Los laicos en la Iglesia
El “laico” es el cristiano no perteneciente al clero. Pero que no pertenezca al clero no significa que no sea Iglesia. En realidad, la mayor parte de la Iglesia está constituida por laicos.
La concepción “piramidal” de la Iglesia está felizmente superada. El laico ya no es la base, sometido a los clérigos y a los monjes; supuestamente los únicos interesados en las realidades espirituales. La teología del laicado, a la que hicieron grandes aportaciones Maritain, Congar, von Balthasar y Rahner, entre otros, preparó el camino para el Concilio Vaticano II que, en la Lumen gentium – capítulo IV – y en la Apostolicam actuositatem, dibujó la figura del laico en sus perfiles teológicos, apostólicos y pastorales.
Los laicos, por el bautismo, participan de la función sacerdotal, profética y real de Cristo. En consecuencia, ejercen, en la parte que les toca, la misión de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo.
A ellos corresponde, de modo destacado, “iluminar y organizar todos los asuntos temporales a los que están estrechamente vinculados, de tal manera que se realicen continuamente según el espíritu de Cristo y se desarrollen y sean para la gloria del Creador y del Redentor”. El laico está en el corazón del mundo; para que el mundo sea conforme al querer de Dios. Juan Pablo II, en la exhortación apostólica Christifidelis laici (1988), especifica y amplía este rico magisterio conciliar.
Un afán de “tutela” del clero, o de los religiosos, sobre los laicos no responde a la verdad de la Iglesia. No necesitan, los bautizados laicos, ingresar en ninguna “tercera orden” para que su voz, y su compromiso, deba ser tenido en cuenta.
Guillermo Juan Morado
15 comentarios
Da igual, por supuesto.
Estoy de acuerdo con todo, pero creo que sería mejor decir en lugar de "en la parte que les toca" , "en el modo que les toca". Los laicos no tienen una parte de responsabilidad en la Iglesia sino toda la responsabilidad ejercida de otro modo. esto es en razón de la distinta participación en el sacerdocio de Cristo, que no es sólo de grado sino cualitativamente diferente.
Por lo demás y como he dicho estoy de acuerdo en todo
En la Iglesia, todos somos laicos (bautismo), lo cual no significa otra cosa que consagrados, y de éstos, algunos además son ordenados (orden sacerdotal) y/o ingresan en disciplinas especiales (religiosos). Cuidado con los eslóganes progres tipo "teología el laicado".
En qué se basa para calificar de "eslogan progre" la expresión "teología del laicado".
Creo que lo que dice el padre Guillermo es en esencia lo mismo que dice usted (que los laicos no son un mundo aparte ni apartable). Madre mía cómo hay que cuidar hasta la última coma, no para ser exacto, no, sino ¡para no parecer "progre"!
Hay unos párrafos en el núm. 37 de la LG que se refieren a esa colaboración o "tutela mutua", según yo lo entiendo. Si es muy larga la cita, quítela, P. Guillermo, a mí me ha iluminado mucho tantas veces...
"Los laicos, como todos los fieles cristianos, tienen el derecho de recibir con abundancia, de los sagrados pastores, de entre los bienes espirituales de la Iglesia, ante todo, los auxilios de la Palabra de Dios y de los sacramentos; y han de hacerles saber, con aquella libertad y confianza digna de Dios y de los hermanos en Cristo, sus necesidades y sus deseos. En la medida de los conocimientos, de la competencia y del prestigio que poseen, tienen el derecho y, en algún caso, la obligación de manifestar su parecer sobre aquellas cosas que dicen relación al bien de la Iglesia. Hágase esto, si las circunstancias lo requieren, mediante instituciones establecidas al efecto por la Iglesia, y siempre con veracidad, fortaleza y prudencia, con reverencia y caridad hacia aquellos que, por razón de su oficio sagrado, personifican a Cristo.
Procuren los seglares, como los demás fieles, siguiendo el ejemplo de Cristo, que con su obediencia hasta la muerte abrió a todos los hombres el gozoso camino de la libertad de los hijos de Dios, aceptar con prontitud y cristiana obediencia todo lo que los sagrados pastores, como representantes de Cristo, establecen en la Iglesia actuando de maestros y gobernantes. Y no dejen de encomendar a Dios en sus oraciones a sus prelados, para que, ya que viven en continua vigilancia, obligados a dar cuenta de nuestras almas, cumplan esto con gozo y no con angustia (cf. Hebr 13,17).
Los sagrados pastores, por su parte, reconozcan y promuevan la dignidad y la responsabilidad de los laicos en la Iglesia. Hagan uso gustosamente de sus prudentes consejos, encárguenles, con confianza, tareas en servicio de la Iglesia, y déjenles libertad y espacio para actuar, e incluso denles ánimo para que ellos, espontáneamente, asuman tareas propias. Consideren atentamente en Cristo, con amor de padres, las iniciativas, las peticiones y los deseos propuestos por los laicos. Y reconozcan cumplidamente los pastores la justa libertad que a todos compete dentro de la sociedad temporal.
De este trato familiar entre los laicos y pastores son de esperar muchos bienes para la Iglesia, porque así se robustece en los seglares el sentido de su propia responsabilidad, se fomenta el entusiasmo y se asocian con mayor facilidad las fuerzas de los fieles a la obra de los pastores. Pues estos últimos, ayudados por la experiencia de los laicos, pueden juzgar con mayor precisión y aptitud lo mismo los asuntos espirituales que los temporales, de suerte que la Iglesia entera, fortalecida por todos sus miembros, pueda cumplir con mayor eficacia su misión en favor de la vida del mundo"
Así lo entenidó un San Fernando rey, un San Luis rey de Francia, una Santa Juana de Arco, un Felipe II, unas tropas legitimistas españolas, un Vázquez de Mella, etc, etc, etc.
Entonces, terciario98, sugiere usted que a los que no son católicos pero conviven en el mismo país que nosotros, los catoliquicemos a base de tropas; o, como dice que desea Caso-Rosendi: salvar a la gente "a palos", una vez que veamos pasar ante nuestras tropas legitimistas los cadáveres de los teólogos heterodoxos.
Pues había entendido yo mal el Evangelio.
Y la actual monarquía constitucional, ¿qué hacemos con ella?
Y, si es tan amable de responderme, ¿podría darme razón de pasajes de la escrituta -basta la cita- que avalen sus respuestas?
Como ya tengo estado (matrimonio) y unos añitos ¿qué podemos hacer desde su punto de vista los de mi condición?¿Por qué es malo leer en el ambón o dar catequesis?
Ah, olvidaba un detalle, soy mujer.
"Nom enim sine causa gladium portat; vindex in iram et qui malum agit" (Ro 13, 4)
En cuanto a lo demás, las interpretaciones y espíritu de mis comentarios están en la interpretación literal de los mismos, se me hace pesado el repetir lo mismo desde varias interpretaciones, ya sé que eso se lleva mal con la ambigüedad que todo el mundo ansía para refugiarse, pero que se le va a hacer, yo soy así, usted sea como pueda y quiera, ¿a mí qué diantres me importa su estado, su sexo o su filiación política? Hablamos de doctrina, no de subjetividades varias. Adiós.
He guardado con usted unas formas exquisitas que ni de lejos merece. Concluyo que usted no sólo está como una cabra sino que es un perfecto maleducado. Lo cual no pasa de ser simplemente molesto. Pero como chiflado puede usted llegar a ser un peligro público.
A los seres humanos, ¿qué diantres nos importan sus delirios de programa temporal?
Gracias.
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