María Tudor
No soy especialista en Historia y, por consiguiente, mi comentario ha de interpretarse como lo que es: una reseña hecha por alguien que, entre sus lecturas, suele incluir los libros de Historia y, de modo muy destacado, las biografías.
Acabo de terminar “María Tudor. La gran reina desconocida”, de María Jesús Pérez Martín (Ed. Rialp, Madrid 2008, 927 págs.). A mi modo de ver, en esta obra se entrecruzan tres perspectivas: la historia de Inglaterra – y, de algún modo, de la Europa de la época - ; la historia de la Iglesia en un período extraordinariamente significativo – someramente, la primera mitad del siglo XVI – ; y el propio drama biográfico de la protagonista del libro, la reina María Tudor.
María Tudor no ha tenido suerte con la fama que, justa o injustamente, le ha atribuido cierta historia. El nombre de un famoso cóctel, el “Bloody Mary” – “María la Sanguinaria” – perpetúa, a niveles populares, lo que, sospechamos, es el resultado de una exitosa campaña de “damnatio memoriae”.

Uno puede resentirse del cuerpo o del alma. Un accidente, una caída, un golpe fuerte pueden dejar una herida duradera, un pesar, una molestia que se empeña en pervivir en el tiempo. Mi espalda puede resentirse de dolencias pasadas y, de vez en cuando, puede hacerme llegar el eco de esa sensación molesta y aflictiva.
Se ha convertido en un ejercicio habitual. Si la Iglesia, a través de sus maestros autorizados, dice algo sobre algún tema inmediatamente se aplica una implacable censura. Lo que dice la Iglesia es corregido, reprobado, señalado públicamente como malo.
Acabo de escribir su nombre y ya estoy arrepentido.
El primer domingo después de Navidad celebramos la Fiesta de la Sagrada Familia. El Hijo de Dios se hizo hombre y asumió, para redimirlas, las realidades humanas. También la realidad de la familia. Acepta creer y fortalecerse en el seno de la familia formada por Él, por María, su Madre, y por San José (cf Lc 2,22-40). La Sagrada Familia es el reflejo en la tierra del misterio de la comunión eterna de la Santísima Trinidad.






