¿El retorno o la búsqueda de la plena comunión?
Además de las cuestiones litúrgicas, en las que se ha producido un mayor acercamiento al reconocer la posibilidad de celebrar la Santa Misa según la llamada “forma extraordinaria”, algunos otros temas dividen a los seguidores de Mons. Lefebvre de las autoridades doctrinales de la Iglesia Católica. Dos de ellos revisten gran importancia teórica y no carecen, obviamente, de repercusiones pastorales. Me refiero a la doctrina de la “Dignitatis humanae” sobre la libertad religiosa, que los lefebvrianos juzgan antropocéntrica, humanista y en discontinuidad con el magisterio católico de siempre, así como a la cuestión del ecumenismo, cuyos principios se exponen en el decreto “Unitatis redintegratio” del Concilio Vaticano II; doctrina sospechosa, para ellos, de desdibujar la identidad de la Iglesia.
Mons. Fellay parece un obispo interesado en lograr la plena inserción de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X en la Iglesia de Roma, de la que, nos dice, nunca se han separado, ya que reconocen los dogmas de la fe y al Papa como Sucesor de Pedro y Vicario de Cristo. Mons. Fellay explicita que “si la Iglesia dice hoy algo que está en contradicción con lo que enseñó ayer, y si nos obliga a aceptar este cambio, entonces debe explicar la razón de esto. Yo creo en la infalibilidad de la Iglesia y pienso que llegaremos a una verdadera solución”.

El teólogo alemán Metz ha popularizado la expresión “reserva escatológica” para aludir a la relación dialéctica que existe entre las promesas de Dios y la realidad histórica. Toda realización intramundana es provisional; ningún logro político, social o económico es, sin más, “el Reino de Dios”.
Hoy se ha hecho pública una buena noticia para los que amamos la unidad de la Iglesia: El Papa Benedicto XVI, mediante decreto de la Congregación para los Obispos de 21 de enero de 2009, “remite la excomunión que gravaba sobre los (…) Prelados” de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X.
Hoy he visto en vatican.va el nombramiento episcopal de Antonio Staglianò, nuevo obispo de Noto, en Siracusa. Pertenecía al clero de la archidiócesis de Crotone-Santa Severina y era, o es todavía, el director del Instituto Teológico de Calabria, en Catanzaro. Un hombre joven, de cuarenta y nueve años, y un teólogo conocido en Italia.
1. Porque el pecado es una ofensa a Dios y un atentado contra la comunión de la Iglesia.












