Los pies se hicieron semejantes a la cabeza
Homilía. Solemnidad de la Ascensión (Ciclo C)
En el Credo profesamos que “Jesucristo subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso”. A los cuarenta días de la Resurrección, Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, es elevado y exaltado a la derecha del Padre, entrando su humanidad, de modo irreversible, en la gloria divina. El Señor toma así posesión de la realeza de Dios sobre el mundo, de un Reino que no tendrá fin.
Su misterio pascual no queda recluido en el pasado: “Todo lo que Cristo es y todo lo que hizo y padeció por los hombres participa de la eternidad divina y domina así todos los tiempos y en ellos se mantiene permanentemente presente. El acontecimiento de la Cruz y de la Resurrección permanece y atrae todo hacia la Vida” (Catecismo 1085). Lejos de alejarse de nosotros, por su Ascensión se hace presente de un modo nuevo, con la presencia invisible, pero que todo lo abarca, de Dios.