Santa Sofía de Constantinopla
A propósito de las malas noticias sobre Santa Sofía de Constantinopla, basílica cristiana por antonomasia, recuerdo lo que escribía en el blog el 2.8.2008:
Acabo de regresar de Turquía. El recorrido por esas tierras de Asia Menor nos retrotrae a los primeros tiempos del cristianismo; a la etapa apostólica y a la época de los padres de la Iglesia.
El Nuevo Testamento nos ayuda a evocar el significado de ciudades como Antioquía de Siria – hoy Hatay - , donde a los seguidores de Jesús se les dio por primera vez el nombre de “cristianos” o Tarso de Cicilia – Tarsus-, ciudad natal de San Pablo, donde hay una iglesia-museo dedicada al Apóstol.
La región de la Capadocia nos deslumbra por su paisaje lunar y por tantos valles que, en su día, estaban completamente poblados por monjes. Hoy quedan las iglesias rupestres, embellecidas con frescos, muchos de los cuales han logrado, casi por milagro, sobrevivir a los ataques de los iconoclastas y de los musulmanes. El valle de Göreme es, en este sentido, de una riqueza inimaginable. Parece percibirse aún la huella de los Padres Capadocios: San Basilio, San Gregorio Nacianceno, San Gregorio de Nisa.
La IIconio paulina se llama hoy Konya. Pablo, acompañado por Bernabé, evangelizó la ciudad. Hay una iglesia católica, dedicada a San Pablo, y atendida por dos religiosas italianas. Pero no queda en la antigua Iconio ninguna familia cristiana. Sí se puede visitar el monasterio-mausoleo de Mevlana, el místico musulmán fundador del sufismo y de los derviches danzantes.
En Yalvaç se pueden ver los restos de lo que fue Antioquía de Pisidia, donde Pablo y Bernabé, al ser rechazados por los judíos, tomaron la determinación de ir a predicar a los gentiles. Según la tradición, en Hierápolis (Pamukkale) evangelizó San Felipe – no sabemos si el apóstol o el diácono – y allí fue martirizado. De camino hacia Éfeso, se puede visitar Colosas – todavía por excavar - , Laodicea – una de las iglesias del Apocalipsis - , la ciudad romana de Afrodisias y Mileto, colonia griega del Asia Menor, donde Pablo predicó a judíos y gentiles.
Éfeso evoca la presencia de San Pablo, que vivió allí durante tres años, de San Juan, sobre cuyo lugar de enterramiento se construyó una enorme basílica en tiempos de Justiniano, cuyas ruinas se conservan, y la presencia de María. En la iglesia de la Theotokos se definió el dogma de su maternidad divina. Con la invasión musulmana, Éfeso dejó de ser cristiana. Hoy tanto la tumba de San Juan como lo que queda de la iglesia del concilio forman parte de sendos museos arqueológicos al aire libre. En la cumbre del monte Bulbull Dag se encuentra la “Meryemana”, la “Casa de la Virgen”, un santuario atendido por religiosos capuchinos.