¿Eficacia pastoral?
Muchas veces me pregunto por este tema: ¿Se puede medir la “eficacia” pastoral? La “eficacia” es la capacidad de lograr el efecto que se desea o se espera. Si hablamos de “pastoral”, el efecto que se busca es uno solo: la santidad de los cristianos y, por extensión, de todos los hombres. La “pastoral” es, en expresión más clásica, la “cura de almas”; el cuidado, la instrucción de aquellos que forman parte de ese pequeño rebaño que es la Iglesia de Dios.
La palabra “cura” para designar al sacerdote alude a esta dimensión. El sacerdote es el que cuida; el que asiste, el que guarda, el que conserva. La imagen del pastor es muy adecuada. El pastor guarda, apacienta y guía al rebaño. San Pablo es un caso singular en el que la acción pastoral se une a la acción misionera; la atención a las comunidades por él fundadas es inseparable de la predicación del Evangelio.
Hoy un cura y, en realidad, todo cristiano, ha de combinar ambas facetas: Misionar y cuidar. Anunciar y apacentar. Las dos tareas son complicadas. Puede surgir la duda de si el anuncio interesa al destinatario del mismo – aunque, por fe, sabemos que sí debe interesar, ya que todo hombre ha sido creado para entrar en comunión de vida con Dios - . También puede brotar un interrogante sobre la cura pastoral. ¿Qué busca la gente al acudir a una parroquia? ¿Satisfacer un deseo personal, colmar una búsqueda de espiritualidad, cumplir con una costumbre? ¿O acaso encontrarse con Cristo Vivo, Señor de su Iglesia, para extraer las fuerzas necesarias para continuar, sin desfallecer, la peregrinación por este mundo?
La “asimilación” con otras tareas impone la comparación, el contraste, la comprobación, la medición de la proporción que existe, o que no existe, entre esfuerzos invertidos y resultados alcanzados. Un médico busca que sus pacientes estén sanos o, por lo menos, que sus males sean más llevaderos. Un constructor desea que las casas se levanten y que, una vez construidas, perduren en pie. ¿Qué busca la tarea pastoral? ¿Cómo se puede medir? ¿Cómo calibrar su eficiencia, su capacidad de disponer de los recursos que tiene a su alcance para conseguir un efecto determinado?
Una tentación que puede asediarnos es la del pelagianismo. Todo dependería de nuestro esfuerzo. La conclusión se impone fácilmente: si no hay resultados tangibles, computables, es que no ha habido esfuerzo. Bien la pereza o la desidia se han adueñado de nuestra agenda y la gente no es santa, no se convierte, porque nosotros no trabajamos. Puede ser. Y puede no ser.
Al hablar de pastoral estamos hablando del hombre y de Dios, de la gracia y de la libertad, de la cooperación de los hombres a la acción divina. Un tema muy delicado, que no se deja encerrar en estadísticas, en balances, en programas. ¿Y si la cura pastoral consiste en padecer, en confiar, en esperar? Al fin y al cabo el Cristianismo habla de Cruz, de paradoja, de vida en la muerte, de resurrección y de sepulcro, de omnipotencia y de debilidad.
La realidad, o la providencia – que nos habla de ordinario a través de la realidad cotidiana – nos impone, creo, una cura de humildad: “Si el Señor no construye la casa, en vano trabajan los albañiles”. Aunque el albañil debe saber que, si trabaja de cara a Dios, nunca trabaja en vano. Aunque no vea la casa construida y ni siquiera levantados los cimientos.
Guillermo Juan Morado.
18 comentarios
se ve que tenemos que psentar el mensague de otra manera , las cosas no van bien , lo scatolicos no se toman en serio su religion , cosa que en otras si se lo toman
es necesario cambiar algo , no la doctrina
loque se haecho hasta aqui no vale del todo
mas cercania , formacion del laicado, comprometerse con la democracia mejor
, luchar por los derechos humanos en todo el mundo, pero que la gente lo vea........
menos misas y mas formacion
, las homilias la gente normal no las comprende
un saludo desde el santo reino de jaen
Otra cosa: Hablar de "MisaS" en plural no me gusta. Yo siempre hablo, o lo intento, en singular: Es la Misa. Que si hace falta se celebra, los domingos, más de una vez... Y si las cosas fuesen bien, en la Misa se debería dar formación. ¿No?
Saludos a los de Jaén.
Las vaguedades no ayudan nada, más bien aburren y las opiniones personales pués son eso opiniones personales y no hace falta contarlas, que se centren en el Evangelio .
Un buen sermón, para mí, es aquel que "me centra" en lo único que importa: Cristo. Es una clase de dogmática y de espiritualidad. De los dogmas básicos (confesión, pureza, transubstanciación) y de la espiritualidad que vive el sacerdote que predica el sermón. Debe partir de los textos de la lectura del día pero no limitarse a ellos. Agradezco las referencias a los Padres de la Iglesia. No soy muy exigente: me basta con las indicadas en el Oficio de Lectura del Diurnal.
Para mí, todo empieza y termina por ser adoración: la oración, el trabajo, el estudio, la lectura espiritual, o escribir en este blog. Y su objetivo es siempre el mismo: la gloria de Dios. Y el camino es siempre el mismo: la lucha contra la mentira.
No sé si he respondido a la pregunta.
+ Un saludo.
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Esto me parece muy interesante: hablar más de Dios, como de Alguien, no como de una idea.
La idea que me ha gustado de las que he leído hasta ahora, es la de hablar de Dios como de Alguien. Eso llega a todo tipo de fieles.
Pero creo que la homilía tiene que centrarse en trasladar a los fieles el sentido de las Lecturas y cómo de una manera concreta, en su vidas particulares, se aplica el Evangelio y las otras lecturas de cada domingo.
Pero ahí es donde veo la dificultad: cómo hacer llegar a cada persona de las presentes en qué se concreta para todos y cada uno de ellos el "mis planes no son vuestros planes", o la parábola de hoy... que es muy dura de aceptar para cualquiera y quizá más hoy. Las palabras bonitas, los grandes tópicos, a todos nos gustan, todos las apludimos y nadie suele verlas entrar en conflicto con su vida.
Pero, ay, cuando tenemos que reconocernos como el "malo" de la parábola y ponerle nombres y apellidos a los personajes trasladados a la vida de uno mismo. ¿Es capaz el sacerdote de hacer llegar eso a los fieles sin que acaben tirándole tomates? Pues tendría que ser capaz y, conseguir, además, que los fielews algan felices de haberse reconocido en el pecador de una parábola y de estar deseando corregirse y congraciarse con Dios, que le ha hablado a través del evangelio y a través del cura en su homilía, para acogerle misericordiosamente.
Y eso llega a todos. Conocí a un cura que lo mismo te citaba a los padres en latín (luego traducía, eso sí) que a la Crítica de la Razón Pura de Kant, que a... cuando entre la concurrencia no más de dos o tres personas habrían pasado de los estudios primarios. Pero conseguir que los asistentes encarnben en sus vidas cotidianas la Palabra podría hacerse fácil si a los asistentes se les presenta siempre a Dios como ese Padre bueno que sale al encuentro cuando nos vemos señalados por las Lecturas de la Palabra.
A la Iglesia va gente con unas necesidades y con otras. Desde aquellos que se sienten solos y les sirve para salir de casa hacia algún sitio, hasta quienes pueden tener santo propósito de alabar a Dios, e incluso quienes para que no se queje el cónyuge o la madre pues van.
Eficacia, seguro que no se puede medir, como la culpa, eso son cosas de Dios, pero sí se puede hacer un ejercicio de observación.
En mi caso he sido catequista de jóvenes durante años, mis hermanos no van a misa ni quieren ir pero no están en contra de que yo vaya. A los chavales de que he sido catequista, salvo excepciones no van a misa. A pesar de esto, pienso que les cuestiona que un chico joven como yo reciba catequesis de adultos y continúe en este "rollo".
Nunca antes me habían preguntado por grupos de catequesis, encuentros, pero este año, algunas personas se están interesando y yo apenas me he esforzado, incluso, sin esforzarme, ¿cómo es posible?
En fin, Serafín, que como dice el salmo de hoy cerca está el Señor de quien lo invoca, asín que será que es bueno rezar, ¿no?
Un saludo fraterno
NO LE QUEPA LA MENOR DUDA. En mi opinión ese es uno de los grandes pecados de nuestro tiempo. A nivel eclesial, me refiero.
Nos "mete caña", pero como se basa en lo que dice Jesús, también nos ilusiona y da esperanza.
Además, a él se le ve que habla de lo que practica. Solo Dios lo sabe, claro, pero yo siempre lo tuve por un santo o casi...
A Raffaelo: independientemente del "éxito", hay que seguir.
A Ayante: las personas que van a Misa están ya rezando. Sí es verdad que hay que animar a rezar más.
Luisillo: Ehortación a la vida cristiana.Ok.
Susi: Pues nada, qué Dios conserve muchos años a su párroco.
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Las respuestas son interesantes. Cada una apunta a un aspecto de importancia. Es obvio que cada oyente tiene unas perspectivas. No es fácil para un sacerdote hacerlo bien ni satisfacer esas expectativas.
no se puede deccir una misa lomismo en un barrio del centro de una capital , que en ciudades dormitorio . tb en zonas agricolas se debe tener una pastoral especifica ,adaptada ala realidad campesina
he tenido la suerte de escuchar un predicador sudamericano en mi parroquia , era de venezuela .
observo que tiene otra forma de expresar , se adapta al terreno muy bien , se ve el amor en sus palabras hacia los pobres , como jesuccristo predicaba
su gran amor por las comunidades campesinas de su pais , por las familias, por las pequeñas cosas, mencionaba mucho la palabrea templo, templo , comunidad , comunidad ,una teologia muy distinta de lo que vemos en nuestros pueblos
fue en una novena , pensaba ir un dia y termine yendo 9 dias
en sus palabras yo veia ajesucristo presente en el templo com el decia
bonita experiencia de fe......
Pero qué bueno sería que siempre nos aplicásemos las lecturas poniéndonos en el lugar del "malo de la peli" en lugar de vernos siempre entre las víctimas, o entre los elegidos. Una homilía debería señalar eso: "no os pongáis simepre en el lugar del bueno de la parábola"; "fijaos en qué hacemos mal como para que el apóstol Pablo nos haga llegar esta carta..." etc.
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