Galileo y el Papa
La solemnidad de la Epifanía ha dado ocasión, desde antiguo, para reflexionar sobre la relación entre la astronomía y la teología. Santo Tomás de Aquino, en la cuestión 36 de la tercera parte de la Summa, se pregunta, por ejemplo, si la estrella que se apareció a los Magos fue uno de los astros del cielo: “Parece más probable – responde el Doctor Angélico - que fuese una estrella creada de nuevo, no en el cielo, sino en la atmósfera próxima a la tierra, y que se desplazaba a voluntad de Dios”.
Benedicto XVI, en su homilía de este 6 de Enero, vuelve sobre el tema. Alude a una efeméride, el cuarto centenario de las primeras observaciones de Galileo a través del telescopio. Para los Padres de la Iglesia, nos dice el Papa, la aparición de la estrella a los Magos fue interpretada como una “revolución” cosmológica, causada por el ingreso en el mundo del Hijo de Dios.

Resulta curioso el ejercicio de seguir las entradas – en definitiva, el interés de los lectores – con respecto a los posts que uno publica en el blog. No se trata de entrar en una “guerra de audiencias”. Ni de busca ser “popular”. La regla de oro, a mi juicio, es escribir sobre lo que a mí me interesa, con la confianza de que si me interesa a mí podrá también interesar a otros, sean muchos o pocos. Pero en un medio interactivo, si no hay “respuestas” cabe cuestionar el sentido de las “propuestas”.
En el relato evangélico de la adoración de los Magos (cf Mt 2,1-12) contrastan tres actitudes diversas: La actitud de Herodes, que presiente que la salvación de Dios es un peligro; la actitud de los sumos pontífices y de los letrados, que conociendo las profecías permanecen en la indiferencia; y, finalmente, la actitud de los Magos, que se ponen en camino para buscar a Jesús y adorarlo.
Es conocida la Carta Apostólica “Summorum Pontificum”, “motu proprio data”, del Papa Benedicto XVI sobre el uso de la Liturgia Romana anterior a la reforma efectuada en 1970. No es fácil, para los que no somos expertos, adentrarse en estas cuestiones. Todo lo que concierne a la Liturgia es complejo, por la inmensidad de aspectos teológicos y jurídicos que están implicados. De un Misal, por ejemplo, no se cambia ni una coma sin que, precedido de muchos estudios, la autoridad competente no lo permita. Sea pues nuestra aproximación una aproximación cauta y modesta.
El eco de la Natividad del Señor resuena en este segundo domingo después de la Navidad. Jesucristo es la Sabiduría y la Palabra del Padre que “se hizo carne y acampó entre nosotros” (cf Jn 1,1-18). Dios ha querido compartir nuestro destino para iluminar nuestras vidas. Y esa Luz que proviene de Dios es Jesucristo, el Verbo encarnado, que nos da la posibilidad de ser hijos adoptivos de Dios por la gracia.






