra anterior que expresara plenamente su naturaleza. Mateo no eligió la palabra "ekklesía" porque la Iglesia fuera una asamblea política, sino que dio a ese término un nuevo sentido, de orden religioso, sentido que terminó por prevalecer.
8) El Evangelio de Tomás es un escrito apócrifo y gnóstico de la segunda mitad del siglo II. Su valor histórico y teológico es incomparablemente menor que el de los Evangelios canónicos. Para la época en que fue escrito (años 150-200) ya había varios testimonios irrefutables de los Padres de la Iglesia sobre el primado de Pedro e incluso sobre el primado del Obispo de Roma (el Papa).
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DIG: Efectivamente, el hecho de que la fiesta de San Pedro sea a la vez la de San Pablo subraya fuertemente la comunión entre ambos grandes apóstoles, quienes dieron su vida por Cristo hasta el extremo del martirio, muriendo ambos en Roma durante la persecución del emperador Nerón a los cristianos (la primera gran persecución).
Es importante destacar que para los creyentes toda la Escritura es inspirada por Dios, “y útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia:. Un acontecimiento puede en los evangelios ser mencionado una vez y eso no le resta importancia y lo hace menos Palabra de Dios en cuando a su inspiración.
Respecto al punto dos me parece infundado ver la mención de Pablo a Pedro, Santiago y Juan como “columnas” como un evento que de base a negar la primacía petrina. Pablo hace uso de una metáfora donde compara a estos tres apóstoles como columnas que sostienen el edificio de la Iglesia, lo mismo que hace Efesios 2,20 respecto a todos los apóstoles. Más que enfatizar aquí la preeminencia de uno sobre el otro, enfatiza la preeminencia de estos tres respecto a la Iglesia e inclusive el grupo de los doce.
El orden aquí por ser una referencia indirecta no puede considerarse sobre el orden que utilizan sin excepción los evangelistas al listar formalmente el grupo de los doce, donde sin excepción Pedro es el primero y Judas Iscariote el último. (Mateo 10,2-4, Marcos 3,16-19, Lucas 6,13-16, Hechos 1,13.
El incidente de Antioquia puede considerarse incluso evidencia del Primado de Pedro, ya que al ser éste la cabeza visible de la Iglesia, una falla de esa magnitud podía arrastrar tras de sí a muchos cristianos a judaizar, tal como estaba sucediendo incluyendo al mismo Bernabé (Pedro no incurrió en heterodoxia, sino en heteropraxis). Un artículo que lo explica en detalle es este:
El Primado de Pedro en la carta a los Gálatas
http://www.apologeticacatolica.org/Primado/Primado08.htm
Que la palabra Iglesia fue adoptada por Cristo para referirse a la institución divina que fundaría, de la cual sería El la Cabeza y nosotros sus miembros, queda patente al leer las epístolas paulinas, en donde el apóstol explica que entienden los cristianos por “Iglesia” (Efesios 5,23; Colosenses 1,18, etc.). Ahora, si la hipótesis que aquí le preocupa es que Mateo 16,18-19 es un agregado posterior de los evangelistas, y no fueron palabras literalmente dichas por Jesús, eso sería a fin de cuentas irrelevante, porque como señalé en un principio, estamos hablando de un texto inspirado.
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DIG: Muchas gracias, José Miguel. Veo que has investigado mucho y muy bien sobre el tema del primado de Pedro y del Papa.
Además, nunca deja de llamarlo "Kefas" con el sobrenombre que el mismo Cristo le impuso a Simón hijo de Juan.
Las objeciones que se plantean, ya las había propuesto O. Cullmann en su libro: "Petrus, Jünger - Apostel - Märtyrer (de 1952), que fue ampliamente refutado por P. Gächter, "Petrus und seine Zeit" (1958) y muchos otros más, como S. Lyonnet.
Lo curioso es que Cullmann, pese a todas las objeciones, que acumula contra el primado petrino, sobre todo en Gálatas, aprueba totalmente la autenticidad del episodio de Mateo, ya que, siendo protestante y todo, admitía un "primatum petrinum" sed "ad tempus" (= un primado de Pedro, rcibido de Cristo, pero temporal, ya que lo habría delegado en Santiago). La segunda parte de su hipótesis (pase del primado a Santiago) es la que ha sido amplia y fundadamente refutada.
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DIG: Muchas gracias, P. Miguel. Muy buen aporte.
En la excelente respuesta de más arriba, se afirma lo siguiente: "7) Por supuesto, Jesús hablaba arameo, no griego..." ¿Cómo sabemos esto? Más bien, siguiendo Macabeos parecería que la lingua franca en Palestina era el griego koiné, que también lo era de todo el oriente del Imperio Romano como tradición recibida del Imperio Alejandrino. ¿Cómo se comunicó Jesús con Pilatos, los Sumos Sacerdotes, Herodes, etc.? ¿koiné, latín, arameo o hebreo antiguo?
Pregunto porque si bien siempre se escucha lo del arameo, también escuché algún argumento en contrario bastante fundamentado.
Les agradesco si pueden desaznarme.
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DIG: Gracias, Juancho.
Lamento no haber sido muy claro en ese punto. No pretendí decir que Jesús no conocía la lengua griega. Es posible que su diálogo con Poncio Pilatos haya sido en griego. Es lógico pensar que con los Sumos Sacerdotes habló en una lengua semítica (hebreo o arameo). Con Herodes en realidad no habló (Jesús callaba).
Lo que quise decir es que un diálogo entre Jesús (judío) y sus Doce Apóstoles (también judíos) necesariamente debe haberse realizado en arameo (la lengua popular de los judíos de la época) o en hebreo (la lengua oficial, digamos, del mismo pueblo).
Y como bien dice José Miguel Arráiz, en arameo el juego de palabras usado por Jesús, entre Pedro (gr. Petros; ar. Kephas) y piedra (gr. petra; ar. kephas), es aún más fuerte que en griego.
Ahora, lo relevante sería probar si Jesús pronunció las palabras de Mateo 16,18-19 en arameo, y de esto no parece haber duda, ya que el nombre que recibió Pedro fue Cefas (arameo) - ver también Juan 1,42 y la forma en que Pablo se refiere a Pedro en las epístolas.
En el primer artículo que enlacé está bien explicado.
Saludos
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DIG: Gracias, José Miguel.
Creo que no fui muy claro en ese punto. No quise decir que Jesús no hablaba el griego (eso no lo sabemos), sino que es inimaginable que Él (judío) hablara habitualmente en griego con sus apóstoles (todos judíos).
No obstante, en el Evangelio de Juan hay un posible indicio de que Jesús no hablaba mucho el griego: unos griegos que quieren hablar con Jesús se dirigen primero al apóstol Felipe (judío de nombre griego), quien quizás les hizo de intérprete.
El destacado escritor G.K. Chesterton (1874-1936), gran apologeta de la fe(autor de "Ortodoxia"), aún antes de su conversión al catolicismo, deja ver en sus obras literaria que la divinidad y la justicia están en el corazón de cada aspecto del hombre y del mundo. Lo que está en consonancia, me parece, con lo dicho al final del proemio de Dei Verbum (documento conciliar V.II), que con una frase de San Agustín presenta la finalidad de toda su exposición: suscitar una respuesta total del hombre ante el anuncio de la salvación.
Y ya que se ha mencionado a la apologética católica en Estados Unidos, me parece también muy interesante y activa la labor en internet y otros medios de Dave Armstrong (entrevistado en algunas ocasiones en EWTN), quien fuera protestante evangélico. (http://socrates58.blogspot.com)
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DIG: Muchas gracias, Juan Carlos. Visitaré ese blog.
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