Mayo virtual: Regina coeli
Día 12: “Regina coeli”
“De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: - ‘Alegraos’. Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies. Jesús les dijo: - ‘No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán” (Mateo 28,9-10).
Una antífona sustituye el “ángelus” durante el tiempo pascual: el “Regina coeli”. “Reina del cielo, alégrate, aleluya; porque el Señor, a quien has merecido llevar en tu seno, aleluya, ha resucitado, según su palabra, aleluya. Ruega al Señor por nosotros, aleluya”. “Gózate y alégrate, Virgen María, aleluya. Porque ha resucitado el Señor verdaderamente, aleluya”.
Si Dios, por la resurrección de su Hijo, ha llenado el mundo de alegría y ha llevado el entusiasmo a la Iglesia naciente, ¿cómo describir la alegría de la Virgen Madre al saber de la resurrección de Cristo? La Liturgia se desborda y le dice a María: “Alégrate, Madre de la luz, porque Cristo, el sol de justicia, ha vencido las tinieblas del sepulcro e ilumina el mundo entero”.
La Resurrección del Señor es el premio de la fe de María. Desde los primeros siglos del cristianismo, se creyó que Jesús se apareció a su Madre después de resucitar. Así lo proclamaba San Romano el Cantor (s.VI), entre otros Padres de la Iglesia. Ella concibió a Cristo creyendo, y creyendo aguardó la buena noticia de su triunfo sobre la muerte: “Fuerte en la fe contempló de antemano el día de la luz y de la vida”, dice uno de los prefacios.
No faltan, para nosotros, las noches. Ni está ausente el peso de la muerte, que nos recuerda nuestra caducidad, nuestra limitación, nuestro pecado. Pero Cristo es el Viviente, que sale a nuestro encuentro y nos infunde confianza: “No tengáis miedo”. Él ha vencido; nosotros venceremos en Él y por Él.

Día 13. Fátima, una invitación a la esperanza
Día 11. Refugio de los pecadores
La solemnidad de Pentecostés clausura el tiempo pascual: La plenitud de la Pascua llega con el envío del Espíritu Santo sobre la Iglesia. Así como Cristo fue enviado por el Padre, para redimirnos del pecado y darnos una nueva vida – la vida de los hijos de Dios - , así también el Espíritu Santo, la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, es enviado por el Padre y por el Hijo como el principal don de la Pascua.
Día 10. La Madre que ama al Hijo en los hijos












