¿Creacionismo?
Hasta la Royal Society británica anda revuelta con el asunto del creacionismo. Uno de los miembros de esta institución, el biólogo Michael Reiss, se ha visto obligado a dimitir; no por ser creacionista, que no lo es, sino por defender que a la hora de enseñar la evolución en las escuelas no puede obviarse hablar del creacionismo, si es mencionado por los alumnos.
Se deben distinguir dos sentidos del “creacionismo”. Una cosa es el “creacionismo científico” que, en biología, se opone a la teoría de la evolución y defiende que cada una de las especies es el resultado de un acto particular de creación. Otra cosa, diferente, es el “creacionismo” como visión filosófica o teológica. En este segundo supuesto, nos estamos refiriendo a la teoría según la cual Dios creó el mundo de la nada e interviene directamente en la creación del alma humana en el momento de la concepción.
Se puede ser creacionista, en este segundo sentido, y, a la vez, sin incompatibilidad, ser partidario, en el ámbito científico, de la teoría de la evolución. El mismo Darwin, en la sexta edición de “El origen de las especies”, añadió una referencia al Creador. El problema, pues, se plantea con el “creacionismo científico”; una doctrina de gran predicamento especialmente en los EEUU.
En 1925 tuvo lugar el llamado “juicio del mono”, en el que los magistrados se vieron en la necesidad de dictaminar qué es ciencia y qué no lo es. Más recientemente, en el estado de Arkansas, los creacionistas habían conseguido en 1981 que se aprobara la enseñanza de igual tiempo para la evolución y la creación. Se planteó un recurso en contra y en 1982 se dictó sentencia en la que se establecía que el “creacionismo científico” no cumple los requisitos esenciales de la ciencia.
Entre las opiniones de los creacionistas científicos está la afirmación de una “Tierra joven”, que tendría solamente unos 10.000 años. El cálculo, parece, se obtendría tomando como base interpretaciones del Antiguo Testamento – interpretaciones que no son comúnmente aceptadas por los cristianos - .
Desde el punto de vista teológico se plantea, entre otros, el problema de la interpretación de la Escritura. Algunos creacionistas científicos se inclinan por una interpretación completamente literal y, además, consideran que la Biblia es también una fuente de autoridad en materias científicas. Pero una interpretación de este tenor no parece compatible con el carácter “humano” de la Escritura, ni con la ley de encarnación que rige toda la economía de la revelación divina.
Guillermo Juan Morado.
23 comentarios
Yo como creyente pienso que Dios dio lugar al Big Bang, origen del universo. A partir de ahi hasta la Encarnación no hubo nada de intervención, todo se explica en base a la selección natural.
Pretender buscar seguridad en "hombres de barro" y "mujeres salidas de costilla" no hacen más que desacreditar el mensaje cristiano.
Como bien se dice: "La Biblia es el libro que te indica el camino para llegar no el que te explica como es el cielo."
La lectura fundamentalista desprestigia a la Biblia en nuestro medio contemporáneo. Somos, es verdad, muy descreídos para la mitología, pero aún no hemos perdido capacidad para captar el sentido (no la letra) de los relatos tradicionales. Por eso para la Iglesia Católica es importante defender la lectura interpretada, no literal, de la Biblia.
El creacionismo además es un síntoma de que no se ha logrado cohonestar ciencia y fe. De hecho, el creacionismo científico postula una injerencia sistemática del Creador en las causas segundas, cuando lo propio de estas causas (los fenómenos del cosmos, de la tierra) es obedecer a leyes (pero a leyes creadas, como afirma el último premio Templeton). Por el contrario, la Iglesia Católica, al menos desde los escolásticos, se ha mostrado interesada en que la fe no pugne con la ciencia. Esto no supone subordinar la fe a la ciencia, sino demarcar sus territorios.
Por último, llamo la atención de que el creacionismo, enseñado en la escuela, subrepticiamente conduce al ateísmo. Es propio de pueblos poco instruídos, ingenuos. Cuando el niño al que en la escuela se le enseñó que Adán y Eva eran personajes históricos, cuando crezca, y tenga oportunidad de confrontar esta doctrina con la ciencia corriente, lo normal es que desprecie por ridícula la doctrina, no la ciencia.
Por eso me parece muy urgente que la Iglesia Católica desestime con claridad los devaneos creacionistas, porque son una rémora para que la fe sea aceptada en nuestro tiempo como creíble.
Donde el Evangelio dice que Jesús murió en la cruz, aplicamos sin duda el criterio literal, porque aceptamos como hecho el testimonio.
Pero donde dice el Génesis que Dios se paseaba por el jardín para tomar el fresco de la tarde, entiendo que debemos utilizar la interpretación alegórica.
Y supongo que la mayoría de los hermanos separados no serán creacionistas.
El curso pasado adquirí para el Departamento de Religión del Instituto 3 libros cuya referencia me parecía interesante para el tema de la relación ciencia-fe: Guía políticamente incorrecta de la ciencia, de Tom BETHELL (Ciudadela, Madrid, 2006), El evolucionismo en apuros, de Silvano BORRUSO (Criterio Libros, Madrid, 2001) y El diseño inteligente, de William A. DEMBSKI (Homo Legens, Madrid, 2006).
Los leí en verano, he de decir que con pasión, con la sensación de estar descubriendo algo absolutamente nuevo. La certeza de que la teoría de la evolución resultaba inadecuada para explicar la vida acabó imponiéndose. Y con argumentos científicos. No sólo había algún “eslabón perdido”, sino que faltaba toda la cadena. ¿Cómo no me había dado cuenta de que resultaba difícil aceptar un antepasado común para mamíferos tan distintos como el murciélago, el oso, la ballena o el hombre? Los restos fósiles no sólo no confirman el evolucionismo, sino que lo desmienten. “El darwinismo es una economía política semivictoriana trasladada a la biología”.
No hay ninguna prueba científica de que una especie derive de otra. Hay pequeños cambios en cada una de las especies, pero nada más. La afirmación de Michael Behe, biólogo molecular, de que la aparición de los complejos sistemas bioquímicos, esenciales para el funcionamiento de la vida, no puede atribuirse a la casualidad, y de que hasta hace poco los evolucionistas podían refugiarse en la ignorancia porque todavía no se conocían las estructuras a nivel molecular, me llevó a interesarme por la teoría del diseño inteligente, que es una teoría científica, no un postulado filosófico, aunque es perfectamente compatible con el argumento del designio.
Es curioso que en España, recientemente, se haya vetado en alguna universidad a defensores del diseño inteligente. El darwinismo es aceptado como un dogma de fe que no admite discusión. Tal vez porque con él caerá una concepción de la vida que no necesita a Dios.
¡Bienvenido el próximo congreso sobre el evolucionismo!
Saludos.
Los creacionistas que han hablado aquí son la causa de tantas pérdidas de fe. Aferrarrse a literalismos que son contrarios al espíritu de la letra es renegar del don dicvino de la razón, que nos acerca a Dios, que nos revela que somos hechos a su imagen y semejanza.
Aunque te parezca difdícil de crerr en mí, P. Guillermo, en el anterior post nio quise escribir una plabra, con lo que me cuesta no intervernir, porque leí cosas que ... no es que me indignen, ¡es que duele ! duele que haya gente que se llame católica y escriba cosas que , a la luz de los conocimientos actuales (que los tenemos gracias a la chispa divina de la inteligencia), se empecinen en necedades que no sólo desacreditan nuestra fe, es que corrrompen su esencial Verdad.
ROMA, 4 Nov. 02 (ACI).- Decenas de genetistas, geólogos, astrofísicos y científicos de otras disciplinas provenientes de Estados Unidos y diversos países europeos incluyendo Rusia, se reunieron el pasado fin de semana en Roma para analizar los argumentos científicos que descalifican el mito evolucionista de Darwin.
El encuentro, promovido por el "Centro Kolbe de estudios de la Creación", puso bajo el microscopio de la ciencia contemporánea las afirmaciones absolutistas de Charles Darwin, cuya ideología del evolucionismo ha dominado durante un siglo las mentes de la comunidad científica.
"El darwinismo ha logrado demostrar las mutaciones al interior de una especie, pero para el surgimiento de nuevas especies no ha aportado ni pruebas ni hechos", señaló durante el evento el Prof. Dominique Tassot, Presidente del Centro francés de "Estudios y Perspectivas sobre la Ciencia".
"Frente a esto, nuestro objetivo es el hacer comprender, sobre todo a los católicos, que aquello que la ciencia afirma no es la verdad absoluta", agregó.
En efecto, las nuevas tendencias científicas, especialmente en el campo de la microbiología y la química orgánica, han venido desmontando el mito darwiniano de la evolución como único principio explicativo del surgimiento de la vida y del ser humano, han señalado los científicos.
Según Tassot, es por este motivo que resulta "completamente errada la actitud de algunos teólogos que se apresuran a explicar la Biblia a la luz de las últimas revelaciones científicas. Es mejor partir de la premisa de que el autor de la Biblia es también el autor de la Creación y por tanto el libro del Génesis no puede contener falsedades".
En efecto, según el experto, "muchas argumentaciones, desde varios sectores científicos, han sido presentadas contra la Escritura. Y hoy han sido olvidadas porque carecían de valor".
1- Evolución y fe, siempre que se acepte el diseño inteligente y la monogénesis, son compatibles.
2- Que lo que se sabe sobre bioquímica y genética hoy hace muy, pero que muy dudosa la macroevolución de seres pluricelulares.
"Dominar" en ciencia significa cosas diferente de "dominar" desde le poder y la amenaza.
En cualquier caso, ¿por qué no ver cuán hermosos es que la ciencia nos explique aspectos de la naturaleza que nos acercan más a Dios, que confirman nuestra fe y revelan su verdad y belleza profundas? ¿Por qué preferiri un literalismo mítico que empequeñece a Dios?
Científicos orgánicos hay en todas partes, en todas las universidades. Y el dinero (¡más que la fe!) mueve a muchos "científicos" agradecidos. Pero, ¿qué falta nos hacen? ¿Por qué aferrarse a una fe tan empequeñecedora?
"La expresión correcta es: Está cietíficamente probado hoy y mientras la ciencia no pruebe otra cosa."
Llamativo, al menos.
Por favor, si la Iglesia Católica no condenó a Darwin en el XIX, no seamos más papistas que el Papa.
El hecho de que Darwin o sus sucesores no sean hombres de Fe, en absoluto desacredita su monumental obra que ha hecho que sepamos de donde venimos. No seamos garulos.
Antes de despreciar algo, conviene al menos leer sus argumentos.
Y los argumentos de los científicos que rechazan la macroevolución merecen la pena ser tenidos en cuenta aunque luego uno opte por rechazarlos.
De momento, yo sigo esperando que la comunidad científica evolucionistas sea capaz de desmontar la tesis del bioquímico molecula Michael Behe, quien en su libro "La caja negra de Darwin" demuestra que es literalmente imposible que una simple célula haya llegado a existir por vía evolutiva. Y oye, en ese libro no se cita el Génesis para nada.
Demos gracias a la ciencia que nos muestra cómo la mano creadora de Dios nos ha ido haciendo como imago dei que somos. ¡No emepequeñeazcamos a Dios en creacionismos mítico-máginos innecesarios para la FE con mayúsculas!
Sin embargo, el libro de Behe es pura ciencia. Datos, evidencias y más datos. No ha recibido respuesta seria de la comunidad científica evolucionista.
No es nuevo. Yo asistí al primer congreso de Tecnociencia celebrado en la universidad complutense de Madrid allá por el año 1997 (quizás fue en el 96 o en el 98). El tema era el evolucionismo. Los organizadores osaron llevar a un par de genetistas que negaban la evolución. Respuesta de los científicos evolucionistas: se negaron a asistir. Resultado: muchos universitarios pudieron escuchar los argumentos científicos de los que negaban la evolución y ninguna réplica. El único que plantó cara fue un profesor de filosofía de la "escuela" de Gustavo Bueno. Conmovedor.
No nos cuentes que ahora los malos con Galileo fueron sus colegas. Los hubo. Pero no le procesaron científicos laicos en tanto que tales. Ni los motivos eran científicos. Ahora reiventamos también a Galileo. Si el Papa consideró sensato al cabo de siglos hacer declaraciones de disculpa por el caso Galileo, con lo poco que gusta a la Iglesia reconocer errores, no seas, una vez más, más papista que el Papa.
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