Una entrevista en "El Observador de la actualidad"
«Yo quería responder a lo que Dios esperase de mí»
Escrito por María Velázquez Dorantes
Domingo 22 de Junio 2008
¿POR QUÉ ME HICE SACERDOTE?
Entrevista al padre Guillermo Juan Morado, sacerdote español
Por María Velázquez Dorantes
Nació en Mondariz (Pontevedra, España) en 1966. Fue ordenado presbítero el 29 de junio de 1991. En Roma se doctoró en teología y se licenció en filosofía. Actualmente es párroco de la parroquia de San Pablo, de Vigo, y profesor del Seminario Mayor de Vigo.
¿Cómo nace la inquietud de ser sacerdote en usted?
«Mire, no lo sé. Creo que ha sido algo paulatino. Yo quería responder a lo que Dios esperase de mí, sin una idea muy clara de lo que podría ser. Poco a poco, después de pasar al Seminario Mayor, con 18 años, vi más claramente que Dios me llamaba al sacerdocio. Siempre tuve la confianza de que, si eso no fuese lo que Él me pedía, me lo haría comprender».
¿Cómo describiría su vida sacerdotal?
«Como una vida de servicio. Se trata se ser instrumento de Cristo, que no vino a ser servido, sino a servir. Nuestra misión es predicar su palabra, celebrar sus sacramentos y ayudar a vivir la unidad al pueblo cristiano».
¿Cuáles han sido los retos más simbólicos que ha enfrentado como sacerdote?
«No hay ningún reto puntual que yo deba destacar ahora. En mi país, España, el mayor reto es ayudar a los fieles a vivir su fe, en medio de un ambiente de gran secularización y de indiferencia —o incluso hostilidad— hacia la fe cristiana».
¿Qué experiencias como sacerdote le han dejado más impactado?
«Sin duda, la experiencia como ministro del sacramento de la Penitencia. Es donde, de una manera más cercana, se palpa la misericordia de Dios que se sirve de hombres pecadores, como soy yo y, creo, los demás sacerdotes, para perdonar a otros hermanos que acuden a su clemencia».
¿Cuál considera que es la tarea más difícil para un sacerdote?
«Más que una tarea, lo difícil es la coherencia. El tratar de ser, de verdad, servidores de Dios para que nadie se aparte de Cristo por nuestra culpa. El desafío, la obligación, es luchar, confiados en la gracia de Dios, por ser santos. Lo demás, Dios lo dará por añadidura».
¿Considera usted que a través de los medios de comunicación se puede evangelizar?
«Claro que sí. ¿Qué cree usted que haría San Pablo con Internet a su disposición? Dios nos ha dado un mensaje, el Evangelio, y nosotros, sacerdotes y laicos, debemos valernos de los medios lícitos a nuestro alcance para que ese mensaje llegue a todos los hombres y mujeres del mundo».
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