Mayo virtual: Caná
Día 7. Caná, la Madre solícita
“Faltó el vino, y la madre de Jesús les dijo: ‘No les queda vino’. Jesús le contestó: ‘Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora’. Su madre dijo a los sirvientes: ‘Haced lo que él diga’ ” (Juan 2,3-5).
Caná está situado en la ladera de una montaña, a unos doce kilómetros al norte de Nazaret. El signo del agua convertida en vino anticipa la “hora” de Jesús, su glorificación. María está en Caná y está en el Calvario, colaborando en la obra del Señor desde el principio hasta el fin.
Su presencia, materna y solícita, es una presencia activa. La liturgia alaba esta presencia: “Dichosa eres, Virgen María: por ti realizó tu Hijo el primero de sus signos; por ti el Esposo preparó el vino para su Esposa; por ti los discípulos creyeron en el Maestro”.
La Virgen no ha dejado de ejercer esta misión salvadora en favor de toda la Iglesia. Ella sigue intercediendo ante su Hijo, presentándole nuestras necesidades, y diciéndonos, como a los siervos de Caná: “Haced lo que él diga”. María está presente asimismo en el banquete de bodas de la Eucaristía, en el que Cristo convierte el pan y el vino en su Cuerpo y su Sangre para ser el alimento de nuestra alegría, para sostener nuestras fuerzas, para hacernos pregustar la gloria futura.
No podemos amar a María sin ser dóciles a su palabra; sin escuchar y seguir a Jesús. Hacer lo que Él nos dice es rechazar todo lo que es contrario al Evangelio: el odio, la violencia, las injusticias; y es, a la vez, fomentar todo lo que es conforme a la voluntad del Padre: la caridad, la ayuda mutua, la defensa de los pobres. Como recordaba Juan Pablo II, “no se puede invocar a la Virgen como Madre despreciando o maltratando a sus hijos” (8.III.1983).
Oración
Señor, Padre santo, que quisiste, por disposición admirable, que la bienaventurada Virgen María estuviese presente en los misterios de nuestra salvación, concédenos, atendiendo a las palabras de la Madre de Cristo, hacer aquello que tu Hijo nos ha mandado en el Evangelio. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Guillermo Juan Morado.
6 comentarios
¡ De verdad que no da tiempo a asimilar un post y ya hay otro esperándonos...!
:-) :-) :-)
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