Diseño Inteligente: ¿algo más que ciencia?
Recuerdo, cuando estudiaba Filosofía, el interés que despertó en mí el movimiento del Diseño Inteligente. Con argumentos que pretenden ser científicos – y no directamente religiosos – quienes sostienen esta visión defienden que es posible detectar en la naturaleza huellas de un “diseño inteligente”. El estudio de este diseño formaría parte de las ciencias naturales.
Conviene ser muy preciso y distinguir, desde el comienzo, dos niveles del discurso: el filosófico y el científico. Filosóficamente, y hasta podríamos decir que desde el punto de vista del sentido común, no es ningún disparate admitir un diseño; un plan superior que ha proyectado los vivientes. Desde la perspectiva teológica, así se admite al reconocer el papel creador y providente de Dios.
Pero otro nivel del discurso, diferente, aunque no necesariamente opuesto, es el de la ciencia natural. La ciencia no alcanza lo metafísico ni lo teológico. La ciencia es metodológicamente naturalista – aunque algunos científicos son, además, ideológicamente naturalistas - . La ciencia en sí misma no habla de Dios – ni para afirmarlo ni para negarlo - , ni habla de la espiritualidad del hombre, porque estas realidades escapan al experimento, no se dejan ver en un microscopio, no son manejables en un laboratorio.