Solidaridad con Benedicto XVI
Por desgracia, en mi país (Uruguay) no escasean las manifestaciones del prejuicio y el sentimiento anticatólicos, sobre todo entre los intelectuales, los políticos y los periodistas. Anteayer sufrimos una expresión más de esa penosa tradición vernácula: el artículo titulado “Curiosa solidaridad”, del periodista Julio Guillot, publicado en “La República”, diario uruguayo de izquierda. En ese artículo, que ustedes pueden leer aquí, Guillot se burla grotescamente del Papa Benedicto XVI y de los fieles católicos que se solidarizaron con él recientemente. Más abajo reproduzco mi respuesta a ese artículo, respuesta que debí resumir un poco para que cupiera en el espacio que la versión en línea de “La República” deja para los comentarios al artículo.
Agrego aquí que es algo gracioso que la izquierda filomarxista pretenda monopolizar el concepto de “solidaridad”, olvidando que la máxima expresión política de ese término fue obra de un sindicato que luchó contra la dictadura comunista que asoló a Polonia durante tantos años.
Tal vez algunos de ustedes, amigos lectores, se sientan tan indignados como yo ante esta absurda agresión. En ese caso, los aliento a enviar comentarios críticos de este artículo a “La República”, ya sea en el citado espacio de comentarios (para enviar un comentario, hay que estar suscripto, pero la suscripción es gratuita), o en el formulario de contacto, o por correo electrónico a: [email protected]
Estimado Sr. Director:
La página editorial de “La República” del día 24/05/2010 contiene un artículo de Julio Guillot titulado “Curiosa solidaridad”, que se mofa de la solidaridad con el Papa Benedicto XVI expresada por muchos miles de católicos del mundo entero, con motivo de los numerosos e injustos ataques personales que el Santo Padre ha sufrido últimamente de parte de medios de comunicación social. El artículo en cuestión agrega una cuenta más a ese largo rosario de ataques, que muchas veces expresan un burdo anticatolicismo.
Guillot falta a la verdad en varios aspectos sustanciales de su artículo:
1) Escribe Guillot: “El bueno de Josef despertó las muestras de solidaridad de numerosos fieles en razón de las críticas de que fue objeto con motivo de su postura ante las innumerables denuncias de pedofilia y de abusos sexuales de todo tipo, cometidos por sacerdotes católicos. Bondadoso como es, Benedicto se mostró indulgente para con esos piadosos frailes dedicados a Dios, quienes tuvieron un pequeño desliz tentados por el Demonio.”
La acusación de Guillot es no sólo falsa, sino incluso ridícula. Cualquier persona medianamente informada de los asuntos eclesiásticos sabe que Josef Ratzinger (tanto en su anterior rol de Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe como en su actual rol de Sucesor de Pedro) ha enfrentado con mucha decisión y firmeza los lamentables casos de abusos sexuales por parte de sacerdotes católicos, sin minimizar su importancia en absoluto. Guillot, sin embargo, no parece muy entendido en esos temas, como se nota por su errónea identificación entre sacerdotes y frailes.
2) Guillot parece querer arrojar dudas sobre la honorabilidad de todos los sacerdotes católicos. Las denuncias contra sacerdotes católicos por casos reales o supuestos de abuso sexual no son “innumerables”, como dice Guillot. Una sola denuncia ya sería grave; y las denuncias son sin duda numerosas, pero no afectan a más que una pequeña minoría del clero católico. También cabe decir, en honor a la verdad completa, que el porcentaje de abusadores dentro del clero católico no es mayor que el que se da dentro de otros colectivos: ministros de otras religiones, docentes, concubinos, esposos, etc.
3) Los católicos que nos solidarizamos con Benedicto XVI no nos hacemos cómplices de ninguna injusticia, como parece insinuar Guillot. Condenamos con energía todos los abusos sexuales cometidos por sacerdotes. Y, sin ninguna mengua de esa condena, rechazamos también la “indignación selectiva” de quienes se preocupan de los casos de abuso sexual de menores sólo si el culpable es un sacerdote católico, descuidando investigar con igual ahínco todos los demás casos, muchísimo más numerosos. Véase por ejemplo la denuncia de Noelia sobre su experiencia en el INAU [Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay], en “Código V”, Nº 24, Mayo de 2010, p. 12. ¿Investigará esta denuncia “La República”? También rechazamos los intentos de explotar con fines anticatólicos los casos de abuso sexual por parte de miembros del clero. Consideramos esos intentos como un segundo abuso contra las víctimas católicas de esos tristes abusos.
4) Entre las “causas nobles” dignas de solidaridad Guillot incluye a “la libertad de los presos políticos, Cuba y su revolución…”. Quisiera ver a Guillot solidarizarse con los presos políticos de Cuba y pedir su libertad al régimen comunista cubano. Desgraciadamente, la “indignación selectiva” ha tomado muy a menudo en la izquierda uruguaya la forma de una hemiplejia moral, por la cual se condenan las violaciones a los derechos humanos por parte de los adversarios, pero no las provocadas por los miembros del propio bando. Los católicos que nos solidarizamos con Benedicto XVI no incurrimos en ese error o hipocresía. Condenamos con igual energía todos los abusos sexuales cometidos por cualquier persona, sacerdote o no.
Sin otro particular, lo saludo muy atentamente.
Daniel Iglesias Grèzes
5 comentarios
¿Cuándo ciertos pediodistas depondrán su altanera actitud de "todólogos", que parece darles permiso para opinar sobre cualquier cosa, con un aplomo, digno de mejor causa?
Se cuenta de Juan Pablo II, que comentaba algo por el estilo: "Cuando quiero enterarme de cómo va mi salud, me pongo a leer los periódicos".
Hasta tal punto tantos y tantos se creen la última instancia.
Se dice asimismo de un "prstigioso" diario de Londres, famoso por sus posturas apodícticas, que, habiendo publicado la nota mortuoria de una persona, que se encontraba en vida, al recibir la protesta del interesado, respondió: "¿Desde qué nicho me habla?
¡Claro!No podría haberse equivocado el intachable "newspaper".
Me pregunto hasta que punto es conveniente contestar cada acusasión tonta que se hace contra la Iglesia y el Santo Padre. Tal vez, en la mayoría de las ocasiones, lo más conveniente sea seguir proclamando la Buena Nueva. O hacer lo que han notado hace Benedicto XVI: la apologética positiva.
Saludos,
Arturo Zárate Ruiz
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DIG:
Estimado Arturo:
Mi blog es básicamente un sitio apologético y la apologética tiene dos facetas, una "negativa" (defender la religión católica de las críticas falsas que se le hacen) y otra "positiva" (mostrar los fundamentos racionales de la fe católica). Las dos facetas son esenciales y están relacionadas entre sí.
Mi criterio para decidir si responder o no una crítica contra la Iglesia Católica o el catolicismo no es tanto si la crítica es tonta o no (muchas de esas críticas lo son), sino qué tanto daño puede causar en las personas que la leen o escuchan. Me pareció que este artículo (sin duda tonto) publicado en la sección editorial de uno de los principales diarios de Montevideo merecía una respuesta.
Obviamente, no puedo ni quiero dedicarme únicamente a responder esa clase de acusaciones, ni tampoco lo hago (véanse los 18 posts publicados hasta ahora en este blog). Además, aunque uno se dedicara a tiempo completo a esa tarea, tampoco podría responder adecuadamente a todas las manifestaciones públicas anticatólicas más o menos relevantes, ni siquiera si se limitara a las ocurridas en un solo país. Pero me parece que, al menos de tanto en tanto, conviene emitir una señal de que estas cosas no nos resultan indiferentes.
Creo que la gran pasividad generalizada de los católicos ante críticas de esta especie es una de las razones principales que explican que hoy nuestra fe sea pisoteada de un modo tan alegre e impune un poco por doquier. Es cierto que algunos críticos no escuchan nuestras razones (las "razones para nuestra esperanza"), pero tal vez al menos les preocupe que no compremos sus medios, que no los votemos, etc.
Gracias por escribir.
Daniel, me parece que el articulista ha sido sincero al comienzo, cuando señaló su preocupación por el hecho nuevo de que los católicos nos solidaricemos activamente con el Papa, actitud que él consideraba patrimonio progre.
Y como tal cosa lo ha sorprendido y le desagrada, pues leña.
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